XXVII Traición

 "Las leyes callan cuando las armas hablan." 

-Cicerón


-----Sábado 1 de Agosto de 1942-----

Amira Lastrange

Aquí me encuentro...Caminando  mientras escucho muy  lejos todo lo que William me dice.  No eh prestado atención desde que me comenzó a hablar. Mis pupilas danzan de un lado a otro y cada que me encuentro con el, sus ojos brillan de nuevo. 

¿Tanto le afecto pensarme muerta por este tiempo? Parece que en verdad se enamoro de mi por completo. Yo necesito avanzar...y William ya no me puede proteger...

Lo empujo con la ayuda de la silla  de ruedas debido a su condición. A el parece no importarle desde que supo que estaba viva.

—¿Por que no me habías buscado?—Escucho como su voz se quiebra  ligeramente.

—¿Cómo hacerlo? No sabia que estabas en japon...todo este tiempo recibí ayuda medica aqui en Alemania...¡Lo siento William!

—Lo que importa es que, estamos juntos.

—¡Correcto!

Continuamos avanzando  hasta divisar una biblioteca en un pueblo cerca de Zootzen.

—¿A donde nos dirigimos?

—A casa William...Creo que es hora de cuidarte y que descansemos.—Le regalo una sonrisa que lo hace sentirse tranquilo.— Las tropas Alemanas que me ayudaron nos mandaran a una zona segura y esta pesadilla terminara.

No puedo creer que de estar a nada de morir por un envenenamiento. Los médicos japoneses me regresaron a la vida. Pequeñas dosis de veneno fueron encontradas en mi organismo y eso hacían que estuviera al borde de no contarla. Esa maldita de Hanna. Era la única que se encargaba de llevar mi comida. ¡Que maldición gitana ni que nada!

—¿No quieres venganza?

—No quiero perderte...No me lo perdonaría.

Al ir entrando el lugar esta solo...Aun no llega.  Tengo que dejar abierta la posibilidad de que ni siquiera se presente.

—El lugar esta vacío...

—Quizás tengamos que esperar uno o dos dias... recuerda que esta gente se arriesga William.

El silencio se apodera de la biblioteca con nosotros dentro y William se da media vuelta con fuerzas con la silla. Me tiene de frente  y  alza su mirada hacia mi.

—¡No sabes cuanto te amo!¡Mi vida sin ti fue horrible!¡No quiero perderte!

Puedo decir de manera orgullosa que  fui la ruina de Dedrik Wolf hace años...y hoy seré la de William Wolf. Los dos hermanos comiendo de la palma de mi mano.

—Iré a buscar algo para que comamos ¿Esta bien?— El solo asiente viéndome como loco enamorado.—Tu descansa...es mi turno de cuidar de ti.

Me alejo de él abriendo esa puerta  y saliendo al exterior. Camino con cuidado y espero pocos minutos hasta que veo una pequeña luz  que se refleja. Es él...ah llegado ya.

Me cuido viendo hacia todos lados  y sin pensarlo voy hacia ese reflejo de luz. Al llegar  alzo las manos y me inspecciona con cuidado.

—¿Alguien te vio?— En silencio solo moviendo la cabeza lo niego.—¿Radio?¿Alguien que sepa tu posición?

—No...¡Quieres calmarte!

—¿Cómo podría?¿Te recuerdo que somos ya enemigos naturales? ¿Por que no llamaste a Mía?

—Después de ver que rompió su palabra ...no soy idiota para correr ese peligro.

—¿Por que yo?

—No eh recibido una bala en la cabeza...

—Y me sigo preguntando ¿Por que no lo he hecho Amira?

—Se por buena fuente que estas metido en problemas con los Japoneses.

Jack Carter guarda silencio y se fastidia...Aun no ata cabos de nada..

—¿Y que te importa eso?

—¡Cuanta hostilidad!

—Mía tenia razón...no estas muerta ...debí  escucharla...— Me mira  con un odio inigualable y se que anhela matarme, pero no lo hace por que estamos en acuerdo de paz.—Ella tenia razón...

—Si bueno...¿Quieres mi propuesta o no?

—No puedo esperar nada bueno viniendo de ti, pero no tengo muchas opciones.

—¿Qué buscas de mi exactamente Jack Carter? ¡Algo debes de buscar para haber aceptado venir sin matarme!

