XXIII Despertó un demonio.

 La libertad fue atacada esta mañana por un cobarde sin cara. La libertad será defendida. - George W. Bush

Ryoma Bushida

-----Miercoles  22 de abril de 1942-----

Nos toco regresar a Nagoya...Nos informaron de un ataque Americano que devasto  en gran manera nuestras armas y transportes militares. Si me mandaron a llamar es por algo. 

Me preocupa mi esposa y mis  hijos. Con todo  lo que sucede, tengo que seguir protegiendo a William. Di mi palabra y la cumpliré. Pero implica trasladarlo y ser muy cuidadosos. William no esta muy bien, sigue delicado y pensando  en su esposa. Escucho sus lamentos estos dias y su sufrimiento. No quiero pasar por lo que el esta pasando.

No nos toma mucho llegar a donde eh sido llamado y me impaciento al ver que es un hospital improvisado donde atienden heridos. Me guían entre la multitud y me encuentro con mi horrible destino.

Mi esposa esta completamente quemada. Uno de mis hijos perdió sus piernas y mi hija  al igual que su madre esta llena de pies a cabeza de vendas. 
— リョーマ...爆弾が彼らを襲った。(Ryoma...una bomba los impacto.)—Me  conocen. Soy conocido y respetado.  Me aguanto esas ganas de llorar. Me veo débil y es lo que menos necesito y necesita esta gente.—アメリカの爆弾...彼らは民間人に危害を加えるという完全な意図でそれを行いました...近くに軍用地はありませんでした。(Bombas americanas...Lo hicieron con toda la intención de dañar civiles...No había campos militares cerca.)

 En cuanto volteamos  a ver a mi familia, me percato de que uno de mis visitantes se agacha a mover a mi hija y a descubrirle los vendajes.

Al instante el soldado Kato la aleja con fuerza  y la golpea. Apuntándole con un arma.

触れないでください (¡NO TOQUES!)—Ordena el soldado.  Ella se agarra el rostro ligeramente y de nuevo la  golpea. Decide levantar las manos y me apunta  a  mi hija. Al mirarla me percato de que su pecho se mueve mas rapido que la de los demás.

高い!?(¡ALTO!)— Ordeno y se detienen. Me acerco a ella  con firmeza y me sigue apuntando a mi hija.—Aqui no es como allá...Mujeres no poder hacer lo que hiciste.

—Se esta muriendo...

—Médicos atender...Médicos profesionales.

—Si fuera adulta asi seria...Pero su cuerpo es ligeramente diferente...por ser pequeña.— Volteo a ver a mi hija y veo que sus movimientos de pecho se comienzan a hacer mas leves...como si perdiera el poder respirar.

彼女を近づけさせてください! (¡Déjenla acercarse!)

Es  lo único que ordeno y con un movimiento afirmativo de mi cabeza ella se acerca y comienza a trabajar.  Al instante que descubre las vendas del cuello y de su boca y rostro comienzo a ver que comienza a hacer ligeros movimientos en el acomodo de los aparatos y tubos. Mi hija puede respirar y comienza a llorar por el movimiento tan brusco que fue para ella jalar aire tan de golpe.  Le salvo la vida a mi hija.

Los médicos la miran asombrados por el conocimiento que tiene y al instante miro al doctor que esta atendiendo a mi familia.

私の娘の世話をしてくれましたか? (Tu atendiste a mi hija?)—  El  medico niega con la cabeza y me apunta con una pluma  que tiene en la mano mientras anotaba en su bitácora  al responsable de esto. Me acerco a el y le pido un minuto de su tiempo para que venga conmigo.

El medico me sigue y cuando llegamos a ver a mi familia ordeno que le digan que ah sucedido. El hombre se  agacha en el piso pidiéndome perdon  por su falta de incompetencia.  Sin mas que decir  solo saco mi arma y le disparo en la cabeza. Errores asi cuestan la vida de las personas. Le pagamos demasiado bien para que tenga esos errores de principiantes. Miro al soldado Kato y me acerco a el mientras permanece de pie firmes.

二度と起こらないように (¡Que no se repita!)— El se mantiene firme con una mirada llena de miedo. Al darse media vuelta, del mismo modo que con el incompetente doctor, saco mi arma y le reviento la cabeza. Volteo a ver a mi acompañante y le agradezco inclinándome hacia ella.—Tu...salvar mi hija.

—No quiero dar dictámenes incorrectos. Pero...tiene muy pocas posibilidades. Los tres.

—¿Por que pensar eso?

