Capítulo 38

Kaminari adoraba a sus primos. Eran dos mellizos de siete años y una preciosa bebé de nueve meses, los hijos del hermano menor de su madre. Eran muy parecidos a él, casi como si fueran hermanos y disfrutaba enormemente el cuidarlos.

Pero no en el día de su cita con Jiro. Una de las más importante de todas, ¡le iba a pedir oficialmente que fuera su novia durante el concierto que irían a ver! El cuál fue muy difícil conseguir las entradas ya que era el 27 de diciembre, unos días después de navidad y antes del año nuevo, una fecha en las que todos buscaban un magnífico regalo para sus seres queridos y las entradas a ese concierto eran un muy buen regalo. Él las consiguió casi de pura suerte y no pensaba desperdiciarlas.

Por mucho que amara a sus primos, mierda, quería una novia.

Bueno, tendría que recurrir a los refuerzos.

Mitsuki y Masaru habían salido en su tradicional viaje de esposos de todos los años. Una costumbre que tenían desde que Katsuki cumplió los doce años y concluyeron que podía sobrevivir sin ellos durante unos días. Por supuesto, pasaron la navidad juntos y por ese año fueron a visitar a los Midoriya. El cenizo no recordaba una navidad dónde sus padres se hubieran reído tanto y él mismo se hubiera quedado despierto hasta tan tarde junto con Izuku, ya que aparte de la fiesta con sus familias, fueron a reunirse con sus amigos en la mansión de Momo. Para la clase A -con algunas personas de la clase B, unos superiores que se morían de ganas de ver a sus pequeño compañeros y los miembros honorarios que eran de Soporte Técnico- fue dentro de todo una fiesta tranquilo. Resultó ser así más que nada porque Tenya impidió la llegada del alcohol a las mesas, sin importar los esfuerzos de Denki y Minoru.

Fue bastante divertido. Y el de quirk explosivo lo había disfrutado y necesitado, All Might anunció su retiro en noviembre y la prensa aparte de incordiar a su mentor, decidieron ir también tras él —ya que se convirtió en su sucesor de forma oficial delante del público— lo cual era muy pero muy molesto. Apenas podía ir de la casa a la academia y sus prácticas sin ser molestado. Por ese mismo motivo había evitado salir cuando empezaron las vacaciones, siendo la excepción la navidad.

Y, ahora, el pedido de auxilio del rubio eléctrico que lo hizo salir de su casa e ir hasta la suya. Bueno, tampoco le gustaba mucho quedarse encerrado que digamos.

Nunca había ido a la casa del rubio. Hanta sí y creía que Eijirou había ido una o dos veces pero él nunca fue. El rubio había sido sincero en que su casa era un lugar pequeño y que tenía unos cuantos vecinos que no toleraba bien el ruido, además de que quería que su madre pudiera descansar bien ya que trabajaba de noche, haciendo que estuviera en la casa hasta las tardes antes de irse.

Cuando el cenizo llegó frente a la casa, se dió unos segundos para examinarla. Era linda y sí, pequeña, de un solo piso. Había dos ventanas en la parte de enfrente, un jardín bien cuidado con algo de nieve y unos escalones que daban a la puerta. Él paso sin problemas y tocó la puerta con los nudillos dos veces. Todavía no sabía qué problema exacto lo trajo ahí pero, de acuerdo, al leer el mensaje del rubio que decía estoy en problemas, por favor ayúdame se sintió algo inquieto y no pidió explicaciones, solo que le pasará bien su dirección. El de quirk electrico no era de los que pedían ayuda, a no ser que fuera sobre sus tareas y lo hacía solamente cuando no le quedaba otra salida más que desaprobar la materia.

