Capitulo 27
Sus abuelos tenían un invernadero y jardines preciosos en aquellas montañas dónde eligieron vivir para pasar su retiro. Él ayudo todos los días en esos dos lugares, siendo su sector favorito el de los girasoles de uno de los jardines que quedaban más cerca de su tradicional casa. Incluso, cuando su estado de ánimo no era el mejor, el solo ver aquellas flores lo calmaba.
—Mí pequeño, ¿has terminado?
Katsuki giro al escuchar la voz de su abuela, la cual le traía un vaso lleno de agua y se sentaba a su lado, en el pasto. Usaba un overol de jean azul con una camisa negra descolorida y tenía las dos orejas llenas de aros que brillaban bajo el sol de verano. Su abuela, madre de su padre, no se parecía nada a el castaño, tenía rasgos más duros y serios, pese a que era una persona dulce. Sus ojos eran oscuros, negros y su corto cabello blanco se movía con la brisa.
A veces, cuando era más pequeño, pensaba que ella era la madre de Mitsuki, porque sus formas de ser eran parecidas. Tenían un carácter duro, incluso agresivo, que solo se suavizaba con las personas que querían. Por otro lado, su abuelo paterno sí se parecía mucho a Masaru, un hombre muy amable, una persona cálida y tranquila que consentía todos los caprichos de su único nieto.
Amaba a su abuelo también, pero se llevaba mejor con su abuela. Ella gritaba, mandaba y le respondía los insultos, lo cual era divertido. Y lo dejaba ensuciarse hasta tarde, ir a nadar al río y comer todo lo que quisiera de su casa sin importar la hora del día. No hablaban mucho, pero cuando lo hacían Katsuki sentía que su abuela parecía conocerlo más de lo que él se conocía a sí mismo.
Y eso que solo la veía una vez al año desde que se mudó a esas solitarias montañas, tan lejos de Tokio, a una casa vieja rodeada por girasoles y otras flores.
—Has estado mirando mis girasoles durante los últimos días, ¿te gustan tanto? ¿te quieres llevar uno? —le preguntó de manera directa y curiosa.
— ¿Para que se mueran a la semana? —bufo el cenizo, siempre había pensando que era una pena lo poco que duraban las flores una vez eran sacadas de la tierra.
—Para regalarlas a la persona que te hacen pensar cuando los miras —le guiño un ojo y el cenizo sintió que tragaba saliva contra su voluntad —Oh, cielos, me alegra haber vivido lo suficiente para conocer al angelito o angelita que le robó el corazón a mi nieto.
—Nadie me robó el jodido corazón —murmuró el menor, pero su voz salió anormalmente bajita.
—Uhm, entonces puede que este mal de la vista o de la memoria, porque hasta el año pasado estoy segura que no te gustaban esas "flores de color tierra y pétalos amarillos sucios" que ya tenía en abundancia por toda mi casa —ella recito justamente y a la perfección las palabras que uso el año pasado, la primera vez que vio la nueva extensión de parcela de los girasoles recién plantados —Ahora las miras como si fueran las rosas o begonias que tengo plantadas a unos metros. Esas que son las favoritas de Mitsuki.
Katsuki bufo y no respondió. Su abuela se puso de pie, se sacudió un poco la tierra del overol en un gesto que era más un hábito que para limpiarlo y le revolvió el cabello con las manos.
—Puedes arrancar uno si cambias de opinión, mocoso —ofreció la mayor —Deberían duras entre una semana y doce días si tú persona especial lo cuida bien.
El de quirk explosivo mascullo que no tenía ninguna persona especial a quien darle unos tontos y feos girasoles. Su abuela solo se rió y se alejó por el sendero, rumbo a su casa, casi que podía verla en la entrada del pórtico hablando con su abuelo que estaba sentado ahí —le dolía la cintura y no podía trabajar por mucho tiempo en los jardines— en una silla mecedora. Ella le dió un beso en la frente. Él le sonrió y le rodeo la cintura, haciendo que se sentara sobre su regazo y ambos se sonrieron mutuamente.
