Capítulo 26

— ¿El departamento del vecino? ¿En serio?

—Izuku se quedó dormido mientras lo hacía —intento explicar Inko —En su defensa, le pareció...Mitchan, por favor, deja de reírte. Es un asunto serio.

La mujer de cabello verde soltó un largo suspiro cuando se dió cuenta que su amiga no pararía de reírse por ahora. Se tomó el gusto de sentarse en la silla de la mesa de la cocina y beber un poco del café frío que dejó olvidado ahí. Debía reconocer que gracias a ella y Hisashi que podía manejar la situación de un modo más calmado del que creía. De estar sola, muy posiblemente, habría sido influenciada por el malestar de Izuku y también hubiera cometido una tontería como la que hizo su hijo.

— ¿Ya acabaste? —preguntó luego de un rato, en un tono de falsa indignación y molestia cuando la rubia finalmente se terminó de reír al otro lado del teléfono.

—Perdón, Inko. Es que de solo imaginar a Izuku-kun medio dormido usando un martillo para golpear la pared por aburrimiento y terminando con un agujero que da al baño de su vecino es hilarante. Más porque me dices que el pobre hombre justo se estaba dando una ducha —una pequeña risa más se le escapó pero logro contenerse antes de continuar con un tono más serio y preguntar con preocupación —Debe estar muy mal como para hacer eso, ¿no es así?

—Sí, lo está —admitió la mayor —Ya no es una cuestión de que esté deprimido o asustado por lo que le pasó, el encierro le afecta bastante. Estar sin hacer nada cuando siempre llevo un ritmo acelerado le pasa factura poco a poco.

—Puedo imaginarlo. Me contaste que Izuku-kun siempre fue muy activo con sus proyectos y se quedaba hasta muy tarde en el taller de la academia para trabajar. Debe extrañar esas cosas —comentó la rubia —Aparte de que Katsuki no lo ha visitado.

—No es culpa de Katsuki-kun —aseguró la de ojos verdes —Ya me dijiste que debía ir a visitar a sus abuelos. No se podía hacer nada. Aunque agradezco que hallas ofrecido que Izuku se quedará en tu casa unos días, Mitchan.

—A ese mocoso tampoco le gustó la idea de irse, pero adora a sus abuelos y ellos lo ven solamente en sus vacaciones de verano porque son de muy lejos. Se sintió muy frustrado por tener que irse —suspiro la rubia recordando la expresión abatida de su hijo antes de irse —No le ayudo el enterarse de que cuando volvería tendría que irse a un campamento especial de Yuei. Justamente el mismo día en que le sacamos su boleto de tren.

—Oh, si, Touya-san nos hablo de eso. Está intentando hablar con Shimura-sensei para saber si pueden llevar también a Izuku —dijo la de cabello verde —Su arresto terminara en tres semanas más. Si pasa al menos dos semanas en cierta libertad le sería más fácil después volver a la academia y a la vida normal.

—Y no volvería a abrir un agujero en la pared del vecino a las tres de la mañana.

Pese a que era una traición a su hijo —que en ese momento estaba tapando el dicho agujero junto con su padre— la femenina soltó una risa y dijo que esperaba que eso no se volviera a repetir. Aunque recordaría la anécdota, más adelante, con mucho cariño y ternura.


En frente de la reconocida academia de héroes, Yuei, se encontraba un autobús de color amarillo el cuál estaba vacío. Ni siquiera el chófer había llegado y mucho menos los pasajeros. El único presente era un joven de cabello cenizo y ojos rojos que daba vueltas de aquí a allá a lo largo del transporte. Una imagen que las personas que pasaban por ahí encontraban curiosa y les hacía pensar que era mejor si no se acercaban.

Pese a que el niño ahí no era un peligro, nunca se podía ser lo bastante precavido y con el humor que llevaba, era una decisión sensata no meterse con él. Ya que el joven estaba atravesando un verdadero problema.

Katsuki jamás se había preocupado tanto por otra persona, ni siquiera por sus padres. Pero Izuku Midoriya era especial desde la primera vez que lo vio y eso bastaba para que estuviera como loco después de enterarse, en pleno viaje en tren, que no podría tener ninguna visita de nadie más hasta nuevo aviso.