Cuando la puerta se abrió, el cenizo se encontró con Hanta que traía una sonrisa nerviosa y sostenía a una bebé en brazos, de fondo escucho los gritos de Eijirou y la voz de dos niños más riéndose. Sus neuronas se movieron rápidamente para darse la vuelta y salir de ahí antes de que sus amigos lo metieran en una estupidez. Desgraciadamente, el azabache fue más rápido y lo agarro del brazo para arrastrarlo dentro la casa. Después, cerro la puerta con cerrojo y ni se inmutó ante la mirada de muerte que el más bajo le estaba dando.

—Bienvenida a la Guardería Kaminari. Soy el ayudante principal Sero Hanta —hizo una presentación el más alto sonriendo —Y el que está corriendo a los mellizos es mi asistente Kirishima. Agradecemos que halla venido solidariamente a ayudarnos con este trabajo, Bakugou-san.

—Deja las putas bromas de lado. Yo no soy niñera de nadie —gruño el cenizo y rodó los ojos cuando el más alto le tapó los oídos a la bebé para que no escuchará lo que estaba diciendo — ¿Ellos eran el jodido problema de Kaminari?

—En parte, sí. Sus tíos vinieron a dejarlos por la mañana y él no tenía ni idea. Intento llamar a su mamá pero está de doble guardia en la clínica y no le contesto —explicó el azabache —Tiene su cita con Jiro hoy y por eso pidió ayuda. No serán muchas horas, prometió volver una vez terminará el concierto.

— ¿Y eso a qué maldita hora sería, cara plana? —exigió saber el de quirk explosivo.

—A las diez. Estará acá como diez y media, calculo —respondió el azabache y al ver que el cenizo estaba por abrir la boca para irse, agrego —Tambien convenció a Midoriya de venir a ayudar. Debería estar por llegar.

El cenizo se aguanto las ganas que tenía de gruñir y maldecir a todo el mundo para después pasar por el pasillo diminuto de la entrada hasta la sala, ignorando por completo la sonrisa de victoria en el rostro del azabache y concentrándose en la peculiar escena en torno al sofá, dónde dos niños bastante similares entre sí, de ojos dorados y cabello rubio, escuchaban la reprimenda de Kaminari que se encontraba de pie frente a ellos.

—No pueden correr por la casa, se los he dicho miles de veces, se van a golpear con algo y se terminarán lastimando —los regañaba el rubio —Kirishima casi se muere cuando se cayó el jarrón y corrieron encima de el niños.

—Pero traemos las zapatillas puestas, Den-niisan —hizo un puchero uno de los niños.

— ¡No nos lastimamos! —protestó el otro.

—Aún así, acaban de romper un jarrón y su mamá se va a enojar mucho cuando lo sepa.

Los niños se pusieron pálidos. El cenizo nunca pensó que el rubio los tuviera tan bien educados. Pensó que los dejaría hacer lo que quisieran si eran parientes suyos pero al parecer se equivocó.

Justo en ese momento, Kaminari lo vio en la sala y le sonrió, esa sonrisa de perdón por meterte en esto mezclada con por favor no me dejes solo. Lo que provo que el cenizo bufara y se cruzará de brazos. Si Midoriya ya estaba en camino, no tenía planes de irse y eso el pequeño rubio manipulador debía tenerlo bastante en claro por la forma en que suspiro de alivio al ver que no le iba a gritar ahorita mismo por hacerlo ir hasta su casa.

—Hisame, Naoto, él es también uno de mis amigos y se va a quedar a cuidarlos, se llama Katsuki Bakugou —lo presentó con los niños que de inmediato le vieron llenos de curiosidad e interés —Más les vale hacerle caso. No querrán verlo molesto.

— ¡Lo he visto en la tele! —saltó uno de los niños del sofá, corriendo hasta el cenizo y agarrando la tela de su remera — ¡Eres el sucesor de All Might! ¡Genial!

El segundo niño, un poco más tímido, también se acercó a verlo. Sus ojitos dorados también brillaron de adoración y el de quirk explosivo pensó que tal vez no sería tan malo cuidarlos.

— ¿Cuáles son sus nombres? —pregunto ya que pese a escucharlos recién, no sabía a cual de los dos niños el rubio se estaba refiriendo.