—Las quemaduras de tu esposa e hija son bastante peligrosas. Tienen quemaduras internas, inhalaron bastante  humo y todo eso les quemo. Muy posiblemente tu hijo por dentro tenga daños y sus extremidades emputadas por la fiebre que tiene indican que tiene necrosis o incluso infección. Se tendría que seguir  cortando mas hacia arriba y eso ya es bastante peligroso.

—¿Tu poder arreglar?

—Puedo intentar...

Al mirarla a los ojos, no vacila. Ella sabe lo que dice. Procedo a mirar a mi familia y una vez mas a ella.

—Ayúdalos... Como ser posible para ti.

De pronto me comienza a pedir bastantes cosas las cuales comienzo a traducir para ella  y se las comienzan a conseguir. La veo comenzar a actuar rapido y siendo una profesional. Ya me dio el veredicto de que pueden morir...no tendrá la culpa si eso sucede.

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-----Sábado 25 de Abril de 1942-----


Pasaron tres dias desde que llegamos aquí. Tal cual predijo ella  , mi esposa falleció a las pocas horas. Mi hija al día siguiente y  eh aquí viendo como le cierra los ojos a mi hijo. Anota su hora de muerte  y me pide disculpas  en silencio e inclinándose.

Mi corazón esta abrumado, y siento pesadez. Es hora de retirarme un momento de la guerra y regresar a mi pueblo a poder buscar esa paz que no me deja descansar. Me tengo que llevar a  la chica y seguirla protegiendo tal cual prometí. Del mismo modo  me llevare a William  y a mis hombres y meditare en estos hechos.

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No tomamos mucho tiempo para llegar al pueblo. Mi gente ya sabe  que cuando iremos al pueblo cerca de el templo de Jokoji tenemos que seguir nuestras raíces y costumbres. Dejamos las maquinas y tomamos cada quien nuestros caballos.  A William lo llevaran en una carreta adaptada para el. Todo esto de la ultima derrota y como quedo de humillado lo tienen como un vegetal. Simplemente no quiere moverse.

En cuanto a Amira...ella intenta ayudarme y seguir su vida lo mejor que puede.

Al llegar al pueblo, cada uno entra a su respectivo hogar y se cambia para utilizar la Hakama. Al llegar, ordeno que continúen atendiendo a William algunas mujeres que saben ser serviciales y de utilidad en el cuidado de enfermos.

En cuanto a Amira, la paso a mi  minka o casa, le entrego una prenda de mi ex esposa  y le permitiré tener el cuarto de mi hija. Ella me pide donde asearse y solo le comento que debido a la cercanía con nuestras antiguas costumbres. Puede tomar un baño en  un  furo. Le doy el espacio y privacidad necesarios. Por mi parte, prefiero irme a  tomar un baño también  con agua caliente para los músculos y despejar la mente.

Estoy consiente de que me siento deshonrado, no pude proteger a mi familia. Y eso es una vergüenza para  todos. Creo que el momento de el harakiri ah llegado.

Me mantengo sereno mientras dejo que el agua caliente se lleve parte de mis penas. Al escuchar ruido, giro mis ojos hacia la puerta y Amira esta ya bañada observándome.

—Mujer ver...falta de respeto por que es privacidad.

—Lo siento.— Ella se disculpa  haciendo una inclinación. Como generalmente lo hacemos y cierra la puerta que se desliza de madera. Solo alcanzo a ver su silueta como se retira y me da mi espacio.

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Una vez salgo de mi baño, me percato que Amira tiene ya la ropa de mi mujer que le deje utilizar. Esta solo sentada mirando hacia todo lo que para ella debe de ser nuevo. No la culpo...todo esto son costumbres muy diferentes para todos. Mira fascinada  hacia afuera y veo que  mira unos escritos que al parecer rescato de su batalla.

—¿Cómo estar  Amira?

Ella me mira algo asombrada. Supongo no hice ruido. Ella solo me responde después de un corto silencio.

—Me siento bastante perdida.— Veo que se pone de pie y para ser su primera vez aquí ah preparado poca comida  a su modo.—Pero agradezco todas las molestias que te haz tomado por ayudarnos.

—Di palabra...Además yo considerarte buena amiga...cerebro brillante.

Ella espera a que me siente y acto seguido se pone a mi lado. Al parecer solo por ver sabe que debe de servirme la comida. Es una mujer muy astuta y lista que aprende con la vista.

