2. Hogar... ¿dulce hogar?


El expreso de Hogwarts comenzó su marcha mostrando tras las ventanas cómo la estación de King Cross estaba cada vez más lejos y bosques de distintos tonos verdes y marrones aparecían ante ellos.

Albus abrió la puerta de un compartimento en el que sólo había un chico de cabello rubio platino apoyando su brazo en la venta mientras miraba el paisaje.

-Hola, ¿está libre este sitio? ¿Podemos pasar? -Preguntó Albus.

El chico se giró y abrió sus ojos sorprendido cuando el joven Potter comenzó a entrar con paso indeciso y su prima asomaba la cabeza tras él.

-S-sí... ¡claro!, podéis sentaros... si queréis. -Respondió el rubio nerviosamente.

-Albus vamos a otro compartimento. -Dijo Rose mientras lo agarraba del brazo.

-¿Eh? Pero ¿qué dices?, ah dicho que podemos sentarnos. -Albus se soltó de su prima, tomó asiento frente al otro chico y le extendió su mano. -Mi nombre es Albus, encantado.

El rubio le sonrió y luego miró con dubitación a Rose.

-Ella es Rose, mi prima.

Rose fruncía los labios en la puerta mientras le lanzaba miradas de furia a Albus.

-Emmm... yo... soy Scorpius. -Miró nuevamente a Rose que había entrado y agarraba a su primo.

-Albus tenemos que encontrar otro compartimento, busquemos otro sitio mejor.

-Rose, ¿qué te pasa?

-Perdona -dijo Scorpius- yo ya sabía quién erais... Albus Potter y Rose Weasley... y ella sabe quién soy, por eso quiere irse.

-¿Eh? -Preguntó Albus mirando alternativamente al chico que tenía un rostro preocupado y a Rose que ahora observaba furiosa al rubio.

-Soy Scorpius Malfoy. -Bajó la mirada para no ver la reacción del primer chico que le había hablado en el expreso.

-¿Malfoy? -susurró Albus.

-Ya nos podemos ir Al.

-Rose estate quieta, no tenemos que irnos por su apellido.

Scorpius levantó con rapidez su rostro y miró sorprendido al moreno.

-Al es un Malfoy y no sólo eso, el es... -miró dubitativamente a Scorpius.-Es su hijo.

-Rose, estás muy rara. Está claro que si es un Malfoy de nuestra edad tiene que ser el hijo de Draco Malfoy, pero no por eso debemos prejuzgarlo. Eras tú la que quería hacer amigos.

-Amigos sí, pero no acercarme a él. ¿Es qué no sabes nada? ¿No lees los periódicos?

Albus no entendía nada, no solía leer los periódicos pero Rose parecía indignada por algo, ¿habría hecho algo malo el señor Malfoy últimamente? Miró nuevamente a Scorpius que se veía más pálido que antes y su expresión parecía debatirse entre la irá y la tristeza mientras miraba a Rose.

-Es mentira -susurró firmemente-. Tu prima se refiere a unos artículos que están apareciendo desde hace algún tiempo, los cuales hablan del hijo de Lord Voldemort. Pero es todo mentira. Yo soy hijo de Draco y Astoria Malfoy.

-El Profeta dice que tu madre consiguió un giratiempo y lo usó para llegar al Señor Tenebroso y poder engendrarte...

-Es todo mentira además de que los giratiempos solo retrocedían unas horas -Repuso.

-¡Rose ya está bien! -gritó Albus.

-Muy bien Al, yo me voy, tú sabrás lo que haces.

Rose se fue cerrando el compartimento de un golpe y la escucharon alejarse.

-Lo siento... -Dijo Albus preocupado.

-No te preocupes, ella solo creía que te estaba protegiendo... Estoy acostumbrado a esa clase de comentarios. Pero son mentiras que se está inventando la gente, yo soy hijo de Draco.

-Tranquilo, te creo. Sólo hay que verte, tienes su color de cabello y ojos -le sonrió el moreno.

-Sí, y no tengo las fosas nasales de Lord Voldemort -ambos rieron alegremente.

Unas campanillas sonaron en el pasillo del expreso y se escuchó la voz de la Bruja del carrito invitando a los niños a comprar dulces.

-¿Te apetece algo? -preguntó Albus abriendo la puerta del compartimento.

-Sí, compraré unas ranas de chocolate.

-Yo cogeré una rana de chocolate y una caja de grageas.

Tras pagar ambos chicos abrieron sus cajitas de ranas de chocolate, comentaron sus cromos, el de Albus era "Glenda Chittock" y el de Scorpius "Harry Potter", el rubio rio al ver el rostro de su nuevo amigo ante la sorpresa.

