1. Los Potter
El número 12 de Grimmauld Place hacía 19 años que había sido reformado. Exteriormente aparentaba una casa normal y corriente, ninguno de los vecinos de aquel lugar sospecharía que los propietarios eran magos. La entrada estaba adornada con un pequeño jardín al lado izquierdo de los peldaños que conducían a la puerta principal, en el que había un cerezo pendular y un estanque con 5 carpas rojas. En su interior sus paredes antiguamente oscuras, ahora estaban pintadas en tonos claros y decorados con fotos de la familia que allí vivía, las cuales hacían del lugar un hogar cálido y apacible. Solo dos salas contrastaban con esa calma. Si había algún ruido en el pasillo que conectaba con el piso superior el retrato de Walburga Black, antigua propietaria de la casa, normalmente cubierto por una cortina, gritaba insultos a todo aquel que considerase traidor a la sangre, y el salón que los Potter tanto se habían esmerado en decorar seguía recordando la época oscura debido al tapiz con el árbol genealógico de la familia Black. Este junto al retrato del pasillo tenían un encantamiento de presencia permanente que no pudieron deshacer ni con la varita de sauco. Posiblemente se pudiesen librar de ellos con magia oscura, pero era algo que no probarían. Aún así para Harry Potter y su esposa Ginnevra, era su hogar, el lugar donde habían formado una familia.
Había otra habitación de la casa que no había podido ser redecorada, pero tampoco querían cambiarla. Esta perteneció al padrino de Harry cuando aún vivía y ahora la ocupaba el hijo mayor del matrimonio Potter. James Sirius Potter, un adolescente de 13 años, inquieto y bromista, que disfrutaba frustrar a sus hermanos Albus y Lilly. De los tres Albus Severus Potter era el más parecido físicamente a su padre, el único que heredó su color de ojos, mientras sus hermanos poseían el color de su madre, parecía que James era la combinación perfecta de ambos, el cabello de su padre y los ojos de su madre, pero la personalidad posiblemente se parecía más a la de los dos hombres de los cuales heredaba el nombre.
Por esos últimos días de Agosto los nervios se dejan notar en los pequeños que esperaban la llegada de la carta de Hogwarts. Esta carta determina mucho el futuro de un mago o una bruja, pues en ella está la admisión al lugar en el que aprenderán la maravillosa esencia de la magia y podrán por fin utilizarla, ya que está prohibido que los menores hagan magia fuera del colegio a no ser que sea cuestión de vida o muerte.
-¡Mami, mami! ¿y si también yo recibo la carta?-decía Lilly toda entusiasmada.
-No, Lilly, cariño, la carta solo la reciben los niños y niñas que tienen 11 años.
-Jooo... mami. ¿Y si...?, ¿Y si mando una carta a Hogwarts diciendo que ya tengo 11 años?
Ginny le sonrió a la pequeña y acarició su cabeza.
-Lilly, tranquila, pronto llegará el momento. Además eso no funcionaría, saben perfectamente que tienes 9.
La niña suspiró tristemente y miró a su hermano Albus que esperaba observando con atención la ventana.
-Jo, Albus, yo también quiero ir.
Su hermano la miró de reflejo y sonrió dulcemente, la pequeña siempre había estado muy apegada a él, solo lo dejaba de lado si estaba su primo Hugo cerca.
-Ojalá pudieses venir, así estaríamos juntos en Hogwarts, y no tendría al pesado de James molestándome.
-Tranquilo Al, también empezará Rose-dijo Harry que acababa de entrar en la cocina.
-Sí, pero ella parece no tener nervios, lo tiene todo claro.
-Nada de eso Al, Ron me comentó ayer que está tan nerviosa que ya hizo y deshizo la maleta unas diez veces. Tiene una lista con todos los objetos que hay dentro de su maleta para que no se le olvide nada, y a cada tanto repasa la lista para comprobar que todo sigue allí. Cada media hora al igual que tu está observando la ventana, está tanto o más nerviosa que tú.
-Eso no son nervios, simplemente está ansiosa por ir, y parece tener claro que estará en Gryffindor, para ella es como si no existiese ninguna de las otras casas, no contempla la posibilidad de poder caer en otra.
