Capítulo 2

—¡Que me estáis axfisciando! —grito e intento apartarme de los bobos, pero es prácticamente imposible y cuestión de vida o muerte.

Es como cuando vas de rebajas y ves una prenda que es un chollo. Caminas maravillada hasta donde está la prenda y justo cuando estabas a punto de cogerla, otra también lo coge. Ambas os miráis a los ojos y ves en sus ojos que como no sueltes la maldita prenda, te arrancará los ojos.

Vaya mierda de ejemplo.

Vaya mierda de opinión.

No es una opinión. Es un hecho.

Habló la filósofa.

—Pobrecilla, dejadla en paz ya. Así no conseguiréis que os perdone.

—Es verdad —le da la razón Nash y poco a poco comienzan a alejarse de mí. Mi hermano mira a un moreno con el ceño fruncido —Espera... ¿tú desde cuándo piensas Aaron?

El moreno, al parecer Aaron, le mira con los ojos entrecerrados a mi estúpido hermano.

—Cállate gili —le ordena el moreno.

De repente, todos se me quedan mirando sin decir nada, hasta que un capullo se pronuncia.

—¿Así que eres hermana de los Griers? —pregunta un moreno muy alto. Este también iba en el coche.

Le miro fastidiada.

—Soy una Grier. No hermana de los Griers.

—Ps, lo mismo —se encoge de hombros y niego con la cabeza.

Madre mía... a dónde me han traído a mí...

—Claro que son hermanos Gilinsky, míralos —un rubio nos señala con el dedo —son igualitos.

Todos intercambian miradas entre mis hermanos y yo.

—Pues sí que son igualitos, sí —dicen todos a la vez.

—¿Entonces no me la puedo tirar? —un chico con cara de chino hace un puchero ridículo.

—¡Si quieres seguir viviendo no! —le amenazan los dos boludos.

—Si quieres continuar teniendo todos los dientes te recomiendo que no te acerques a mí.

Todos sueltan el típido Uuuuuh.

—Que agresiva y paranoica es vuestra hermanita —se burla el chulito.

—¿Qué pasa? ¿No me crees? —me acerco a él amenazante haciendo que me mire con al cejas alzadas y una sonrisa petulante.

—Claro que no —se cruza de brazos.

—¿Quieres que te haga una demostración chulito?

Suelta una risita.

—¿Chulito? ¿Una demostración? Demasiada bobada para una sola frase.

Sonrío y comienzo a tronar los dedos.

—Hailee no empieces —me detiene mi mellizo —es el primer día.

—El día perfecto para demostrar lo que les pasará si se meten conmigo —le contesto sin apartar la mirada del chulito.

—Hailee... —me advierte esta vez mi hermano mayor.

Gruño y ruedo los ojos.

—Está bien... solo por hoy te libras.

Miro detenidamente a cada uno de los chicos, porque todos los que están aquí son chicos. Menos yo, obviamente.

—¿Y qué cojones hacéis todos vosotros aquí? ¿Qué es una guarderia?

—Todos vivimos aquí —dice el rubio que me ha abierta la puerta. Abro los ojos como platos al escucharle.

—¿Cómo dices? —digo horrorizada.

—Que todos vivimos aquí —contesta un castaño, parece un poquito más mayor que todos los demás y si no me equivoco éste también iba en el coche.

—Genial... —digo sarcásticamente y frunzo el ceño al escuchar ruidos en la parte de arriba de la casa —¿Qué son esos ruidos?

—Es Zan —me contesta mi mellizo con una gran sonrisa en la cara.

Abro la boca y no dudo en correr hacia arriba con una gran sonrisa en el rostro.

—¡Zan! —grito terminando de subir las escaleras y me arrodillo en cuanto le veo correr hacia mí. Lo abrazo con muchísima fuerza al perro de Hayes mientras que él me lame toda la cara —Veo que te acuerdas de mí —me río acariciándole la cabeza —creía que ya te habías olvidado de tu tía, pequeñajo.

Pequeñajo... pero si casi es más grande que tú.

