Capitulo 44
Mitsuki no comprendía porqué mierda su hijo se hacía el desentendido cada vez que entraba en la propia sala de su casa y lo encontraba con Izuku, sentados muy juntos pero sin tocarse en el sillón delante del televisor, con la clara y obvia pregunta en sus ojos de si estaban saliendo juntos. La escena se estuvo repitiendo tanto durante el invierno que lejos de ser divertida, ya la estaba estresando a ella e Inko.
—Posiblemente quiere tomarse su tiempo —dijo Masaru, a su lado, haciendo un café para su esposa en la cocina y hablando en voz baja, mientras ambos miraban en dirección a los muchachos que comentaban entre murmullos una película de acción —No lo presiones, amor. Dale tiempo.
—Tiempo, tiempo —bufo la rubia con disgusto —Si se está haciendo el tonto para evitar que amenace a Izuku-kun acerca de lo que le pasará si lo lastima, me enojare mucho.
—No creí que fueras a amenazar a Izuku-kun —disimulo una pequeña sonrisa el castaño — ¿Acaso no te cae bien?
—Adoro a ese muchacho, Masaru, no seas tonto —dijo la rubia —Pero si le llega a hacer daño a mi hijo, debe saber lo que le espera. Inko va a hacer lo mismo con Katsuki cuando le toque.
—Imagino que los dos están atrasando ese momento para evitar la conversación —comentó aguantando la risa el castaño —No creo que esperen con ansias ser amenazados por sus suegras.
—Esos niños me están robando la diversión de molestarlos con la verdad —hizo un puchero la femenina —Y que les hable acerca de las enfermedades sexuales y los condones.
Masaru no aguanto más la risa y Mitsuki le dió un golpe en el hombro, debido a que Katsuki e Izuku se giraron a mirarlos, prácticamente preguntando con la mirada de qué se estaban riendo y ellos fingieron no saber nada, disfrutando del secreto que compartían entre ambos y bebiendo su café.
El cenizo lo llamo un "entrenamiento para combatir la vergüenza" porque realmente no pensaba morirse virgen y creía que con un poco de costumbre el de pecas volvería a estar relajado al lado suyo. El entrenamiento consistía en sentarse juntos en un sillón, ya fuera en su casa o en el departamento de los Midoriya, tan cerca como la tolerancia del pecoso lo aguantará y ver alguna película o documental. Al inicio, después del año nuevo, el de ojos esmeralda apenas podía sentarse lo más pegado a la punta contraria de dónde estaba el de quirk explosivo, con las manos en el regazo y el rostro rojizo desde que llegaba, tartamudeaba y balbuceaba de una manera poco normal que hacia al de ojos rojos divertirse por todo el rato. Con la constancia y las veces que lo repitieron, ahora podían sentarse juntos tocándose los hombros sin que el más alto se desmayara.
Incluso, debido a su gran avance, intentaron tener una "cita" de prueba en el cine del centro comercial. Pero no salió bien, a ninguno de los dos les gustaban los lugares tan llenos y no poder hablar al mirar la película, aparte de que se sintieron un tanto incómodos cuando al tomarse de la mano algunas personas les señalaron y murmuraron a su alrededor. El cenizo las mando al carajo e intento soltarse del pecoso, para que no tuviera que vivir un distinto tipo de acoso al que ya había recibido en el pasado. Sin embargo, el más alto se negó a soltarlo y camino con él por todo el centro comercial sin vergüenza, con la frente en alto e intentando que él no cometiera un homicidio contra los intolerantes.
Fue una experiencia con sus partes positivas y negativas. Para futuras citas, ya habían acordado ir a algún parque. La otra vez, cuando por pedido de Kaminari volvieron a cuidar a sus primos, fueron al parque con ellos y la pasaron muy bien. Una señora mayor, que paseaba a su perro y fue atrapado por los mellizos para jugar, les comento que le parecían una linda parejita con dos traviesos hijos. El de pecas se puso rojo cuál tomate y el cenizo también, pero ninguno negó las palabras de la mujer y los mellizos pronto hicieron que olvidarán todo cuando tuvieron que ir tras ellos por todo el parque. Aquel sí que fue un muy buen día.
—Kacchan, ¿vemos otra película? —preguntó al de pecas hacia el cenizo, que tenía los brazos cruzados y se le cerraban los ojos —Supongo que no. Ya es tu hora de dormir.
