Capítulo 3


La temporada más odiada por Taichi estaba a punto de llegar.

La primavera no sólo traía consigo un sin número de cambios climáticos, la fiebre primaveral, y el principio de la temporada de exámenes, como si no fuera suficiente debía sumarle El Despertar, la forma diplomática en que llamaban al botón de encendido de las hormonas que definen la casta.

Prácticamente el 80% de la población tiene su Despertar en la primavera, se supone que los científicos dicen que es algo... instintivo, la mejor época para madurar y tener descendencia. El 20% restante lo va sufriendo durante el resto del año.

Para Taichi en específico el Despertar era una época en la que su nariz se saturaba de aromas fuertes e indefinidos, seguido de aromas diversos y cambiantes pues los recién declarados Alfas y Omegas no lograban controlar las feromonas y daban paso a un coctel irritante y molesto de olores. Además, tenía otro pequeño problema. A su edad la mayoría de sus compañeros comenzarían a mostrar su casta y...

Rayos, él no podría seguir sólo ingiriendo por mucho más tiempo las pastillas que anulaban su aroma como no se hiciera además de supresores, porque los celos estaban a la vuelta de la esquina, y sin una máscara de olor, entonces estaría en graves problemas.

En el mercado existían aquellas que podían imitar el aroma de un alfa u omega, pero los precios eran por demás elevados.

Taichi ya había contemplado la posibilidad de... simplemente dejar su aroma como neutro, en lugar de Alfa podrían confundirlo con un Beta de rango medio, pero...

―Quiero ser un Alfa ―murmuró apretando los dientes con fuerza mientras observaba tristemente el cochinito alcancía, cuyo contenido no alcanzaba ni para la mitad de una caja de supresores.

Los supresores le serian terriblemente necesarios, pero el costo de ellos, a pesar de ser más accesibles, representaban una inversión que a la larga su padre notaría a la hora de hacer cuentas de los gastos, así pues, debía encontrar otra forma de costearlos.

Tales eran las complicaciones que de apoco se iban a cumulando, que de repente se encontraba considerando la idea de simplemente admitir que era un Omega, y cargar con lo que ello implicaba.

Pero luego veía a su dulce Hikari, su hermanita que con ojos brillantes lo miraba con admiración y orgullo. Ella aun no mostraba signos de su casta y temía lo que pasaría si ella llegara a mostrarse como Alfa. Eso sí que sería tener mala suerte. Dos fenómenos en la familia. Quería estar por ella y para ella. Protegerla.

Y su madre, su madre no saldría bien librada, porque su padre seguro se aseguraría de hacerle ver su error al esconderle la casta de su primogénito.

―Hermano ―llamó Hikari con voz dulce, su tierna mano sujetó la de él, y Taichi cuadro la espalda. Él iba a hacer posible lo imposible por ella.

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Koushiro se había rendido hace un par de semanas, simplemente aceptó que de alguna retorcida forma Joe Kido mejoro gracias a la amabilidad, valor y amistad de Taichi. Esos cuatro meses fueron de cambio para el Alfa de medio rango. Joe ahora lucia más cómodo consigo mismo, hablaba con mayor seguridad y hasta los acosos disminuyeron.

No pararon de la noche a la mañana, pero Taichi rara la vez dejaba solo a Joe, y siendo que Taichi se convirtió en toda una estrella del deporte con el que toda la escuela quería cruzar palabra, pues el hecho de atacarlo fue siendo cada vez más difícil.

Joe no solo mejoro sus notas, sino que hasta platicaba con emoción su sueño de convertirse en médico.

Así que a Koushiro no le quedo de otra que aceptar que Taichi hizo lo correcto. No era cercano a Joe, pero cruzaban un par de comentarios, cuando al fin sintió que la incomodidad que los rodeaba menguaba Joe se acercó para ofrecer disculpas.

El Alfa bajo la cabeza, una acción contraria a su casta que en ningún momento se permite mostrar debilidad, y con palabras amables se disculpó por ser un cobarde, por haberlo dejado solo cuando intentó ayudarlo. Luego le conto como la tarde anterior al suceso, esos tres habían acorralado a su hermana pequeña, y amenazaron con golpearla a ella si se presentaba a declarar en su contra.

―Tenía miedo de lo que pudieran hacerle ―confesó al fin. ―Ella es tan pequeña...

Koushiro no tenía hermanos, pero comprendió las razones de Joe, podría aceptar lo que le pasara a él, pero ser responsable por las heridas a un miembro de tu familia, su papá, su mamá... Koushiro suspiro y luego asintió.

No serían inmediatamente amigos, pero ahora estaban en buenos términos y podían empezar de cero.

Y ahora mientras caminaba a encontrarse con esos dos para ir a la escuela, se preguntaba, que casta sería él. Taichi obviamente sería un Alfa rango medio o alto. El liderazgo, su testarudez, la confianza y determinación, así como sus aptitudes físicas así lo pronosticaban.

―Hey Izumi ―saludo Joe apurando el paso para alcanzarlo.