-¿Te preocupa quedar en otra?
-Bueno... yo... no soy como vosotros, no soy... el gran Harry Potter.
-Albus tu eres perfecto tal como eres. Eres un gran chico, no debes preocuparte, aunque cayeses en otra casa seguro que allí serás muy bien recibido.
Un aleteo en la ventana interrumpió la conversación, todos se giraron a observar a una hermosa lechuza blanca que entraba portando en su pico dos cartas con el sello de Hogwarts. Albus se apresuró a cogerlas, mientras el ave se posaba en la mesa a observarlos.
Ginny cogió en un estante unas chuches lechuziles y se las dio junto a un cuenco con agua.
El viaje de las lechuzas era largo y agradecían cuando se les daba algo de comer para reponer fuerzas. Gorjeó felizmente y tras terminar de comer reprendió su camino.
Albus ya había abierto su carta cuando la lechuza partió y leía atentamente cada palabra que allí estaba plasmada.
-¡James, ha llegado tu carta!- gritó Ginny desde la puerta de la cocina.
-¿¡Qué!?- se escuchó de fondo la voz del hermano mayor de Albus.
-¡La carta a Hogwarts, James!, ¡baja!
Un portazo y las pisadas de pasos apresurados por las escaleras anunciaron que el mayor de los Potter estaba bajando.
-¿Ya llegó?¿Qué libros tendré este año?
Cogió su carta y comenzó a abrirla, luego miró de reojo a su hermano que estaba leyendo la suya.
-¿Qué, Albus?, ¿en tu carta ya pone que irás a Slythering?
-¡Cállate!-le respondió frunciendo el ceño y mirándolo de reojo.
James sonrió felizmente por haber cumplido su objetivo y continuó con su carta.
-Pociones, Transformaciones... pan comido la profesora Chean me adora, Herbología, Encantamientos, podré aprobar nuevamente encantamientos sin problemas, Defensa contra las artes oscuras, Historia de la Magia, Astronomía, Cuidado de criaturas mágicas y Vuelo. -Cerró su carta y miró a sus padres.
- Bueno, ¿cuándo vamos al callejón Diagon? Ya quiero tener mi nueva escoba, la Saeta relampagueante, cuando se la enseñe a Fred se quedará petrificus.
-Harry mañana trabajas todo el día, ¿verdad? -preguntó su esposa.
-Sí, hay rumores de un nuevo sitio en el que se pudieron ocultar objetos de magia oscura y tenemos que ir a investigar.
-¿Los giratiempos otra vez?
-Sí, seguro que es una falsa alarma nuevamente, la gente se está inventando rumores continuamente sobre las familias que tuvieron algo que ver con los mortífagos.
-Pero lo de los giratiempos es imposible, ¿no?
-Así es, puesto que había un registro de todos los que se fabricaron y fueron destruidos antes de la segunda guerra, pero...
-¿Pero?
Harry miró a sus hijos que los observaban curiosos.
-No es nada Ginny, seguro que es otro falso rumor. Es mejor que los lleves mañana a comprar.
-¿Harry?-se escuchó la voz de un hombre desde el salón-¿¡Harry estás ahí!?
-¿Es Ron?-preguntó Ginny.
-Parece la voz de tío Ron- dijo Lilly corriendo al salón mientras sus padres la seguían.
En la chimenea del salón entre unas llamas verdes se podía apreciar el rostro de un hombre pelirrojo de ojos azules.
-Hola pequeña, ¿cómo estás?
-Hola tío, muy bien, James y Albus ya recibieron su carta, pero yo aún no... ¿Está Hugo?
-¿Es Lilly?- se escuchó desde el fuego.
-¡Hugooo! Sí, soy yo -la pequeña se abalanzo hacia la chimenea.
-Espera Lilly, quiero hablar con tu padre, Hugo no empujes, estate quieto. ¿Harry vas mañana a comprar lo de Hogwarts?
-Los llevará Ginny por la tarde, yo tengo trabajo con Peter Tomatsu y los demás Aurores.
-Harry escaquéate del trabajo y vente, no puedo aguantar una tarde entera con mi hermana.