—No soy un jodido niño, no tengo un estúpido horario para ir a dormir —bufo de malhumor el de ojos rojos, todavía no era tan tarde y no quería que el de pecas se fuera —Veamos otra.
—Bien, pero si te quedas dormido a la mitad no te la voy a contar después —bromeó el de pecas y el cenizo rodó los ojos, riéndose en voz baja.
Bakugou se acomodó mejor en el sillón en lo que el de pecas buscaba su siguiente película. Sus padres en ese momento salieron de la cocina y subieron a su dormitorio, Masaru le pregunto al de pecas si pensaba quedarse a dormir y cuando le respondió que no, le pidió que lo llamara para llevarlo hasta su casa. Mitsuki les dijo que quedaba algo de comida dentro del horno y que había comprado un trozo de pastel de chocolate, que podían acabarlo si querían. El cenizo pensó que sus padres trataban al más alto como un hijo más sin darse cuenta y aunque era vergonzoso, también fue agradable. Después de todo, Hisashi e Inko le daban un trato igual y más consentido cuando estaba en su departamento.
La película que puso el de pecas era de una temática más histórica y de acción, buena e interesante pero a el de quirk explosivo de todos modos le dió sueño. No era su culpa, la primera semana de clases acababa de terminar y aún no retomaba el ritmo. Además de que con cada día de primavera que llegaba, se acordaba que el chico a su lado pronto se iría a hacer su pasantía a Estados Unidos en la Universidad Americana, en el departamento de Ingeniería e Informática. Estaría tres meses allá, teniendo un trabajo en una empresa y recibiendo tutorías de grandes profesionales del campo tecnológico. No podría verlo, ni tenerll tan cerca como ahora y ese pensamiento lo deprimía y abrumaba en ocasiones. Nunca pensó que sería tan apegado a la persona que le gustará pero al parecer sí lo era.
No obstante, comprendía bien que el de pecas tenía sus metas y que las cumpliría sin lugar a dudas, era increíble y estaba realmente emocionado porque lo fuera reconociendo, incluso si era en un lugar donde no podría verlo. Tal vez que los extraños halaguen su talento, en un lugar que lo reconoció por sus capacidades e intelecto y no por su ausencia de quirk, hagan que gane más confianza en sí mismo. Esperaba en serio que fuera así.
Aunque realmente no le gustaba nada que se tuviera que ir.
El cenizo cerro los ojos, intentando olvidarse de lo que sucedería dentro de muy poco y sin quererlo, se fue quedando dormido. Su respiración se volvió lenta, su cuerpo se fue inclinando para adoptar una postura más cómoda y su cabeza termino en el hombro del pecoso, el cuál dió un respingo por el peso inesperado y le miro de reojo, al verlo dormido se abstuvo de decir algo. Solamente se quedó quietito, con el rostro sonrojado y el corazón acelerado, mirando las largas pestañas de los ojos del cenizo, sus labios semiabiertos y sus musculosos brazos cruzados sobre su estómago. No creía que tuviera un buen sueño en esa posición, así que se movió un poquito y lo acomodo en el sofá, de modo que él quedará en la punta y el de quirk explosivo estirado a lo largo, con su cabeza ahora reposando sobre sus piernas. Trato de seguir mirando la película en lo que sus manos acariciaban el rostro del dormido chico pero fue inútil y sus ojos esmeralda se desviaron irremediablemente hacia su dormido...¿casi-novio?
Genial, si seguía por esa ruta de pensamiento, le saldría humo de las orejas. Sin importar el entrenamiento, cada vez que pensaba que a Bakugou Katsuki le gustaba, sentía que se derretía de adentro hacia afuera. Era prácticamente una gelatina verde con patas cuando estaba con el de quirk explosivo. Uraraka le daba un par de consejos de vez en cuando pero ninguno le servía para bajar sus nervios. Al menos, gracias a un enorme esfuerzo, no se desmayaba con el de ojos rojos tan cerca.
Soy penoso.
Izuku sonrió divertido por su propia falta de control y se las arreglo para quedar recostado en el sillón viendo la película. Acostumbrado a los desvelos, no sentía sueño todavía aunque debía reconocer que viendo a el de quirk explosivo sí le entraban ganas de echarse una siesta. Cuando se terminó, sentía las piernas un tanto entumecidas y la apremiante necesidad de ir al baño, por lo tanto, un poco apenado tuvo que tocarle los hombros al cenizo para despertarlo y que lo dejara pararse. Como adormilado Katsuki era bastante manso y obediente, lo hizo sin rechistar y se quedó sentado en el sofá, con los ojos mediocerrados y una mano en su cabeza sosteniendo su peso, para evitar caer rendido ante el sueño.