Amira Lastrange

Para  estas alturas, debería estar muerta. Y sigo aquí en algún lugar de Japon, atendiendo al general Ryoma. Desconocía que tenia una afición por las raíces de sus antepasados los Samurais. Tengo que ser tan cuidadosa por que es una cultura nueva y se ofenden con cosas bastante sencillas a mi parecer. No quiero ni debo ganar enemigos. No si quiero que William mejore. Aunque eso implique alejarme de él. Le eh causado muchos problemas desde que me protege  y por su condición con Alemania ya no puedo seguir haciendo mis experimentos.  Ahora solo me queda ser la protegida de Ryoma y con algo de suerte convencerle de que me ayude a mi venganza y a deshacerme de Mía y su prole.

Con ese estado de animo que tiene por la perdida de su familia, me será imposible convencerlo. Tiene que haber un hilo del cual tirar para  que regrese a ese terreno hostil.  Ademas, como el dice...hablamos bastante por carta que siento que no somos extraños, es un buen amigo, por muy extraño que suene.

—Gracias por la hospitalidad  señor Bushida.

—Dime Ryoma...Por nombre, si no molesta.

Niego con la cabeza y solo lo veo que comienza a comer, en silencio. En sus ojos se mira una profunda tristeza que lo consume. Este sujeto perdió a su familia por las bombas de Estados Unidos. Y él esta aquí intentando apaciguar ese dolor.

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Ah pasado aproximadamente una semana desde que llegamos. Ryoma  solo se dedica a estar en su  habitación  en una meditación total. Solo logro ver que  esta de rodillas  haciendo una clase de oración  y en silencio derrama lagrimas. Es de todos los dias esta rutina.

Son casi las tres de la madrugada y me siento inquieta. Al salir de la habitación que me presto  y al  asomarme a su habitación, veo que tiene una pequeña espada  y se ha descubierto medio torso. Se lo que pretende y siento un pesar en mi corazón al saber cual es su plan.

Sin importarme nada abro la puerta corrediza y me abalanzo en su brazo con el cual sostiene  la pequeña katana.  El abre los ojos y me mira un tanto molesto.

—Deshonra interferir con el harakiri. — Sus ojos  una vez mas tienen lagrimas y me mira un tanto decepcionado.

— ¡No quiero que te mueras!— Es lo único que digo y comienza a salir las lagrimas de mis ojos. Siento su fuerza por intentar  Avanzar con ese cuchillo o mini katana y lo impido aun mas como puedo.

—Es deshonra ...mi familia.

—Tu esposa no quisiera esto...Ryoma.— El solo deja de hacer fuerza y se queda en silencio escuchándome llorar.—Perdon si es deshonra... pero no me puedes pedir que entienda tus costumbres.

—Amira...no soy digno de ser llamado Samurai...ni General...Ni nada.

—Pero me diste tu palabra de que me protegerías... ¿Dónde esta tu honor? ¿Tan poco vale tu palabra?

El guarda silencio y suelta la pequeña katana. Quizás me eh ganado mi muerte por no comprender lo que hice. Pero no puedo pretender que no existe y dejar morir a mi ultima carta para que me proteja y a alguien que lo único que ah hecho ah sido protegernos a mi y a William.

—No volver a dudar de mi palabra Amira.— Una vez dice eso lo suelto y guarda la pequeña katana que tiro y la coloca en su lugar de nuevo.—Yo protegerte Amira...Es lo único que me mantiene vivo...Por que di mi palabra...Si en algún momento no protegerte bien...Yo continuar con harakiri.

Se inclina y se que me pide perdon por casi faltar a su palabra. El silencio se apodera de esa habitación y el solo me sigue mirando.  Me limpio las lagrimas y trago saliva nerviosa.

—Descansa Amira...—Aun veo dolor en su rostro y me siento culpable por impedir su suicidio pero en la guerra no puedo quedar desprotegida.—Mañana ser día difícil.

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Al dia siguiente me despierto relativamente temprano  y observo que Ryoma ya esta despierto con sus rituales u oraciones cotidianas. Me apresuro a intentar hacer algo para que desayunemos y el solo me detiene.

—Sentar...— Me apunta  a la mesa donde esta y me acerco de forma lenta. Pido disculpas  y tomo asiento. Al instante veo que una mujer  que al parecer es ayudante de él  me sirve te  y tiene la comida.—Tu ser invitada...no deber hacer cosas como estas. Necesitar  seguir leyendo  y enriqueciendo mente.

Ryoma se había encargado de mandar a algunas personas a conseguirme libros de medicina  en mi idioma. Sin embargo era de medicina de como ellos la aplicaban  y libros que yo ya había visto en algún momento de mi vida.