-Con mis primos suelo jugar a la Gragea envenenada, es un juego que se inventó mi prima Dominique y consiste que al que le toca una gragea con un sabor asqueroso debe confesar algún momento embarazoso o responder a alguna pregunta -Albus sonrió mientras abría la caja recordando la última vez que habían jugado. - Rose suele ser de las últimas en perder.

-¿Cómo se pierde?

-Si te niegas a responder o te retiras. Gana el último que queda, o los que queden cuando se acaban las grageas.

-Suena bien... ¿quieres jugar?

-Vale...

Albus escogió una gragea al azar y le ofreció la caja a Scorpius.

-Ambos debemos probarla al mismo tiempo, así es más divertido.

Scorpius sacó una gragea y miró a Albus, ambos se la metieron en la boca al mismo tiempo y comenzaron a saborearla.

-¡Cordero! -Gritó Albus.

-Fresas con nata... -masculló Scorpius con cara de asco.

-¿No te gustan?, pero si están buenísimas.

-Se supone que es un buen sabor, pero nunca me gustaron.

-Sí para ti es un mal sabor... te toca contar algo vergonzoso que te sucediese o responder a una pregunta.

-Mmm... algo vergonzoso... hace dos años fui a un museo con mis padres, fui al baño mientras mis padres esperaban comprando unos helados. La puerta se quedó atascada, por mucho que la golpeé o llamé a mi padre, nadie escuchó, con los nervios mi magia se descontroló, sentí un estruendo a mi espalda y al girarme descubrí que había abierto un boquete en la pared el cual daba directo al baño de las mujeres. Una chica que acababa de entrar al baño salió corriendo y gritando.

Albus se carcajeó tanto que escupió su gragea.

-Nunca se me había descontrolado la magia. Por suerte mis padres ya se estaban preocupando y venían a ver si pasara algo cuando la chica apareció gritando y mi madre le pudo realizar un obliviate. Luego mi padre me sacó de allí y arregló la pared.

Albus conseguía coger aire ya que un golpe de tos lo estaba ahogando de tanto reír. Los chicos siguieron tomando grageas y compartiendo historias hasta que sintieron que el tren bajaba su velocidad. Por la ventana se podía ver el castillo en la lejanía. Se comenzaron a escuchar los pasos de los alumnos en el pasillo junto a voces emocionadas. Estaban tan entretenidos que ni siquiera se habían puesto las túnicas, se apresuraron a cambiarse y bajaron del vagón con los demás estudiantes.

-¡Los de primer año! -Se escuchó una voz grave.

-¡Hagrid! -Gritó Albus -Ven Scorpius.

Lo cogió por la manga y se apresuró hacia el semi-gigante esquivando alumnos. Mientras se acercaba vio que Rose ya estaba allí hablando con él.

-...el próximo viernes después de clase -le decía Hagrid a una sonriente Rose antes de alzar la vista. -¡Hola Albus! ¿Qué tal el viaje?

Rose se giró aún alegre hasta que vio que su primo sostenía la túnica del rubio, en ese momento su rostro fue cambiando su alegría por decepción.

-Yo tengo que ir junto a Ariatna -repuso Rose y se apartó de ellos viendo como Albus le dedicaba una triste mirada.

-¡Hola Hagrid!

-¿Te ha pasado algo con Rose? -preguntó el guardián de las llaves.

-Emm... -Albus dudó- Tenemos algunas ideas distintas... y bueno... Simplemente es una cabezota y se enfadó porque no le di la razón.

-Es raro veros enfadados, siempre os vi juntos.

-Quiero presentarte a alguien -cambió de tema Albus-, este es Scorpius, lo acabo de conocer en el tren.

-Mucho gusto Scorpius, yo soy Rubeus Hagrid el guardián de las llaves y terrenos de Hogwarts, además del profesor de cuidado de criaturas mágicas -dijo Hagrid muy orgulloso.

-Mucho gusto señor.

-Tu rostro me resulta familiar, ¿tienes algún hermano?

-No, soy hijo único. -Scorpius enderezó los hombros para no dejarse amedrentar- Soy Scorpius Malfoy.

-Oh..., ¿el hijo de Draco Malfoy?

El rubio asintió y Hagrid miró alternativamente a ambos muchachos.

-Interesante -sonrió.

Albus soltó el aire que no se había dado cuenta que estaba reteniendo y sonrió felizmente.

-¿Interesante? ¿Qué es interesante señor? -preguntó el rubio.

Hagrid rió y los miró nuevamente a ambos, luego le palmeó el hombro a Scorpius que hizo que este se desestabilizara.