En esa misma posición lo encontró el de ojos esmeralda cuando volvió del baño.
—Creo que ahora sí que es momento de que te vayas a dormir, Kacchan —dijo con una sonrisa, ayudando al cenizo a ponerse de pie y acompañándolo hasta las escaleras —Y apenas son las once. Es realmente el horario de sueño de un niño muy bueno.
—Cállate, maldito —murmuró el de quirk explosivo — ¿Cómo terminó la estúpida película?
El de pecas negó con la cabeza, sonriendo divertido porque el cenizo no recordara su anterior conversación acerca de que no le contaría la película si se quedaba dormido a la mitad y le dió un breve resumen, que suponía que tendría que repetir mañana. El de quirk explosivo, como todo ser humano normal, no tenía una buena memoria estando medio dormido.
Al llegar a la habitación, el de ojos esmeralda vio como el cenizo iba tranquilamente hasta su armario y delante suyo, sin la menor muestra de consideración por su sanidad mental —estaba adormilado— se quitaba los pantalones negros y quedaba con unos boxers de color rojo que hicieron que el de pecas se diera media vuelta, rígido como una tabla de surf, para no mirarlo. Se volteo cuando el sonido de las sábanas y el colchón le hicieron saber que el más bajo ya estaba acostado.
Bakugou se había acostado de lado, tapado con una sabana azul hasta la mitad del pecho y sus ojos rojizos estaban fijos en el de pecas, que se acercó lentamente hasta la cama. Se veía muy tierno de esa forma. Y le coloco una mano sobre la cabeza, disfrutando de la suavidad de su cabello y dándole una corta última caricia.
—Que descanses bien, Kacchan —murmuró en un tono dulce —Nos vemos mañana.
El de pecas estaba por alejar la mano cuando, en un movimiento rápido y bastante calculado para el cerebro dormido de Bakugou, el cenizo le agarro de la muñeca, impulsando su cuerpo hacia arriba y lo tiró a él hacia abajo, lo suficiente para que sus caras quedaran a una corta distancia que le permitió al de ojos rojos pegarle un beso en la mejilla. Después de eso, que dejó al más alto sin palabras, el de quirk explosivo lo soltó y le dió la espalda en la cama, envolviéndose entre las sábanas.
—No te olvides de decirle a mi viejo que te llevé hasta tu edificio. O se va a enojar —le recordó, mientras sentía el rostro rojo por lo que acababa de hacer y su cerebro empezaba a despertar con mayor claridad —Nos vemos mañana, nerd.
Por un minuto entero el de pecas se quedó en su propio mundo disperso, perdido y atontado. Después, cuando se recuperó, se dió media vuelta y apagó la luz de la habitación, cerro la puerta muy despacio y soltó un chillido que intento ahogar contra su boca. Desde su cama, el de quirk explosivo se rió y se entregó a un muy pacífico y maravilloso sueño.
Kirishima se preguntaba porqué Todoroki no había venido la primera semana de clases. Le llamó un par de veces pero no le contestó y no parecía estar activo en su chat del celular o las redes sociales. Estaba preocupado, pero no creía que nada malo le hubiera pasado. De ser ese el caso, Yaoyorazou o Uraraka hubieran dicho algo.
Ese lunes en verdad que esperaba poder verlo. Se levantó muy temprano, llegó a tiempo a la academia para ver si se lo cruzaba y se quedó en los casilleros más de lo usual para verlo. Pero sus esfuerzos no rindieron frutos, Kaminari y Ashido, que llegaban tarde como siempre, lo sacaron de los casilleros y lo arrastraron al salón de clases. Irónicamente, Sero estaba ahí, de pie en la puerta junto con el de quirk dual a quien tanto espero.
El pelirrojo sonrió feliz de verlo y estaba por saludarlo cuando el bicolor se metió de prisa en el salón, sin siquiera mirarlo. Si el de dientes puntiagudos fuera un globo, se hubiera desinflado como si estuviera pinchado.
—Buenos días, chicos —los saludo el más alto intentando aliviar el ambiente — ¿Entran? Tuvieron suerte de que Aizawa-sensei estuviera ocupado hablando con Todoroki, si no, les habría duplicado la cantidad de ejercicios de la tarde.