-Soy yo la que no te aguanto a ti-reprochó Ginny.
-Vamos tranquilos, ¿Hermione tampoco puede ir?
-No, dice que tiene no se qué asunto con prohibiciones de artilugios confiscados en el ministerio...-resopló- ya sabes cómo es cuando se pone con el papeleo, hasta que lo resuelve no para.
-Pues tendréis que soportaros mutuamente por unas horas-dijo Harry sonriendo.-¿Quién se quedará en la tienda?
-Teddy estará en la que tenemos en Hogsmade y George en la del Callejón Diagón.
-¿Teddy se quedará a cargo?, ¿no es muy pronto?-preguntó Ginny preocupada.
-Tranquila, el chico se desenvuelve muy bien, y si tiene alguna duda siempre puede pedir ayuda a Mery o mandarnos un patronus. De todos modos estos días la mayoría de la gente se congregará en el Callejón Diagon, no creo que tenga ningún problema.
Tras terminar en Hogwarts Teddy había comenzado a trabajar en Sortilegios Weasley, a tiempo parcial, compaginándolo con sus estudios de auror.
Albus se mordía el labio observándolos hablar, cada vez estaba más cerca el momento de partir al colegio.
Al día siguiente tras una comida deliciosa preparada por Kreacher, el elfo doméstico de los Potter, Ginny se dirigió al callejón Diagón con sus hijos. Era un día soleado y la temperatura aún era cálida, el lugar estaba abarrotado de jóvenes acompañados de su familia.
-Necesitamos los libros, las nuevas túnicas, la varita y el caldero de Albus...
-¡Y mi Saeta relampagueante! -exclamó James con una gran sonrisa en el rostro.
-Esa escoba es muy cara James...
-Pero entré en el equipo y no puedo seguir jugando con esas escobas del colegio.
-Bueno... ya veremos. Primero vamos a Sortilegios Weasley que deben estar allí Ron y los demás.
-¡Sííí! -gritó la pequeña.
Recorrieron más de la mitad del callejón antes de llegar a la tienda chucherías. Sortilegios Weasley era sin lugar a dudas el local más llamativo del callejón. Sus alegres colores y sus simpáticas imágenes de magos en situaciones ridículas tras haber ingerido alguno de los artículos de sortilegios bromas pesadas, no dejaban indiferente a nadie. El lugar estaba lleno de niños que admiraban los productos e intentaban convencer a sus padres para comprar muchos de los artículos. Los jóvenes de cursos superiores aprovechaban algún descuido de sus padres para hacerse con algún surtido salta clases, especialmente los que cursarían ese año los temibles TIMO.
Entre la gente del local Ginny pudo distinguir un cabello pelirrojo rodeado de varias personas a las que parecía estar explicando los efectos de unas gominolas con forma de una boca abierta con labios de distintos colores. Parecía que el negocio cada vez estaba mejor, dos empleados más atendían a los clientes y en una esquina Ron mostraba unos frasquitos con un polvo de colores a unas niñas que según el anuncio que los acompañaba conseguía crear una especie de patronus con forma de unicornio que duraba 5 minutos.
-¡James tienes que ver esto! -exclamó una voz a sus espaldas.
Al girarse pudieron ver a un niño pelirrojo de ojos marrones con la cara adornada por pecas que le sonreía a su primo pícaramente.
-Hola Freddy, yo también me alegro de verte.
-Hola tía Ginny, perdona, pero es que necesito mostrarle algo a James. Hola chicos.
James se fue riendo tras Fred antes de que nadie dijera nada más. La voz de Fred había alertado a Rose y Hugo que se acercaban dejando a su padre con la explicación del producto. Ambos niños tenían el cabello pelirrojo y pecas en el rostro, las de Hugo cubrían toda su cara pero solo aparecían cuando se exponía al sol, el resto del tiempo eran casi imperceptibles, mientras que las de Rose se podían ver fácilmente pero solo adornaban el puente de su nariz. Los ojos azules de Rose no tardaron en encontrarse con los de Albus al cual le sonrió y se apresuró a abrazar.