-La vida muchacho, la vida. Y no me llames señor, llámame Hagrid, es cómo me llaman todos. -Miró a los demás niños y niñas de primer año- Vamos, subiros a los botes en grupos.

La mayoría de los niños se miraban indecisos y nerviosos. Hagrid se subió a un bote y les hizo gestos a los pequeños para que hicieran lo mismo, tras subirse todos, los botes comenzaron a navegar impulsados por magia hacia el castillo.

El castillo era asombroso, las puertas se abrieron al llegar a la entrada y el profesor Neville apareció para darles la bienvenida. Su rostro era amable y alegre, miraba a los pequeños con curiosidad y ternura.

-Bienvenidos al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería -se escucharon algunas exclamaciones de emoción entre los niños y niñas- seguidme. -Neville miró al semi-gigante- Te veo en el comedor Hagrid.

-Sí, voy a revisar si ya tienen todo listo.

El profesor Neville les dedicó una sonrisa a Albus y Rose que la correspondieron y tras mirar a todos los pequeños los guió por un gran vestíbulo redondo a una sala vacía al final de este.

-¿Le conoces? -Le preguntó Scorpius a su nuevo amigo.

-Sí, desde que nací prácticamente, es mi padrino.

Neville dio dos palmadas para captar la atención de todos.

-Mi nombre es Neville Longbottom, soy el subdirector y profesor de Herbología de Hogwarts, me alegro de teneros a todos aquí hoy.

Unos niños cuchicheaban entre sí hasta que Neville carraspeó para silenciarlos mientras los miraba.

-En unos momentos entraremos en el Gran Comedor, en donde nos esperan los demás alumnos. Allí seréis seleccionados para vuestras casas, es una ceremonia muy importante, pues con ella conoceréis a la que será vuestra familia mientras estéis en el colegio.

A una niña rubia que tenía el cabello sostenido en dos pequeñas trenzas se le cayó una recordadora que sostenía entre sus brazos, la cual rodó hasta los pies del profesor. La esfera parecía algo agrietada, Albus supuso que se debía a que no debía ser la primera vez que se le caía. La pequeña se acercó toda sonrojada a recogerla susurrando una disculpa. Neville le sonrió recordando cuando él llegó a Hogwarts.

Hagrid golpeó en la puerta y asomó la cabeza.

-Profesor Longbottom está todo listo en el Gran Comedor.

-Gracias Hagrid. -Se giró hacia los alumnos- Seguidme.

Los alumnos de primer año siguieron a ambos profesores nuevamente hacia el vestíbulo.

-¿Cómo será la selección? ¿Dolerá? -preguntaba un niño de piel morena.

-No, tranquilo, solo tienes que ponerte el sombrero seleccionador -Respondió Rose.

-Un sangre sucia... -escuchó Albus que le decía el joven de cabello negro y piel cetrina, que estaba a su lado a un niño con cabello castaño y complexión ancha.

-¿¡Qué has dicho!? -Repuso una niña de cabello negro hasta la cintura.

Albus reconoció a aquella chica, era la joven a la que observaban James y Fred en Sortilegios Weasley.

-¿Tienes algún problema? -le respondió el de cabello negro. -¿Tú también eres una sangre sucia?

La chica lo miró con irá y alzó su brazo dispuesta a darle una bofetada cuando apareció el profesor Neville frente a ellos.

-¿Qué sucede?

-Esta chica quiere pegarnos profesor -comentó el amigo del moreno.

-Sí, estábamos hablando sobre la selección y ella se acercó a amenazarnos. -corroboró el primero.

-¡No es cierto! -grito la chica.

-¿Cuáles son sus nombres?

-Mathew Nott -respondió el más delgado de ambos.

-Wyatt Macnair -dijo el otro chico.

-Catherine Warren.

-Bien, después del banquete hablaré con vosotros tres.

-Neville ella solo estaba defendiendo a alguien -repuso Albus.

-Profesor Longbottom Albus, debes llamarme Profesor Longbottom aquí.

-Sí, lo siento Nev... profesor -dijo un sonrojado Albus.-Pero... ellos llamaron sangre sucia a alguien... y...

Se escucharon exclamaciones de sorpresa entre los pequeños y algunas preguntas curiosas de los que no entendían que pasaba.

-Entiendo, gracias Albus.

-¡No es cierto! -Gritó Wyatt Macnair- ¿Va a creerle sólo porque es hijo de Harry Potter?

Albus vio cómo todos lo miraban ahora y algunos susurraban entre ellos preguntando sí era realmente el hijo del elegido.

-¿Cómo sabes quién soy? -Preguntó Albus.

-Todos conocen a tu familia, Potter -Macnair miró a Rose antes de continuar-. Es raro no ver a algún miembro de vuestro grupo en los periódicos al menos una vez a la semana, sois una plaga.