— ¿Se metió en problemas por faltar? —preguntó curioso el de ojos dorados.
—No, me dijo que Aizawa-sensei quería saber si estaba bien y nada más —contestó el azabache —Ya entren. Ahí viene el profesor.
Los demás hicieron caso, se metieron en el salón y el de dientes puntiagudos con los ánimos caídos fue hasta su asiento. El rubio le dió una palmadita en su hombro para animarlo y la femenina menciono que tal vez podrían hablar en el receso. Eso hizo que se sintiera optimista y pudiera prestar atención a la clase de Ereaser Head.
Bakugou que se sentaba cerca del pelirrojo —y que ya estaba dentro del salón desde hace rato a diferencia de sus impuntuales amigos— pudo observar toda la escena y pensó que debía haber algo mal con el bicolor para que evitará así a su amigo. Durante el año nuevo se quedó junto a él en todo momento, tanto en la fiesta como en el templo y en el manga-café que visitaron. Incluso, debido a que el efecto del alcohol no se le pasó, el pelirrojo lo llevo hasta su casa en taxi y se quedó ahí a dormir. No sabía todos los detalles, pero al parecer el bicolor no quería que se fuera y casi congelo toda la instancia de los Todoroki cuando trato de irse. Un muy cansado Enji Todoroki, junto con dos de sus hijos, Touya y Natsuo —que encontraban muy divertido todo el asunto— lograron convencerlo de quedarse, todo con tal de que la casa no se convirtiera en un congelador.
Algo debió haberle pasado al de quirk dual para que ahora estuviera evitando al de dientes puntiagudos.
La clase de Ereaser Head fue lo bastante larga y tediosa como siempre cuando se trataba de teoría. El de quirk explosivo ya estaba pensando en ir a molestar el de pecas en el primer receso cuando la vibración en su celular le robó la atención y lo saco para revisar quién era. Para su sorpresa, era Momo. Intrigado, ya que nunca antes había hablado con ella por mensaje, desbloqueo el celular y lo reviso.
Bakugou-san, necesito su ayuda, ¿podríamos hablar en la azotea?
Katsuki no necesitaba unir puntos para saber que tenía que ver con Eijirou y Shoto. De inmediato, respondió que sí.
Lo primero que recuerda al despertarse ese primero de enero es un horrible dolor de cabeza, seguido de una borrosa memoria y la sensación más horrible de sed. Lo segundo y que casi lo manda al paraíso, es el recuerdo de aquel chico durmiendo a su lado, con una enorme marca de un chupetón en el cuello y desnudo de la cintura para arriba, con el cabello rojo largo y lacio esparcido por la almohada.
Shoto no sabe bien cómo logro salir del futón sin caerse y corrio hasta el baño, dónde se encerró por dos horas hasta que Touya fue a tocarle la puerta y le contó que Eijirou se había ido a su casa, ya que una de sus madres lo llamo y exigió su presencia en casa para festejar el nuevo año. Eso le hizo sentirse aliviado, ya que no recordaba nada y no estaba seguro de querer hacerlo, cielos, no, mejor no saberlo.
Natsuo no perdió el tiempo en burlarse de él y hablar de que había pasado al siguiente nivel de la adultez, ya que ellos, desde la sala donde tenían una pequeña reunión entre los hombres de la familia, escucharon un par de gritos por parte del pelirrojo y de cosas que se caían por su cuarto. Es más, cuando volvió a su habitación, había muchísimas cosas esparcidas por todas partes, lo que corroboraba las palabras de su hermano mayor.
Ese evento llevo a que, bueno, Shoto hiciera una enorme Guardia de Hielo. Es decir, prácticamente congelo toda su habitación para que nadie pudiera pasar a molestarlo y mando su celular al carajo. Entre la vergüenza y la amnesia, solo quería congelarse hasta los veinte años. Por desgracia, su madre y Fuyumi tenían otros planes para él y lo terminaron sacando. Y Enji juro que le cobraría en el futuro la reconstrucción de ese sector de la antigua casa.
Honestamente, no quería ir a Yuei. Más que nada porque tendría que ver a el pelirrojo y no estaba listo para eso. Pero necesitaba ir, de otra no le quedaba y como se lo espero, apenas puso un pie en el lugar —extremadamente temprano— Aizawa, que llegaba en su auto junto con Yamada, lo interceptó para una charla muy larga acerca de cómo estaba y porqué falto. Tuvo la charla más incómoda de su vida con su profesor pero, al menos, fue mejor que discutirlo con Enji y Rei. Eso sí que no lo hubiera soportado.
