Parte única
Hola!
Ali viene a entregar un regalito para una mujercita especial uwu Cadiie! Aquí este OS con nopor que deseabas jojo
Muchas gracias por compartirme la idea y tenerme la confianza para darle vida ;u; No sé si logré lo que buscabas, pero espero te guste uwu *lanza corazoncitos de colores*
Quizás no conozco mucho del deporte, pero aquí estamos, como shingaos no jeje
Ah! Para los que tengan curiosidad, este fic está inspirado en lo que ocurrió en un partido amistoso; el video de arriba jejeje
Oh! Solo como aclaración: ambos jugadores hablan inglés, Diego tiene frases en itálica que indican que habla en español. No es mucho, pero para evitar confusiones je
Sin más qué decir, a leer!
ADVERTENCIAS:
-Smut explícito
-Elemento de violación
-Omegaverse
-Alfa Matt
-Omega Diego
-Ciclos de celo
~°*†*°~+~°*†*°~
Estaban haciendo mucho ruido. Diego no dudaba que medio mundo los estaba escuchando. Ni qué decir de los aromas entremezclados de ambos —el de madera de Matt y el de canela de Diego—, una clara advertencia para todos de que se estaba realizando una monta.
—Mío —gruñó Matt cerca del oído de Diego mientras ingresaba sin piedad en el agujero húmedo del omega.
Diego se mordió el labio inferior con fuerza, en completa negación de permitir que los gemidos escaparan de su boca. No, no iba a darle la satisfacción a ese alfa idiota. Por segundos se maldijo de no haber tomado los supresores o siquiera haberle hecho caso al entrenador de no asistir al partido pues se le había cruzado con el inicio del celo.
Todo por su terquedad de querer salir a la cancha.
Maldita sea.
En un acto de rebeldía, Diego comenzó a removerse debajo del sudoroso alfa, obteniendo un gruñido amenazante. Así había sido desde que Matt le acorraló en los vestidores, cerrando la puerta con fuerza e iniciar una persecución primitiva. El joven mexicano podía ser un omega, cinco años menor que el defensa estadounidense y de menor estatura, pero no por ello sería sencillo de obtener. Debido a que Matt le había interrumpido mientras se cambiaba, el centrocampista estaba con el torso desnudo. El aroma indiscutible de un omega a punto de entrar en calor provocó que las pupilas del estadounidense se contrajeran al punto de parecer las de un gato.
Diego respondió a la presencia indeseada del otro con un gruñido omega, además de golpes y uno que otro rasguño en medio de un forcejeo que volcó bancas y desperdigó por el piso toallas y prendas.
No se rendiría ante las feromonas potentes de un alfa soltero y dominante. El mexicano dio pelea, gritó e insultó tanto en español como en inglés. Los ojos marrones de Diego se habían aclarado un poco por el ciclo, sin embargo, parecían arder en ellos las brasas incandescentes del odio y repulsión.
—Serás mío —había jurado Matt una vez le empotró contra la pared, las manos grandes cernidas sobre muñecas delgadas, los muslos gruesos conteniendo otros más tonificados y usando la diferencia de alturas para intimidar, para obligar al pequeño omega a mostrar ese lindo cuello libre de marca.
—Ni en sueños, imbécil —había replicado el muchacho con fiereza.
Una sonrisa sardónica se dibujó en los labios contrarios, lo cual enfureció a Diego.
—No, no será un sueño, sino la realidad.
El muy maldito aprovechó que el omega iba a responder para besarlo a la fuerza. La barba del alfa picaba y raspaba, más cuando Diego giraba el rostro cada que el contacto se reiniciaba. El espíritu de lucha en el joven de sangre azteca no menguó, ni siquiera cuando una mano le tomó de los cabellos y la otra del cuello. La presión sobre la tráquea desaparecía cuando el aire era requerido a bocanadas y Matt utilizaba el momento para introducir su lengua vil en la cavidad contraria.
Estas acciones impulsivas, cargadas de un deseo insano, no debieron afectar al omega. No obstante, lubricante espeso y abundante, manchó la ropa interior del muchacho. Matt rio entre burlón y triunfante al olfatear el líquido con el aroma a canela, a canela de saigon para ser más precisos, que caracterizaba al mexicano.
—Alguien parece estar disfrutando de esto.
—¡Cállate! ¡Déjame, pendejo! —había exclamado el omega con un rubor ligero adornando las mejillas morenas.
En un acto de valentía o estupidez, Diego no perdió la oportunidad de que sus piernas habían sido liberadas del peso contrario para darle un rodillazo en la entrepierna al alfa. Un quejido ronco resonó en el lugar y el omega apartó el cuerpo contrario para correr a la puerta, sin embargo, fue interceptado por brazos poderosos y derribado sin mayor problema.
De esta forma fue como terminó en el piso, con las caderas alzas y una mano fuerte presionando la nuca. Los shorts desaparecieron mientras forcejeaba, dejando a la vista un par de nalgas redondeadas manchadas de lubricante que emergía de su entrada. Matt admiró el lugar que parecía insinuársele al abrir y cerrarse, hipnotizándolo. Sin cuidado, introdujo un dígito y se deleitó por cómo el canal se aferraba a él, casi succionándolo. No pasó por alto el estremecimiento en el cuerpo febril del omega que le miraba con furia.