Mitsuki fue la encargada de contárselo. Porque, uno, se sentiría mucho peor si se enteraba después. Dos, para que no saltará de un jodido tren en movimiento y recordarle que, si bien tenía el derecho de bajarse en la siguiente estación y volver a casa, debía recordar que no podría visitar a sus abuelos hasta el año siguiente. Y ellos eran...bastante mayores, tanto, que no sería una sorpresa si uno fallecía antes de esa ocasión.

Fue una llamada muy larga, que terminó con su decisión de visitar a sus abuelos y una llamada más a el de pecas, para asegurarse que estaba bien y pedirle que por favor no cometiera locuras en su ausencia. Aunque lo escucho reírse y le prometió que estaría bien, para él fue perceptible que estaba deprimido. Antes de que esto sucediera, Touya había mencionado la posibilidad de que el arresto domiciliario incluyera un par de visitas más en su ausencia, el de ojos rojos estaba casi seguro que pasaría y por ese motivo en parte se sintió tranquilo con su viaje —ya que al lugar donde iría no tenía cobertura para llamarlo o mandarle mensajes— porque sabía que los demás irían a visitar a el de pecas para que no se sintiera solo. No tiene la menor idea de qué salió mal para que no se llevará a cabo.

Pero bien, su tiempo con sus abuelos acabo y tenía un campamento al que ir, sin poder visitar antes a los Midoriya. Decir que estaba enojado sería una vil mentira, si cuando sus amigos lo encontraron estaba prácticamente murmurando maldiciones entre dientes e intentando que el de pecas le contestara el teléfono, para decirle que estaba de vuelta en Tokio y que tenía que volver a irse. Una conversación donde quería asegurarle que lo llamaría por las noches —ya que en el lugar del campamento sí tenía señal— para conversar. Claro que no podía hacer eso hasta que se molestará en atender sus llamadas.

— ¿Todo bien, Bakugou? —se ánimo a preguntarle Kirishima que miro a su amigo con cautela — ¿No tienes señal?

—Tengo la puta señal bien —gruño el de quirk explosivo —Pero Deku no me contesta.

— ¿Midoriya? —ladeo la cabeza Kaminari, luciendo algo confundido, usaba una vicera y tenía un bolso deportivo debajo del brazo —Oh, ¿quedaron en sentarse los dos juntos? Si es así, ¡yo me siento con Sero! No quiero que Ashido o Kiri me usen para cargar sus celulares en el camino.

—No seas malo, Kaminari —hizo un puchero Ashido —Se me olvidó mi cargador. Tú eres mi repuesto.

Denki hizo un sonido de indignación que a Mina y a Hanta les causó gracia, por otro lado, Katsuki dejo de lado su teléfono para verlo a los tres con extrañeza.

— ¿Por qué mierda iba a sentarme con Deku? —les preguntó.

— ¿Eh? ¿No es eso? —cuestiono el pelirrojo y al ver que el cenizo no parecía tener ni idea de lo que estaban hablando, le pregunto — ¿Acaso no te contó?

— ¿Contarme qué?frunció el ceño el de quirk explosivo.

Eijirou parpadeo, después pareció tener algún tipo de iluminación y asintió para sí mismo.

—Claro, claro. Se me olvidaba que no estabas en Tokio y no tenías señal para recibir llamadas —se quitó la enorme mochila que traía para dejarla en el suelo, a un lado del autobús al que tendrían que subir más tarde y se metió las manos en los bolsillos, busco algo y se lo paso, era su celular —Mira, Midoriya va a venir con nosotros al campamento. Shimura-sensei y Aizawa-sensei le otorgaron un permiso especial, con la excusa de que estará ahí para ponerse al día con la academia, pero en realidad es porque se estaba volviendo loco en su casa. Todoroki me contó que, según su hermano, causó daños en la casa de un vecino. Pero no dijo más que eso.

Katsuki abrió bien grandes sus ojos cuando leyó los últimos mensajes, en ellos, el pecoso le hablaba al pelirrojo acerca de su estadía en el campamento, que estaba muy emocionado y que le hacía falta el aire libre. El otro mandaba repuestas parecidas,  acerca de lo contento que estaría de verlo y que esperaba que pudieran hacer actividades juntos. No leyó más que eso —por respeto a la privacidad de sus amigos— y le devolvió el celular a su dueño, el cuál lo sostuvo con una sonrisa ya que noto que se relajó.

—Eso no explica porqué mierda no contesta mis...¡¿quien mierda...?!

