Capitulo 32
— ¿No es lindo?
—Es de segundo año.
—Dicen que es del departamento de Soporte Técnico.
—Es muy alto.
Mina se preguntaba, vagamente, cómo es que Katsuki no solo ignoraba a todas las chicas de nuevo ingreso que estaban detrás del adorable e inteligente muchacho de Soporte Técnico de segundo año de Yuei, si no que también podía hacer de cuenta que no existían alrededor de Izuku cuál moscas delante de la miel más dulce y única de todas.
Esa era una escena bastante frecuente desde su inicio en segundo año de la preparatoria cuando, cada vez que iban en busca de su amigo para la hora del almuerzo, había dos a tres chicas esperándolo fuera de la sala de Soporte Técnico. Según Mei, ellas eran bastante resistentes a las explosiones que causaba y no se rendían hasta ver al lindo chico mayor sin quirk de Yuei, el cuál ganó la beca de Future All Might Junior y estuvo en mayores tendencias de Instagram el año pasado por lo de su secuestro. Una popularidad que su tímido amigo no había esperado, ni sabía cómo manejar y que lo llevo a rechazar varias declaraciones y unos tantos acercamientos por parte de los admirados primeros años de todos los departamentos.
Honestamente, la de quirk ácido se preguntaba porqué rayos el cenizo no hacia nada para reclamarlo como suyo. Es decir, ella sabía bien que su primer año fue muy difícil, lo vivieron juntos y tuvieron muchas pruebas para llegar a ser estudiante de segundo del curso de Heroísmo pero, vamos, ¿no pudo aunque sea pedirle una cita para llegar a un noviazgo?
Aunque, bueno, Shoto tampoco lo hizo respecto a Eijirou y eso que les reconoció a ellos que realmente le gustaba mucho. No podía reclamarle nada al cenizo ya que ella quedó también en un limbo respecto a sus sentimientos por Hanta que fueron evolucionado a algo bastante diferente a una amistad y aún seguía sin hacer nada.
Oh, cielos, quizás estaban todos jodidos y el único con salvación era Denki, que uso el catorce de febrero como excusa —y empuje de valentía— para pedirle una cita a Kyoka y ella acepto contra las apuestas de todos ellos. Pero volviendo al punto, ¿cómo hacia el cenizo para estar bien cuando había tantas lindas chicas rodeando al de pecas, que nervioso y con el rostro rojizo, les sonreía y les daba las gracias por las felicitaciones de una beca que le otorgaron hace dos meses?
Tal vez la respuesta era que algo bueno de que a Bakugou Katsuki le gustará el denso Izuku Midoriya se relacionaba con el nivel de paciencia y tolerancia que aprendió a llevar a cabo para no perder su cordura.
Para no ir preso por unos, literalmente, explosivos celos.
— ¡Deku! —gritó el cenizo, llamando la atención de la de quirk ácido, el pecoso y su club de fans — ¡Vámonos! ¡Que si Kirishima se vuelve a comer mi puta hamburguesa otra vez por tu culpa, te meteré el tofu del cara plana por la nariz y las orejas!
¿Acababa de pensar que el cenizo tenía paciencia? Ashido estaba bastante arrepentida en ese caso. Aunque debía reconocer que ver a Midoriya palidecer ante la amenaza y abandonar a su club de fans con una velocidad mayor a lo de los otros días fue bastante gracioso.
—L-Lo siento, Kacchan, vámonos —se puso a su lado y empezaron a caminar con rapidez —Eh, ¿Kacchan?
La femenina observó a Bakugou ladear la cabeza, era una linda forma —nunca le diría que era linda porque terminaría muerta— de demostrarle toda su atención al de pecas sin ser demasiado obvio.
— ¿Mañana puedo ir yo a buscarlos? Es que me siento mal que siempre pase esto y pierdan su tiempo del almuerzo —murmuró el de ojos esmeralda apenado —Y no quiero que realmente me metas el tofu por las orejas y la nariz.
