Capítulo 42

Fue Kaminari quien empezó a abrir las latas de cerveza. Después Ashido la que propuso una competencia y Todoroki quien le siguió el juego, haciendo que tuviera algo en lo que enfocar su energía y malhumor.

Bakugou pensó que no estuvo tan mal. Se divirtió bastante con cada tontería que hicieron. Desde ver al rubio pararse de cabeza solo porque ver si eso le bajaba la borrachera hasta la parte en que el bicolor le preguntaba a Kirishima si le gustaría más si su cabello era de color totalmente rojo o totalmente blanco, lo que causó que el de dientes puntiagudos se ahogara con la comida y escuperia sobre Sero. No recuerda cómo o porqué pero empezó a hacer un dueto con Jiro, la cual estaba mucho más suelta y alegre que antes, quizás porque el rubio estaba con ella y la hacia sentirse segura.

La verdad, la paso bastante bien. Hasta que se acordaron que tenían que ir al templo y tenían que arreglarse, entonces empezó el desastre donde el bicolor no quería separarse del pelirrojo —estaban sentados juntos y permaneció bastante pegado a él todo el rato— porque seguramente, una vez estuvieran con la clase A lo dejaría de lado y el rubio y la femenina no podían caminar sin tropezar o caerse, pareciendo bebés que daban sus primeros pasos. El de quirk explosivo estaba bastante bien, sí un poco mareado y aturdido, pero no al nivel de ellos. Así que nadie lo tuvo que "cuidar" en la ida al templo. Camino con la cabeza gacha para revisar bien dónde estaba poniendo los pies y no fue hasta que el pelirrojo le aviso que estaban llegando a las mesas donde estaba el resto de su clase que levantó la cabeza.

Fue entonces cuando hizo contacto visual con Midoriya, tenían un gorrito oscuro que ocultaba sus rizos y una campera negra abultada, estaba sentado al lado de Uraraka. Se preguntó si iba a saludarlo, si debía ir y...antes de terminara de pensar, el de pecas bajo la cabeza, cortando el contacto visual sin ni siquiera decirle un maldito hola.

Se enojo. Claro que se enojo. Pateó una silla de la mesa e ignoró la voz de Asui en lo que iba a buscar un lugar para sentarse, muy alejado del bastardo de ojos esmeralda.

Jodido y estúpido Deku, ¿ni siquiera quieres verme? Bien, yo tampoco tenía tantas ganas de verte, bastardo feo.

—Blasty, amigo, ten —lo llamo el pelirrojo pasándole un vasito con chocolate caliente —Para mantenerte caliente.

El cenizo acepto el vasito y sintió la extraña sensación de que lo estaban observando, al buscar la fuente de eso se encontró con la mirada molesta de Shoto y tuvo que reprimir las ganas de reírse por sus obvios celos.

—Ve con el mitad-mitad, no quiero que me queme con los ojos —indicó empujando el pelirrojo que se rió y le hizo caso.

En el instante en que Eijirou se fue para ir al lado del bicolor, el cenizo consiguió calmarse. El chocolate estaba pasable y que Tsuyu le pasará unos malvaviscos —lo notó más arisco de lo usual y quería mejorar su estado de ánimo con esos dulcesitos— fue suficiente para hacer que le gustará más. Pudo escuchar sus compañeros de clase y amigos seguían conversando entre ellos pero no prestó atención, se la pasó bebiendo su chocolate y calmando su malhumor, más que nada incrementado por las cervezas  y la recepción que le dió el de pecas.

— ¿Nos retiramos? —preguntó Tenya en general a la mesa después de un largo rato—Ya casi es hora de que suenen las campanas de la medianoche.

Los demás se pusieron de acuerdo y como el de quirk explosivo no pensaba quedarse solo, los siguió en silencio. Seguía estando un tanto mareado pero como el de quirk dual había acaparado a su mejor amigo y los otros estaban bastante inmersos en sus parejas —aunque Hanta y Mina aún negaban ser una— no había quien lo ayudará. El cenizo chasqueo la lengua cuando sus botas resbalaron en el suelo húmedo y mascullo una maldición. Quedaría como todo un idiota si se caía a estas alturas. Realmente, la cerveza le pegó bastante o quizás se debía a la cantidad que tomo.