En medio de sus palabras, alguien le golpeó con fuerza la espalda, seguido de una risa que él conocía muy bien y un cabello verde que también podía reconocer entrando en su campo de visión, si bien el cenizo quería soltar una explosión contra quien tuvo la osadía de atacarlo por detrás, sus amenazas se fueron por la borda junto con su enojo cuando el culpable del mismo apareció claramente ante sus ojos.

Izuku lo tenía abrazado por el estómago, con el meton reposando sobre su hombro y una expresión de pura inocencia. Sus ojos esmeralda brillaban y traía puestas una remera de esas horribles que le conoció en su departamento y una bermuda, junto con sus zapatillas rojas deportivas favoritas. El de quirk explosivo se guardo para sí mismo que parecía estar un poquito más alto que la última vez que se vieron, aunque la enorme mochila amarilla parecía ser mucho más grande que el pecoso.

—Kacchan, bienvenido —le saludo, dándole un apretón en el abrazo y frotando su nariz contra su hombro, haciendo que el de ojos rojos tuviera una sensación extraña, como de gases, dentro de su estómago —Estoy muy feliz de verte. Mí celular se quedó sin batería, ya que Touya-san me llevo a otros lugares antes de venir aquí y no pude avisarte de nada. Aunque quería que fuera sorpresa, ¿estás sorprendido? ¡me trajeron a su campamento!

Bakugou ignoro que pudo escuchar claramente el ups por parte de Kirishima y ni siquiera tuvo que girar a verlo para saber que debía estar mostrando una expresión culpable. Se concentró en los hoyuelos de la cara de Midoriya y sus pecas, dió un leve bufido y un golpecito en sus brazos —los cuales tenían más fuerza de que la una vez pensó— para que lo soltará. Después, le miro como si estuviera analizando la situación el tiempo suficiente para que el de pecas le viera con un puchero.

Y entonces, solo pudo sonreír.

—Sí, supongo que estoy sorprendido —contesto pero antes de que el más bajo pudiera festejar su victoria, dijo —Si no fuera porque Kirishima me lo acaba de decir dos minutos antes de que llegarás.

El pelirrojo murmuró algo que sonó a traidor mientras que el de pecas se reía y decía que de todas maneras no importaba, que incluso pensó que se enteraría antes de que él llegará porque se atraso bastante. Debido a su conversación, los demás también se acercaron a saludar y el de pecas, de inmediato, fue hacia el rubio electrico y le pasó dos cajas de chocolate.

— ¿Y eso, Midoriya? ¿Para los demás no hay? —se quejo la de quirk ácido, mirando hacia el de ojos dorados que se apretó el chocolate contra el pecho y le saco la lengua.

—Pensé que tú favorito era Bakugou —comentó divertido el azabache —No nuestro Kaminari.

—Yo también quiero chocolate...—murmuró el de dientes puntiagudos.

El de pecas se rió una vez más, le pasó al pelirrojo una barra de chocolate que tomo con los ojos iluminados y el cenizo alzó una ceja a modo de pregunta de a qué venía tanto dulce. En respuesta, una sonrisa se dibujo en el rostro del pecoso, una que el rubio correspondió con un suspiro y extendiendo las manos. De inmediato, el más bajo le pasó un cable y su celular.

Kaminari abrió la boca, se metió una parte del cable y la otra la conecto al celular. Fue el turno de Ashido de observarlo con indignación.

—Dijiste que no serías el cable de repuesto —lo acusó.

Mhidoriha mhe da chogolate por mhi shegrviciorespondió el rubio como pudo con el cable dentro de la boca — ¡Ushtedes no mhe dan nhada!

La femenina no pudo refutar eso y se quedó con un puchero, hasta que el de pecas le dijo al rubio que le daría una caja más de bombones de chocolate si también le cargaba el celular a ella. El de quirk eléctrico se lo pensó antes de poner otro cable en su boca y que su amiga le pasará un celular rosado cubierto de brillantina.

—Te estás dejando usar, Deku —dijo el de quirk explosivo llamando la atención del pecoso —Y está mal que le des tantos jodidos dulces a la rata electrica, va a tener caries por tu culpa.

Midoriya puso una expresión culpable, después le agarro del hombro y le pidió que se le acercará. Bakugou odio que fuera tan sencillo, ya que el contrario apenas era un o dos centímetros más bajo que él, cuando anteriormente la diferencia era de entre unos cinco o siete centímetros.