Katsuki se llevo el dorso de la mano derecha para cubrir su boca pero Mina logro ver su pequeña sonrisa y escuchar la risa que se le escapó. Lo último también lo logró escuchar Izuku que sonrió tímidamente. Sería bueno si eso fuera una señal de que también le gustaba su amigo, pero era habitual esa reacción en él. Siempre sonría si el cenizo se reía.
No había nada especial en eso, lastimosamente.
—No puedes deshacerte de tu jodido club de fans solo, tonto. Deja que siga viniendo a buscarte y ya —dictaminó el cenizo y al ver el puchero del otro, se detuvo y le agarro de la nariz —No hagas esa puta expresión, Deku. No me molesta venir.
—Pero...—quiso protestar.
La femenina se rió sutilmente y entonces el de quirk explosivo noto que no estaba solo, soltó la nariz del otro y la miro con el ceño fruncido. De seguro estaba pensando que ella se lo recordaría más tarde y tenía razón, realmente lo haría. Era muy divertido molestarlo, aún cuando sabía que se lo iba a devolver cuando él la viera actuar tontamente con Hanta.
—Por la paz, Midoriya, deja que sigamos viniendo —se unió a lo que dijo el de ojos rojos y agarro el brazo del chico, dándole una mirada evaluativa, pregunto — ¿Has vuelto a crecer, no? A esta paso, si no igualas la altura de Sero, te quedas bastante cerca.
El cenizo soltó un pequeño gruñido ante ese detalle que para él era bastante evidente. Muchos de sus compañeros se estaban volviendo muy altos, siendo los que más destacaban Sero e Iida, mientras que los otros que ya eran grandes de por si como Shoji, Koda y Sato seguían casi iguales al año anterior, por otra parte los demás crecieron poco o nada. Desgraciadamente, aparte de sus músculos y nuevas heridas, él estaba en el grupo que creció casi nada, su cuerpo seguía perfectamente igual que en su primer año. Si tenía dos centímetros más respecto al año anterior, era mucho.
En comparación, Midoriya creció unos diez centímetros casi, tenía un metro y setenta y cinco centímetros de altura. Ya era obvio que estaba más alto que él y Kirishima.
Y odiaba lo mucho que ese hecho le encantaba.
—Sigan caminando que me muero de hambre —los hizo moverse —Rápido, par de lentos.
Mina suspiro al ver que el cenizo no diría nada ante la altura del pecoso y simplemente siguió caminando junto con Izuku, que hacia preguntas sobre si les iba bien en sus nuevas clases y les preguntaba cómo iban sus lecciones con sus mentores.
Shoto estaba viendo fotos de Soba, el gatito de pelaje negro y ojos verdes que Eijirou le dio de regalo de navidad. Era adorable y precioso y quería estar todo el día con esa bolita de pelos. Para su mala suerte, en Yuei no podían traer a sus mascotas para hacer sus tareas. Una lastima, podía asegurar que se sentía más relajado cuando Soba estaba con él y eso hacia que hiciera sus tareas mucho más rápido.
—Todoroki, ¿me ayudas con...? Aww, que grande que está el pequeño, ¿puedo ver?
El bicolor inclino la cabeza para mirar hacía el pelirrojo que se le acercó en silencio y ahora estaba con las manos sobre su pupitre, mirando hacia su celular con atención que quedó pausado en un vídeo del gatito jugando con su padre. Inesperadamente, a Enji le caía bien el gatito y jugaba con él cada vez que tenía una oportunidad. Lo grabó unas cuantas veces y le mando esos vídeos a sus hermanos mayores para que lo molestaran por demostrar que la edad le estaba volviendo blando. Solamente su hermana mayor y su madre decían que era lindo verlo de aquella forma y le preguntaban si pensaba adoptar más mascotas para él. Ya que su padre se quedó en una casa que era realmente muy grande para una sola persona.
Enji siempre respondía que no, por otro lado, el bicolor lo tenía en cuenta.