-¿Cómo...?

-¡Ya basta! -Interrumpió Neville- entremos en el Gran comedor.

El profesor Longbottom encabezó a los jóvenes una vez más y se adentraron por unas grandes puertas doradas ya abiertas por Hagrid que se estaba sentando a la mesa de los profesores.

-Malfoy deberías mirar bien con quién te juntas -le susurró Nott a Scorpius que estaba unos pasos por detrás de Albus- Tu familia ya ha caído en suficiente desgracia, no tienes que ayudar a marchar más vuestro apellido.

-Gracias por la advertencia Nott, pero sé lo que me hago.

Mathew Nott rió entre dientes.

-Eso ya lo veremos.

-Mathew no pierdas tu tiempo con él -dijo su amigo.

-Tienes razón.

El Gran Comedor estaba repleto de gente, cuatro largas mesas colocadas en sentido vertical encabezaban la estancia, en cada una alumnos con capas negras y corbatas del color de sus casas los observaban. Al fondo se encontraba una mesa en sentido horizontal en la que los esperaban los profesores. Frente a ellos una silla vacía al lado de una especie de atril con una lechuza esculpida en oro.

Albus buscó entre la mesa de las corbatas rojas los rostros de su familia. Pudo ver a sus primas Victoire y Dominique sentadas una al lado de la otra casi al principio de la mesa que lo miraban con orgullo, unos quince asientos más al fondo Louis estaba girado y lo saludaba alegremente.

Más adelante James y Fred uno frente al otro le sonreían, James le sacó la lengua y pudo verlo asombrarse y llamar la atención de Fred para señalarle algo que se encontraba unos metros más adelante de él. Estiró el cuello y buscó entre los alumnos esperando ver que su hermano miraba a Rose, pero no era ella, James y Fred miraban ahora a Catherine con ambas sonrisas ladeadas. Albus recordó la conversación que les había escuchado a su primo y hermano aquel día en que vieron por primera vez a la joven.

El más pequeño de los Potter resopló mientras seguían avanzando tras el profesor.

-Eres muy popular Albus -escuchó a sus espaldas.

Scorpius lo miraba alegre.

-¿Eh?

-Todos te miran y tu familia te saluda con alegría. Yo soy hijo único y... no me llevo muy bien con mi familia. Por no decir que las veces que nos hablamos en la vida se pueden contar con los dedos de la mano -el rubio parecía resignado-. Te envidio.

-No te creas, James está siempre haciéndome la vida imposible. Te lo regalo si quieres -le sonrió.

-Mira, otro familiar tuyo.

Señaló a una chica pelirroja llena de pecas que saludaba a Rose muy entusiasta.

-Sí, es mi prima Molly, supongo que sí soy afortunado.

Los de primer año se pararon frente a la silla vacía y todo el comedor quedó en silencio cuando Neville cogió un viejo sombrero que había apoyado en la mesa de los profesores y se acercó a la silla vacía. El sombrero pareció cobrar vida pues una ranura con forma de boca comenzó a moverse.

-Soooyyy el Sombrero Seleccionador de Hogwartss. Es un placer posarme en vuestras cabezas y descubrir los misterios que allí se encuentran. Yo os encaminaré hacia vuestro futuro. ¿Cuál será? ¿Cuál es vuestro lugar? Puede que seáis valientes y en Gryffindor os acompañarán, quizás vuestra sabiduría pueda ser bien aprovechada en Ravenclaw, ¿sois los más leales? entonces en Hufflepuff podéis hacer grandes amigos o quizá sea la astucia lo que predomina en vosotros, en ese caso no hay mejor lugar que Slythering. Probadme, no seáis tímidos. Ninguna opción es mala si es la que os identifica.

El Sombrero dejó de hablar y todo el comedor estalló en una ovación de aplausos.

-Vamos a proceder a la selección -dijo Neville-. Cuando diga vuestro nombre debéis sentaros en esta silla. Os pondré el sombrero y seréis seleccionados para vuestra casa.

Conjuró una lista con los nombres de los alumnos y comenzó a recitarlos.

-Adamson, Travis

Un chico de piel oscura se acercó a la silla con paso temeroso. Tras sentarse el profesor Neville colocó el sombrero sobre su cabeza.

-¡Ravenclaw! -gritó el sombrero tras unos segundos.

Una de las mesas se alzó en vítores y Travis se apresuró.

-Arnold, Isabelle

-¡Gryffindor!

-Blossom, Amy

-¡Gryffindor!

Siguió llamando a alumnos.