Sin embargo, ver esos ojos esmeralda tan de cerca tampoco fue tan malo.

—En realidad, las cajas están vacías. Se me olvidó rellenarlas pero como el viaje es largo y necesito hablar con mi mamá...—dejo las palabras al aire, para después alejarse y notar que el cenizo tenía una expresión de pura incredulidad —Le diré a Kaminari-kun que le comprara más a la vuelta. Lo juro.

—Espera un maldito segundo, ¿acabas de engañar vilmente a la rata electrica? —preguntó en un tono bajito y conteniendo la risa.

—No es engañar —respondió el de pecas —Es hacer promesas a futuro.

Katsuki rodó los ojos, después, solo dejo que Izuku se apoyará en su hombro y le contará sobre lo que llevo a que acabará formando parte del campamento de futuros héroes.

Fue bastante gracioso. Más cuando le contó la parte sobre su vecino, un agujero en la pared y su maravillosa idea de que a las tres de la madrugada era el mejor momento para clavar clavos para futuros cuadros de fotos.

—En serio, ¿no les parece raro? —preguntó por tercera vez el azabache —Se dejo abrazar por Midoriya más de cinco minutos.

— ¿Y? —ladeo la cabeza la femenina mientras se llevaba uno de los chocolates, los cuales robo sin que su amigo se diera cuenta, a la boca —Tambien deja que Kirishima lo haga.

—Pero Kirishima no lo abraza así —hizo una demostración, en la cual se ponía detrás de su amiga y le rodeaba con uno de sus brazos, ambos tuvieron una sensación de vergüenza pero lo simularon bien y actuaron como si no fuera nada —Le pone a Bakugou el brazo sobre los hombros. Le rodea el cuello a veces. No se le pega con todo el cuerpo y tampoco se le queda tan cerca. Además, ¿Midoriya siempre fue de abrazar a los demás?

En esa pregunta, Kaminari que seguía haciendo de cargador humano, emitió un nho que hizo a los otros dos reírse y separarse. El rubio se sacó los cables de la boca y le pasó un celular a su amiga, Kirishima se acercó para tomar el de pecoso y hacer una señal para que vieran que estaba hablando con el de quirk explosivo. No parecía que les estuvieran prestando atención a ellos.

—No creo que tengamos que interrumpir —dijo con una leve sonrisa —Se les ve muy animados y no quiero arruinar el humor de Bakugou antes del viaje.

El azabache ladeó la cabeza hacia Midoriya y Bakugou que parecían enfrascados en su mundo —incluso, el de pecas tenía su brazo derecho enganchado al del otro chico, al cual no parecía molestarle su cercanía— una indicación para la femenina, la cual rodó los ojos y miro a los otros chicos que no parecían entender de lo que estaban discutiendo.

—Sero piensa que hay algo raro con Bakugou y Midoriya —les explico a lo que ambos asintieron —Yo le digo que no es nada.

Simplemente, a Bakugou le gusta Midoriya.

La de quirk ácido se guardo ese pensamiento para si misma pese a que noto que el rubio parecía compartir su opinión, por la sonrisa de empatía y compresión que le dió. Ellos dos se habían dado cuenta, ella desde el inicio —bueno, no tan al inicio como la primera vez que fueron al karaoke, pero sí al ver más de cerca sus interacciones y encuentros— y el rubio confirmo sus propias sospechas el día del secuestro del pecoso; de los sentimientos de su gruñón líder por el despistado estudiante de Soporte Técnico. Incluso, secretamente, creían que ellos lo tenían más en claro que el mismo cenizo lo mucho que le gustaba el de ojos esmeralda. Por esa razón, no querían que sus amigos se metieran con ellos.

No que Hanta, ni mucho menos Eijirou, fueran a burlarse de que al cenizo le gustará el pecoso. Pero no serían disimulados al respecto, harían pequeñas bromas que harían molestar a su líder o querrían darle consejos, lo que en su humilde opinión sería mucho peor.

—Y yo le digo que hay algo raro —objetó el más alto, viendo hacia el pelirrojo en busca de ayuda — ¿No, Kirishima?

—Bueno, yo creo que...¡wha! ¿T-Todoroki?