Aunque pensándolo bien, al mirar a Joe Kido nunca pensarías que se trataba de un Alfa.

Él era bueno con las computadoras, su fuerte eran las matemáticas. Nada de deportes. Así que... tal vez un Beta, porque ni remotamente quería ni considerar la posibilidad de ser un Omega. Los omegas son débiles e inútiles, y él no era nada de eso.

―Joe, Koushiro ―gritó Tai con la mano elevada para saludarlos.

―Buen día Tai ―saludo Joe desapareciendo en menos de un segundo la distancia. Sus ojos brillaban y sus mejillas tenían un suave rubor.

A la vista de Koushiro, Joe no podía disimular lo mucho que le gustaba Taichi, lo cual era en si un tabú, una relación Alfa x Alfa nunca terminaría bien, aunque eran demasiado jóvenes y esto bien podría tratarse de un deslumbramiento amoroso debido al gran apoyo que recibió de él.

Joe de un momento a otro frunció el ceño, elevo la barbilla y con una pose defensiva se colocó frente a Tai. Un segundo después, a un par de metros Yamato Ishida apareció. Como siempre el rubio iba con la mochila en el hombro, el cabello perfectamente peinado y el uniforme pulcro.

Yamato era bien conocido, su actitud de lobo solitario le había granjeado ese apodo, su banda era otro punto, no tenían vocalista, pero muchos los escuchaban y las chicas morían por él, aunque por su afición a la música todos pensaba que se mostraría como beta de alto rango.

Pero si Koushiro sumaba dos más dos, el resultado no cuadraba, porque un Alfa defendiendo a otro Alfa... ¿de un Beta? Este cuadro solo sería remotamente razonable si Taichi fuera un Beta u Omega, Joe Alfa y Yamato Alfa.

Ishida paso a su costado, dueño y señor de su espacio, sin embargo, no pudo evitar dar una mirada de reojo a Taichi. Sus ojos azules se encontraron por breves segundos con los marrones quien se la sostuvo sin amedrentarse en lo más mínimo.

―Tai será sin duda un Alfa ―murmuró Izumi, pues un Beta y en especial un Omega hubiera bajado la mirada, a menos que... y la excepción a esa regla sería si ellos estuvieran en un ritual de cortejo, en ese remoto caso el Omega es capaz de mantener la mirada a un Alfa pues esta evaluando si es digno de ser el padre de sus cachorros.

―Me va a doler la cabeza ―se molestó consigo mismo por estar pensando en eso en lugar de en los exámenes.

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Taichi dio un salto de alegría y continúo corriendo en dirección a las duchas, estaba tan emocionado, el profesor Imura acababa de nombrarlo capitán hace apenas unos minutos cuando concluyó el entrenamiento. La mayoría de los miembros del equipo no parecían sorprendidos, y los restantes se mostraron muy conformes.

Era el capitán de un equipo, un suceso que en su infantil mente lo acercaba un poco más a su meta de ser un gran Alfa.

Tenía que contárselo a Izumi y a Joe pensó arrancándose las prendas empapadas de sudor del cuerpo para meterse a bañar, cinco minutos después estaba vistiéndose a toda velocidad. Si se daba prisa los pillaría antes de que se fueran a casa.

Un leve mareo le hizo sostenerse del locker, parpadeo un par de veces y el malestar dimitió.

―Se encuentra bien Capitán ―pregunto Daisuke, un chiquillo de apenas ocho años que jugaba en el equipo B, que abarcaba los primeros tres grados de la escuela.

―Si, estoy bien ―respondió Tai colocando su mano en la cabeza del niño.

Estos últimos días Tai había estado sintiendo malestares menores, falta de apetito, alguna que otra náusea, y ahora venía la falta de fuerza y los mareos. ¿Qué demonios le estaba pasando? Se preguntó sentándose por un momento en una de las bancas fuera de la cancha.

―¿Taichi? ―llamó el profesor y entrenador Imura al reconocerlo. ―Pensé que ya te habías ido, fuiste de los primeros en correr a las duchas.

―Si, es solo... estoy descansando un poco, no note que la practica de hoy fue agotadora ―respondió intentando sonar de lo más normal posible.

―¿Estás seguro? ―preguntó el hombre inclinándose ligeramente hacía el frente. ―Luces un poco pálido, si no fuera porque es casi imposible diría que... ―y el profesor no terminó la frase, simplemente tomó a Taichi del brazo, cargo con su maleta de deporte y tiro del niño rumbo a la escuela.

―Yo, debo ir a casa ―dijo Tai intentando zafarse.

―No, no puedes ―respondió el profesor comenzando a sudar de manera copiosa. ―Con un demonio ―remilgó el académico, ―lamento esto, pero... ―y sin dar más explicaciones cargo a Taichi para comenzar a correr con todas sus fuerzas.

Tai no estaba seguro de lo que estaba pasando, sin embargo, estaba empezando a sentir miedo al no saber adónde era llevado, además de que la actitud del profesor, siempre tranquila, ahora parecía casi psicótica. No quería gritar porque llamar demasiado la atención era algo que no le convenía en lo más mínimo, si comenzaban a hacer preguntas podrían descubrir con mucha facilidad su secreto y entonces...