-Longbotom, Callidora

La niña de la recordadora se apresuró hacia la silla, Albus no la había reconocido, era la hija pequeña de Neville, su hermana Alice tenía un año más que ella. Algunas veces acompañaba a su padre en verano cuando quedaban en la madriguera, pero la pequeña Dora siempre se quedaba en casa pues era una niña enfermiza y tímida, las pocas veces que la había visto estaba tomada de la mano de su madre.

-¡Hufflepuff!

Albus vio como Alice miraba a Dora con tristeza desde la mesa de Gryffindor, pero igualmente le aplaudía. Dora se dirigió hacia la mesa de Hufflepuff con lágrimas en los ojos. Se sentó junto a unos niños que acababan de ser seleccionados y Albus pudo ver cómo un fantasma gordo se le acercaba flotando. Neville la miraba preocupado pero siguió con la lista.

-Macnair, Wyatt

-¡Slythering!

Macnair les dedicó una sonrisa de suficiencia a los demás y se dirigió hacia la mesa de su casa.

-Supongo que este es el final... -escuchó a Scorpius.

-¿Cómo dices?

-Seré seleccionado para Slythering y tú para Gryffindor... nadie de esas casas se lleva bien. Supongo que ya era raro que me hablases en el tren. Pero... me lo he pasado bien.

-¿¡Qué!? -Albus no podía creer lo que escuchaba.- ¿No quieres ser mi amigo?

-¡Claro que quiero!, pero... ¿eso quiere decir que no te importará que esté en la casa de la Serpiente.

-No, la casa no importa.

Era la primera vez que se le pasaba eso por la cabeza, pero sintió que lo decía de verdad, por primera vez no le importaba la casa en la que le tocase.

-Malfoy, Scorpius Hyperion -llamó el subdirector.

-Ojalá tengas razón -susurró el rubio.

Avanzó y se sentó en la silla, miró a Albus mientras el sombrero rozaba su cabeza.

-¡Slythering!

Scorpius pudo ver que la expresión de Albus no cambiaba, quizá creía de verdad que podían ser amigos, miró por unos segundo a los demás mientras se levantaba y pudo ver a Rose mirarlo con tristeza.

-¡Nott, Mathew!

-¡Slythering!

Cada vez se acercaba más el turno de Albus.

-¡Peterson, Ariatna!

Los nervios estaban a flor de piel.

-¡Gryffindor!

El comedor se emocionaba con cada nuevo miembro que era seleccionado para una casa.

-¡Potter, Albus Severus!

Albus avanzó hacia la silla y notó que alguien palmeaba su hombro al pasar mientras la dulce voz de su prima Rose susurraba "Suerte". Tragó saliva y se sentó a la espera del veredicto. A pesar de lo que le había dicho a Scorpius unos minutos atrás no podía evitar tener nervios, pero ya no estaba seguro de nada.

-Mmm, veo que tienes muchas dudas -escuchó la voz del sombrero en su cabeza-. No eres cómo tu hermano, el lo tenía muy claro, quizás te pareces más a tu padre.

-No soy como él -susurró Albus.

-¿No lo eres?

-No... Él es impresionante.

El sombrero rió.

-¿Quieres ser cómo él?

-No lo sé... puede que sí... pero también quiero ser yo.

-En algunas cosas os parecéis mucho, pero veo que en el fondo sois muy distintos. Tu casa es...

-¡Espera! -pensó.

-¿Sí?

-No... No quiero Slythering.

-¿No quieres ir a Slythering? ¿Estás seguro?

Albus pensó en Scorpius con el sombrero puesto mirándolo.

-No... No lo sé. Mi padre dijo que podía elegir mi casa.

-Ya veo. Él no eligió realmente su casa, ciertamente dudé mucho entre esas dos casas para él, pero lo que predominaba en su interior era el Valor y por eso fue Gryffindor. Sólo estarás bien si vas a la casa que te pertenece realmente.

-Vale -Albus tragó saliva y espero la decisión del sombrero.

-¡Slythering!

Vio a Rose con los ojos completamente abiertos observándolo, no quiso mirar a la mesa de Gryffindor y se levantó con la vista en el suelo. El comedor estaba en silencio a diferencia del resto de veces y no fue sino hasta que se encaminó a su mesa que los aplausos se comenzaron a notar y los murmullos alteraron el silencio del lugar.

-¡No puede ser! -escuchó una voz que gritaba -. ¡El sombrero se ha equivocado!

Se giró y pudo ver a James alzarse de la mesa del león y encaminarse hacia él.

-¡Mi hermano es un Gryffindor!, vamos Al. -Lo tomó del brazo y por primera vez en mucho tiempo Albus sintió un renovado cariño hacia James.

-No James -dijo soltándose-. El sombrero no se equivoca, tú tenías razón, soy un Slythering.