—¡Tus libros!—Esto me sorprende. Sabe que no esperaba eso e intenta pretender que no son tan importantes como lo deben de ser.—¡Todo lo que tenga que ver con la compleja mente humana!

—No los tengo...

—Entonces tus apuntes...

—Tampoco los tengo ¿Desde cuanto tanto interés por esos apuntes?

—¿Quieres el intercambio o no? A todo esto...¿Qué me vas a ofrecer a mi a cambio?

—A tu hermano...— Dicto sin mas y él me mira  sin poder creer lo que le estoy ofreciendo.

—¿¡Que!? — Guarda silencio unos minutos  y me mira sin poder creer lo que escuchó.—¡Aun asi necesito toda esa información!

—La ocupas para ella ¿Verdad?—Lo miro y su mirada lo delata.—¡Esta inestable!

—!No es el tema principal! ¿Por que entregarías a mi hermano?

—¡Por que ya no me sirve!— Dicto siendo fría y cortante. Él me mira y se que aunque nos odie a los dos sabe lo que significa, lo voy a traicionar.—Interfiere con mis planes. No puedo cargar a un maldito invalido.

—¿Cómo puedes caer tan bajo?

—¿Por moralidad no lo vas a aceptar?¡Quieres el trato o no!

Extiendo la mano sin dejarlo hablar mas. Él sin pensarlo me aprieta la mano y sellamos el trato.

—Me llevare tu basura. Pero, quiero esos libros Amira...o mínimo que le entregues esto al japonés de mierda.

—No tengo que ver con ellos.

—¡Te vas a vender a Ryoma!¡Eres o serás la puta de ese Japonés!

Guardo silencio y se que eso de plano ya me ah delatado. Pero no tengo interés en darle mas vueltas a esto. Sin embargo el prosigue.

—Cuando encuentres a alguien con quien te sientas mas seguro...lo desecharas y le harás lo mismo.

—Si me tocas un pelo.— Amenazo ya que ya sabe todo. Después de todo, no es tan tonto como pensé.—Tendrás otro motivo para que el te busque hasta el infierno.

Veo su frustración y decide darse media vuelta. Se comienza a acercar a la biblioteca. Prepara su arma de mano y consigo trae una llave  de la que usan los mecánicos.  Antes de que se siga alejando  indago

—¡Nunca me dijiste si esos libros y todo lo que buscas es para ella!

Sus orbes negros me miran  y penetran mi alma. Siento como si me estuviese matando con la mirada. Sin que el sepa que tengo mucho miedo, le mantengo la mirada y logro saber que Mía Campbell, esta mostrando alguna anomalía. Una vez hablo dando veredicto.

—Todo lo que tenga que ver con la mente... se necesita terapia de electrochoques Jack... meterla a un maldito manicomio ¡Esta enferma!¡Empeorara!¡No será segura para ti ni para sus hijos! ¡Los matara!

Sin decirme nada solo continua avanzando a esa biblioteca. Me imagino que así asecha la muerte cuando llego la hora de partir. Jack  Carter es un ser entre los mortales que se encarga de ayudarle a la muerte en su trabajo. Esa tétrica escena que observo, me la llevare a la tumba y posiblemente me atormente hasta el día de mi muerte. Pero por el momento...deseche la basura que me estorba.

El día de hoy oficialmente me encargue de ser la perdición de los dos hermanos Wolf  y de Emma Wolf. Me mantengo en silencio y me quedo como espectadora.

Nota mental para mi...Te amo William. Pero esto es supervivencia...No me puedes proteger mas. Tu cuerpo se ah deteriorado  y tengo que continuar. 

Doy media vuelta e intento retirarme, aunque con esto deje gran parte de mi corazón. 

Jack Carter

Antes de entrar a esa biblioteca que ah visto tantas muertes. Me asomo por las ventanas y no percibo enemigo alguno. Amira enserio va a entregarme asi de fácil a su esposo ¡Maldita perra! Pero es lo que William merece al final. La traición de la única mujer de la que se enamoro. 
Me asegurare de pasarle ese mensaje, ya que aun tengo la carta que me mando.

Creo que estoy loco eh hice mal al no decirle a Mía. Pero ella hubiera matado sin pensar a Amira y quizás perdíamos la oportunidad de un trueque.  Necesito ir con cuidado con los Japoneses e intentar con seguir los escritos de Amira. 