—Necesitar seguir teniendo conocimiento...Investigaciones y proyectos  tuyos...Impresionantes Amira.

Solo con la cabeza confirme y agradecí al mismo tiempo. En silencio mire al hombre  y me sentí segura.

-----Viernes 22 de mayo de 1942-----

Había pasado un mes. me acostumbre un poco a las costumbres de aquí y como viven. era muy tranquilo y el escenario perfecto para la recuperación.  Todos excepto William, se rehusaba a  que lo sacaran y vivía en miseria. Aun  pensaba que había muerto...Pero no me puedo quedar estancado con el... A pesar de ser mi esposo parece que perdió el espíritu de querer pelear. Y siendo sincera como termino...no representa una amenaza ya para el grupo de Mía. Es un blanco fácil. Mostrarles a Mía y su manada de salvajes que seguimos vivos y William en esa condición, seguro se arriesgan a querer exterminarlo.  

Conforme voy escribiendo y recordando ese día. Ella no me vio pero yo si alcance a ver su rostro. Era un demonio que despertamos.  Anhelaba que corriera sangre  ese día.  Como intento regresarse a matar a William me lo dejo claro.  Es una adversaria de mucho cuidado...se ah vuelto peligrosa...destruyo un campo  y nos hizo ver como idiotas. 

—¡MALDITA!— Sin darme cuenta parto en dos el lápiz con que hago apuntes  y Ryoma me mira desconcertado.

—¿Que sucede? Escucho tus pesadillas...¿Quién atormenta tu cabeza?

—Mía Campbell...

—¿La gitana de esa vez?

—Si.— Comienzo a arreglar el pequeño desorden que hice y escucho  que abren la puerta sin  pedir permiso. Es uno de los hombres  de Ryoma y se ve alterado.

彼らは武器を持って到着しました...彼らはリョウに会いたいと要求しています — No logre entender todo, pero si se que vinieron a buscar al gran Ryoma.

Lo acompaño  con rapidez  y al parecer no se tomaron la molestia de seguir  los protocolos de respetar  los legados samurai e invadieron con carros y armas. Ryoma ve molesto la situación, pero aun asi  saluda con educación.

Los otros japoneses se disculpan pero le hacen hincapié que  lograron interceptar un mensaje importante. Al parecer es sobre ese bombardeo que hicieron los americanos y donde su familia murió.  Se sabe que tenemos pocos generales que sirven de traductores  y Ryoma por el momento es uno de ellos. Creo que le dieron esta tarea por lo que implica y a quienes perdió. 
Ellos intentan separarme de el y el se los impide.

—Ella sabe mejor el idioma que yo...puede ser útil.

Pasa poco tiempo y consiguen la cinta donde se escucha solo que pasan coordenadas de todas las bases japonesas que fueron atacadas.  No es un mensaje continuo pero se da a entender que divulgaron esa información. Y se quien paso eso...se quien fue la rata soplona...ya lo ah hecho una vez...No me sorprende.

—Jack Carter...—Hablo y todos me miran. Ryoma me mira asombrado y les ordena que no me peguen por haber hablado mientras los hombres discuten.—Es Jack Carter, el encargado de pasar las ubicaciones.

—¿Como...

—Reconozco ese tono de voz....sin mencionar que ellos acabaron con el campo de concentración y teníamos la información de sus bases para llegar a unificar fuerzas si lo llegaban a requerir.

Ryoma recuerda que él y yo hablamos de eso y el mismo me dio las coordenadas. Fue lo que pactamos.

—¿Esta segura Amira?

—Mía Campbell fue quien robo esa información y Jack Carter la divulgo.— Tengo que empujarlo para que participe de nuevo en la guerra. Es una opción muy poderosa y merece vengar a su familia.

Ryoma se voltea y al parecer les explica lo que dije. En menos de cinco minutos me ponen un mapa de Alemania  y me comienzan a hablar en japonés. Ryoma los detiene y se me acerca.

—¿Poder ayudarnos a identificarlos? ¿Saber terreno?

—No se a que base se movieron ...pero de poderlos ayudar.— Le regalo una sonrisa ladina que me hace sentirme en confianza.— Con gusto los puedo ayudar a rastrearlos.

Ryoma  al parecer  les informa  y me miran todos. El general  me agarra de las manos  y parece que ha tomado una decisión.

—Ayúdame...necesito vengar a mi familia y silenciar a ese hombre...

Lo he metido a la guerra de nuevo.... Jaque mate.

XXIV Legado Campbell.








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