-¿Qué dices?

James estaba enojado y volvió a agarrarlo.

-James Potter suéltalo y regresa a tu mesa -dijo Minerva McGonagall que hasta ese momento había estado callada en su sitio.

-Pero profesora...

-¡Potter!

-Está bien...

Ambos Potter se sentaron en sus mesas y continuó la selección.

-Estamos en la misma casa, es increíble -comentó Scorpius, luego al notar la tensión que tenía Albus agregó- ¿Estás bien? Debe ser duro.

Albus resopló.

-Bueno... creo que en el fondo sabía que no sería cómo ellos.

-¿A qué te refieres?

-Yo no soy cómo mi padre -sonrió tristemente.

-Watson,Lea.

-¡Hufflepuff!

-Weasley, Rose.

-¡Gryffindor!

Rose había sido escogida para Gryffindor, Albus ya lo sabía, pero aún así la sintió más lejos que nunca.

Al finalizar la selección el profesor Longbottom tomó asiento entre Hagrid y una profesora de cabello corto. La directora que se encontraba en el centro de la mesa de profesores se alzó y extendió sus manos. Con un leve movimiento de la mano en la que poseía la varita comenzó a hablar y su voz llenó perfectamente todo el comedor.

-Bienvenidos, es un placer teneros un año más en Hogwarts, espero que los nuevos podáis encontrar en el castillo un hogar además de una buena educación. Debéis saber que el bosque prohibido, tal como indica su nombre está vetado para todos los alumnos. Al terminar la cena encontrareis en vuestros cuartos los horarios de clase junto a unas normas básicas. Sin más, espero que disfrutéis de la cena.

En cuanto terminó de hablar un estallido de aplausos recorrió el comedor, y cómo si eso fuera una llamada a la comida, esta apareció cubriendo los platos que allí se encontraban. La cena transcurrió tranquila, pero Albus notó que sus nuevos compañeros no entablaban ni palabras ni miradas con él o Scorpius, intentó hablar con su compañero de al lado, otro niño de primero, pero cuando le respondió al saludo profirió un gemido y tras mirar a una chica que debía estar en tercer año dejó de hablar y no volvió a mirarlo. No sabía si el rubio no había notado esta actitud o simplemente prefería ignorarlo pues comía tranquilamente y compartía algunas observaciones con él como si nada pasase. Cuando comenzaban los postres decidió alzar la vista hacia la mesa de Gryffindor, en ella una alegre Rose reía con los niños que la rodeaban y parecía compartir algún tipo de broma con Dominique que ahora estaba a su lado. James aún parecía enojado pero en el tiempo que lo miró no alzó la vista hacia él. ¿Quizás debería haberle insistido al sombrero para que lo enviase a Gryffindor? Miró de nuevo a Scorpius aparentemente ajeno a todo y siguió comiendo.

Tras terminar de comer los de primer año debían seguir al prefecto de su casa para que les mostrase sus cuartos. El prefecto de Slythering se llamaba Robert Smith, era un chico alto y fuerte de cabello marrón que le cubría parcialmente un ojo, parecía amable y atento.

-Cámara secreta -dijo Robert hacia una pared tras entrar en las mazmorras.

La pared de ladrillos comenzó a desplazarse moviendo los ladrillos unos encima de otros. Lo primero que vieron fue una gran sala circular en tonos esmeralda y plateado, varios sillones individuales y un par de mesas circulares con sillas a su alrededor. Una chimenea con el escudo de la casa en esculpido en piedra situada al fondo caldeaba la estancia, y unos amplios ventanales dejaban entrar una luz verdosa que iluminaba escasamente la sala ayudada por varios candelabros colocados en la pared. Albus había escuchado hablar mucho sobre la sala común de Gryffindor, pero nada sobre esta. Sus primos habían descrito su sala como cálida, ruidosa, alegre, luminosa... Y lo primero que le produjo la suya fue un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, pero que poco a poco la sensación empezaba a cambiar por curiosidad e incluso algo de agrado, pues en su imaginación era un lugar más tenebroso y oscuro. A cada lado de la estancia unas escaleras de caracol conducían unas al cuarto de las chicas y las otras al de los chicos.

Subieron por las escaleras y se encontraron con un pasillo lleno de puertas que conducían a cada cuarto, los chicos buscaron sus nombres en las puertas, para su desgracia Al y Scorpius no compartían cuarto, para mayor tortura del moreno este compartía cuarto con Nott y Macnair, además de Turner, que resultó ser un chico de cabello cobrizo rizado, era el niño que se sentó a su lado en el comedor.

-Smith, ¿se puede cambiar de cuarto? -preguntó el joven Potter alejándose de sus compañeros.