—¡Sácalo! —exigió Diego.
—¿Por qué? Si está recibiendo una cálida bienvenida. Deberías ver cómo es engullido.
—¡Cállate! ¡Maldito perro! ¡Ah!
Los ojos achocolatados de Matt se abrieron por un instante para después acompañar la sonrisa burlona en un rostro de facciones cinceladas. El dedo en el interior de Diego se había removido en las entrañas hasta dar con la próstata. Para el omega había sido humillante gemir y que su cuerpo respondiera a las atenciones dadas por el alfa arrogante. A propósito, había ignorado su propia erección y la contraria que golpeó minutos atrás. La parte instintiva e irracional estaba deseosa de por fin ser montada apropiadamente por un alfa dominante como el cabrón defensa.
¡Era una locura!
—Serás mío, mío y de nadie más, omega —sentenció el alfa a la par que dedeaba al otro sin piedad alguna, deleitándose por lo receptivo que estaba siendo Diego, el muchacho que le enfrentó sin mayor problema cuando incurrió en una falta. El mismo joven que había sido defendido por un alfa del equipo tricolor. Un don nadie que parecía ser cercano al omega, lo cual había despertado un lado hasta cierto punto denigrante en Matt. Edson Álvarez era el nombre de ese hijo de puta.
Los celos le nublaron el juicio a Matt, le hicieron volver un enemigo mortal a ese supuesto alfa que seguía cual perro faldero a Diego.
Una posesividad nunca experimentada le hizo seguir el aroma del mexicano hasta los vestidores y decidir que se lo quedaría.
Una parte de él lo veía como un trofeo, como el mayor premio jamás obtenido y que deseaba restregarle en la cara a todos esos imbéciles del equipo mexicano que él, Matt Miazga, les arrebataría el tesoro que cuidaban con recelo (si es que dejarlo solo a horas de iniciar su celo podía considerarse como "cuidado").
Por ello no lo pensó dos veces cuando pasó por su mente él penetrar la entrada palpitante luego de retirar su dedo empapado en lubricante.
—Mío —gruñó Matt cerca del oído de Diego mientras ingresaba sin piedad en el agujero húmedo del omega.
La monta era ruda, cayendo en lo animalesco. Matt no apartó en ningún momento la mano sobre la nuca, la otra se aferraba a las caderas perfectas para llevar cachorros. Cuando el muchacho quiso removerse, el alfa optó por cubrirlo por completo con su cuerpo.
—Quieto.
—No soy un puto perro —replicó Diego con dificultad pues se obligó a tragar un quejido por lo profundo que había ingresado en él el pene del otro y por el peso extra.
—No, no eres un perro —confirmó Matt, embistiendo fuerte al punto de sacarle el aire al contrario—. Eres una perra en celo.
El gruñido de Diego se quebró para dar paso a gemidos que en momentos cuerdos pudieron avergonzarlo.
Matt Miazga montó al supuesto indomable omega.
—Te odio, te odio —exclamaba Diego entre gemidos.
—Por ahora, perrita, por ahora —replicaba el estadounidense con una confianza enervante.
En un momento nuboso del calor, el omega suplicó por ser anudado en un Spanglish irrisorio, contradiciendo a la parte racional en él. Matt sonrió con autosuficiencia.
—¿Quieres mi nudo?
—¡Nudo!
—Mmm, no estoy seguro de eso, perrita. —Con malicia fingió querer introducir el nudo tan solo para escuchar los quejidos lastimeros y burlarse de ellos—. No creo que lo merezcas.
—¡Por favor, por favor!
—Hace unos instantes decías que me odiabas.
—¡Alfa, por favor!
—Ah, ahora me consideras tu alfa, debes estar desesperado, ¿mmm?
—Nudo, nudo, nudo de alfa.
Las mejillas sonrojadas se humedecieron no por el sudor sino por lágrimas. Matt, al ver esto, cambió de posición a Diego para que estuviera de espaldas al piso y con las piernas bien abiertas para él (como esperaba que fuera a partir de ese día). De una estocada ingresó al agujero del omega, deteniéndose para no introducir el nudo, quería follarlo así y observar las muecas que hacía cada que se hundía en él.
—Vamos, suplica, perrita. Ruégame que te anude.
Aún bajo los efectos del celo, Diego Lainez accedió a la orden del alfa.
—¿Ves? No era tan difícil.
De un movimiento, Matt se sentó y se trajo consigo a Diego para sentarlo sobre su verga y por fin anudarlo. El muchacho del equipo tricolor gimió alto junto con el orgasmo tan esperado. Justo en ese momento la puerta se abrió. Matt cruzó miradas con Edson Álvarez, sonrió con malicia y sin pensarlo dos veces mordió la glándula de apareamiento en el cuello delicado del omega.
~°*†*°~+~°*†*°~
¿Y bien? ¿Qué les pareció?
Ah, tenía rato sin escribir smut y estaba bloqueada por completo TT Por lo que espero haber hecho un buen trabajo ;u;
Cadiie, espero te haya gustado OwO Muchas gracias por tu paciencia y apoyarme!
Cuídense!
Nos leemos!
AliPon fuera~*~*
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