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💙CAP 2💙
Sus ojos pesaban como el acero, al igual que todo su cuerpo.
Poco a poco, pudo incorporarse, pero aun tenia dificultades para ver, hasta que algo le encandilo: una luz blanca en el techo que en ese momento parecía alumbrar mas que el propio sol... Sin embargo, esto solamente hizo que pronunciase el mismo nombre de siempre:
- Mami... - murmuro, pero no encontró respuesta, mas que los gritos de otros Pokemon de su alrededor.
Seguidamente la pequeña se incorporó por completo y se rasco sus pequeños ojos como pudo, cegados al sacar sus manos, y los abrió mostrando su iris carmesí, que poco a poco se achicaba por la sorpresa a medida que recuperaba su visión.
Muchísimos Pokemon, de los más pequeños hasta los más grandes, se encontraban encerrados en espacios pequeños gritando por ayuda desesperadamente.
La Fennekin no podía creer lo que sus ojos mostraban.
Sin dudarlo ni un segundo, la pequeña empezó a tirar de las rejas, agarrándolas con sus pequeñas fauces y gritando desesperadamente para que la liberasen, llegando al punto en el que lágrimas de ira y tristeza se acumulasen en sus ojos.
Cuando vio que no surgía efecto, se sentó apoyando su cabeza en los barrotes mientras seguía suplicando por salir de allí inútilmente.
- No llores... - susurro una voz tierna pero rota - Por favor... - volvió a escucharse.
La pequeña Fennekin levanto su cara empapada de lágrimas que aún seguían cayendo - vamos a estar bien, ¿ok? - la pequeña se acercó a la jaula que tenía al lado de ella: allí se encontraba un pequeño Chespin que también tenía los ojos humedecidos por su llanto.
- ¿Qué es esto? - pregunto con inocencia.
- No lo sé... - afirmo el pequeño que se apegaba a la jaula de la Fennekin.
Este trato de tomar su mano, pero no la alcanzaba para hacerlo así que la pequeña se acercó para que la tomara con fuerza y la abrazara, apegándose a ella como si su vida fuera en ello.
- Estaremos bien, ¿ok?
Segundos, minutos e incluso horaspasaron, pero el pequeño Chespin no se separaba de su amiga, la cual lloraba abrazada de su mano en el lugar oscuro lleno de Pokemon que permanecían en un silencio constante, hasta que el chillido de una puerta abrirse y la luz que salía de ella encandilaba algunos Pokemon que se encontraban cerca.
En ello, se vio una silueta humana, quien hablaba a carcajadas con alguien al lado, que estaba en el mismo estado sentimental.
Sus voces eran gruesas, a tal punto de que hacían que algunos tuvieran miedo y se pegaran a las rejas del final de la jaula.
- ¿Y a hora que necesitan, hombre? - pregunto uno de los mayores que no se podía distinguir por la luz de fondo.
- Aquí tengo la jodida lista - alzo su mano mostrándosela al otro.
- A ver, dámela... - se la arrebato rápidamente de las manos y comenzó a leerla - Aja... ¿Y para que necesita estos Pokemon débiles? - hablo sin interés.
- No tengo ni idea, pero nos dará un buen botín - respondió este, esbozando una sonrisa - vamos - dijo mientras entró en el cuarto lleno de Pokemon - necesitamos un Fennekin y Chespin - hablo con una sonrisa mala - ¿los tienes? - pregunto.
- Claro, tengo de todo mi querido amigo - al pronunciar esas últimas palabras se paró en frente de lo que su compañeronecesitaba sin dudar.
Los Pokemon que estaban agarrados de las manos y tiritando como nunca fueron separados al agarrar las jaulas frías y oxidadas.
- El jefe sabrá qué hacer con ustedes, mocosos.
En ese momento, las puertas del lugar se cerraron.
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