Maldito Denki y maldita la competencia. Todo por no querer perder contra el bastardo mitad-mitad roba amigos.

—Bakugou-kun, ¿estás bien? —preguntó Ochako, dándose le vuelta al escuchar un leve sonido en su dirección y viendo que el de quirk explosivo estaba, por tercera vez, a punto de caerse por sus botas y la nieve.

—No molestes, cara redonda —murmuró huraño volviendo a caminar el cenizo, teniendo cuidado dónde pisaba y fingiendo que estaba bien.

—Mí Ochako no es molesta, gruñón —le saco la lengua Himiko, que iba agarrada del brazo de su novia y después hizo una expresión pensativa —Katsuki-kun, ¿traes el celular?

— ¿A qué mierda viene esa pregunta? —cuestiono el cenizo.

—Nos podemos perder. El templo es grande y los demás se fueron por otros lugares —explicó la rubia con lógica —Si por casualidad caminas tan lento que te dejamos atrás, ¿tienes tu celular para llamar a alguien?

El de quirk explosivo soltó un gruñido y contesto, muy a su pesar, que no traía su celular. Lo había dejado cargando en la casa del azabache, junto con el de Denki. No estaba preocupado por eso hasta ahora.

Todos se detuvieron. Y, por unanimidad, le pasaron la pelota a Izuku que había estado bastante adelante de todos y que se negaba a ver al de ojos rojizos. La castaña fue la encargada de darle al de pecas un empujón hacia el chico explosivo —que debido al nivel de alcohol en su sangre no captaba que todos sus amigos se estaban poniendo en su contra— y darle las órdenes de cuidarlo. La rubia se mordió los labios para no reírse de la cara de traición que puso el de pecas e incluso antes de que el cenizo pudiera replicar, el de lentes apoyo a la de quirk de gravedad.

—Bakugou-kun, Midoriya-kun, es por el bien de la salida que debemos permanecer todos juntos —dijo con seriedad —Acordamos pasarla bien como amigos y recibir el año nuevo todos juntos, sería muy lamentable perdernos esa experiencia porque alguien se perdiera en el camino.

—Iida tiene razón, chicos —concordó Momo con gentileza, iba de la mano del más alto y tenía una expresión suave para hablarles —Sería triste que no podamos tener esta experiencia. Y ustedes se llevan bien, ¿qué hay de malo con que se queden juntos?

El de pecas y el de quirk explosivo tuvieron que mirarse por un momento, ninguno sabiendo qué decir para no estropearlo con el otro. Su silencio fue tomado por los demás como una señal de acuerdo y volvieron a caminar todos juntos hacia el templo, con ellos dos detrás, yendo en silencio y el de ojos esmeralda más atento a los pasos de su acompañante que a cualquiera otra cosa. En cierto punto, el cenizo estuvo por chocar con una pareja y el más alto coloco naturalmente una mano sobre su hombro, para atraerlo hasta su lado y evitar la coalición. Eso provocó que el de quirk explosivo se tensara pero no se alejó y espero a ver la reacción del pecoso.

Antes de que Midoriya logrará soltarlo, Bakugou pudo ver con claridad lo sonrojado que estaba, desde las orejas hasta el cuello, haciendo resaltar las pecas en sus mejillas y pudo sentir que el corazón se le salía del pecho, a la vez que la molestia y el enojo iban disminuyendo. Al parecer a el de pecas le causaba cierta vergüenza estar cerca suyo.

Genial, tenía que ver qué tan lejos llegaba eso.

El cenizo fingió tropezar y el de pecas, tan alerta como estaba, lo atrapó en brazos para evitar su caída contra el piso. Coloco un brazo en su estómago y con el otro le tocaba el hombro, estaba casi abrazándole y si no fuera debido a que él mismo se puso un tanto nervioso por ese acercamiento, hubiera logrado escuchar el chillido que dió. Se quedaron quieto un momento sin avanzar entre la gente y ambos sintieron que la sangre se les iba a la cabeza.

