único capítulo
Vacaciones. Esa era una palabra interesante para Jimin; nunca había tenido unas desde su debut como cantante, asi que no sabía muy bien que debía hacer. Pensó que visitar a su familia era lo correcto, pero luego de pasar algunos días en casa de sus padres, se agobió, y no supo que más hacer.
La mayoría de sus amigos disfrutaban de vacaciones distintas; Hoseok viajo a Estados Unidos, y luego al igual que Jungkook pasó su tiempo con sus familia; Taehyung realizó una viaje con sus amigos; Yoongi y Seokjin decidieron pasar su tiempo juntos e ir de pesca; y Namjoon disfrutó de paseos y visitas a museos. Ciertamente todos disfrutan a su manera, pero no era nada de lo que quería hacer, lo poco que tenía en mente era estar con su familia y amigos, y ya lo había hecho lo suficiente como para abrumarse.
Este aburrimiento lo llevó a pensar mucho en sus amigos; los extrañaba, tal vez estaba muy acostumbrado a esas seis presencias, y en especial a la de su compasivo líder. El sentimiento de nostalgia lo invadía más, cuando solo se trataba de él; e ingenuamente creyó que era asi, porque Namjoon era el único que tardaba hasta días en responder sus mensajes y llamadas. Hoseok, Jungkook, y Taehyung, contestaba cada ciertos minutos; en cuanto a Yoongi y Jin, solo le bastaba con escribirle a Seokjin para que él le enviase una foto de ambos comiendo, pescando, paseando, y básicamente estando el uno junto al otro; pero con Namjoon era todo lo contrario, y le irritaba de sobremanera que lo dejara tanto de lado; sabía que eran sus vacaciones, pero necesitaba saber sobre él más que nada. Tal vez lo que más le molestaba, eran todas las actualizaciones de fotografías que subía redes sociales, porque, al pensarlo detenidamente, se dió cuenta de que no había forma de que él solo se sacara esas lindas imágenes. Eso significa solo una cosa; Namjoon estaba con alguien.
—¿Viajar? ¿A dónde?
—Bueno, yo vine a Estados Unidos. Siempre quise hacer turismo sin estar pegado a un horario de trabajo. Deberias hacer lo mismo, no sabes lo agradable que es, ¿hay algun lugar al que siempre quisiste ir sin razón laboral?— La agradable voz de Hoseok al otro lado de la línea, le dió mucho en que pensar con respecto a su problema.
—Bueno, siempre quise pasear más por París, dicen que la cuidad es muy entretenida por la noche.
—¡Entonces que estas esperando! Francia, te espera!
Inspirado a más no poder, esa misma noche viajo a la cuidad del amor, y se ahogó en su cultura entre museos y exposiciones, disfrutando cada actividad turística que la ciudad le ofrecia; terminando en una fiesta llena de jovenes de diversos lugares del mundo, con tanto alcohol en sangre que sentía sus piernas fallar; a cada paso de baile un mareó golpeaba su cabeza, su sonrisa no podía borrarse, y su rostro ardía como el infierno.
La experiencia fue increíble, pero bebida a bebida sentía que se agotaba más, poco a poco la música se volvió aburrida, ya no podía mantenerse de pie, y el bullicio consumía sus oídos como un taladro.
Cuando tuvo la fuerza suficiente de levantarse de su asiento, salió del lugar, cubriendo sutilmente su rostro, y pidió un taxi, para que lo llevase a su lujoso hotel.
La música relajante y demasiado melancólica que el chofer elegía, comenzó a afectarle; tal vez era por su alcohol en sangre, o porque se sentía solo, pero una pesada tristeza comenzó a consumirlo. Creía que era algo ridiculo, sin embargo las obstinadas lágrimas de sus ojos no hacían siquiera el intento de detenerse.
Ingenuamente quiso pensar que ese sentimiento era la última etapa de su borrachera, pero ciertamente era mucho más doloroso; sentía su pecho oprimirse, su garganta formar un agonizante nudo, las lágrimas caer una tras otras otra humedeciendo por completo sus mejillas, y la inponente y mágica imagen de Namjoon en cada lugar de sus fotografías, siendo acompañado y fotografiado por esa chica que se reflejó en una de esas tantas imágenes.
Minutos después ya estaba bajando del vehículo, tambaleándose de un lado a otro, subiendo a su habitación de hotel, recostadose en su cómoda cama, y llorando sin una razón aparente.
Namjoon se repetía una y otra vez en su mente, cómo si fuese el dueño de toda la tristeza que lo consumía, y volviendose el causante de que buscara por tanteo su celular, y marcará su número sin titubear y sin pensar.