—Todoroki-san —lo llamo Yaoyorazou — ¿Piensa esconderse aquí todos los días de ahora en adelante?
Shoto hizo un ligero puchero cuando giro a mirar a Momo. Ella era la única que sabía lo que le pasó —o lo que creía que pasó— con Eijirou, se lo contó durante la clase de Ereaser Head, mediante mensajes. Ya que la azabache estuvo muy preocupada por él y tenía varias llamadas y mensajes perdidos de ella durante la semana pasada, también del pelirrojo pero no quería pensar en eso.
—Me pareció una buena idea, ¿a ti no, Yaoyorazou? —respondió un tanto a la defensiva.
La azotea no era el lugar más inteligente para evitar a una persona pero en todo Yuei casi nadie la usaba, a no ser que hiciera calor. Y todavía no hacia tanto calor como para estar ahí arriba, había demasiada viento y eso daba bastante frío. La azabache estaba parada delante del bicolor, que se apoyaba en la red de alambre del lugar.
—No creo que sea conveniente en el largo plazo —comentó la de quirk de creación — ¿Por qué no hablar con Kirishima-san?
—Porque no sé qué hice, entonces no sé exactamente como disculparme —murmuró el bicolor —Quiero disculparme sabiendo lo que hice. Pero no lo sé. Y no pienso preguntarle a Kirishima.
—Todoroki-san, en mi opinión, si le hubiera hecho algo deshonroso a Kirishima-san, lo recordaría con claridad —comentó la de ojos ónix —No es una de esas cosas que se olvidan. Menos si se trata de algo tan íntimo como lo que me contó que sucedió esa noche.
Todoroki hizo otro puchero, nada convencido por las palabras de Yaoyorazou. Pero entonces el sonido de la puerta abriéndose les llamo la atención a ambos y el de quirk dual en especial quiso en ese momento saltar de la azotea cuando se encontró con el rostro sonrojado de Kirishima, que iba acompañado de Bakugou.
Hubo un tenso silencio entre los cuatro hasta que el de quirk explosivo hizo un comentario.
—Hey, mitad-mitad, más te vale pedirle matrimonio a Kirishima ahora que te lo jodiste —dijo directamente el cenizo sintiendo muchísimos deseos de reírse de la cara que estaba poniendo el de quirk dual —Pero antes tendrás que aguantar el rayo electrico de Kaminari y el ácido de Ashido por haberlo deshonrado, bastardo.
— ¡Bakugou, basta! ¡No digas más!
El pelirrojo detuvo a su mejor amigo de seguir hablando, o de lo contrario, tenía el presentimiento que el de quirk dual los quemaría a todos ellos juntos. Estaba rojizo como nunca antes lo había visto, se había arrodillado en el suelo y escondido el rostro entre las rodillas para esconderse de ellos y no tener que explicar nada. A Katsuki eso le recordó a Izuku durante su confesión en año nuevo, bastante familiar y divertido. Y le hizo tener un poco de compasión por el nervioso muchacho.
Momo se le acercó para que ellos se fueran y dejarán a los otros dos solos para que hablarán, cerro la puerta de la azotea y después le miro con recriminación por lo que había hecho.
— ¿Por qué trajo a Kirishima-san? —interrogó la de quirk de creación.
— ¿No que querías ayuda? —se quejo el de quirk explosivo.
—Esperaba que viniera solo, para que Todoroki-san pudiera preguntarle por Kirishima-san y acordar un encuentro —explicó la azabache —No que lo trajera tan rápido. Casi mata a Todoroki-san.
—Fue un método efectivo —se encogió de hombros el cenizo —Si no salen de ahí en pareja, los mato a los dos.
—Oh, ¿se sumo a las apuestas, Bakugou-san? —pregunto curiosa la azabache.
— ¿Qué apuestas?
Momo se rió nerviosa y Katsuki no le dejo pasar lo que dijo, así que, no le quedó de otra que contarle sobre las tantas apuestas de la clase A para las parejas. Entre indignación y quejas, el cenizo se terminó sumando a la apuesta de ese año que decía que Shoto y Eijirou tenían que ser pareja antes de las vacaciones de verano.
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