-Hola Al, hace un mes que no nos vemos, te extrañaba un montón -miró a Ginny y a Lilly que ya estaba hablando con Hugo- Hola tía Ginny, Lilly.
-Hola Rosie, ¿cómo estás?-Preguntó su tía.
El apelativo de su nombre la hizo fruncir ligeramente el ceño pero no comentó nada, estaba cansada de decir que no le gustaba que la llamasen así.
-Bien, ¿pero podemos ir ya a comprar los utensilios para clase?. La lista es larga y se nos va a hacer tarde -Miró a su padre.-Papá no creo que termine pronto...
-Seguro que Ron también quiere venir, es tu primer año.
Rose miró nuevamente a su padre frunciendo un poco el ceño con preocupación, luego suspiró resignada.
-¿Qué tal con tus abuelos Granger?-Preguntó Albus que sabía que durante unas semanas de ese mes que no se habían visto Rose y Hugo se habían quedado en casa de sus abuelos maternos.
-Hemos visitado el museo de bellas artes y un parque natural que abrió sus puertas hace dos meses. Deberías verlo Al, tienen muchos animales, incluso algunos en peligro de extinción a los que cuidan para que procreen y puedan conservar su especie. El Escorpión Emperador Azul Africano es impresionante, es el resultado de una mutación en el Pandinus imperator lo cual le otorgó un tono azul intenso, mide sobre 20 cm...
-Vale Rose, me quedó claro-la interrumpió su primo.
-Lo siento -sonrió- me gustaría que estuvieses allí.
-A mi también, este tiempo se me hizo muy largo, James no para de ser un, un... -miró de reflejo a su madre y al verla frunciendo el ceño detuvo su comentario-. ¿Por qué dejaste de escribir?
-Mis abuelos viven en un barrio muggle como ya sabes, y lo más mágico que tienen es Pinela, la lechuza que les regalo mi madre hace años. Si la envío todos los días los vecinos podían sospechar y además es una lechuza mayor y tarda mucho en hacer las entregas. Deberías comprarte un móvil.
Albus miró a su madre cómo pidiéndole que se lo comprase pero esta ya estaba caminando hacia Ron que había dejado de hablar con los clientes.
-Mis padres no me dejarían, dicen que ahora que voy a Hogwarts no me hará falta y que cuando crezca podré hacer un patronus si tengo algo urgente que decir. Pero no pasa nada, hoy me comprarán una lechuza para celebrar que entro a Hogwarts y así en vacaciones podremos comunicarnos más.
-¡Hogwarts! Lo estoy deseando. Es maravilloso que tengamos la misma edad. ¿Te sentarás conmigo en el expreso verdad?
-¡Claro!
-Debemos mirar bien todos los compartimentos, es una gran oportunidad para conocer a nuevos amigos, cómo nuestros padres.
-¿No es demasiado pronto para pensar en eso?
-¿Qué dices? Si no queda nada.
-Me refiero a planear hacer amigos.
-Es un tema importante. Puede que conozcamos a nuestros mejores amigos.
Albus negó con la cabeza dándola por un caso perdido.
Ron y Ginny les hicieron gestos para que se acercaran, Hugo y Lilly ya estaban junto a ellos y solo faltaban los más grandes, que seguramente estarían haciendo de las suyas.
-¿Donde están James y Fred?-preguntó Ron tras darle una palmadita a en el hombro a Albus a modo de saludo.
-Iré a buscarlos o no acabaremos hoy. -Comentó Rose que se estaba impacientando- ¿Vienes Albus?
-Claro, creo que sé donde están.
El joven de los Potter recorrió uno de los pasillos de la tienda seguido por su prima, parecía tener claro la ubicación de su hermano. Al terminar el pasillo giró a la izquierda y se dirigió a la sección de bromas pesadas, pero justo antes de entrar escuchó las voces de James y Fred junto al pasillo más cercano a la entrada de la sección.
-No recuerdo haberla visto en Hogwarts el año pasado. ¿Será de primero?
-Yo la he visto antes Freddy, tendrás que ponerte a la cola.
-No hay problema, haz el primer movimiento, sé que la cagarás y entonces podré acercarme yo.