Katsuki les dejo de prestar atención y volvió a mirar a los girasoles.
Y al ver sus pétalos amarillos, volvió a pensar en Izuku, que era a quien le recordaban.
—Kacchan, Kacchan, Kacchan...
Bakugou soltó un gruñido, se despegó de la superficie blanda que uso para descansar y se frotó los ojos. Midoriya, que había sido usado como almohada todo el viaje, se rió con suavidad para no molestarle y le pasó una botella de agua. Después, le apunto con el dedo hacia el pasillo, para que viera que los demás se estaban bajando.
El cenizo miro al de pecas en busca de respuestas.
—Aizawa-sensei dijo que tenían que bajar —avisó a su adormilado amigo —A mí me ordenó quedarme aquí.
—Bien —bostezo y se frotó los ojos, después miro hacia el más bajo —Deku.
El aludido elevó la cabeza para mirarlo cuando lo llamo, inclinando la misma en el proceso cuando se quedó mirándolo en silencio y el cenizo pensó en su sueño, en los girasoles bajo los rayos del sol. Estúpidamente, se le salió una pregunta.
— ¿Te gustan los girasoles?
— ¿Los girasoles...? —debido a lo repentino de la pregunta, el más bajo se mostró confundido y después simplemente respondió —Sí, me gustan.
El de quirk explosivo asintió para sí mismo, como si acabará de confirmar algo en su interior y su corazón se estrujó, antes de que el pecas pudiera preguntarle a qué se debía ese interés en las flores, el cenizo se fue.
La abuela tiene sangre de bruja como mi vieja. No me cabe dudas.
Katsuki se tapó la cara, gruño y sintió el rostro rojo, cuando bajo del autobús, sus amigos lo rodearon. Eijirou noto su cara roja pero Mina se le abrazo del brazo y Denki le codeó, mencionando alguna tontería. Lo que acababa de hacer se fue yendo de su mente, al menos por unos minutos, para que volviera a tener la expresión usual de siempre y escuchará que Ereaser Head los dejaría ahí, en medio de la carretera, a su suerte para llegar al campamento.
Las quejas fueron de todos. El único punto bueno fue que sus equipajes ya estarían allá para cuando llegaran.
El autobús se marchó, los demás se le quedaron viendo por medio minuto hasta darse la vuelta y enfrentar las montañas y el bosque.
—Tengo un mal presentimiento de esto —murmuró Kyoka —No creo que sea tan sencillo como bajar y caminar derecho por el bosque.
—Debe haber trampas, osos o peor, Mindnight-sensei con su látigo y gas —se estremeció Minoru —Aunque lo último no es tan malo.
Alguien, posiblemente una de las chicas, le dió un golpe al chico más bajo de la clase. Después, Momo y Tenya propusieron hacer grupos para bajar al bosque. El cenizo no acepto pero igualmente termino siendo arrastrado por sus amigos en el recorrido. En el bosque, los gritos y el descontrol no tardaron en aparecer. Los grupos se fueron al carajo con la llegada de gigantes bestias de tierra que iban por todos ellos sin un orden particular.
En algún momento, el cenizo solo recordaría explosiones, hielo, fuego, electricidad, un jodido cañón, más fuego y al delegado de la clase corriendo por todo el lugar con alguien pegado encima que se encargaba de tirarle a los gigantes de tierra bolitas pegajosas de color púrpura. Pasaron horas metidos en el bosque, hasta que alguien grito que estaban cerca de la salida y corrieron más rápido, llegaron todos juntos a la vez a una serie de edificios que debían conformar su campamento.
Estaba atardeciendo.
Y él y todos los demás se sentían como si les hubieran dado una brutal paliza, Kirishima se derrumbo en el suelo con los brazos y piernas extendidos, Kaminari le acompaño con un lloriqueo. Sero y Ashido se sentaron juntos, con Uraraka y Asui cerca, abrazados porque los cuatros estaban por derrumbarse de espaldas e ir un ratito a dormir. Iida arrastraba una de sus piernas y Yaoyorazou intentaba que Mineta se despegará de su espalda con ayuda de Todoroki, el cuál al no tener mucha paciencia debido al agotamiento directamente optó por prender fuego al trasero de su compañero y después tirarse en el pasto.