—Yo soy Hisame —se presentó el niño entusiasta, su cabello rubio lacio le hacía un flequillo hacia la derecha y traía puesto una remera azul junto con un jean negro.

—Naoto —murmuró el niño que era más tímido, su cabello rubio estaba más corto, dejando a la vista sus ojos dorados que eran bastante más brillantes que los de su hermano y su conjunto era de un tono púrpura.

—Ya tienen un favorito —se rió el rubio —Gane. Sabía que sería Bakugou.

—No es justo —se quejo el pelirrojo con un puchero —Yo llegue antes.

—Te superaron, Kirishima —comentó el más alto con tranquilidad y después escucharon el timbre de la casa sonando —Kaminari, ese debe ser Midoriya, ¿cambias a la bebé mientras le abro?

—Tambien sabía que te daría asco hacer eso —se burlo el de ojos dorados, agarrando a la bebé y besando su cabecita —A Sero no le gusta la popo de bebé, bonita. Deja que Denki-niisan te cambie.

El cenizo escucho a la bebé reírse en los brazos del rubio y luego vio al pecoso entrar en la sala de estar, que ahora parecía bastante abarrotada por la cantidad de gente en ella. Lo primero que hizo fue sonreírle y eso aunque no le gustará, le lleno el estómago de una sensación cálida.

— ¿Otro más? —murmuró Hisame, que seguía pegado a su costado y agarrando su remera —Ni mamá pide tantas niñeras.

Naoto asintió en acuerdo con su mellizo y se escondió detrás del cenizo, bastante nervioso ahora que había más personas. Katsuki le sacudió el cabello al niño e Izuku se acercó con cuidado, sonriendo ambos y presentándose. En dos minutos, ya los tenía en la palma de su mano con la propuesta de unas películas y comer frituras.

—Se te dan bien los niños, nerd —comentó un tanto asombrado el de quirk explosivo.

—Siempre quise hermanos —se encogió de hombros el más alto, restándole importancia.

— ¿Quieren preparar un fuerte para ver la película, chicos? —preguntó el pelirrojo, lo que una muy mala idea porque los antes tranquilos niños salieron corriendo y dieron vuelta el sillón en un santiamén — ¡O-Oigan, eso no se hace!

Nuevamente, Eijirou estuvo corriendo a los mellizos para evitar la destrucción de la sala. Lo cual fue una causa perdida con el sillón tirado, los cojines en el medio y Hisame que persuadió a Naoto de robar las sábanas de la cama de su tía para armar su fuerte. Hanta se retiró del desastre para ir hasta la cocina a sentarse y tomar un café, algo que necesitaría para enfrentar las próximas horas. El de pecas pensó en ayudar pero el cenizo lo detuvo —el de dientes puntiagudos metió la pata solo, así que le tocaba solucionarlo— y lo arrastró a la cocina, el azabache hizo el favor de darles también café y unas cuantas galletas dulces. Para el momento en que Denki volvió con la bebé no pareció nada impresionado por el desastre en su pequeña sala de estar, ya fuera porque se lo venía venir o los había escuchado desde su habitación. Le pasó la bebé al cenizo que la agarró con un poco de nervios y se sentó con ellos en la barra de la cocina.

En vista de que ya todos parecían comprender porqué les pidió ayuda, se saltó varias cosas y fue directamente a las indicaciones.

—Hisame es el que más causa problemas entre los niños pero se cansa rápido y es buen chico, si lo dejan dibujar, mirar la televisión o correr estará bien. Pero que no lo haga dentro, se puede lastimar. Y si salen afuera, que sea bien abrigados, se enferma fácil y mí tía la pasa muy mal cuando sucede —explicó el rubio —En cuánto a Nao le dejé mi guitarra para que se entretenga en la habitación, tiene permiso de usarla y sabe cómo cuidarla. Si bien le gusta estar con Hisame, hay veces en que quiere estar solo y ni intenten que salga, odia el frío y ensuciar su ropa. Por otro lado, está lindura —pico los cachetes de la bebé que estaba en el regazo del cenizo con sus dedos y sonrió con amor hacia ella —Va a dormir la mayor parte del día, seguramente. En la habitación de mi mamá están todas sus cosas y los mellizos no la van a molestar cuando esté ahí dentro, ¿preguntas?

