Capítulo 23
—Te has vuelto blando, bebé.
Shimura reprimió el impulso asesino de matar a su novio. No quedaría bien en su expediente como profesor.
—Bien, bien. No eres blando. Y estoy de acuerdo en que Izuku merece un festival normal. Yo también llevaría a Shoto si estuviera en la misma situación.
— ¿En serio? —mascullo de mal humor el de cabello celeste —Eres tan jodidamente sobreprotector que lo dudo.
—Hey, puede que lo sea, pero comprendo cuando estoy exagerando. E Izuku...lo necesita, puede que con sus padres y el chico que lo visita se muestre alegre y normal pero está bastante deprimido —contó el de ojos azules —No duerme Tenko, no puede porque tiene pesadillas y aunque cree que no lo escucho, este departamento tiene las paredes delgadas. No se queda dormido hasta que es el amanecer y cuando su madre lo despierta, hace como que durmió toda la noche.
—Y tú lo sabes bien porque también estás descuidando tus horarios de sueño, ¿no? —acuso el mayor escuchando el silencio al otro lado de su celular —Siempre me sorprendió la seriedad con la que tomas todo, Touya. Gracias, pese a que dijiste que no era un caso importante, estas siendo muy bueno.
—Todo por el mi esposo que me va a mantener una vez me jubile. Lo que será a temprana edad —se escucho una leve risa de fondo —Ahora, yendo al punto, ¿tengo tu permiso para llevar a Izuku al festival?
— ¿Me prometes que tendrás cuidado, que lo vas a cuidar y que me lo entregaras primero para que pueda hablar con él sobre el tiempo que puede pasar en Yuei? —preguntó el de cabello celeste, esperando que sus uñas se enteraran más profundamente en su cuello para desquitar algo de su estrés contra su pobre y magullada piel.
—Lo que le espera al pobre muchacho...—murmuró el albino —Sí, lo haré. Primera parada, sala de profesores. Lo juro.
Tenko inhaló profundamente de su cigarrillo y mirando al cielo azul, sintiendo el viento frío que llegaba a la azotea, rezó que esta decisión fuera realmente la mejor para Izuku y soltó todo el humo junto con su respuesta.
—Entonces, puedes traerlo Touya.
Hisashi e Inko se habían solidarizado con Izuku los primeros días, no salieron en ningún momento del departamento, a no ser que la policía llamará por la puerta y entonces, hablarían con ellos desde el pasillo. El de pecas agradeció el gesto pero después les dijo a sus padres que no tenía sentido que estuvieran los tres ligados al arresto domiciliario. Se sentiría todavía más deprimido si su padre no pudiera trabajar —aunque podía hacerlo desde casa— o su madre ir hasta la editorial —pese a que pidió unos días de vacaciones por la situación— debido a su causa. Así que, los mayores eligieron hacerle caso e intentaba hacer ciertas actividades fuera de casa, dándole también algo de tiempo para estar solo.
Aún así, Touya seguía en el departamento las veinticuatro horas del día. El aspecto pulcro que mantenía se debía a la hora y media que se tomaba cada dos días para irse a su propio hogar a bañarse y cambiarse de ropa. El de pecas se fue eventualmente acostumbrado a la idea de que nunca estaba solo y creía que lo hacía bien. Todavía no enloqueció, eso le daba algo de méritos, ¿no?
Pero estaba cerca. Muy cerca. Ver las paredes de su habitación todos los días por tantas horas no debía ser sano, sumado a las horas que no podía dormir debido a las pesadillas donde tenía el cabello negro y se congelaba en Rusia, no hacían que su cabeza estuviera funcionando correctamente. Al menos, las visitas de Katsuki y la interacción virtual con sus amigos lo mantenían distraído.
Sin embargo, no siempre funcionaba. Menos cuando ese día, nuevamente, decidió ver las redes sociales.
¡Niño sin quirk secuestrado! ¿Yuei es una academia realmente segura?
#Secuestro. #Quirkless.
¿Para que va a una academia de héroes un sin quirk?
#elsecuestrodelinútil.
Los usuarios de Twitter e Instagram no pasaban de publicar contenido de su caso. Algunos fueron de apoyo, otros de burla y un sin número fueron mayormente críticos. A el de pecas le dolían los ojos de solo leerlos, pero lo seguía haciendo continuamente, sin poder parar, pensando en las cosas que debían creer esos usuarios de él y sintiéndose mal por la situación en la que cayó Yuei. Los profesores tuvieron que salir a dar un comunicado de prensa debido al tiroteo en el centro comercial y la policía estaba rodeando la academia desde hace unos días por lo que le contaron Ochako y Denki. Algunos estudiantes mayores publicaron en sus redes sociales que todo era culpa suya y que sería mejor que lo sacarán de la academia que, de todos modos, él no iba a aportar nada importante a la sociedad de héroes.