Pero uno eligió ser valiente.

—K-Kacchan —tartamudeó el de ojos esmeralda — ¿Estás bien? ¿Te hiciste daño?

—...No —respondió en voz baja, sintiendo como los brazos del pecoso se separaban de su cuerpo y le dejaban algo de espacio para respirar.

—Que bueno, ¿seguimos? Los demás se...—quiso darse la vuelta el de pecas pero sintió un tirón en su campera y se giro para ver que el más bajo lo estaba reteniendo, pasando saliva por su garganta seca e intentando no pensar en lo lindo que se veía el cenizo en ese momento, trato de lucir lo más normal posible — ¿Sucede algo?

—Dame la mano, Deku.

Izuku sintió que sus neuronas se murieron. Por favor, que alguien le dijera que el de quirk explosivo no le acababa de pedir su mano. Podría ser invierno pero en este momento le sudaba —de los nervios— como si fuera un día veraniego y no creía que fuera algo agradable para el cenizo. Ni siquiera tenía guantes para disimularlo.

Katsuki movió la cabeza hacia un costado, notando que el de pecas de puso nervioso y tenso, se le acercó un momento y sin esperar su permiso, le agarro de la mano derecha. Pudo sentir que estaba fría y sudaba, pero no le molestó. Él mismo por su quirk sudaba mucho de las manos.

—S-Sueltame, Kacchan, no debe ser agradable —murmuró el de ojos esmeralda.

— ¿Qué cosa? —se acercó para ver más del rostro del contrario, la manera en que fruncía los labios y esquivaba su mirada.

—Mí mano...suda mucho, es desagradable —terminó soltando el de pecas.

—La mía también, idiota —bufo el cenizo comprendiendo de dónde venía la tensión e incomodidad del pecoso — ¿Eso te molesta?

En automático, el de pecas negó con la cabeza y el más bajo sonrió, diciéndole que si no seguían caminando, en verdad se iban a perder como dijeron los demás. El de ojos esmeralda se giro en ese momento solo para ver que sus amigos se habían alejado bastante de ellos y aguantando la vergüenza, los siguió lo más rápido que pudo teniendo cuidado con el cenizo.

La enorme campana del santuario estaba por ser tocada por los monjes y el resto de la clase A se iba reuniendo para el evento. Para cuándo inicio la cuenta regresiva, el de pecas y el cenizo olvidaron momentáneamente sus nervios para con el otro, se metieron en el momento de felicidad y exaltación de sus amigos que gritaban juntos los números hacia atrás para la llegada del nuevo y próspero año. Cuando el ruido de la campana comenzó, todos gritaron sus felicitaciones y se abrazaron, aplaudieron y sonrieron.

Bakugou giro la cabeza de costado para mirar hacia Midoriya, el cuál estaba felicitando a Uraraka y Toga por el año nuevo. Tiró de su mano para que le prestará atención e ignorando que todos estaban ahí para verlos, se puso de puntas de pie y le susurro en el oído.

—Feliz año nuevo, Izuku.

Después de que se alejó del pecoso, el cenizo pudo escuchar el estruendo de los fuegos artificiales y las voces de sus amigos maravilladas por el espectáculo que él lo estaba viendo, porque se concentró en la expresión que tenía el de pecas en ese momento, como sus mejillas estaban tan rojas como las manzanas maduras y el brillo lleno de cariño, pero con miedo, en sus ojos esmeralda.

Entonces, tuvo el presentimiento de que algo estaba mal entre ellos pero también la sensación de que terminara bien. De alguna forma, estarían bien. Le dió un apretón más en la mano y se puso a ver los fuegos artificiales, dejando de lado el golpeteo en su corazón y la sensación de sus manos juntas. Cuando Ashido lo arrastró para tomarse unas fotos, lo soltó y vio como Iida se le acercaba, posiblemente buscando al más alto para hacer lo mismo.