¡Estoy sobresaturado! A veces no se como actuar. Se que pude matar a Amira...Pero ¿ que tal si  no regresa Amira?   y él asesina a Mía ¿ A Emma? ¿A Gunther? ¿Qué tal si  si tiene los escritos y sin ella viva se pierden?  Tengo que ir una pelea a la vez ...y por hoy, me encargare de  mi hermano. Ya mañana  me preocupare por intentar hablar con Ryoma.

Al comenzar a mover la chapa de esa  puerta la madera cruje y hace ese tétrico ruido. Solo escucho mis zapatos y mi respiración.

—¡Llegaste!

Solo escucho el eco de la voz de mi hermano pero no lo veo aun. Por su tono de voz se que piensa que soy Amira.

Camino lentamente con mi arma en mano y solo hace ruido cuando mis zapatos tocan el piso. Esos pasos lentos que anuncian el fin de William Wolf.

Comienzo a escuchar como un ligero rodar de algo y poco a poco veo que se acerca.

—¿Qué te hizo tardar tan... 

Me mira  con odio. Aun no cae en cuenta lo que acaba de suceder. Intenta sacar su arma. De un disparo le  atravieso la mano. El no grita sin embargo se queda inmóvil.

—¡Se acabo William!— Me acerco a tirarlo rapido de la silla y despojarlo de lo que sea que tenga...Solo tenia un arma en la silla oculta. ¡Maldita desgraciada!

—¿Qué le hiciste a Amira?— Mira hacia todos lados.—¡NO ENTRES! ¡NO ES SEGURO!

Sus ojos están al borde del llanto. Piensa que mate a Amira, o que la quiero matar.

—Ella esta a salvo William...ahora que tu no estas estorbando su vida...Ella puede ir a meter con ese maldito Japones.

Me mira con los ojos desorbitados...Casi siento pena por él. Pero no me voy a detener por ello.

—¡Mientes!— Sin poner mucha resistencia comienzo a atarlo como si fuera un maldito costal.  —¡MIENTES!

—¡Escúchame bien!— Lo agarro de la cabeza y lo obligo a verme a los ojos.— ¡Ye no le sirves William!

—¡MIENTES!¡MENTIROSO!

—¡Eres un estorbo para ella!

—¡No es cierto!

Sin que siquiera me importe...Lo comienzo a jalar   con una cuerda. No pienso cargarlo por completo hasta el campamento.

 Al ir abriendo la puerta. Amira esta frente a ambos. Saco mi arma  y de nuevo con una mano mientras con la otra jalo a William. Espero a ver si es una broma de mal gusto. pero parece ser que no. 

La judía solo nos mira sin hacer nada. Siento sus ojos vacíos, le esta costando desprenderse de William, pero su maldito egoísmo es mas grande que su perdida.

—¡Amira!— Ella lo mira indiferente...Como si estuviese loco.—¡Este idiota esta diciendo...

—Es verdad...

William enmudece y a mi me viene importando poco lo que sienta mi hermano.

—Amira...N...No juegues...

—Te juro que lo que sea que estés pensando...William...Es mucho mas dolorosa la realidad.

Esas palabras son las mismas que me dijo a mi aquel día en Chicago. Lo recuerdo bien, ese día que descubrí que seguía viva. Cuando me hicieron perder la memoria a base de torturas.  Se exactamente lo que William piensa. Senti en carne propia lo que el siente en estos momentos.

Al ver a William de reojo...Solo puedo ver que sus ojos comienzan a quebrarse. Asi como se  que,se esta quebrando su corazón.

—¡Es una maldita broma de mal gusto!¡MATA A  MI HERMANO!

—Me...¡Me estorbas William!

Guardo silencio mientras preparo a William para el viaje. Amira toma aire y continua arrojando sal a la herida.

—¡Invalido ya no me sirves de nada!¡No pudiste ni protegerme bien en todo este tiempo!...Mi cuerpo esta hecho mierda...por tu culpa... Desde que Ryoma me cuida...eh mejorado... y el me entiende.

Sigo mirando de reojo a mi hermano y este solo derrama lagrimas. Se que le esta destrozando el corazón, yo sentí lo mismo; Sin importarme nada me comienzo a alejar de ella mientras  sigo arrastrando a mi hermano por la nieve.

Se que cada paso que me alejo de ella, mas se convence  de que Amira lo traiciono.