—Todoroki, eso no se hace —amonestó Ereaser Head que miraba a su clase con un poquito de compasión y se hacía a un lado para dejar pasar a otro grupo de héroes —Clase, les presento a The Puppsy Cats. El grupo de rescate de héroes que les preparó este recorrido.
—Aizawa, no era necesario agregar eso —se quejo una de las heroínas, de cabello rubio y ojos celestes —Tu clase ahora nos mira con odio.
—Se lo merecen.
Bakugou ni se molestó en fingir que escuchaba alguna palabra de lo que estaban diciendo. Jamás se había sentido tan hecho polvo hasta ese día, incluso el respirar y mover los dedos le era doloroso. Apenas fue conciente de que alguien lentamente y de a poco se le acercaba, siendo su sombra lo primero que logro distinguir y después unas zapatillas rojas que le hicieron bufar.
— ¿Acaso no tenías otros putos zapatos para traer Deku? —le recriminó —En serio, son horribles. Casi al nivel de las crocks amarillas de Kirishima.
El de dientes puntiagudos ni dió un comentario, pese a adorar sus crocks, sabía bien la opinión del cenizo acerca de ellos y no tenía la energía ni fuerza para discutirlo. En cambio, Midoriya solo aguanto una sonrisa y se agachó a la altura del contrario, quedando justo para ver los feroces y cansados ojos rojizos.
—Le pedí permiso a los profesores para ayudar con la cena antes de que llegaran, ya que supuse que sería así —le contó con un tono amigable —Empece hace poco, pero tuve ayuda y casi está todo listo. Falta picar verdura y azar la carne, ¿ayudarías, Kacchan?
El cenizo soltó un gruñido, después se puso de pie y siguió al de pecas, el cuál estaba feliz de que no hubiera sido tan difícil de convencer para que ayudará. Por otro lado, Iida alentaba a los demás a hacer lo mismo, algo que Aizawa pensó que lo convertía en alguien bastante útil, porque su clase tenía más ánimo de saltar a un pozo y descansar que moverse para hacer la cena. Los estudiantes solo se cambiaron los uniformes, por ropas más cómodas que no estaban rotas y luego iniciaron con la preparación de su comida.
Además de que el de ojos esmeralda presento a quienes lo ayudaron a pelear parte de las cosas y con quiénes paso parte de la tarde después de sus propias clases.
Una niña de cabello albino rizado que le llegaba hasta la cintura, ojitos rojos y un cuernito en la frente se asomaba de detrás de la espalda del pecoso, llevaba puesto un vestido rojo y era la hija de Yamada y Aizawa, lo que provocó un gran revuelo dentro de la clase A y que la niña se aferrará más al de pecas. Él tuvo que explicarle a sus amigos que Eri, el nombre de la pequeña, era muy tímida y se asustaba fácilmente, así que tenían que tratarla con cierta cuidado.
En otras palabras, cuando Uraraka y Hagakure quisieron alzar a la niña en brazos, él les dijo directamente que no y las alejó sin importarle los pucheros de ambas.
Eri le miro como si fuera una especie de héroe para ella. Y después pasaron a la presentación de otra persona, un niño un poco más bajito que la albina, de cabello azabache y ojos iguales, se paraba al lado del pecoso con una expresión de molestia pura por todos ellos —aunque era más que nada porque habían asustado a su amiga— que solamente cambio cuando el de ojos esmeralda lo presento como el sobrino de uno de las Pussy Cats y dijo que su nombre era Kota Izumi. Entonces, Kota bufo y se presentó a sí mismo, correctamente, a pedido suyo.
— ¿Cómo terminaste siendo niñera de dos mocosos, Deku? —quiso saber el cenizo, que estaba cortando verduras a gran velocidad ya que la tarea de hacer carne se la dejo al del quirk dual y le prometió una muerte dolorosa si no la tenía lista al término en que se la pidió.