-No es lo habitual, si quieres puedes hablar mañana con el profesor Slughorn, jefe de nuestra casa.

-¿No puede ser hoy?

-Hoy es tarde, no se permite a los alumnos deambular por los pasillos tan tarde. De todos modos, ¿por qué quieres cambiar de cuarto?

-Emmm -Dudó si decir la verdad -Creo que mis compañeros me odian y ellos tampoco me caen bien.

-Aún es el primer día, puede que cambies de opinión.

-No lo creo...

-Aún así hoy no podrá ser, será mejor que descanses, mañana comienzan las clases y no querrás llegar tarde.

Albus asintió y se encaminó de vuelta a su habitación.

-¿Qué te pasó con Smith? -preguntó Scorpius.

-Nada, le pedí cambiar de cuarto.

-Es una lástima que no nos tocase juntos.

-Ya... y además estoy con Nott y Macnair.

El rubio lo miró preocupado.

-Si pasa algo me lo dirás ¿verdad?

-¿Si pasa algo?

Su expresión cambió nuevamente para expresar indiferencia.

-No es nada. Sólo que no me fio mucho de ellos.

Ambos se despidieron y entraron en sus cuartos, también estaban decorados con los colores de la casa y por la cabecera de la cama estaba esculpida una serpiente.

-Vaya Potter... ¿te dignas a aparecer? -dijo Nott en cuanto vio entrar a Albus.

-Nuestra habitación será contaminada, creo que empiezo a notar el hedor -comentó Macnair y rió junto a su amigo.

Turner estaba desempaquetando sus cosas junto a la primera cama y no hizo el mínimo gesto de haberlos escuchado. El recién llegado intentó ignorarlos también y se dirigió a la segunda cama, en la que lo esperaba Porcupine y su equipaje.

-Además de imbécil es sordo -Rió Nott.

Macnair lo golpeó en el hombro e hizo que trastabillase tropezando con su cama.

-Y también patoso -se carcajeó el segundo.

-¡Dejadme en paz! -gritó Albus.

-¿O qué? ¿vas a llorar?

-¿Vas a llamar a tu papá?

Albus sacó su varita del bolsillo de la túnica y les apuntó al rostro. Ambos chicos palidecieron por unos segundos y al ver la mano temblorosa de su adversario volvieron a reír.

-Pero mírate, si ni siquiera sabes empuñar una varita. ¿Has olvidado que es nuestro primer día de clase? Seguro que el famoso auror Harry Potter no incumple las normas para enseñar encantamientos a sus hijos, ¿o sí?

Albus tragó saliva y guardó su varita viendo cómo ambos chicos se carcajeaban, sin pensarlo alzó su puño y arremetió a la cara del que estaba más cerca, que resultó ser Macnair, este dio un quejido de dolor con las manos en su nariz retrocediendo unos pasos por el impacto.

-¿¡Cómo te atreves!?

No era muy fuerte, su suerte había sido pillarlo por sorpresa, pero ahora que ambos chicos estaban preparados no caería esa breva. Macnair lo cogió por los cuellos de la camisa y lo impulsó contra la pared aún sosteniéndolo.

-No sabes con quién te estás metiendo Potter..., este no es tu sitio y nadie te quiere aquí.

-¡Expelliarmus! -gritó una voz y Wyatt Macnair salió despedido unos metros.

Todos se giraron hacia la puerta asustados, incluso Turner que ya no fingía no ver nada. Un chico rubio de ojos grises los miraban con firmeza y seguridad en la entrada, era Scorpius Malfoy, pero parecía distinto. Hasta ese momento Albus lo había visto tranquilo, indiferente... quizá incluso frágil, pero ahora transmitía una seguridad que no creía capaz en él.

-¿Albus estás bien? -el rubio aún sostenía su varita apuntando a Nott y Macnair, aún en el suelo, que lo miraban asombrados.

Albus soltó el aire que no se había dado cuenta que retenía y asintió con la cabeza.

-¡Turner vete!, hoy me quedaré tu cama.

El chico de cabello rizado abrió la boca para replicar pero una mirada de Malfoy bastó para que bajase la mirada y recogiese sus cosas. Scorpius salió tras el dejando unos momentos solos a los otros tres, al regresar con sus cosas todos seguían en la misma posición. Albus lo miraba cómo si fuese la primera vez que lo veía, lo estaba analizando, suspiró y le hizo un gesto con la cabeza para que lo acompañase fuera. Bajaron a la sala común que se encontraba casi vacía.

-Lo siento, no quería asustarte.

-¿Qu-qué? -balbuceó el joven Potter.

