22. Dobles agentes

Carla Roberts abrió la puerta y dejó salir un suspiro cansado cuando vio que los tres hermanos Schmidt estaban parados frente a ella con cubetas en las manos y dentro de ellas muchos frascos coloridos con elementos que reconoció a la perfección.

—¿Su hijo está en casa? —preguntó Rain.

—No. Will se encuentra en casa de mi madre. Está dos calles más arriba. ¿Qué está pasando, muchachos?

—William explotó cuatro tubos de confeti en mi habitación. ¿Estaba anuente de eso?

La mujer cerró los ojos por tres segundos tratando de no perder la compostura y al abrirlos dijo—: Sí, estaba anuente.

—Me alegra, porque he venido a devolverle el desorden.

—Honestamente prefiero no verme involucrada en esta guerra sin sentido que ustedes dos se han creado —la mujer realizó un ademán con la mano en dirección a las escaleras y se hizo a un lado—. Procuren que todo sea en la habitación de Will, no quiero tener que limpiar la alfombra del pasillo.

—No se preocupe, en cuanto a limpieza se trata, su hijo será el que lo hará por las siguientes semanas —dijo Rain y se abrió paso al lugar.

—Solo estamos ayudando a nuestra hermana, no queremos molestarla, señora Roberts, créame —susurró Alexis cuando pasó al lado de la mujer. Carla sonrió sin mostrar sus dientes y Alexis prosiguió a subir las escaleras detrás de Rain.

—¿No es algo imparcial ser un doble agente? ¿Por qué les ayudas a ambos con esto? —preguntó la mujer cuando Taylor pasó por su lado. El chico se detuvo y la miró.

—A como yo lo veo es el doble de diversión y aunque Will sea mi amigo, Rain sigue siendo mi hermana mayor y siempre la ayudaré cuando me necesite.

Carla asintió y tomó su bufanda y bolso del perchero junto a la puerta.

—Iré a buscar unas medicinas a la farmacia. Theodore, llega quizás en dos horas. Cierren bien cuando se vayan y por favor, nada de glitter en mi alfombra o me uniré a esta guerra y lo próximo que verán en sus futuros son camisas llenas de clorox. ¿Entendido?

Taylor sonrió y dijo—: Entendido, señora Roberts.

En la habitación de Will, las gemelas ya habían vaciado casi todos los frascos de glitter que traían en sus cubetas. La alfombra del chico brillaba con tonos rojos, verdes y dorado.

Su cama, almohadas y escritorio lucían de igual manera. Taylor entró a la habitación grabando a sus hermanas en el acto y riendo al ver el gran desastre que ya habían causado en tan pocos minutos.

—Pásame tu cubeta —pidió Rain a su hermano—. Aún falta el baño.

Taylor se la pasó.

—Mira esto, Taylor —dijo Alexis señalando las gavetas de ropa de Will.

El castaño contuvo la risa al ver que cada una de ellas estaba llena de glitter y las prendas dentro brillaban con fulgor.

—¡Will se querrá morir cuando vea esto! —exclamó Rain desde el baño—. He tirado glitter hasta en su shampoo.

Taylor miró a Alexis de forma cómplice y ella sonrió ya que el plan iba a la perfección.

Pobre Rain, ¿acaso no sabe que con dobles agentes controlando las situaciones uno nunca sabe cómo puede terminar el final de una conspiración?

Taylor guardó su celular y sacó del bolsillo de su abrigo una de las dos esposas que había traído. Su padre se las compró la semana pasada para una exposición que tuvo el chico. Su clase tenía que hablar sobre empleos con sus pro y contras, y a él le tocó La Policía.

—¡Rain, ven acá! —gritó Alexis—. Tienes que ver esto.

—¿Qué cosa? —la chica salió del baño y rodeó la cama para llegar hasta su hermana.

—Esto, mira —señaló la cabecera de la cama de Will que tenía extraños diseños metálicos circulares.

—¿Qué?

—Perdóname, pero Taylor tiene un plan y lastimosamente es este —susurró Alexis casi inaudible.

Rain no tuvo chance de reaccionar. Taylor le esposó una mano y el otro extremo de la esposa lo unió a uno de los círculos en la cabecera de la cama. Rain abrió los ojos asustada y miró a su hermano sin entender del todo que estaba sucediendo.

—¡Libérame! —comenzó a sacudir su mano presa, pero de inmediato se arrepintió ya que el dolor apareció—. ¡¿Qué rayos creen que hacen?!

—Toma asiento, hermana, te quedarás aquí un buen rato —dijo Taylor.

—¡La maldita cama está llena de glitter! —exclamó ella con impotencia—. ¡No me puedo sentar!

—Karma instantáneo —susurra Taylor con una sonrisa burlona.

—Tranquila, Rain. Will vendrá y te hará compañía —dijo Alexis.

—¿QUÉ ESTÁN HACIENDO? —gritó cuando sus hermanos comenzaron a salir de la habitación—. NO ME DEJEN AQUÍ. ¡LIBERENME YA MISMO!

Taylor cerró la puerta.

—¿Tienes las otras esposas? —preguntó Alexis cuando iban bajando las escaleras haciendo su camino a la sala de estar de los Roberts.

—Sí —Taylor palmeó el bolsillo de su abrigo—. Le escribiré a Will y cuando esté aquí ya sabes que hacer.

—¿Cómo sabes que vendrá de inmediato?

—Le diré que te accidentaste en las escaleras y te rompiste una pierna, de seguro viene corriendo asustado.

—Eso es cruel —Alexis hizo una mueca.

—Es mentira, Alexis, no es hora de tener conciencia culpable. Recuerda que todo es parte del plan.

—De acuerdo —ella asintió con una sonrisa y negó sin creer del todo que de verdad estaban haciendo esto.

Taylor sacó su celular para escribirle a Will. Al enviar el mensaje dijo—: Esos dos hablarán y arreglarán esto así sea que estén esposados juntos todo el día. Ya se acabaron las estupideces. 

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