—Sí, ¿cuál es el maldito pago por hacer de niñeras? —gruño el de quirk explosivo, acunando a la bebé e ignorando que era realmente bonita, muy parecida a los otros dos niños solo que su cabello era menos dorado, casi castaño.

— ¿Mi amistad y gratitud eternas? —pestaño con inocencia el de ojos dorados.

—Quiero algo que sirva, Kaminari —bufó el cenizo y los otros dos se rieron.

—Bien, bien, la siguiente salida al cine la pago enterita yo. Las entradas, la comida y los juegos. Me vas dejar en quiebra —hizo un puchero el rubio besando la cabecita de la bebé —Ella es Ema. Muy tranquila y dormilona.

El cenizo murmuró un hmm mientras observaba a la bebé descansando, su cabello castaño era como una pelusita y no sabía el color de sus ojitos ya que estaban cerrados, traía puesta una ropita de conejitos, incluso su gorrito imitaba las orejitas de los animales y traía puesto un chupete rosado en los labios. Se veía muy linda, debía reconocerlo y una ligera sonrisa se le escapó, lo que causó muchísima ternura en la persona más cercana a él, Midoriya.

El de pecas no podía apartar sus ojos de esa lindísima escena y tenía una sonrisa de completo embobado que solo los demás, que no hicieron el menor comentario, podían notar.

Kaminari resultó ser muy asertivo respecto a sus primos, después de una sola película elegida por Kirishima, Naoto se quiso ir a la habitación a tocar la guitarra mientras que Hisame hacia berrinche para salir afuera o ir al parque para jugar en la nieve por un rato. Se tuvieron que dividir las tareas, ya que ninguno tenía dudas de que el rubio podría matarlos si algo malo les pasaba a sus primos.

Bakugou decidió hacerse cargo del pequeño revoltoso junto con Kirishima. Sero se quedó cuidado a la bebé dentro de la habitación de la madre del rubio y Midoriya presto atención a Naoto cada tanto, para asegurarse de que estuviera bien y tocó un par de veces la guitarra con él cuando el niño le tuvo confianza. Mientras tanto el cenizo y el pelirrojo se llevaron al niño al parque a jugar a la nieve para que gastará bastante energía, lo persiguieron por la nieve e hicieron una pequeña guerra entre ellos, el de quirk explosivo se puso al pequeño en los hombros para que fueran juntos contra el pelirrojo que gritaba y huia por el parque a toda prisa para evadirlos.

El cenizo se la estaba pasando bien. Hisame era un buen niño, travieso y enérgico, con un quirk de electricidad parecido al de Denki, pero mucho menos poderoso. Se reía bastante pero también se terminó cansando después de un rato y le ordenó sentarse un momento para descansar en el pasto, junto con el pelirrojo que también estaba agotado y cubierto de nieve.

—Kirishima, quédate con él —indicó el de quirk explosivo —Voy a buscarte algo caliente. Lo último que falta es que te enfermes por jugar en la nieve.

— ¡No me voy a enfermar! —se rió el de dientes puntiagudos pero no rechazo la oferta de su amigo y abrazo al pequeño rubio que soltó una risa — ¡Te esperamos!

— ¡Bakugou-san, yo quiero un chocolate! —demandó el menor.

—Mocoso mandon —bufó el cenizo pero tomo nota de lo que pidió el niño y fue en busca de una tienda de conveniencia que no estaba muy lejos del parque.