Aunque no iba a mentir, lo estaba pensando seriamente. Pero creía que tal vez un perro sería una mejor compañía para su padre, podría acompañarlo a entrenar y lo mantendría activo. Soba jugaba con el mayor pero solo por una hora, después pasaba gran parte del día durmiendo hasta que él llegaba y luego se acostaba en su regazo, exigiendo mimos y atención.
Sería un gatito holgazán. Su lindo gatito holgazán.
— ¿Todoroki? —lo llamo el de dientes puntiagudos al ver que el más alto se quedó pasmado.
—Perdón, aquí tienes. Tengo varios vídeos y fotos —salio de su estupor y le pasó al contrario su celular —Kirishima.
— ¿Sí? —puso en pausa el vídeo y miro hacia su compañero de clases, fingiendo que estaba bien cuando miraba su atractivo rostro y que no quería gritar y patear algo.
— ¿Puedo ir otra vez a visitar el refugio de tus madres?
Kirishima lo llevo a ese refugio después de un entrenamiento que hicieron juntos, dónde Todoroki estaba tan cansado que no podía mantener los ojos abiertos y lo último que recordaba era ser cargado por su compañero de clases —su secreto crush como decía Uraraka, aunque no entendía todavía el concepto— hasta ese lugar. Después, al despertarse, estaba en el paraíso de los perritos y gatitos. Y se encontró con que uno de esos bebés intentaba subir por su pecho. Se quedó tieso para ver si lo conseguía y así lo encontró el pelirrojo, el cuál contuvo la risa y le dijo que si seguía esperando se quedaría tirado por horas. El bicolor hizo un puchero y se sentó, agarrando a el pequeño gatito con sus manos y dejándole sobre sus piernas, el gatito se quedó dormido ahí mismo y él sufrió de un maldito calambre que valió completamente la pena.
Entonces, el de dientes puntiagudos le contó que el refugio en el que estaban era de sus madres, Saori Kirishima y Reiko Kirishima. La primera era veterinaria y la segunda era administrativa, mantenían el refugio juntas y se podía decir que era un negocio familiar, aunque había muchas otras personas trabajando con ellas.
Ese día fue bastante lindo, en el recuerdo del bicolor. Las mujeres, muy amables y lindas, le recibieron con mucho cariño, le preguntaron acerca de lo que su Ei hacia en Yuei, le mostraron fotos de bebé del contrario que le hicieron reír y le dejaron jugar con los gatitos hasta que Enji paso a buscarlo. Antes de eso, preguntó que se tenía que hacer para adoptar a un bebé del refugio y ellas se lo explicaron. Quería con locura llevarse el gatito lindo de pelaje oscuro y ojitos verdes pero no se podía en ese momento.
Sin embargo, un mes después, para la fiesta de navidad que tuvo la clase 1 A el pelirrojo llegó con una enorme caja de color rojo y blanco que le dejo en el regazo al bicolor, que en ese momento estaba sentado en un sillón junto con sus amigos. Kirishima tenía el rostro algo rojo, una sonrisa y le pidió que la abriera rápido, aunque todavía no era la hora de los regalos.
Todos estaban muy curiosos, por lo que abrió la caja y se encontró con el pequeño gatito que maullo al verlo. Estaba tan feliz que le dió un besito al gatito en la punta de la nariz.
Luego de eso, le dió las gracias a el pelirrojo por el regalo y fue el refugio para completar unos cuantos papeles. Pero después de eso Todoroki nunca más volvió a ir, entre sus clases y lecciones, le quedaba muy justo de tiempo y no quería molestar al de dientes puntiagudos con otra visita.
No obstante, el pelirrojo parecía realmente feliz con su pregunta.
— ¡Claro que puedes, Todoroki! —exclamo entusiasmado — ¿Quieres ir el sábado para estar todo el día?