Una vez  la miramos bastante lejos, él comienza a soltar la lagrima fluida y a gritar como un loco. Se que ella se ah dado media vuelta.  Ni siquiera lo ah vendido, por dinero, protección o algo mas. Lo traiciono por nada de valor...Solo por que le estorba.

—Ya pasara hermano...

—¡YO LA AMO!

Sin darle importancia simplemente le doy un fuerte golpe en la cabeza que lo noquea. No tengo ganas de  escucharlo. No es la forma en la que me hubiera gustado vengarme...Pero no me importa...es una oportunidad que no se puede desperdiciar.

Le tapo el rostro solo por precaución. No sea que alguien lo reconozca... aunque a estas horas de la madrugada, no creo encontrarme con nadie.

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Al llegar a la base.  Mía me divisa  y sale tras esas puertas a buscarme. Estaba preocupada  por que esto lo hice sin avisarle a nadie. A si que mi ausencia la debió tener angustiada.

Suelto el maldito costal de mi hermano y la abrazo con fuerza.

—¿Dónde te habías metido? ¡Nos tenias muy preocupados a todos!

Solo la beso, la  abrazo y le digo de forma serena.

—¡Ya estoy aquí! ¡Nada malo paso!

Me agacho a levantar ese costal  que  nadie sabe lo que traigo. Y le digo que por favor crucemos las puertas.

En pocos minutos ya estamos dentro y   cuando mis habituales camaradas se reúnen para darme al bienvenida.  Me abarrotan con muchas preguntas. Se que estan impacientes, pero, levanto una mano pidiendo la palabra y poco a poco el bullicio se hace silencio.

—¡Estoy bien primero que nada!—Conforme voy diciendo esto, paso en frente el bulto  y comienzo a quitar el lazo que le amarraba del cuello para que el costal del rostro no se fuer a a caer. 

En un abrir y cerrar de ojos  retiro ese pequeño costal que le cubre el rostro y todos quedan anonadados. Pasan su mirad a mi y después a William quien sigue noqueado.

—¿Dónde estuviste metido?

—¿Cómo lo encontraste?

—¿¡Que esta pasando aquí!?

—Ayúdenme a prepararlo para interrogarlo...Mientras eso pasa...responderé sus preguntas.— Mía, Cooper, Hoffman y James  acceden y se hace tal cual digo. Aunque eso no quita que me miren como si hubiera bajado una estrella del cielo. 

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Pasa alrededor de dos horas y me encuentro frente a mi hermano quien sigue  inconsciente. Yo por mi parte me quite mi ropa habitual y me puse una ropa que tenia guardada desde hace tiempo. Veo que entran a la carpa y observo a mi esposa también con una ropa vieja que tenia tiempo sin utilizar.  Esa acción de ella me da a entender que va a participar en la tortura.

—¿Sigue inconsciente?— Solo afirmo con la cabeza mientras ella  agarra un balde de agua helada. Analizo sus movimientos y algo me dice que en estos momentos quien tiene el control es  su parte  agresiva, Elizabeth.  pasare a ser un espectador y a analizar sus movimientos y palabras.

Mía sin tentarse el corazón arroja  el agua y mi hermano, quien  despierta   asustado.  Toco el hombro de Mía  y ella me permite seguir a mi. Creo que aun no esta completamente Elizabeth... a menos que solo le este dando consejos según ella me ah contado.

Los dientes de mi hermano titilan  y nos mira  con cierto grado de temor a ambos. Como si emanara un demonio detrás de cada uno de nosotros. Pero también sigue con la mirada sin brillo. El tiro de gracia se lo dio Amira al entregárnoslo.

—No necesito decirte que se hace aquí William.— Sin sentir nada de compasión por el, comienzo a  poner en una pequeña mesa de madera varias pinzas, clavos, martillos, cuchillos y un sin fin de objetos que todos los presentes saben para que funcionan.

El solo deja caer lagrimas en silencio mientras el frio penetra sus huesos.

Mía lo analiza  en silencio y ya descubrió que algo lo esta matando.

No tengo información por sacarle. Tiene meses sin estar con los nazis así que no sabrá nada de lo nuevo. Solo será la satisfacción de  despedazarlo.  Me acerco a la mesa, agarrando  un martillo.  Me voy acercando a el  y me mira con esos miserables ojos vacíos. 

