Estaba encinta, ya no había duda.

La prueba de embarazo de hace una semana le mostró un positivo, la de ayer hizo lo mismo y el examen de sangre, al que tuvo que someterse por la amenaza de su pareja sobre arrastrarlo al hospital de su padre si no se examinaba esa semana, también le mostró el positivo.

Agradeció que fuera su hermana la que le atendió en ese momento, aunque rogarle que no dijera nada fue un poco difícil, aún no quería que su familia, pareja y conocidos supieran.

Porque primero: era un omega, a cargo de quien sabe cuantos alfas que intentaban degradarlo por su género secundario ¿Como podría mandarlos al demonio con un estómago del tamaño de una sandía? Segundo: ya había discutido con Yusaku que esperarían un poco más a tener cachorros. Tercero: tenía miedo, demasiado.

Por eso lloraba cuando vio el positivo en la primera prueba, le entró un extraño miedo y pánico el sólo pensar que no era un error, que la prueba le dio un falso positivo pero no.

Realmente estaba embarazado y tomando en cuenta que su último celo fue hace casi un mes y medio... más allá de unas dos o tres semanas de embarazo no tendría, como máximo cuatro semanas.

Ya mejor iba afrontando lo que pasaría cuando se le comience a notar… o cuando Yusaku se entere, lo que pase primero.