8
Cuando Alejandro tenía seis años y su hermana, Jennifer, tres, fuimos a un parque. De pronto nos dimos cuenta que le arrojaba piedras a una niña más grande, por suerte, con muy mala puntería.
—¿Hijo, que haces? —grité espantada por su conducta.
—Esa niña golpeó a un niño más pequeño y eso es algo que no voy a permitir —dijo con su carita roja de indignación.
Le expliqué que no podía resolver esas situaciones con violencia y me sentí la madre más orgullosa del mundo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top