O4

JiMin iba colgado del brazo de JungKook, sintiéndose completamente orgulloso de ir con un alfa como él. Sin lugar a dudas le había tocado el mejor.

Él sencillamente lo adoraba.

Esa tarde habían salido simplemente a caminar y JiMin estaba bastante emocionado por el hecho de poder mostrar su ropa y de mostrarse a él junto a su JungKook.

No paraba de sonreír, de vez en cuando levantaba la cabeza para mirar a su alfa, admirando su belleza, a veces parándose sobre sus puntas y besando su mejilla, abrazándolo o simplemente tomándolo de la mano o del brazo y entonces JungKook pasaría su brazo por sus hombros o por su cintura y JiMin se le pagaría tanto como pudiera, casi tratando de fundirse en él. Kook besaría su frente o su cabeza y él se sentiría bastante dichoso.

Lo había consentido bastante en los últimos días, le había comprado montones de ropa (JiMin realmente tenía una obsesión con la ropa), lo había llevado a pasear a un montón de lugares y a lujosos restaurantes.

Eres tan hermoso, que quiero presumirte, bebé. — le había dicho en una ocasión y JiMin tuvo que sostenerse de su brazo porque sentía flotaría hasta la luna.

Se mordió el labio, tratando de evitar una sonrisa al recordar eso y miro a su alrededor. Su mirada se detuvo en una familia a unos metros por donde ellos pasaban. Los miro ladeando levemente la cabeza.

Eran dos adolescentes, un niño y los padres. Una familia bastante normal, como la mayoría.

JiMin pensó que quería una familia, quería tener bebés.

Entonces se le ocurrió que en todo ese tiempo no había visto a sus padres, aunque pensándolo con más profundidad se dio cuenta que ni siquiera los podía recordar.

Exprimió su cerebro tratando de recordar y suspiro con frustración cuando nada vino a su cabeza, es obvio que tiene una familia, tiene padres y a lo mejor hermanos, entonces ¿Por qué no los recuerda?

De nuevo miro el panorama. Familias aquí y allá.

Ahora fue otra familia la que llamo su atención. Una joven y sus padres. Los tres lo miraban fijamente con extrañas expresiones en el rostro, haciéndolo sentir cohibido. Movió su mano hasta tomar la de JungKook, medio escondiéndose detrás del alfa, que lo miro sonriendo, pero al ver que su omega no lo miraba, siguió la mirada de éste. Sintió su cuello tensarse al ver de quienes se trataba.

¿En serio? Pensó ¿Justo aquí, con JiMin presente?

Negó con la cabeza hacia ellos y se puso frente a JiMin, cubriéndolo con su cuerpo.

—Minnie, bebé ¿Qué tal si vas a comprar un helado?— JiMin asintió sonriendo y tomo el dinero que JungKook le ofrecía.

— ¿Tú de que lo quieres, Kookie?

—Yo no quiero, bebé. — le beso la frente. — Ve, aquí te espero— el omega asintió con alegría, olvidándose totalmente de aquella familia que lo seguía mirando y fue a la heladería.

JungKook lo miro hasta que desapareció dentro del local y después dio media vuelta, caminando hacia aquella familia.

— ¿Qué hacen aquí?— pregunto bruscamente cuando estuvo frente de ellos.

—Es un país libre, Jeon. — contestó la chica tratando de obtener una vista del omega que compraba su helado.

—No cuando ponen en peligro la integridad de JiMin. — la chica lo miro con molestia.

— ¿Ya te miraste al espejo? Fuiste tú quien lo cazo durante meses como a un animal. — JungKook lo sintió como como un puñetazo, más no lo demostró, no delante de esas personas.

Miro a los otros dos miembros de la familia. La mujer mayor estaba abrazada de su esposo, con lágrimas en los ojos, el hombre tenía la mandíbula fuertemente apretada, viendo al que fuera su hijo salir de la heladería.

—Los quiero lejos de JiMin, él ya no les pertenece, ahora es mío. Así que por su propio bien, aléjense.

Los miro una última vez antes de ir y encontrarse con su niño.

La familia vio con tristeza al omega irse con ese alfa del que tanto tiempo se estuvo escondiendo.

— ¿Quieres, Kookie? Es de tres tipos de chocolate. — JiMin sonrió como si eso fuera lo máximo, levantando el cono con una enorme bola de tres diferentes tonos de café. JungKook le regreso la sonrisa y le dio una lamida al helado. Demasiado dulce para su gusto, pero JiMin lo disfrutaba cual niño pequeño, así que no importaba.