—Estaba en un pequeño receso y decidí salir a explorar un poco el lugar, sin irme muy lejos —empezó a narrar el de pecas, al cual le tocaba preparar el arroz —Me pareció escuchar alguien en unos arbustos y pensé que alguno de ustedes había llegado en un tiempo récord. Pero resultaron ser Kota-kun y Eri-chan jugando con Dormilón.
— ¿Dormi-qué? —frunció el ceño el cenizo y el de ojos esmeralda se rió.
—Dormilón —repitió —Es el gato de Aizawa-sensei y compañero de juegos de los niños. Estaban jugando con el gato, hasta que él se canso y subió hasta un árbol. Hablaban acerca de escalarlo para bajarlo cuando yo llegue y me ofrecí a hacerlo por ellos. No quería imaginar que alguno se pudiera caer, aunque el gato no estaba en una rama muy alta. Después, no me acuerdo cómo, me había perdido mi clase con Shimura-sensei por estar jugando a las escondidas con ellos.
Midoriya se espero las burlas de Bakugou por eso, incluso le aseguro de estar bastante asustado cuando Shimura lo encontró jugando con los niños. Extrañamente, le confesó al cenizo, parecía que su profesor tenía una debilidad hacia él o hacia los niños, porque no le castigo. Sí, le dió tarea extra, pero le dejo treinta minutos más de descanso con los niños e hicieron acuerdos con Aizawa para que jugará con ellos durante su estancia en el campamento.
En lo que se contaban mutuamente su día, llegó el momento de la cena y la clase A pareció volver a ser el conjunto de estudiantes alborotadores y enérgicos de siempre. Entre charlas, risas y la limpieza, los Puppsy Cats anunciaron que harían un último entrenamiento nocturno. Prometieron que no sería de alto riesgo, ni tendrían que esforzarse físicamente, consistía en reconocer señales en la oscuridad y probaba sus habilidades en entornos a los que no estaban acostumbrados.
Debido a que era una actividad cuyo riesgo era muy bajo, Ereaser Head permitió la participación del pecoso mientras Pixie Bob explicaba lo que harían.
—Ya es muy tarde, así que, haremos solamente cuatro grupos de cinco personas para que está actividad termine antes haciendo dos juegos. Antes de que se reúnan, déjenme decir que serán elegidos aleatoriamente y al azar —los detuvo cuando noto que ya estaban poniéndose con quiénes conocían o se llevaban mejor —Vayan con Tiger para sacar un papelito que les diga a qué equipos pertenecen y después vuelvan.
Los estudiantes obedecieron, se acercaron al héroe robusto y enorme que usaba el mismo traje de gato que sus compañeros en color naranja, sacaron de una cajita —que estaba decorada con stickers de gatitos— los papeles que les tocaba y se fueron reuniendo, empezando a tener una idea de qué sería su actividad.
El primer equipo de rescate eran Midoriya, Yaoyorazou, Kirishima, Minoru y Jiro. El segundo equipo de rescate eran Uraraka, Hagakure, Tokoyami, Sato y Asui. El primer equipo de secuestrados eran Bakugou, Todoroki, Kaminari, Ashido e Iida. El segundo equipo de secuestrados eran Koda, Shoji, Sero, Ojiro y Aoyama.
Los grupos se reunieron por lo que tenían que hacer y sus números delante de los héroes.
—Por lo que puedo ver en sus expresiones, están entiendo lo que haremos —asintió satisfecha Mandalay al ver que comprendían su juego —Los equipos de rescate deben "salvar" a los del equipo de secuestrados. Los buscarán dentro del bosque y los traerán devuelta acá, en el menor tiempo posible.
—Podemos acortar las cosas si hacemos una pequeña competencia entre ambos grupos —propuso Pixie Bob pero antes de que los alumnos se pudieran entusiasmar, agrego —Pero los secuestrados tenían que ser llevados todavía más lejos de lo que teníamos planeado, ¿qué dicen?
Los de la clase se vieron entre sí y una vez todos estuvieran de acuerdo que sería más emocionante una competencia, Tiger se llevó a el grupo que pertenecía el cenizo y al otro se lo llevó Mandalay.