—Hola, Jiminnie ¿cómo estas?— Extrañaba su armoniosa voz, era una melodía que tranquilizaba cada uno de sus sentido, en cualquier situación, excepto en esa.
—Estoy en la mierda, Kim. Me encuentro en un hotel de París, a muy poco de un coma etílico, extrañándote como nunca, y con unos celos que me consumen por completo— su respuesta salió demasiado apresurada; todas las palabras escaparon por su boca, trabadas, inaudibles, y un poco sarcásticas, provocando una gran preocupaciones en Namjoon —¿Quién es ella? ¿Por qué te fotografía tanto? ¿Es más bonita qué yo? ¿ya la besaste? ¡Responde!
Su vista estaba completamente nublada, y sus preguntas se agolpearon una tras otra, confundiendo a un recién despertado Namjoon —Jimin ¿estás llorando?— y como si esas palabras hubiesen sido un activador, comenzó a sollozar sin vergüenza alguna, murmurando el nombre de su líder una y otra vez, entre tontos apodos —Por favor no llores, y si estas bebiendo, detente. Responderé a todas tus preguntas, aúnque no sé muy bien a que te refieres, pero debes calmarte.
—¡Sabes muy bien a lo que me refiero! Todas esas fotografías que subes a redes sociales, ¿quién las hace? ¿por qué hay una donde dan un paseo en bicicleta? Eso es algo solo nuestro. Solo yo debería fotografiarte; solo yo puedo dar paseos en bicicleta contigo; ¡solo yo!— su voz se calmó luego de decir todas esas sofocadas palabras, y terminó con un pesado y triste suspiró —Pero lo más importante, Namjoon, solo yo puedo besarte...
El rostro de Namjoon cambió a un intenso rojo, y sintió morir de pena por esas palabras. Quiso responder a esas palabras pero no sabía muy bien cómo: y cuando quiso darle una explicación, la llamada ya había finalizado.
Intentó llamarlo muchas veces, y le envió varios mensajes, pero nunca respondió; y para no preocuparse, supuso torpemente que la batería del celular de Jimin, había muerto o simplemente cortó la llamada por lo mucho que tardó en responder.
Suspiró con pesadez, mientras seguía sintiendo su rostro arder, aún después de que varios segundos pasaran.
—Realmente es gracioso verte tan sonrojado, Nam— la joven chica que estaba sentada frente a él bebiendo té, comenzó a reir a carcajadas, casi ahogándose con su bebida y tosiendo segundos después, pero sin dejar de reir por la situación.
—Vaya que eres torpe; limpiate por favor, y deja de molestarme.
—Estas molesto, ¿acaso esa llamada te molesto?
—No, solo... Me desequilibró— su sonrojo se fue atenuanso poco tiempo después, y siguió desayunado, mientras pensaba en su situación con Jimin, e ignoraba las ocurrentes bromas, y estupideses infantiles que su acompañante hacía y decía —¿Sabes? La persona con la que hablaba... Es quien te habia mencionado; me gusta, y es alguién importante para mi, por ello quiero presentártelo— la chica lo miró sorprendida y simplemente asintió; por dentro se sentía muy felíz de que Namjoon le confesara algo así.
—¡Me encantaría conocerlo!— la brillante sonrisa de su acompañante le alegró, y antes de continuar con su desayuno, le envió un último mensaje a Jimin, con una brillante sonrisa en su rostro.
Los estorbosos rayos del sol, golpeaban justo sobre sus ojos que, a pesar de tenerlos cerrados, le molestaban de sobremanera su sueño. Se levantó a cerrar las cortinas de el gran ventanal, y buscó con la mirada su celular para poder ver la hora. Rapidamente notó que estaba apagado por su baja batería, y sin pensarlo mucho, lo conectó a un cargador, para luego encenderlo.
El punzante dolor en su cabeza, no lo dejaba pensar bien, e intento recordar que había hecho ayer para tener esa resaca tan potente. Buscó entre sus cosas, un medicamento para ayudar a pasar ese dolor, y mientras bebía agua para pasar una pastilla, su celular comenzó a sonar como nunca. Definitivamente era una mala señal.
Tenía diez llamadas perdidas, y más de cincuenta mensajes sin leer de Namjoon, preguntando si estaba bien, y si había ocurrido algo, ya que no contestaba.
Los recuerdos comenzaron a golpearlo de repente y quiso morir de pena.
Bebió demasiado, bailó hasta decaer, gritó muchas veces emocionado, festejó como nunca, se cansó, salió del lugar agotado, se entristeció de camino al hotel, comenzó a llorar, y llamó a Namjoon.