Ya estaba anocheciendo y el frío se estaba volviendo peor, por lo que tendría que hacer que el niño y el pelirrojo volvieran a la casa cuánto antes, para que ninguno se enfermara. De paso, como estaba en la tienda, podría comprar las cosas para la cena. El rubio menciono que había bastante comida en su heladera y él mismo la había visto pero era lo básico para los niños, no contaba con la presencia de otros cuatro adolescentes de muy buen apetito. No tenía ganas de hacer algo muy elaborado pero unas pizzas serían suficientes para él y los demás. Estaba por sacar el celular para mandarle un mensaje al de pecas y preguntarle concretamente qué había en la casa de Kaminari para cocinar, cuando descubrió que tenía dos mensajes sin revisar.

Justamente, eran de Izuku. Que tuvo la misma idea que él.

Kacchan, Sero-kun y yo pensamos hacer las compras para la cena. Salí yo porque no podíamos irnos con Naoto-kun y la bebé estaba durmiendo. Optamos por una pizza, ¿qué dices?

Ese fue el primero. Lo mando hace unos treinta minutos.

¿Sigues en el parque?

El segundo lo envío veinte minutos después. Debió hacer estado más distraído con Hisame y el pelirrojo de lo que pensó como para no darse cuenta de los mensajes.

Posiblemente, el de que pecas quería discutir con él lo de la cena o pedirle ayuda con la compra para no exagerar. Una sonrisa se asomó por su rostro y estaba por contestar cuando escucho unos pasos en su dirección, junto con una voz que se dirigía hacia él.

— ¿El niño en el parque era tu hermanito?

Katsuki alzó la cabeza, alejándose de la pantalla del celular para encontrarse con un chico que debía tener unos veinte tantos, bastante atractivo, de sonrisa suave y cabello castaño, sus ojos eran de un tono verde menos intenso del que le gustaba, usaba ropa deportiva de color gris que se ajustaba a su cuerpo delgado y en forma. Vagamente pudo reconocerlo. Había estado en el parque, corriendo por la pista de atletismo y le vio cada tanto pero no le prestó mucha atención.

Sin embargo, parecía que él sí lo había hecho.

— ¿Qué mierda te importa? —le gruño, volviendo a mirar al celular y enviando al de pecas para decirle que estaba en la tienda. Esperaba que le respondiera pronto.

—Me pareciste lindo jugando con él. Muy adorable —comentó el otro joven, para nada intimidado por la respuesta del cenizo y siguiendo con sus preguntas — ¿El chico pelirrojo era tu novio?

— ¿No me escuchaste, idiota? —murmuró de mal humor —Dije qué mierda te importa.

—Tomaré eso como un no —sonrió más el mayor, acercándose al más bajo y ocupando su campo de visión —Te veías mucho más lindo riendo y corriendo por la nieve. En serio. Realmente lindo, ¿cuál es tu nombre? Vamos, dímelo.

El cenizo estuvo por volver a mandar al mayor a la mierda, cuando lo acorraló contra una de las paredes de la tienda de conveniencia, intentando —a su parecer— ser un conquistador y dejarlo con la guardia baja, pensando ingenuamente que se dejaría vencer por sus encantos. Estaba muy pero muy equivocado, la única razón por la cuál no lo explotó en ese mismo lugar, fue porque logro ver que Izuku estaba llegando a la tienda y todavía no se había dado cuenta que estaba en problemas.

Y, bien, puede que fuera una mala idea, pero el de quirk explosivo pensó que sería bueno ver qué tan mal estaba realmente con el pecoso. Si ni siquiera reaccionaba a esto, entonces, se daría por jodidamente perdido. Porque una cosa era que el de pecas fuera ciego a sus sentimientos y otra que le resultará completamente indiferente, al punto de no molestarse por alguien que le coquetaba. Podría ser que la vez que se "molesto" porque usará la ropa de Eijirou contará pero el más bajo prefería asegurarse y no hacerse falsas ilusiones.