-Mira, mañana habla con Slughorn y que te cambie de cuarto. Yo me apartaré de ti y en unos días obtendrás el lugar que te pertenece.

-¿El lugar que me pertenece?

-Admitámoslo, eres un Potter. Todos te aceptarán en cuanto te distancies de mí y te juntes con "héroes". Te costará un poco más de lo normal ya que por alguna razón que se escapa a mi comprensión el sombrero te envió a este nido de serpientes, pero en unos días todos recordarán quién eres y estarán a tu lado.

-¿Quién soy? -Albus lo miraba enfadado.

-Eh... Albus... Potter, el hijo del niño que sobrevivió -Scorpius estaba perplejo viendo la indignación en el rostro del moreno.

-¿Por eso me aceptaste en el vagón? ¿Por mi padre? ¿Querías limpiar tu apellido?

-¿¡Qué dices!? Fuiste tú el que entró en mi compartimento.

-¡No sabía quién eras!

-Pues debiste hacerle caso a Weasley e irte.

-¡Creí que no eras cómo tu padre!

-¡Tú no sabes nada de mi padre!

Cada vez alzaban más la voz y algunos alumnos comenzaron a bajar para ver qué pasaba.

-¡¡Yo no quiero ser el hijo de Harry Potter!! -gritó Albus.

Todo quedó en silencio, incluso Scorpius que lo miraba asombrado.

-Bueno... no es que no quiera ser su hijo -susurró.

El rubio miró a su alrededor y vio que la audiencia era cada vez mayor, incluso Nott y Macnair los miraban.

-Comprendo... Lo siento, este no es momento para hablarlo. Será mejor que vayamos a dormir.

Albus alzó la vista y entendió a que se refería, ambos subieron las escaleras ignorando a la multitud. Se acostaron sin volver a hablar, al poco tiempo sus compañeros de cuarto entraron también en silencio y se fueron a sus respectivas camas.

No fue sino tiempo después de empezar a escuchar los ronquidos de Macnair que Albus susurró para comprobar si el rubio estaba despierto.

-¿Scorpius?

-Mmm...

-¿Scorpius estás despierto?

-¿Qué quiere Potter? -susurró.

Un escalofrío recorrió a Albus al escuchar que lo llamaba por su apellido.

-Gracias por lo de antes.

-No hay de qué.

-Yo... siento lo que dije de tu padre, es cierto, no sé nada de él.

-Sí... El Draco que yo conozco no es cómo el que describen los libros y periódicos.

-...

-Él es frío y distante... pero ya no le importan los temas de sangre, bueno no tanto al menos, y no me deja estar mucho tiempo con mi abuelo para que no me condicione a sus ideales. Para él lo más importante es su familia.

-Yo no quiero ser reconocido por mi apellido, quiero que cuando la gente me mire me vea a mí y no al hijo del Gran Harry Potter. En el tren cuando supe quien eras creí que eras igual a mí, que no te importaba mi ascendencia.

-¿Realmente a ti no te importa la mía? -la voz de Scorpius sonaba alegre y esperanzada.

-No me importa si a ti no te importa.

Scorpius rió y Albus sonrió sin poder evitarlo.

-¿Potter sabes lo que eso ocasionará?

-¿Qué?

-Nunca é tenido amigos. Para las familias de los héroes soy un mortífago en fabricación y para las familias de los antiguos seguidores de Lord Voldemort soy el hijo de un cobarde fracasado, una deshonra.

-¿Nunca tuviste ningún amigo?

-Solo Dugla, ¿mi elfo doméstico cuenta? y Antares.

La lechuza que Scorpius había traído junto a su equipaje ululó al escuchar su nombre.

-Mañana debemos llevarlas a la lechucería -dijo el moreno.

-Sí...

-¿Cómo aprendiste a hacer magia?

-Es un secreto, quizá algún día te lo cuente -la voz del rubio era alegre.

-Creo que tu padre me puede caer bien... -comentó Albus tras un minuto de silencio.

Scorpius resistió el impulso de reír.

-Creo que a mi padre no le gustarías.

-¿Por qué?

-Por tu aspecto, te pareces demasiado a él.

-Bueno... mi tío enloquecería si supiese que somos amigos.

Ambos rieron y escucharon que Nott se estremecía en su cama y se levantaba para ver qué pasaba, rieron con más ganas cuando este encendió la luz y pudieron ver sus ojos abiertos cómo platos observándolos y su cabello despeinado apuntando a todos lados. Con tanto ruido despertaron a los cuartos de al lado y al poco tiempo apareció Smith para llamarles la atención.

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Harry Potter y la mayoría de los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a J.K. Rowling.

Muchas gracias por leer este segundo episodio de Albus S. Potter y la descendencia, espero que os guste.

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