Eso explicaba los mensajes y las llamadas de su líder preocupado. Debía llamarlo para darle una explicación, pero antes quería recordar bien cada palabra que había salido de su boca en esa llamada. Temía haberle dicho a Nam algo estúpido, o peor, algo sobre los incontrolables celos que estaba sintiendo.
Si bien su amable líder y el no tenían un relación oficial, muchas veces actuaban como una, lo cual, lo confundía bastante. Recuerda que un día, ambos se besaron, y desde entonces ese gesto se había vuelto algo común en ellos. Esos besos en los labios, esas citas de paseos, esos almuerzos juntos, esas miradas de amor, esas suaves palabras de cariño. Entre ellos había algo, nunca lo hablaron y los sentimientos de ambos no eran precisamente claros, asi que no podía reclamarle nada a Namjoon, y mucho menos si había conseguido a una linda chica con quién sentar cabeza.
Penso mucho tiempo en ello, y sin saber cómo, llegó a una conclusión. Tal vez el si quería a Namjoon, pero lo había descubierto tarde; alguién con sentimientos más decididos, hizó lo que el no, y se llevó el cariño de ese amable y lindo hombre; y mientras leía el último mensaje que le había dejado, con un dolor pesado y lágrimas en los ojos, solo pudo confirmar más esa teoría.
Namjoonie Hyungie
Espero ya este durmiendo, cuando despiertes toma un analgésico, y la próxima vez, no bebas tanto.
Quiero verte pronto, entre viaje y viaje, no hemos podido estar todos juntos desde que nuestras vacaciones empezaron.
Vuelve a Corea en cuanto puedas, quiero presentarte a alguien especial, ¡sé que te agradara!
Esa misma mañana viajo a su amada Corea, llegando casi por la noche, completamente cansado, y completamente abrumado y triste. Llamó a Namjoon informándole sobre su viaje, y por alguna extraña razón al escuchar su voz estando sobrio, quiso llorar de alegría, podría escuchar esa hermosa voz horas y horas y no se cansaría, era por ello que secretamente escuchaba casi a diario los dos mixtape de su querido amor. En su ensoñación y perdido por esa tranquila voz, no supo cuando había aceptado una cena de bienvenida para poder verse, y para que le presentara a esa 'persona especial' que Nam tanto le mencionaba.
Era por ello que ahora se encontraba en ese lujoso restaurante, caminando hacía la mesa donde pudo identificar facilmente esa firme y sexy espalda.
—¿Namjoon?— vió como se levantó de la silla al oír el llamado de su voz, y sin saber cómo, ya estaba siendo abrazado con fuerza y con una cariño tan único —Ha pasado tiempo Hyung, también lo extrañe.
Namjoon poseía un peculiar aroma a lluvia, que lo enamoraba más con solo sentirlo; la calidez de su cuerpo, le daba protección cuando se sentía débil; y su sonrisa, era la cura a cualqueir mal del mundo, junto con esos hoyuelos que podían descolocar a cualquiera que los viera. Él era un sueño.
—Jimin, es bueno verte bien, y escucharte sobrio— su Hyung peinó suavemente su cabello mientras reía por su propio comentario —Oh casi lo olvido, debo presentarte a alguien— solo en ese momento notó la emocionada presencia que se encontraba atrás de Namjoon, y que curiosamente lo miraba fijamente sin vergüenza alguna. Su corazón se detuvo al verla; la chica sí era muy bonita, y el solo pensar que fuera la pareja de Namjoon le revolvió el estómago.
—Lo siento, debo ir al baño, ahora— no esperó afirmación o respuesta, simplemente camino hacía el cerrado lugar, y estuvo varios minutos mirándose al espejo, esperando que el mal trago pasase rápido. Debía volver a la mesa si no quería llamar la atención.
—¿Jimin oppa estara bien? Parecía enfermo— oyó la dulce voz de la chica mientras se acercaba a la mesa, y se soprendió por su preocupación. ¿Cómo podía intentar odiarla, si ella era tan amable como su Nam?
—Nunca te preocupaste asi por mi, me siento ciertamente decepcionado y celoso— el gracioso sarcasmo de Namjoon le robó una carcajada a la chica.
—Tranquilo Nammie, no podría robarte al chico que te gusta— la chica comenzó a reir por su propio comentario, dejando a la vista unos marcados y familiares hoyuelos —Además no creo que a mamá le agrade saber que me gusta el futuro novio de mi hermano. Oh por cierto, ¿crees que le moleste mucho si le digo cuñado?
