Capítulo 5
Después del fracaso con Irene las citas con otras alfas fueron más frecuentes, mi lobo no estaba contento, pero aquello mantenía a mis padres satisfechos. La noticia no tardó en esparcirse en la escuela y en mi círculo cercano.
Para mi fue realmente extraño, pero el sentimiento de aceptación me cegó, mi pecho se inflaba de orgullo cada vez que mi círculo cercano me calificaba como un verdadero lobo alfa de alfas.
No trataré de justificarme, porque sé que lo que hice estuvo mal.
No me negué a tener más citas con alfas, al contrario, comencé a aceptar más y más la idea de relacionarme únicamente con alfas y minimizar a los omegas mientras charlaba con mis citas.
Sin embargo, aún conversaba con Tae o lo dejaba ser, siempre y cuando nadie lo notara.
— Sé que puedo hacer un buen trabajo, solo que soy inseguro.
— Es por esa maestra — Le respondí tomando la comida que había preparado.
— Ella no es la única razón — Me dijo con sus ojitos tristes — Quiero estar a la altura de un alfa como tu.
Un sentimiento de remordimiento me invadió.
— Eso es...
— Debo irme — Noté que se apresuró al escuchar a lobos acercándose.
No sé por qué lo hizo, pero casi huyó, y yo no me moví, perdido en mis pensamientos.
Los lobos se acercaron a mí entre risas murmurando sobre Solar, la última alfa con la que salí, pero todo empeoró cuando la compararon con Tae. La presión que sentía aumentaba a medida que mis amigos insistían en que no debía involucrarme con un omega.
Confundido y bajo esta presión constante, finalmente cedí ante la presión. Dije cosas hirientes sobre Taehyung y los omegas en general, palabras que no reflejaban lo que realmente sentía en mi interior.
— Otra vez ese omega, hombre, lo tienes en tus manos. Quizás puedas tomar ventaja.
— No es gran cosa.
— Vamos Jeon, ¿Vas a decirme que Taehyung no está tratando de ganarse tu atención?
— ¡Claro, está tan desesperado por un alfa como yo! Después de todo es un simple y apestoso omega, como los otros.
Mi corazón latía rápido mientras enfrentaba la culpa por mi papel en todo esto. Ese fatídico día, Taehyung estaba cerca, y las palabras hirientes que salieron de mi boca eran como dagas invisibles que lo atravesaron. No sólo escuchó lo que dije, sino que también vio cómo mis amigos lobos jugaban con el almuerzo que él había preparado para mí.
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