―Tai escúchame, no debes asustarte ―dijo.

Pero a Taichi estaba asustándolo más al decir aquello, por ello empezó a forcejear, iba a lograr que lo soltara fuera por la buena o por la mala.

―Tai basta, no quiero hacerte daño ―gruñó el profesor tirando la maleta para utilizar sus dos manos en la tarea de sujetar al niño que se removía como pez fuera del agua. ―No tenemos mucho tiempo antes de...

―Profesor Imura ―dijeron a su espalda, y el profesor maldijo su mala suerte al ver que se trataba de Yamato Ishida. El jovencito rubio era muy conocido entre el profesorado debido a su carácter taciturno y sus notas excepcionales. ―¿Todo está bien? ―preguntó.

―Todo está bien Yamato ―respondió bajando a Tai, pero sin soltarle la muñeca.

Yamato afilo la mirada, no era tonto, además de haber visto de primera mano el momento en que el profesor obligo a Yagami a seguirlo de regreso a la escuela. Su filosofía le dictaba no meterse en problemas y continuar su camino, pero le debía una a Taichi.

―Tai, pensé que habíamos quedado de vernos en la banca frente a las canchas, ¿acaso has olvidado algún trabajo? ¿quieres que te espere? ―dijo e intentó acercarse.

―No vengas ―gruñó el profesor cuando vio a Matt dar dos pasos tentativos en su dirección.

Tai quería soltarse del agarre del profesor, su mano estaba sudada y con cada segundo que pasaba apretaba más su agarre.

―Tai ―susurró el profesor lo más bajo que pudo, a pesar de que la distancia con Matt era considerable no pensaba arriesgase a ser escuchado por el otro estudiante. ―Escúchame, creo que estas por entrar en celo.

Taichi apenas escuchar la palabra celo, se quedo paralizado, él lo sabía, el profesor Imura lo sabía.

―Si te vas en este momento hay una posibilidad muy grande de que se desencadene en medio de la calle. Y el único lugar seguro para ti en este momento dentro de la escuela es con el profesor Nishijima, él es un omega, el sabrá que hacer.

―Tai ―volvió a llamar Yamato con el ceño fruncido. ―Vámonos...

―Corre Tai ―indicó el profesor, aun así Taichi no estaba seguro, algo dentro de él tiraba en dirección a Yamato, quería borrar esa mueca de preocupación de su rostro. ―Tai, Yamato es un Alfa de alto rango ―informo Imura mirando a Matt con una clara advertencia de que no se acercara.

Y ese fue el pistoletazo de salida, Taichi huyo de ahí a toda velocidad, sus pies se resbalaban en el linóleum del piso cuando daba alguna vuelta y tenía que utilizar sus manos para estabilizarse. La respiración comenzaba a faltarle y la temperatura de su cuerpo estaba aumentando a una velocidad preocupante. Debía llegar al laboratorio del profesor Nishijima.

Al fin lo vio, sus manos se sujetaron a la manija y tiro de ella encontrándola para su horror cerrada. Golpeo la puerta mientras llamaba al maestro, estaba aterrorizado, si alguien más lo sabía, ¿Qué iba a ser de él? ¿lo venderían? ¿Terminaría como mascota o incubadora de algún Alfa viejo pero rico?

―¿Tai por Dios que pasa? ―preguntó el maestro abriendo la puerta.

No hizo falta que lo dijera, Nishijima pudo reconocer indudablemente los síntomas previos al celo Omega.

Con rapidez tiro de Tai hasta el cuarto descontaminante, porque hasta ese momento Taichi recordó que el profesor Nishijima estaba a cargo del laboratorio de química, y lo mantenía cerrado debido a que guardaba substancias que algunos alumnos habían intentado robar.

Mientras Taichi sentía el agua fría caerle encima, Nishijima fue por un aerosol, salió del laboratorio y regreso varios minutos después, para entonces la temperatura de Tai había regresado casi a la normalidad.

Con cuidado ayudo a Tai a sacarse la ropa mojada, lo envolvió con una bata extra que tenía y ambos esperaron, como si supieran que debían hacerlo. Casi cinco minutos después apareció el profesor Imura con la maleta deportiva de Taichi y una sudadera enorme.

―Es mía ―respondió a la pregunta no realizada por ambos omegas. ―El aroma Alfa te ayudara a sentirte tranquilo.

Taichi que había extendido la mano para tomar la prenda de repente se quedó helado, si el profesor Imura era un Alfa entonces...

―Tranquilo, el efecto de las feromonas Omegas es casi inútil en un Alfa enlazado ―aclaró desviando la mirada, e intentó ocultar el leve sonrojo en sus mejillas al tener que develar un dato intimo a uno de sus alumnos.

―Gracias ―dijo Taichi aceptando la prenda. ―De verdad, gracias a los dos.

Continuara...

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