El cenizo no fingió que estaba bien, él realmente lo estaba. Salió casi sonriendo en las fotos, en otras golpeando a Kirishima o a Kaminari y en una compartiendo una brocheta de carne con Toga, estando Uraraka de fondo sonriendo y haciendo el símbolo de la paz. No pensó mucho en lo que acababa de suceder, en la tensión sin resolver, hasta que la de quirk ácido anuncio que debían ver también el primer amanecer del año todos juntos, en algún edificio de la zona que permitía el acceso a las terrazas. Una parte de la clase A declinó la oferta, querían volver a sus casas a ver a sus familias y no estaban preparados para pasar toda la noche afuera, pero la mayoría se quedaron.

Por la recomendación de Hagakure, fueron a un manga-café que abría toda la noche, con varias salas donde podrían acomodarse. Ya que iban a pasar toda la noche despiertos, era mejor si era en un espacio cómodo y dónde pudieran estar calentitos antes de salir a la azotea a ver el café. Algunos que no habían estado nunca en esos lugares, como Yaoyorazou y Asui, se mostraron muy emocionados y curiosos. La salas solo permitían hasta tres personas, así que compraron todas de una misma fila para estar cerca y jugar juntos albinos juegos.

A Izuku le tocó con Shoto y Eijirou, a un lado de la cabina donde estaba Katsuki con Denki y Hanta. El bicolor estaba menos ebrio que antes y pidió que le explicarán cómo jugar con la consola a los juegos en la computadora. Mientras le explicaban, era muy sencillo escuchar los gritos de muere del cenizo que estaba a un lado, jugando a juegos de lucha contra Minoru y Tenya que estaban en la otra cabina. El de pecas no pudo evitar reírse y el de quirk dual eligió justo ese momento para preguntarle si no quería irse a la cabina donde estaba el de quirk explosivo.

—N-No, Kacchan se está divirtiendo —murmuró el de pecas, que no quería estar a solas con el de ojos rojizos. Escucharlo decir su nombre casi destrozo su cordura y estuvo a nada de besarlo —Le molestaría si voy.

—A Bakugou no le molestaría, Midoriya —opinó el de dientes puntiagudos, que estaba cerca del bicolor, abrazándole por los hombros debido al espacio reducido e indicándole qué botones presionar en su juego —Podrías decirle a Sero que hagan un intercambio...¡cuidado, Todoroki, derecha, presiona el botón de la derecha!

El de quirk dual intento hacer lo que le decía el pelirrojo pero era muy complicado teniéndolo tan cerca suyo y con su voz en la oreja, sus dedos no le hacían caso y termino perdiendo en su juego de carreras contra Momo que estaba en la punta opuesta de su fila.

— ¡Todoroki-san! ¿Quiere la revancha? —gritó la de quirk de creación, que se sentía un poco mareada y aturdida desde que le dieron esas latas con un bajo contenido de alcohol.

— ¡Sí! —afirmó el bicolor para después mirar hacia el pelirrojo que se estaba riendo y preguntarle — ¿Cómo hago para jugar contra ella otra vez, Kirishima?

—Ya te va a mandar una solicitud —dijo el de dientes puntiagudos, tocando la pantalla de la computadora que en ese momento se iluminó con el nombre de usuario de la chica —Mira, Creati te ha retado en el All Might Rail. Aprieta aceptar y empiezas otra vez.

El de quirk dual hizo caso y empezó otra vez su carrera de autos contra la azabache. El de pecas se sintió aliviado de que ambos hubieran olvidado su conversación, eso hasta que llegó el de ojos dorados hasta su cabina y le tiró del brazo para sacarlo.

— ¿Que sucede, Kaminari-kun? —quiso saber ya que el rubio lo saco sin ni siquiera esperar que agarrara su celular del lugar.

—Cambio, cambio —se rió el rubio, que seguía bastante achispado por la bebida y no pensaba con nada de claridad — ¡Ve con Sero y Blasty, Midoriya! Ah, Sero se quedó dormido, ¡pero no importa! Nada le molesta. Ni siquiera los gritos de Bakugou. Ve, ve, ve.