Denki, Mina y el azabache no habían notado que su compañero de clases se acercaba silenciosamente a ellos, más puntualmente, al pelirrojo. Estaban bastante sorprendidos, aparte de que Shoto estaba abrazando al de dientes puntiagudos del mismo modo en que Izuku lo hizo con Katsuki. Solo que debido a la diferencia de alturas, el bicolor apoyaba su cabeza sobre el cabello pelirrojo de su amigo, el cuál también tuvo una reacción muy diferente a la del quirk explosivo ante el abrazo y la cercanía de la otra persona. Su rostro se puso rojo y comenzó a balbucear cosas sin sentido, que acabaron por sacarle un tenue y adorable sonrisa a su inexpresivo compañero de clases.

—Hola —saludo el de quirk dual, como si fuera nada, a todos los presentes.

La femenina fue la primera en reaccionar.

— ¡Hola, Todoroki! ¿Hace mucho que llegaste? —preguntó con una sonrisa, acercándose al contrario y tirando del brazo del pelirrojo para salvarlo de no morir por un rostro sumamente rojo — ¡No te vimos!

El de quirk de endurecimiento pareció balbucear algo parecido. El bicolor apretó su agarre en el abrazo y le dió una mirada gélida a la chica, que hizo que tragara saliva y se preguntará en qué problema se estaba metiendo ahora. Claro, aparte de que quería quitarle a uno de los chicos más fuertes de la clase A a su mejor amigo que parecía a punto de tener una convulsión cerebral.

—Llegue hace un rato —menciono con ligera, su mentón frotándose contra el cabello rojo de a quien sostenía y la de quirk ácido podría haber jurado que de las orejas de su amigo salía humo.

— ¿En auto? ¿En el tren? —continuó preguntando y forcejeando porque le devolviera al pelirrojo.

—Auto —respuesta escueta y el agarre se torno más fuerte.

La femenina sintió que la sonrisa le temblaba. Kaminari quería ayudarla pero no sabía cómo y Sero tampoco. Ambos observaban la escena sin salir del shock como para reírse de su avergonzado amigo.

—Oh, genial, debe ser lindo que te traigan —opinó y está vez, todo lo que recibió fue un suave hmm —Uh, ¿Todoroki?

Otro hmm.

Eijirou empezaba a soltar vapor. En serio. Mina lo juraría sobre la tumba de su querida abuela. Se estaban por quedar sin amigo, porque se le fundía el cerebro a una velocidad sorprendete y la persona causante de eso no le dejaba salvarle la vida.

— ¿Cuando piensas soltar a Kiri? —la pregunta fue bajita, casi un titubeó y el chico le dedicó otra mirada gélida, ¡que ella creyó honestamente que no merecía!

—Más tarde —respondió, después arrugó el ceño y agrego con más suavidad —Mi hermana mayor me dijo que si alguien me agradaba mucho, debía demostrarlo de vez en cuando. No soy bueno en eso. Pero ví a Midoriya abrazando a Bakugou y quise probar.

—Oh, así que ellos tienen la culpa que Kirishima este por morirse —murmuró el de quirk eléctrico —Se los contaré más tarde.

—Ahora hay dos cosas muy extrañas que necesitan una explicación —agrego el azabache en un susurro igual —Al menos, yo necesito esa explicación.

Mina rodó los ojos e ignoró a ambos.

— ¡Eso es muy lindo! —sonrió de forma inocente —Pero, uhm, Kirishima está un poquito mal, ¿no ves que tiene el rostro rojo? Tiene un poco de fiebre.

— ¿En serio? —cuestiono el de quirk dual y la femenina asintió varias veces —Lo lamento Kirishima.

Shoto soltó al pelirrojo después de eso, el cuál se rió nervioso y le aseguro que no tenía de qué disculparse —ni tampoco menciono que la femenina acababa de mentirle— mientras le decía que él también estaba muy feliz de verlo y le daba unas palmadas en el hombro, mencionando algo sobre de que al de quirk dual no le gustaba el contacto físico y el más alto se encogió de hombros.

—Contigo no fue tan malo —aseguró.

A Eijirou pareció bastarle con esa respuesta, por la manera en que volvía a balbucear y se escondía detrás de su amiga, en caso de que el bicolor quisiera abrazarlo una segunda vez. Minutos después ya estaba toda la clase A reunida con su profesor y subida en un autobús rumbo a su campamento de verano.

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