Antes de decir que sí, el de quirk dual pensó en lo que esa pregunta incluía. Estar todo el día en el refugio, con el pelirrojo, no sabía si solos o no, pero el tema era que posiblemente sería la primera vez que pasaban tanto tiempo juntos sin ninguno de sus compañeros y eso hizo que el calor subiera por su rostro, acentuándose en sus mejillas. A el pelirrojo pareció pasarle algo parecido cuando escucho bien su propia pregunta, su rostro se puso del color de su cabello y se rió nervioso, buscando cómo salir del lío en que él mismo se metió solito, agrego.
—A-Ah, también podría invitar a Blasty. Vino una o dos veces para el día de limpieza y sabe mucho más que yo sobre los animales, ¡él seguro te puede decir lo que quieras sobre el refugio! —dejando de lado que parecía que su amigo sabía más que él sobre el refugio de su familia, prosiguió —O a Midoriya, me había mencionado que quería adoptar un gato para su mamá.
—A los dos. Podrías invitar a ambos —respondió el bicolor sintiéndose más tranquilo al escuchar que habría más personas con ellos —Sería divertido ver a Bakugou tratando con los animales.
—Es realmente bueno con ellos. E incluso los más traviesos se dejan bañar cuando él lo hace —comentó divertido el de dientes puntiagudos —Me encantaría poder mostrarte una foto para que me creas, pero ya se me rompieron muchos celulares por el agua que los perros tiran y mamá Saori me mataría si le pido otro.
—Te creo —le aseguro el de quirk dual y pudo ver la sonrisa del contrario hacerse más brillante.
Después del último entrenamiento se quedaban en la biblioteca de la academia, por orden de Bakugou, que no pensaba pasar por la tortura de enseñarles antes de sus exámenes finales como el año pasado, dónde hubo gritos, corto circuitos de parte de un Kaminari muy estresado, llanto por parte de Ashido que no entendía la importancia de saber matemáticas para salvar a alguien se podía caer desde un risco, un horrible té para el dolor estomacal producto de la ansiedad por parte de Sero y una mesa toda abollada por Kirishima que se daba contra ella cuando estaba frustrado. No, para evitar eso, desde el inicio del año se reservaron una mesa para estudiar todos juntos y repasar los temas. Claro que harían eso también para sus finales, pero llegarían mejor preparados que el año pasado y sin tanto estrés.
O eso esperaban. Ninguno de los cuatro quería que su líder finalmente —ciertamente le reconocían que les tenía muchísima más paciencia de lo que uno creería— los matara de una explosión.
—Kaminari, ¿cómo se pone esto? —hizo una pregunta el azabache hacia su amigo que se sentaba a su lado y le miro con el ceño fruncido, sobre unas gafas de marco negro que debía usar para leer —No lo entendí cuando Present Mic lo explico.
—A ver, muéstrame —se acercó el rubio —Oh, es la diferencia entre have y do. Te pongo unos ejemplos y la explicación, préstame tu cuaderno.
—De acuerdo.
Sí, una cosa que también era diferente era que ahora se repartían las materias en las que eran buenos o decentes para no sobrecargar a el de quirk explosivo que les enseñaba de química, historia de los héroes y matemáticas. El rubio se encargaba de inglés y literatura, la femenina de biología y el azabache de historia del arte. El pelirrojo no era bueno en ninguna materia en particular, si no que era decente en todas ellas y si ponía un esfuerzo podía sacarse buenas notas, pero después se le olvidaba todo pero todito acerca de lo que estudió.
Midoriya también los ayudaba varias veces, se hacía cargo de matemáticas y las repetidas explicaciones que el cenizo no quería darles cuando lo tenían harto. No obstante, pasaba más tiempo en el grupo de estudio conformado por Uraraka, Todoroki e Iida.
Eso era bueno, porque por un lado, el de pecas distraía mucho a su amigo. Por otro lado, el que estuviera ausente hacia que su líder perdiera la paciencia más rápido.
Como en esta ocasión.