Leyendo las últimas noticias —y varios memes— se arrojo en la cama, de espaldas y siguió con su habitual tortura. Faltaban dos horas hasta que Katsuki apareciera —a medida que llegaba el festival, se le veía cada vez más y más cansado, aunque también parecía por algún motivo desconocido ansioso— para que pudieran hablar, para que lo regañara por no saber todavía algunas notas en la guitarra —la verdad fallaba a propósito, porque era divertido ver al cenizo con los labios fruncido dando su explicación, se notaba que le gustaba mucho la música y eso era encantador — y que comieran juntos la comida Inko. Hisashi intento cocinar para el cenizo su curry picante, ya que todavía parecía culpable por lo que sucedió y quería animarlo, algo que lo hizo pasar una de las cenas más divertidas de su vida. Finalmente, el de quirk explosivo pareció haber encontrado un digno rival en su padre.
Debido a que estaba tan concentrado viendo las redes sociales y con la cabeza llena de distintos pensamientos, no se dió cuenta que la puerta de su habitación fue abierta y que alguien se acercaba. Para cuando le quitaron el celular, su expresión quedó tan aturdida que ni supo cómo reaccionar, su dedo índice quedó en el aire y su mano derecha siguió con la forma de su celular. Parpadeo un par de veces y a apenas tuvo que moverse para ver a su inesperado visitante.
Bakugou se encontraba en su habitación, usando el uniforme de Yuei sin la chaqueta —pese a que su habitación hacia demasiado frío debido al aire acondicionado, afuera el calor debía ser infernal— puesta y con los pantalones holgados de tono gris, su rostro no tardó en volverse sombrio al leer la pantalla de su celular, que continúa en una publicación no muy halagadora a su persona que digamos.
—Uh...bienvenido, Kacchan —murmuró el de pecas, sentándose sobre el colchón y llevando una mano hacia su cuello con incomodidad —Es bastante temprano, no sueles llegar a esta hora, ¿paso algo...?
— ¿Por qué estabas leyendo toda esta mierda, Deku? —lo interrumpió el cenizo, devolviendo el celular a su dueño y viéndolo con una expresión ceñuda — ¿Acaso quieres que se te pudra el cerebro?
—...No, es solo que...—balbuceo el más bajo inseguro, intimidado, por esos ojos rojos —Hum...verás..
El de pecas se quedó en silencio sin saber qué decir, sus manos se entrelazaron y sintió que estaba sudando, nervioso por lo que pudiera decirle el cenizo, ¿y si llegaba a pensar que era cierto? Sabía que no era así pero...
—Hey, nerd de mierda —le agarro de la cara el más alto, solo para encontrarse con unos ojos esmeralda entristecidos e incómodos —No estoy seguro de qué carajos pasa por las cabezas idiotas de todos estos miserables sin vida social para escribir todo lo que escriben sobre ti, solo me preocupa que empieces a creer toda esa mierda que estás leyendo Deku. Escúchame, en Yuei, Togata y Amajiki hicieron una masacre contra los idiotas que publicaron esas cosas.
Izuku parpadeo aturdido. Katsuki le quitó las manos de la cara y se sentó a su lado en la cama, con una pequeña distancia. Soltó un pequeño suspiro antes de continuar hablando.
—Pidieron que no te lo dijera y les hice caso, no querían que te sintieras culpable ya que se metieron en problemas con el director por eso. Pero debí decírtelo —dijo el de quirk explosivo con un deje de culpabilidad en la voz —La cara redonda también se metió en unos cuantos problemas y el loco de la clase B estuvo haciendo ciertas bromas pesadas a algunos mayores. Y ni te puedo decir qué mierda le hicieron Sero y Kaminari a un chico de tercer año que creía que no debías volver a la academia. Aizawa-sensei no pude todavía relacionarlos con ese caso pero te juro que fueron esos dos lunáticos los que colgaron al infeliz ese desnudo en los baños para que todos lo vieran.
El de pecas pareció todavía más confundido y el cenizo contuvo una leve sonrisa, le dió un golpe suave en la cabeza a el más bajo y le miro como si fuera un tonto que no entendía nada de lo que le decía.
—Le caes bien a un montón de personas, idiota. Ninguno cree la mierda que se lee en las redes sociales y están jodidamente locos por no poder verte también, ¡pero hacen esas malditas llamadas tan felices para no ponerte mal!
Uraraka lloraba cuando terminaba cada vídeo-llamada con el de pecas, podía ser una amistad reciente, pero se llevaban muy bien y le tenía muchísimo aprecio. Ashido estaba triste porque nadie le prestaba tanta atención al escuchar sus chismes como el de pecas. Kaminari ya no tenía quien se riera de sus chistes sin importar los tontos que fueran. Todoroki extrañaba tener a alguien que hablara cuando él se mantenía en silencio, sin tomarle importancia a que no soltará comentarios. Hatsune prácticamente era como un fantasma, si bien antes tampoco salía mucho del área de Soporte Técnico, ahora nadie la veía ni siquiera por los patios o los pasillos.