🍒☹

Un par de horas después JiMin se encontraba acurrucado contra Kook, éste con su brazo rodeando la delgada cintura del omega, mientras veían una película en la sala, claro que ninguno le prestaba realmente atención.

JungKook pensaba en los pocos días que le quedaban de las vacaciones que le habían dado. Como alfa se tenía derecho a poco más de un mes de vacaciones si se emparejaban, tanto por la necesidad de estar juntos como para que el omega se adaptara.

JiMin, por otra parte, seguía teniendo el tema de su familia rondando por su cabeza, estaba comenzando a ponerlo ansioso el hecho de no recordarlos y es que ¿Cómo era eso posible?

Levanto la cabeza y miro a JungKook con el labio inferior entre sus dientes. Él si recordaba a su familia, los había visitado ya varias veces y habían pasado un muy buen rato, todos lo habían adorado, pero ellos no eran su familia. Ellos eran la familia de JungKook.

—Oye, Kook.

— ¿Si?

—Mh... — Comenzó a juguetear con la camisa de JungKook— ¿Y mi familia, Kookie? Todos tienen familia, tú tienes familia, pero ¿Y mis padres? ¿Por qué no puedo recordarlos, Kook?

JungKook se tensó y lo miro sorprendido.

— ¿De dónde sacas eso? Tú tienes una familia, yo, y mis padres, mis hermanos.

—Pero ¿Y los míos? ¿Dónde están mis padres?

—Mis padres también son los tuyos, bebé.

JiMin soltó un caprichoso suspiro.

—Kook, sabes a lo que me refiero.

JungKook entonces le acaricio la cabeza con un suspiro.

—Ellos ya no están, Minnie, se fueron. — y él mismo se encargaría de que así fuera si se les ocurría volver a aparecer.

—Oh... — murmuro JiMin afligido y finalmente mirando la televisión. Ahora comprendía que JungKook no le quisiera decir en un inicio, él solo quería protegerlo, pero... — ¿Y por qué no los recuerdo? — dijo mirándolo.

JungKook tomó la carita del omega entre sus manos y le acaricio los pómulos con los pulgares.

—Bebé, cuando te mordí tus recuerdos acerca de ellos desaparecieron, olvidaste todo aquello que te trajera dolor y sufrimiento, y lamento decirte esto, bebé, pero ellos realmente no te dieron una buena vida, siempre te llenaron la cabeza de ideas erróneas y, bueno, eso te causaba muchos problemas.

El problema que JungKook tenía con la familia de JiMin es que por su culpa el omega había huido de él durante meses, por las ideas que le habían metido en la cabeza, y no dudaba que si dejaba que se volvieran a poner en contacto intentarían volver a llenarle la cabeza de esas tonterías.

JungKook había ido a ver a esa familia cuando JiMin se escapó y lo único que había recibido, aún con su influencia, fueron malos tratos y ninguna respuesta de donde podría estar su omega.

Él había salido realmente molesto de ahí, con incluso una estúpida amenaza de parte de Eunha de que nunca encontraría a JiMin y montón de cosas que le había gritado mientras salía, JungKook entonces la había ignorado y se había enfocado en encontrar al chico por su cuenta, pero que quede claro, si ellos hubieran sido de otra manera con él, si no le hubieran metido todas esas ideas a JiMin, si lo hubieran ayudado a buscar al omega o si aunque sea no lo hubieran ofendido de la manera en que lo hicieron, él por supuesto que los dejaría seguir viendo a JiMin, él incluso alentaría que se vieran, pero no había sido, él sólo había sido atacado y no se arriesgaría a perder al omega sólo porque la familia de éste no podía entender.

JiMin, mientras tanto, pensaba en lo que JungKook le había dicho, si realmente su familia había sido tan mala y lo habían llenado de malos pensamientos, tal vez lo mejor era eso, no recordarlos, prefería imaginarse y soñar con que había tenido una familia perfecta, prefería entonces tener a la familia de JungKook, que realmente lo querían.

Llevo la mano hasta su cuello, sintiendo la ligera, pero imborrable cicatriz.

Si de todos modos sus padres ya no estaban ¿Qué importaba que los hubiera olvidado?

Conforme, se levantó un poco y le planto un ligero beso a JungKook sobre los labios.

—Te amo, mi alfa. — dejo un besito en su quijada, la barba de tres días picando sus labios.

—Y yo te amo a ti, bebé. — un beso en la frente y disfrutaron lo que quedaba de la película entre besos y arrumacos.

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