El de quirk electrico no le dió ni tiempo a protestar cuando le empujó y lo llevo hasta su cabina, dónde el cenizo estaba sentado delante de una computadora y el azabache, con las piernas flexionadas y las manos sobre el estómago, se encontraba durmiendo en lo que sería la "cama" de ese minúsculo lugar, con todas las mochilas y abrigos encima. El de ojos rojos pareció ajeno a su presencia, ya que estaba jugando una pelea contra Miss Princess.

El de pecas tuvo el presentimiento de que debía tratarse de Himiko, aunque el personaje en la pantalla se parecía bastante a Ochako en su traje de heroína. Estaban jugando al Mortal Combat y el cenizo presionaba los controles de la consola con tal fuerza que no le sorprendería si los rompía. En silencio, se sentó a su lado —ya que no tenía otro lugar para hacerlo— y lo miro jugar. En cuestión de segundos, el de quirk explosivo fue conciente de su presencia, pero le hizo el favor de ignorarlo y concentrarse en el juego hasta que ganó y desde lejos se escucharon los quejidos mezclados de la castaña y la rubia. Al parecer, ellas estaban jugando en equipo contra el cenizo desde hace rato y le mandaron la solicitud para la revancha.

Entonces, el de quirk explosivo se movió unos centímetros y le indico al de pecas con la mirada que se acercará. El más alto lo hizo, sintiendo todo su cuerpo temblar con nerviosismo debido a que esa pequeña cabina sin importar que tanto lo intentará, terminara tocando al cenizo por los costados. Hombro contra hombro, pierna contra pierna. Incluso el más bajo estaba tocando con su otro costado la superficie de la cama donde Hanta dormía tan plácidamente. No había nada que pudiera hacer para evitarlo.

—Te toca —le paso el mando del juego al de pecas —Cambia de jodido personaje. Si la cara redonda y la loca llegan a creer que me ganaron, te mato Deku. Escoge otro personaje.

Captando perfectamente la amenaza —y agradeciendo a todos los dioses que el cenizo no estubiera mencionando su extraño comportamiento de esa noche— el de ojos esmeralda eligió otro personaje en la pantalla y cambio el nombre de Lord Murder Explotion —un nombre bastante dramático, si le permiten opinar— a el simple Deku. Logro escuchar los gritos de las femeninas acerca de que estaban felices de jugar con él y no contra el cenizo, pero que igual les debía la revancha. El de quirk explosivo les devolvió los gritos diciendo que les daría la revancha cuando le diera la gana.

Midoriya termino riéndose, aún con toda la tensión mezclada en su cuerpo y la cercanía con Bakugou en aquella pequeña sala. Se rió, en una mezcla de alegría, ansiedad y miedos que hacían que su estómago se contragiera pero que no le impidieron disfrutar del momento que estaba viviendo. Pensó que esa era la razón por la cuál le gustaba tanto el cenizo, siempre le hacía sentir bien, como alguien normal y no como el sin quirk que todos se encargaban de menospreciar.

Estar a su lado le hacía sentirse con confianza, feliz y que sin importar lo que hiciera, sería responsabilidad suya por ser él mismo. Que estaba bien ser cómo era. Que no importaba que fuera un sin quirk.

Gracias al de quirk explosivo, tuvo una mejor relación con los demás. Mei hubiera sido su única amiga en toda la academia si no fuera por su insistencia. Se la habría pasado encerrado en su habitación tres años seguidos si no fuera por él. Paso muy buenos momentos, gracias solamente a que el cenizo llegó hasta la sala de Soporte Técnico a preguntar por su ingeniero.

Quería que supiera de esas cosas. Quería que comprendiera porqué todavía no podía aceptarlas.

Por lo tanto, cuando terminó su pelea, le miro a los ojos y apretando el mando entre sus manos, le dijo.

—Kacchan, hay algo que tengo que decirte. Es muy importante —admitió, sintiendo como sus mejillas se ponían calientes — ¿Me escucharías?

Algún día, recordaría este momento e iba a reírse de sí mismo, de lo tenso que se sintió cuando el cenizo acepto hacerlo, de la sensación de que podría haber vomitado en ese instante y de cómo todo, al final termino.

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