Mi mente comienza a viajar a ese día en Pearl Harbor. Justo cuando vi a Mía junto con Korina. Esa herida que le va sacando los intestinos a mi hija  y como es que su cara reflejaba tanto miedo de morir. Todo es tan claro y sigue doliendo igual que el primer día que la perdimos.

Con fuerza golpeo con el martillo a William en el rostro. Esas lagrimas de odio corren por mis mejillas mientras que el del mismo modo deja escapar sus respectivas lagrimas de dolor.

Una vez mas sin  siquiera necesidad de interrogarlo golpeo su rodilla de su única pierna que le queda  y esta en el primer golpe se ve como gelatina.  La soga que lo detiene de las manos lo mantiene colgando. Entre las cosas que le confiscaron veo que Amira le dejo el látigo con el que me daba mis escarmientos. Suelto el martillo y al instante busco ese látigo que no es difícil de encontrar. Lo sostengo con la mano derecha y camino en círculos  asechando a William.

Me pongo detrás de él.  Mía solo se sienta a ser espectadora, pero veo que también  comienza a soltar lagrimas. Esta recordando lo mismo que yo. Ese maldito día, en que nuestra alma se partió en pedazos y parte de nosotros se quedo en esa tumba con  nuestra hija.

Con fuerzas sostengo ese látigo  y azoto a mi hermano quien deja salir ese primer grito y un llanto desgarrador. Se que le dolió...pero  ese llanto es mas que nada por lo que Amira le hizo.

Mía  se comienza a limpiar las lagrimas y veo que sus ojos mas que tristeza reflejan odio. creo que Elizabeth esta queriendo tomar el control de ella.

Doy el segundo azote, seguido de el tercero, cuarto y quinto mientras de la piel de William  corre sangre  y se que le arde como los mil infiernos.

—¿Por que?— Escucho en forma de susurro decir a Mía y la miro quedándome quieto. 

—¿Por que tenias que matarla a ella?— No me percate en que momento Mía cogió unos clavos y entierra uno a la altura de las costillas de William. Mi hermano solo chilla de dolor aguantando el merecido castigo que le espera.

—¿ A los Barnes?— Mía encaja otro de esos clavos con fuerza.

—¿A mi señor Bigotes?— Mía suelta  los clavos y con su cuchillo  comienza a levantar una de las uñas de William de sus manos hasta que la separa de la carne.

—¡A MI HIJA!— Sucesivamente continua arrancando uñas hasta que  lo tiene centímetros a su rostro.—¡A tu hijo! ¿Qué no tienes corazón?

Un silencio se apodera de los tres  cuando veo que Mía pone su cuchillo a la altura del pecho de mi hermano.

—Supongo que lo vamos a averiguar....

Mía esta por abrirle el pecho a William. Y se queda paralizada cuando después de lo que le hemos hecho. William habla.

—Se lo llevo ella... Ya no siento nada.

Mía me mira buscando una explicación y creo que la merece.

—Amira me entrego a William...— Ella muestra mas que nada asombro y mas molestia que nada, pero me deja continuar.— Tenias razón...ella estaba viva...pero traiciono a William...y se alió con los Japoneses.

William suelta un llanto continuo y Mía le mira  sabiendo el dolor que carga esta vez.

—Mereces que te traicionara.— Mía habla con frialdad y William le grita que se calle.—Pero, de todo esto tenemos la buena noticia de que sigue viva.

William deja el llanto,  mi hermano y yo miramos a Mía. 

Por  que...Ella aun tiene deudas pendientes con migo.

Al ver esas pupilas tan vacías como la misma muerte.

—¿M-Mía?—Mi esposa me mira y la desconozco... No es ella, Es esa la entidad a  o persona que  la ah mantenido con vida hasta el momento. Tengo que regresar a Mía a tierra de nuevo.

William mira a Mía sabiendo que algo anda extremadamente mal con ella. Incluso  le comienzo a ver como su piel se estremece en la sola presencia de mi esposa. 

—No creo que William merezca morir...— Mía habla de nuevo y sus orbes pasan lentamente de William hacia mi. Un escalofrió recorre mi espalda al tener esas pupilas sobre mi. Se que no estoy en peligro, pero si se que va a decir algo bastante tétrico. — Déjalo que viva y siga sintiendo ese dolor de que  quien el amo lo traiciono.

No me parece una mala idea.

—En tres días regresamos... Por que  no quiere decir que no sentirá el dolor físico.

XXVIII Samurais






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