Y mierda, él mismo se encontraba muy mal, tenía que andar con mucho cuidado para no romperle la cara a algún idiota que dijera algo sobre el de pecas y estaba haciéndolo fatal en la batería debido a que se encontraba distraído. Jiro ya ni siquiera se esforzaba en regañarlo, al contrario, le dejaba tranquilo y le decía que intentará mantener el ritmo del resto.
—Mierda, debí decírtelo, ¿cuánto jodido tiempo te llevas torturando, Deku?—se llevó una mano a la cara, soltando un gruñido y escuchando un leve sollozo a su derecha, lo que hizo que la mueca de enojo en su rostro se relajará.
Midoriya estaba llorando, sus hombros temblaban y se tapa el rostro. El de quirk explosivo soltó un bufido, llevo una de sus manos al cuello del contrario y lo guío hasta que lo tuvo contra su hombro.
—Eres tonto —suspiro y acaricio los rizos verdes —Muy tonto. La persona más tonta del planeta.
—Ya entendí Kacchan —murmuró el de pecas limpiando sus lágrimas y mirando al contrario con un puchero —Lo entendí. No lo repitas.
—Lo haré si lo llegas a olvidar —le soltó al ver que estaba mejor y sonrió un poco.
Izuku hizo un puchero devuelta y golpeó sin mucha fuerza el hombro del contrario.
— ¿Por qué llegaste tan temprano hoy, Kacchan? —quiso saber el más bajo, también para cambiar un poco el tema y calmar las lágrimas que aún le quedaban —Mañana es el festival, ¿no tienen mucho trabajo?
—Los que somos de la banda y los bailarines nos retiramos antes para descansar —respondió el de ojos rojos —Solo se quedaron los que trabajan tras bastidores. Aunque será menos de una hora.
—Oh...ya veo —susurro el de ojos esmeralda —Me hubiera encantado verlo en persona. Todoroki-kun prometió que me llamaría pero no es lo mismo. Y nunca antes había estado en un concierto.
Bakugou se mordió los labios para no decirle al de pecas que intentaron hablar con el director sobre su asistencia al Festival Cultural. Shimura no había dicho nada hasta ahora y Aizawa fue bastante directo con eso de no darle falsas esperanzas. No quería decirle nada que pudiera lastimarlo después.
—Kacchan, estás poniendo una expresión triste —le tocó la cara el más bajo al cenizo, con una sonrisa cariñosa y pellizcando su piel —No te lo dije para ponerte mal. Solo quería ser honesto contigo.
—Hum —asintió el mayor — ¿Cómo van tus pesadillas?
El de ojos esmeralda se esperaba que el más alto supiera de esto, aún si no lo habían hablado durante este tiempo, a él no se le escapaba nada. Aunque todavía no pudo evitar hacer la pregunta obvia.
— ¿Se me nota mucho?
—Tus ojeras son muy notarias y en la cena, después de terminar, pareces muy cansado —explicó el de quirk explosivo —Pero cuando me voy no parece que tú estes por irte a dormir. Siempre estás con algún libro o usando la computadora.
—Que observador —comentó el de pecas en un tono quizás un poquito sarcástico y el de quirk explosivo le dió un golpe en el hombro por eso, sacándole una risa —Y yo que pensaba que hacia un buen trabajo en esconderlo.
Izuku se puso de pie y camino por la habitación hasta llegar a su guitarra, después fue a sentarse a la silla de su escritorio. Apoyo la guitarra sobre sus piernas y tocó un par de notas, quería calmarse a sí mismo para no descontrolarse cuando hablarán después.
Katsuki no lo interrumpió. Pasaron unos minutos de esa forma, con solamente el sonido de la guitarra como fondo y las voces que venía de afuera de su habitación de forma amortiguada. Cuando el de pecas tuvo sus pensamientos ordenados en su cabeza, paro el sonido y vio al cenizo a los ojos.
Reflejaban calma y sinceridad.
Fue la primera vez, que el de quirk explosivo pensó que el de ojos esmeralda era más maduro que él mismo.
—No son tan malas. Mayormente, estoy con Maksimov en el coche o en la calle con Anton y Hatsune-san. Recuerdo las cosas que me dijo, los ojos naranjas de Anton...y me despierto asustado y sobresaltado, pero no tardó en calmarme —confesó el de ojos esmeralda soltando un suspiro largo —E intento dormir una vez más, pero si lo consigo vuelvo a soñar lo mismo. Así que, me quedo despierto un rato más o directamente no duermo. Creo que lo estoy controlando, aunque sería mentira decir que es una mejoría.