— ¡¿Cómo mierda dijiste?! ¡¿Acaso eres idiota?!
— ¡F-Fue lo primero que se me ocurrió, Blasty! ¡Perdóname!
— ¡No, muérete!
El silbido de la bibliotecaria se hizo escuchar hasta donde estaban ellos, la femenina y el azabache dieron cabezazos parecidos lejos de sus libros por el susto, se vieron por un momento y se rieron. El rubio les miro con una ceja alzada, cerro sus apuntes y miro al dúo que parecía estar por discutir.
O, bien, el de dientes puntiagudos estaba por recibir un golpe. Eso no era una discusión pero era lo normal.
—Chicos, la bibliotecaria nos va a tirar un libro otra vez si no se calman —regaño la de cabello rosado, a ambos, porque el cenizo no era el único que alzó la voz está vez — ¿Qué les sucede?
—Que te lo diga el idiota —se cruzó de brazos el de quirk explosivo, mirando con molestia hacia el pelirrojo que hizo un puchero y puso las manos juntos en señal de disculpa —Me acaba de invitar a pasar todo mi jodido sábado con el mitad-mitad bastardo en su refugio. No pienso ir, cabello de mierda.
—Por favor, amigo, por favor. Midoriya ya me dijo que sí —rogó el de dientes puntiagudos —Y te llevas bien con Todoroki, no seas malo, te agrada.
—Por supuesto que no —negó el cenizo.
—Por supuesto que sí —intervino el rubio con una pequeña y divertida sonrisa —Además, te encanta el refugio y podrás estar con Midoriya, ¿qué tiene de malo?
—Yo tampoco veo el punto malo —agrego la de quirk ácido en acuerdo con su amigo.
Hanta se guardo su opinión, desde el año pasado que había notado muy vagamente que al cenizo le interesaba el de pecas y que recientemente el pelirrojo parecía más atraído hacia el bicolor. Más bien, parecía que finalmente comprendía que Shoto no lo trataba como el resto —lo cual tardo una eternidad en entender— y eso se le hacía curioso y que quisiera compartir más de su tiempo con el muchacho para descubrir qué lo hacía tan especial. En fin, él podía saberlo todo, pero prefería guardar silencio y ver todo el desarrollo. Se metería de ser necesario.
Por el momento, era entretenido el solo ver a sus amigos avergonzados y nerviosos. También, le serviría de práctica para cuando finalmente le pidiera una cita a Mina.
—El jodido punto es que no quiero hacerlo —gruño el de quirk explosivo —Ve tú solito con el mitad-mitad y déjame fuera de esto.
—No seas así —se quejo el pelirrojo, poniendo una mano sobre el hombro del cenizo y haciéndole ojos de cachorro —Ven, por favor. Será divertido.
—Será como una cita doble —se burlo la de cabello rosado y disfruto de ver las caras de sus amigos ponerse rojas —Por fin, ya era hora de que hicieran algo.
— ¡Les deseo suerte, chicos! ¡Es momento de que consigan una pareja como yo!
Eijirou y Katsuki no pudieron gritar sus protestas acerca de que no era una jodida cita lo que iban a tener —o que el rubio todavía no tenía pareja, ya que Kyoka aún no lo aceptaba como tal— mucho menos una cita doble, de que era un simple día entre amigos, gatos y perros, pero la llegada de la bibliotecaria a su mesa, con los brazos cruzados y el ceño fruncido hizo que se quedarán callados. Por lo menos, la mujer solo suspiro con resignación al ver que eran el grupo ruidoso de siempre y se les acercó solo para decirles que faltaban veinte minutos para el cierre, que si podían retirarse en silencio, se los agradecería.
El grupo le hizo caso, juntaron sus cosas y salieron rápidamente. Ya en la salida, la femenina y el rubio se siguieron burlando de sus amigos, mientras el azabache negaba con la cabeza y el pelirrojo detenía al cenizo de matarlos.
Sí, un día muy normal para los adolescentes.
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