—No me queda claro algo, ¿quiere decir que nosotros no tenemos que hacer nada? —preguntó el rubio a sus amigos.
—Tal vez —se encogió de hombros el bicolor.
—Tiger-san, ¿nosotros tenemos alguna tarea que cumplir en esta actividad? —se ánimo a preguntar el de lentes al héroe profesional que los guiaba por el bosque, el cuál dió un asentimiento y entonces él volvió a hacer otra pregunta — ¿Cuál es?
—Aguantar. Eso solo.
Katsuki arrugó el ceño por esa simple respuesta. Y nadie más hizo otra pregunta. Tiger los guío hasta un lugar muy profundo en el bosque, dónde llegaron a lo que parecía una casita del árbol muy oculta, de madera oscura y sin ventanas. De lejos, era muy difícil de notar y menos en la oscuridad de la noche. Les indicó que subieran y, por instinto, él que era el segundo en la fila empujó a Shoto para que subiera antes.
El de quirk dual le miro con una ceja alzada.
—Después de ti, mitad-mitad —sonrió levemente —En caso de que sea una jodida trampa, tu muerte nos dará tiempo de escapar.
— ¡Bakugou-kun! ¡Eso no se dice! —lo regaño el de lentes.
Por otra parte, el bicolor se resignó a subir en lugar de pelear, las escaleras estaban fundidas con la madera del árbol de un modo que solamente podía sentirlas a través del tacto en lugar de verlas. Una vez llegó hasta arriba, tocó la parte de abajo de la casita, la cual se abrió y pudo entrar. Desde abajo, todos observaban ansiosos a su compañero, hasta que el mismo les mostró un pulgar arriba y les indicó que podían subir.
Primero subio Denki, después Tenya, Katsuki y por último Mina. Cuando estuvieron todos juntos, notaron que la casita era más agradable por dentro de lo que imaginaron, con cojines y una mesa en el medio, veladores y unas mantas. La femenina estaba por agarrar una de las mantas cuando, repentinamente, la puerta por la que entraron se cerró automáticamente y una voz muy familiar hizo eco en la casita.
— ¡Welcome to the House Magic, my sweets children!
—Es Yamada-sensei —reconoció el de lentes de inmediato.
— ¡Han sido los afortunados elegidos de la prueba de venenos heroicos!
— ¿A-Acaba de decir venenos? —tartamudeo nervioso el de quirk electrico.
— ¡Suena mucho peor de lo que realmente es, Ereaser Head es muy aburrido y no nos dejó poner los difíciles! Así que, niños, estén tranquilos.
Pese a que ninguno quisiera admitirlo, se sintieron muy aliviados de saber que Aizawa no dejaría que el loco de Present Mic los envenenara.
Ya sin gritar, la voz siguió hablando.
—Debajo de la mesa hay una botella y vasos. Lo que tienen que hacer es simple, beber sin sucumbir a los efectos que tiene lo que le pusimos, ¡seguro e inofensivo! ¡good luck!
La voz del profesor desapareció y Kaminari, que estaba más cerca de la mesa, se puso a revisar debajo de ella encontrando realmente una botella de vidrio con lo que parecía agua y vasos. Se sentaron en torno a la mesa, con el cenizo en la cabecera mientras que sus amigos estaban a la izquierda y los otros dos a la derecha. El rubio hizo el favor de servir para todos y antes de beber —el de quirk explosivo detuvo a sus amigos antes de que lo hicieran— olieron el líquido y se lo arrojaron sobre la piel del dorso de las manos para probar que tan seguro e inofensivo sería si lo bebían.
El líquido no tenía olor, gas o quemaba cuando lo tenían contra la piel. Estaba frío y parecía ser agua, aunque tenía un color un poco azul que les hacía dudarlo.
Sin embargo, al estar seguros que beberlo no haría que se murieran enseguida, se vieron mutuamente y dieron los primeros tragos.
De haber sabido lo que pasaría después de eso, Bakugou habría roto la botella en miles de millones de pedazos.
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