Zan y yo nos hemos visto en solo dos ocasiones. En las navidades de hace dos años, que entonces sí que era pequeño, y en las navidades pasadas. Bueno, y si contamos hoy también, pues nos hemos visto en solo tres ocasiones, pero desde el primer momento que nos vimos nos hicimos inseparables. Hay una química entre nosotros que hasta ahora no la he sentido con nadie más que con este hermoso Labrador Retriever.

—Hayes, ya te está intentando robarte al perro.

Gruño al escuchar esa voz a mis espaldas.

—Cállate ridículo.

—Oye nena, aclárate. ¿Chulo o ridículo?

—Ambos, caraculo —le espeto volteandome —y no vuelvas a llamarme nena —hago una mueca de asco.

—Bueno... —alarga un rubio. Pero no el que me ha abierto la puerta, sino que otro... —Creo que ya va siendo hora de que nos presentemos ¿no creen? Yo soy Ja...

—Si, si... —le interrumpo —ya si eso otro día —digo levantándome del suelo —Estoy cansada y quiero irme a dormir. Además, se me van a olvidar.

Nash arruga la nariz.

—Pero si tú tienes una memoria excelente para recordar cosas importantes.

Sonrío.

—Tú lo has dicho. Para cosas importantes, no para estas bobadas —ruedo los ojos —Por ejemplo, jamás en mi santa vida se me va olvidar las jodidas palabras que escribisteis en ese jodido trozo de papel —les sonrío falsamente a los dos ojiazules —Por hoy dormiré en esta habitación —digo golpeando la puerta más cercana a mí.

—Pero esa es la de Cameron... —dice el chico que me ha abierto la puerta del infierno señalando a un chico castaño, el chico que en mi opinión es algo más mayor que los demás, como ya lo he dicho antes.

Me encojo de hombros indiferente.

—Como si me importara —le doy un beso de buenas noches a mi sobrino preferido, es decir, a Zan, y abro la puerta de la habitación donde pasaré la noche por hoy —Buenas noches Shawn y Aaron —me despido antes de entrar y cerrar la puerta detrás de mí.

Sonrío y sacudo la cabeza cuando oigo hablar a Aaron al otro lado de la puerta.

—¡Me siento importante! —exclama —la chica recuerda mi nombre.

—Y tú no recuerdas la suya —se ríe el canadiense. Digo, el otro moreno.

—Eh si... si... ¿era Halsey? No, no ¿Hailey?

Me doy un facepalm.

—¡Hailee! —grito y suelto una risita al oirle decir "esa era la siguiente opción".

Me tiro en la cama boca arriba y coloco las manos en el estómago. Maldigo en voz baja cuando me acuerdo de que he dejado las maletas abajo.

(.../...)

Me estiro soltando un gruñido y me levanto de la cama. Miro el reloj y veo que aún es temprano, las 7.24am para ser exactos. Salgo de la habitación y bajo las escaleras, una vez en el salón abro la maleta y saco unos shorts negros de deporte, un top deportivo de color rosa y unas deportivas del mismo color. Me hago una coleta alta y tras beber un poco de agua salgo de casa.

Una vez fuera, suelto un suspiro de alivio. Vuelvo a ser libre. Tras estirar un poco las piernas y los brazos comienzo a correr. Conforme voy recorriendo calles me doy cuenta de que no anda nadie por la calle.

Normal, si es que es sábado y ni siquiera son las 8.00am.

(.../...)

Dejo de correr cuando siento que ya no puedo más. Miro el reloj y veo que son las 9.35am.

—Vale... creo que es suficiente por hoy —digo para mí misma mientras intento regular la respiración.

Una vez con la respiración regulada, comienzo a mirar a mi alrededor para saber qué camino tengo que coger para llegar a mi nueva casa. Y después de dar no sé cuantas vueltas sobre mí, medio mareada, llego a la conclusión de que no sé qué camino coger para llegar a casa.

Eres muy inteligente, Hailee.

Más que tú sí desde luego.

—Bueno, tampoco será tan difícil encontrar el camino.

(.../...)

¡Joder! ¡Esto es una mierda! ¿Cómo coño encuentra aquí la gente su puñetera casa? ¡Es como aprobar las matemáticas! ¡IMPOSIBLE! —Grito histérica.

