Capítulo 22
No lo podía creer, rápidamente fui a la perilla de la puerta sin siquiera mirar a tails y la abrí, viendo el cuarto totalmente vacío. Mis ojos observaban expectantes el cuarto, con las camas bien hechas y ordenadas, sin creerlo aún revise los cajones, uno estaba vacío y el otro tenía ropa que yo no había tomado cuando me cambié al cuarto de Blaze.
La eriza se alejó volviendo a donde estaba en un principio, observando todo nuevamente, tapando su boca de la impresión, seguía sin creer que Sonic, el erizo azul que había comenzado por fastidiarla hasta volverse buenos amigos, se fuera realmente de la universidad.
—Él... —habló aún sin poder articular bien las palabras— él realmente...
—Amy. —le llamó Tails adentrándose al cuarto y dejando la caja por sobre una cómoda— No es tu culpa que no lo hayas notado, de todos modos, él no quería que lo supieras.
—¡eso da igual! —exclamó la eriza volteandose a verlo y le tomó los hombros al adolescente zorro— ¡Dime donde está!
—¿Sonic? No lo sé
—¡Claro que lo sabes! —le corrigió— si viniste fue por algo.
—Él me pidió que recogiera algunas cosas que se le han quedado. —se defendió el de orbes celestes.
—Pero entonces sabes donde se está quedando —Se apresuró a decir la eriza, Tails ya había comenzado a mirar hacia los lados inquieto— Por favor, Tails, por lo que más quieras. Dime donde está Sonic. Mínimo quiero despedirme de él como se debe.
Tails se lo estaba pensando mucho, puesto a que tomó la caja nuevamente dando la señal de que iba a retirarse y miró el suelo pensativo. Sabe que Sonic y yo no tuvimos una relación social muy buena, pero eso era algo importante.
El zorro color mostaza levantó su mirada hacia la eriza, y suspiró negando con la cabeza, no podía darse el lujo de decirle donde estaba el aclamado erizo azul.
—Lo siento Amy. Eso es algo que no te puedo decir, por más que insistas —le respondió el zorrito bajando un poco sus orejas.
La eriza rosa las bajó completamente, y asintió para voltearse a ver las literas nuevamente. Donde una vez, convivió con el erizo azul.
—Adiós Amy —se despidió el zorro para retirarse de allí. Quedando la eriza rosa nuevamente sola en medio de la habitación.
Su graduación estaba a pocos pasos de llegar, y ahora su cabeza estaba hecha realmente un desorden con todo pensamiento que pasaba por su mente. Buscando alguna respuesta del paradero del erizo azul y debatiéndose a sí misma si realmente dejarlo ir o ir tras él para aclararle todo lo que sentía en ese momento.
Luego de estar un buen rato pensando, decidí no quemar mi cabeza e ir a tomar algo donde la ciudad, lugar donde no había ido durante este tiempo. Fui donde Blaze y tomé un abrigo y mi cartera, y comencé a tomar camino hacia la ciudad para tomar algo en alguna cafetería que mi pobreza pudiese pagar.
Pasado una media hora llegué frente a una heladería y cafetería, entré dado a que tenía un ambiente simple y acogedor, y dentro de este había una coneja de apariencia adulta atendiendo a unos clientes en la caja. Decidí esperar sentada en la mesa, viendo la mesa donde ya reposaba el menú con los platos disponibles.
La eriza se mantuvo pensativa, dado a que se hayaba bastante distraída en ese momento. Una conejita se acercó para tenderla, pues a que todos sus clientes se encontraban sonrientes, y al ver a la eriza rosa se dio cuenta enseguida que algo le pasaba por su rostro pensativo.
—Hola, buenos días —saludó la conejita con una sonrisa, llevando una bandeja abrazada a ella, acompañado con un delantal decorado con flores en los bordes que cubrían el vestido que ella llevaba debajo— ¿quiere pedir algo para almorzar?
—No, gracias. —respondió Amy con una sonrisa— aunque... Pensándolo mejor, quiero un trozo de pastel de zanahoria.
—De acuerdo —asintió la de color crema con una brillante sonrisa, para ir de inmediato a lo que era la cocina. Había transcurrido un rato hasta que la conejita regresó con el trozo en un plato sobre la bandeja, y con la misma sonrisa que le caracterizaba posó el pedazo sobre la mesa de Amy quien no se había dado cuenta del regreso de la coneja— Aquí tienes, espero lo disfrutes.
Amy agradeció con un movimiento de cabeza y dirigió su mirada al pastel. Sus pensamiento volvieron a invadir su cerebro y con movimientos vagos tocaban el pedazo de postre, olvidando la presencia de la coneja.
—Señorita... —habló la coneja al notar la actitud de la eriza, no soportaba ver a las personas que evidentemente se vieran mal. Además de que igualmente la curiosidad le invadía— sé que no me incumbe meterme en situaciones ajenas, pero... No le veo muy bien, y me gusta ver a mis clientes felices. Si necesita converzar...
—Quieres saber que me pasó, ¿no? —cuestionó la eriza dirigiéndole su mirada Jade. La coneja dudo un poco, para luego asentir pesadamente. La eriza rosa suspiro y sonrió, era bueno hacer una amiga por lo menos que tuviera intenciones de escucharla sin conocerla a fondo. La invito a sentarse señalando la silla en frente suya, a lo que la adolescente no dudó en tomar asiento.
Había transcurrido un rato luego de contarle mi situación, que solo le conté lo que venía a ser el que Sonic se fuera y yo no me hubiera dado cuenta. Ella pareció reflexionar un poco. Sabía que posiblemente no me podía decir mucho, pero su intención es lo que importa.
—Pienso que... —comenzó a decir la de orbes cafés— si usted realmente le quiere, entonces debería de ir con él. Hablarle una última vez como mínimo. Y no lo encontraría ir detrás de él, más bien, sería una forma de no perder la educación y darle a entender que su amistad si tomó parte importante en su vida —aconsejó.
Amy abrió los ojos como platos al escuchar aquel consejo, no se lo esperaba de aquella coneja, mucho menos que lo dijera con tanta seguridad.
—Entiendo. tienes razón —asumió la de cabello corto— Pero, ¿como lo haré si no se donde se encuentra?
—si el amigo del erizo del que habla fue a la habitación es porque se le quedó cosas, ¿no? —Amy asintió— dudo que se haya llevado todo, quizás deba de ir a ese cuarto y revizar todo, puede encontrar algo que le sirva. —propuso con una sonrisa.
Amy le encontró total razón, y asintió realmente convencida. Dejó el plato vacío donde estaba el pedazo de pastel que había estado consumiendo durante na charla. Y agradeció a la chica por haberse tomado el tiempo de escucharla.
—Soy Amy —se presentó, extendiendo su brazo.
—Cream. —respondió de vuelta para estrechar su mano.
Ambas se sonrieron mutuamente, dando comienzo a una futura amistad.
¡bueno chicos!
Aquí está el capítulo que tanto ansiaban ustedes, sí, he decidido seguir escribiendo. Pero no prometo ser activa, la inspiración me viene y me va.
Espero les guste mucho el rumbo por el que va la historia y sí ¡esta por finalizar! Y que les haya gustado el capítulo
Vamonoh despidiendo de la novela 👋
Bueno, eso es todo, nos vemos en mis demás historias.
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