Sus cuerpo se estremeció por completo, y una extraña sensación de pesadez cayó de sus hombros. Esa chica no era la novia de Namjoon, era su hermana menor; esa chica con las que decenas de veces Jungkook molestaba a Nam, esa que lo llamaba una vez por semana interrumpiendo sus salidas, el foco principal de las fotos familiares que ocasionalmente el líder mostraba al grupo. Esa pequeña niña, ahora era una joven chica, la menor de la familia, la pequeña hija Kim, la hermanita de su amor.
Caminó hacía la mesa y sin tapujo alguno preguntó con desesperada curiosidad —¿Eres la hermana de Namjoonie?— la chica se estremeció por tener al mismísimo Park Jimin tan de cerca de su espacio personal; estaba paralizada, pero como pudo, asintió afirmando —¿Entonces eras tú quién fotografió en todos esos museos y paseó en bicicleta con Nam?— la muchacha volvió a asentir por simple instinto.
Su corazón volvió a palpitar con tranquilidad y sintió un alivio calar por todo su cuerpo —Es lo que queria explicarte, Jimin— un suspiró avergonzado escapó de sus labios, pero intentó proseguir —Mi hermana vino a la cuidad hace unas semanas, y bueno no tuve más opción que pasar tiempo con ella.
—Namjoonie, ¡no lo digas asi! Me haces quedar mal frente a mi cuñado, tu me llamaste para que conozca a una persona especia, estoy feliz de que sea Jimin oppa— la chica sonrio al ver el sonrojo de ambos chicos y sin esperar más se levantó de su asiento y sostuvo las manos de Jimin —Es un gusto conocerte en persona; por favor cuida de mi hermano, y sean felices juntos.
Luego de aguantar todas las revelaciones sobre el, que su hermana le confesó a Jimin, la cena transcurrió con una peculiar normalidad para Namjoon. Los tres terminaron de comer, tiempo después se despidieron de la joven chica, dejándola en el hotel donde se hospedaba, y volvieron al hogar que compartían con otros cinco chicos.
Estaban avergonzados por la presencia del otro, pero el sentimientos de calidez y cariño que el contrario les transmitía, calmaba ese mal sentimiento y los arrollaba en un abrazador amor.
—Sobre lo que dijó mi hermana en el restaurante... Tu de verdad me gustas Jimin, desde antes de nuestro primer beso, tal vez desde que te conocí, no lo sé, pero lo que tengo claro es lo mucho que te amo. Yo realmente quiero pensar que, por todo lo que me has dicho borracho, yo también te gusto, aunque sea un poco— su manos estaban temblando a cada palabra, y por más que intentó ocultarlas en su espalda, Jimin lo notó.
Se sintió un completo idiota por no notarlo, y quiso regañarse por horas por su lentitud, pero decidió dejar de lado eso y se acercó a Namjoon, rodeándolo con sus brazos, llegando a tocar sus manos temblorosas con las propias, y acariciandolas en el proceso. Su rostro, al igual que el de su acompañante, se torno de un potente rojo, y le era imposible dejar de sonreir.
—Siendo sincero, no recuerdo muy bien esa llamada, espero no haberme confesado de una forma ridícula porque si fue asi, olvídalo— Namjoon comenzó a reir y con cuidado rodeó el cuello del más bajo, sintiendo las manos ajenas hacer una ligera presión en su cintura —Lo haré de una forma más genial y esta vez lo recordaré, lo prometo— una de sus manos viajó a ese lindo rostro y se posó justo en la mejilla de su líder —Kim Namjoon me gustas mucho, por favor corresponde a mis sentimientos, y prométeme que de ahora en adelante harás paseos en bicicleta solo conmigo.
De un extraña forma se sentía en paz luego de hablar, y ver la sonrisa avergonzada de Nam, lo calmaba por completo. Ahogado en su pequeña ensoñación, no notó el rostro ajeno que se acercaba al suyo, hasta que esos deseables labios se posaron en los suyos, quitándole el aliento y acercando más sus cuerpos.
No había forma de describir la felicidad que los consumía por estar asi de cerca, mostrándose sus más puros sentimentos con un cálido beso.
—Tomaré ese beso como una afirmación— ambos se miraron con una sonrisa y al verlo tan feliz, Jimin continuó —Tal vez deberíamos beber para celebrar que aclaramos las cosas.
—Me parece bien; eres sincero alcoholizado, y me gusta.
Y a tan solo una hora de comenzar a beber, ambos ya se encontraban entre muchas risas y divertida música, susurrandose cariñosas palabras, dándose innumerables y furtivos besos, y gritando una y otra vez lo mucho que se amaban.
💐
Vieron el video donde Nam dice que Jimin comienza a llorar cuando le preguntas si esta llorando, y al escucharlo, Jimin lloró, es un bebé.
Gracias por leer.
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