Midoriya no quería hablar de esto con sus padres, no todavía. Creyó que tal vez Touya sería una posibilidad para hablarlo pero no se sentía del todo cómodo para hacerlo. Le daba un poco de miedo hablarlo con Bakugou, sin embargo, no podía decir que no le generaba más confianza y seguridad que los adultos.
— ¿Quieres intentar algo, Deku? —preguntó el de quirk explosivo, recibiendo la atención del menor que asintió con la cabeza —Cuando estés por irte a dormir, escucha algo de música o ten algún peluche cerca para descansar. Te podría ayudar.
—Yo...lo intentaré —contestó el más bajo dándole una sonrisa al contrario —Realmente eres el mejor, Kacchan.
Bakugou sonrió de forma engreída, sintiéndose muy satisfecho con esa sonrisa del muchacho de ojos esmeralda.
Después de una deliciosa cena, el cenizo tuvo que irse a su casa. Mitsuki paso a buscarlo, saludo a Inko e Izuku —los otros dos hombres del departamento no estaban presentes— con un afecto que pareciera que tuviera años y les dejo una tarta de chocolate. Una vez se fueron, el de pecas ayudo a su madre a limpiar y recibieron después de una hora a Hisashi y Touya.
Ninguno rechazo la cena que les guardaron.
El de pecas se quedó un rato en la sala de estar. Le hartaba estar en su propia habitación, aunque se fue cuando el albino termino de comer para dejarle el lugar. Touya le menciono que no le molestaba si se quedaba unas horas más —lo mismo que venía haciendo desde que llegó— y por primera vez decidió aceptarlo. El mayor pareció bastante contento de verlo mirar en la televisión un especial de All Might hasta las once de la noche.
Hisashi e Inko se habían ido a dormir a las diez. Mañana, su madre finalmente iría a trabajar —por lo que escucho— un par de horas a la editorial. Estaba bastante ansiosa por dejarlo solo pero aseguro que estaría bien. Por otro lado, su padre se quedaría en el departamento todo el día, pero haría algo de trabajo con su computadora. Aunque tenía vacaciones, trabajaba en nuevos proyectos y lo ayudaba a mantener su mente despejada.
Al finalizar el especial, el de ojos esmeralda se paro del sillón, se estiró y le dió las buenas noches al albino, que se quedaría trabajando hasta quien sabe qué hora en sus informes de gobierno. Fue hasta su habitación, movió un par de cosas de lugar solo para distraerse y después se sentó en la cama, agarro uno de los libros que le dió Kaminari y comenzó a leer.
Recién a la una y quince de la madrugada le dió sueño. Soltó un suspiro. Dejo el libro en su escritorio y miro su habitación, pensando en lo que dijo Katsuki para que pudiera dormir. No creía que la música lo ayudará mucho, además, su madre tenía el sueño ligero y podría molestarle. En cuanto a los peluches, tenía más figuras coleccionables de All Might que otra cosa. Usar uno podría ser una idea pero lo dudaba.
Estuvo unos minutos pensando hasta que recordó cierta cosa. Abrió uno de los cajones de su escritorio y saco un listón rojo. El día del Festival Deportivo, cuando el cenizo le dió su medalla, antes de irse a su casa le regaló el listón. El de pecas le pregunto porqué y el de ojos rojos solo contesto que era porque quería hacerlo. Era una razón bastante absurda para guardar un listón pero él lo hizo. Apenas llegó a su casa, guardo el listón en uno de sus cajones y le puso un pañuelo encima para que no se desgastará con el paso del tiempo.
Izuku ató el listón rojo dos veces alrededor de su muñeca. Después, fue hasta el baño a lavarse los dientes y se limpio la cara. Volvió a su habitación, se puso su pijama y apagó las luces, dejo las cortinas de la ventana abiertas para que entrara algo de luz. Abrió las sábanas de la cama, se acostó boca arriba y luego se dió la vuelta hasta quedar de lado, viendo hacia afuera por la ventana. No lograba distinguir el rojo del listón. Sin embargo, al pensar en la persona que se lo dió, se sintió más tranquilo.
A las dos de la madrugada, el de pecas cerro los ojos, respiro hondo y se durmió. Tuvo un sueño, uno donde alguien le sostenía de la mano y lo guiaba por un camino oscuro, podía escuchar de fondo la voz burlona de Kirill, de reojo podía ver la figura de Anton con sus ojos naranjas. Sintió miedo pero quién lo llevaba de la mano no lo soltó en ningún momento.
Entonces, empezó a ver la luz y a escuchar risas y sintió el calor del sol en su cara y el viento.
Y le pareció distinguir unos ojos rojos y cabello cenizo, pero no estaba seguro, solo sabía que se sentía a salvo y feliz.
El de pecas no despertó hasta el mediodía de la mañana siguiente.
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