— ¿Me dirás tu nombre? —tanteo el mayor, buscando la atención del cenizo que parecía enfocado en algo que había sobre su hombro.

— ¿Para qué mierda le diría mi nombre a un jodido desconocido que no deja de joderme? —protestó el de ojos rojos, las manos metidas en los bolsillos para evitar cometer la imprudencia de mandar a volar al mayor antes de tiempo y con la barbilla alzada para mirarlo.

—Para que nos conozcamos, por supuesto. Tienes un carácter muy fuerte —resoplo divertido el mayor, agarrando el rostro del menor por el mentón y tirando suavemente para ponerlo de costado —Con una carita tan preciosa es un poco sorprendente. Ya dime tu nombre. Te invitaré a un buen bar...¡ahh!

Antes de que el mayor pudiera terminar de hablar, fue empujado bruscamente hacia atrás y observó como un chico, un poco más bajo que él se ponía delante del cenizo, cubriéndolo con su espalda, ojos esmeralda intimidantes se fijaron en él y sintió la necesidad de tragar saliva ante el aura enfadada que podía percibir.

El de quirk explosivo sintió su corazón acelerado pero no canto victoria tan rápido, se puso de costado para ver al mayor y le dijo directamente.

—Agradece que llegó. Si no, te hubiera mandado de una explosión a Marte —le saco la lengua y agarro del brazo del pecoso, antes de meterse a la tienda, agrego con sorna —Mí nombre es Bakugou Katsuki, idiota.

Bakugou se sintió bastante feliz cuando el rostro del mayor se puso pálido y salió corriendo del lugar. Era un futuro héroe con una buena reputación pero incluso en los medios y las redes sociales sabían que era aterrador verlo enojado. Además, inesperadamente, cuando All Might se retiró declaró que aquel que quisiera hacerle daño tendría que enfrentarlo. Todo dicho en una entrevista con una periodista que parecía muy emocionada con esa amenaza paternal del héroe retirado.

En fin, una vez se metieron el tienda soltó el brazo de Midoriya y le miro, tenía el entrecejo fruncido y sus ojos esmeralda no querían verlo. Sus manos estaban apretadas en puños. En el mejor de los casos, parecía confundido de porqué había actuado de esa forma momentos antes. En el peor de los casos, pensaba que había cometido un error.

O creía que gustar de él sería un error. El cenizo no quería pensar en cuál de los dos pasaba por su mente.

— ¿Todo en orden, Deku? —le preguntó, haciendo un verdadero esfuerzo porque su rostro pareciera normal.

—...Sí, eso creo. El chico de antes, ¿por qué...?

¿Por qué dejaste que se te acercará tanto? ¿Por qué dejaste que te tocará? ¿Por qué no lo empujaste por invadir tu espacio?

Izuku tenía miles de preguntas en su cabeza pero no sabía cuál quería que le contestara el de quirk explosivo y cual no. Es más, estaba aterrado por la propia pregunta que había en su interior, aquella a la que tenía miedo darle una respuesta.

¿Por qué carajos se enojo tanto? Eso nunca le había pasado. Jamás. Sin embargo, cuando llegó a esa tienda, cuando vio a el cenizo acorralado por otra persona, cuando vio que le estaba tocando el rostro y parecía tan cerca como para...besarlo, dentro suyo algo se desencadeno y solamente supo que quería al bastardo mil millas lejos del cenizo. No sabía porqué, pero también quería golearlo.

— ¿Por qué me estaba jodiendo? —termino la oración el más bajo, en vista de que al contrario le estaba costando explicarse y le detalló a tientas la situación para ver su reacción —Nada importante. Solo quería coquetarme. Y posiblemente llevarme a un bar para después cogerme en algún hotel barato, no dejaba de hablar de lo lindo que era y todas esas mierdas.

Oh, genial, ahora realmente el de pecas tenía ganas de darse la vuelta y buscar al bastardo para molerlo a golpes.

¿Acaso sería muy tarde para hacerlo?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top