— Wis~te~ri~a~.

— Ryoken…

— ¿Qué te pasa? —El albino, que seguía cambió su alegre expresión casi de inmediato ante la amargura de su compañero y amigo de infancia.

— Nada…

— De haber sabido que ibas a estar así de amargado no te habría invitado a este paseo…

El de ojos verdes sintió a su amigo de diez años liberarlo de su abrazo para después lanzarse a la piscina y comenzar a nadar.

Yusaku agradecía en serio la invitación que Ryoken le dio para acompañar a su familia a la “mansión de Stardust Road”, una mansión con vista al mar donde se puede contemplar un extraño fenómeno marino del mismo nombre, que los Kogami tenían en los límites de Den city con Neo Domino. Pero la verdad es que no podía evitar sentirse algo ajeno a todo.

Como si el hecho de haber aceptado estar ahí, hubiera sido un grandísimo error…

— ¡Te encontré, mi príncipe~ ♡!

— ¿¡Ah!? —Uno de los problemas de que se metiera tanto en sus pensamientos a veces, es que no sentía la presencia de Ryoken…

En especial cuando sabía mejor que nadie lo travieso y sádico que podía ser. Como ahora, que lo agarró de una de sus piernas que reposaba en el agua y lo hundió como si nada al fondo de la piscina; Yusaku peleó con el albino bajo el agua hasta que éste lo soltó y dejó nadar hasta la superficie para después hacerlo hasta el borde de la piscina.

— Por… porque… ¿¡Por que hiciste eso…!? —El de ojos verdes confronto a su amigo mientras daba bocanadas de aire.

— ¡Porque soy un sireno! —Fue toda la respuesta del menor— ¡Y mi raza se hunde con su amado humano para estar juntos por la eternidad!

El chico de cabello azul con rosa no supo cómo interpretar eso, en ningún sentido posible…

— Ryoken…

— Lamento haberte tomado por sorpresa… pero considerando que andabas de amargado, el chapuzón te vino bien~.

Entonces fue su turno, esta vez él fue el que hundió al otro y fue el turno de Ryoken por pelear, porque Yusaku no era un príncipe, él era un pirata; y los pirata capturaban sirenas.