Llevo más de una hora andando y nada. Esto es imposible. Si quieres ya vendrán a buscarme. Me siento en el escalón de la cera y sujeto la cabeza con los puños en mis mejillas.

(.../...)

—Hey... pss... pss...

Abro los ojos poco a poco y me pego un susto al encontrar un chico rubio de ojos claros a tan solo unos centímetros de mi cara.

—¿Hola? —pregunto confusa.

—Hola. ¿Estás bien?

—Pues claro. ¿Por qué no iba a estarlo? —le pregunto mientras me incorporo.

El rubio alza las cejas como si le estuviera tomando el pelo.

—¿En serio me estás preguntando eso? —suelta una risita en cuanto asiento con la cabeza —estás dormida en medio de la calle y ¿en serio me preguntas eso? —sacude la cabeza.

—Bueno, es que he salido a correr y ahora no sé volver —arrugo la nariz.

El chico me mira con una ceja alzada.

—¿En serio? ¿Seguro que no estás intentando tomarme el pelo o algo?

—Oye, llegué ayer a la noche. Pasaré una temporada en casa de mis hermanos —gruño —y ahora no sé dónde está esa maldita casa.

El rubio me observa durante unos momentos y una vez se haya dado cuenta de que hablo en serio comienza a hablar.

—Vale. A ver... yo te puedo llevar, pero si no sabes la dirección es un poco difícil.

—Espera, la dirección era... —miro hacia el cielo intentantando recordarlo —no lo sé. No recuerdo —digo con una pequeña sonrisa volviendo la mirada a él. Éste bufa medio desesperado —No me mires así. Tengo muy buena memoria para recordar cosas importantes, y esto no es algo importante.

—Bueno, pues vete tú a saber las cosas que serán importantes para ti —me mira raro —. A ver, ¿cómo se llaman tus hermanos? Tal vez les conozca —dice no muy convencido.

—Hayes y Nash Grier.

El chico clava sus ojos azúles en los míos intensamente. Como si estuviera intentando descifrar si le estaba mintiendo.

—Pues sí que los conozco sí... —se levanta del suelo —vamos, sube al coche que te llevo.

Me levanto de la cera de un salto y entro en su Audi blanco.

—¿Y cómo es que les conoces? —le pregunto después de un par de minutos en silencio.

—Ellos y sus amigos montan las mejores fiestas —dice sin apartar la mirada de la carretera.

—Ajá... —le miro con los ojos entrecerrados.

—¿Y cómo te llamas? —me dedica una rápida mirada para después volver a concentrarse en la carretera.

—Todos me llaman Hailee —me encojo de hombros.

—De acuerdo...

—¿Y tú? —ladeo la cabeza.

—Alex.

El resto de camino lo pasamos en silencio, que son unos veinte minutos. Sí que he ido lejos sí...

—Ya hemos llegado —me informa disminuyendo la velocidad.

—Oh. Pues gracias Alex —le sonrío y cuando estoy a punto de salir, me detiene tomándome del brazo —¿qué pasa?

—¿Me das tu número?

—No tengo móvil. Se me rompió ayer... —arrugo la nariz —pero si lo tuviera tampoco sé si te lo daría —digo medio en broma medio en serio.

—Bueno, pues te lo doy el mío y después decides tú si me llamas o no—dice con una sonrisa tomándome la mano y observo cómo coge un boli y escribe su número en mi muñeca —hasta la próxima Hailee —me guiña el ojo y me sonríe.

—Hasta la próxima Alex —le sonrío de vuelta acompañado de un guiño y salgo del coche.

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¡Hello personitas!

¿Cómo están? ¿Disfrutando el finde?

•¿Os ha gustado el capítulo?

•Sé que es pronto pero... ¿con quién shippeáis a Hailee? ¿O con quién os gustaría que terminase o tuviese algo?

•Verdad que es hermoso Zan ♡ (esto no es una pregunta, es una afirmación jejeje)

Espero que os haya gustado mucho el capítulo. Si es así y queréis que siga subiendo más capítulos votad y comentad por favor ♡

Instagram: aanee1992

Hailee Grier


¡¡Os amo más que a la nutella personitas bellas!! ♡♡♡

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