James rió socarronamente y se dirigió al final del pasillo. Ambos miraban a una niña que se encontraba en el extremo opuesto de esa misma estantería contemplando los artículos, su cabello negro liso le llegaba hasta la cintura y sus ojos marrones contemplaban con curiosidad todo a su alrededor. No era muy alta pero por su físico aparentaba rondar los 13 años.
No era la primera vez que Albus veía a su hermano comportarse así, ese último verano lo escuchó varias veces hacer apuestas con Fred para acercarse a alguna chica. Frunció los labios con desaprobación y antes de que Rose comenzase a gritarles a los chicos carraspeó.
-James, Fred, mamá nos está esperando- ambos se giraron hacia Albus dando por terminado su acercamiento a la joven, e incluso ella alzo la vista para mirarlos por unos segundos al percatarse de su presencia.
Todos juntos por fin, tras saludar a George desde lejos pues no tenía ni un momento para conversar, y decidir cuál sería la primera compra, se adentraron entre la multitud del callejón Diagon una vez más.
-Fred esa será mi nueva escoba, acaba de salir, es la más veloz.
-¡La saeta relampagueante! -se burló Albus imitando a su hermano-. Ya estamos hartos de escucharte decirlo.
-¡No hablaba contigo enano!
-¡James!-le gritó su madre.
-Fue él, mamá.
-Comportaros. Rose, Albus vamos a comprar los calderos mientras ellos se quedan mirando las nuevas escobas. -Ginny miró con anhelo las escobas recordando su época con las Arpías de Holyhead.
-Yo también quiero entrar en el equipo de Quidditch de Gryffindor- susurró Rose contemplando el escaparate de "Artículos de calidad para el quidditch".
-Aún no sabes si quedarás en Gryffindor.
-Claro que lo sé, ambos seremos seleccionados para Gryffindor, no te preocupes Al.
Tras comprar los calderos se dirigieron a la tienda de Madam Malkin a probarse las nuevas túnicas, donde la chica de prácticas pinchó a Albus y Rose varias veces mientras le tomaba las medidas. La siguiente parada era Flourish & Blott's, la librería estaba a rebosar de gente. Albus contó al menos 6 dependientes, uno de ellos se apresuró a atenderlos tras cobrarle a una señora regordeta.
-Hogwarts ¿verdad?
-Sí -Ron comenzó a desdoblar las listas de los libros.
-Veamos, vosotros dos debéis de ser de primer año, ¿no?-Preguntó dirigiéndose a Albus y Rose, los cuales asintieron.- ¿Y vosotros?
-Tercer año -Respondió Fred.
-En ese caso ¿qué asignaturas optativas escogisteis?
-Cuidado de criaturas mágicas y vuelo los dos.
-El libro de Criaturas mágicas entonces..., extraño cuando el libro para esta asignatura era el del Magizoologista Newt Scamander -el mago suspiró y se dirigió al final de la tienda.
Al regresar llevaba un carro lleno de libros y dos correas que parecían sujetar algo casi invisible, pues al desplazar el carro se podía contemplar que algo borroso se adaptaba al entorno, del cual salía una pequeña lengua roja.
-Este es el libro de Criaturas mágicas, -señaló a una de las correas- tened cuidado de no perderlo de vista, es cómo un camaleón, lo único que no consigue adaptar al entorno es esa lengüeta. ¿Querían algo más?
-¿Tienen el libro de Bruja precavida vale por dos?-preguntó Rose que desde que entraron se había embarcado entre los estantes contemplando todos los libros.
-Déjame comprobar si me queda algún ejemplar...-pasó su varita sobre un libro que estaba abierto en el mostrador, en el cual sus páginas estaban aparentemente en blanco.- Sí, nos quedan dos ejemplares.
-Papá, ¿me lo compras?
-¿De qué es? ¿No tienes ya muchos libros Rose?
-Es el libro que le comenté a mamá, explica los hechizos fundamentales para situaciones cotidianas. Creo que es imprescindible.
-Está bien... ¿Cuánto cuesta el libro?
-2 Galeones, 6 Sickles y 125 Knuts.
-Está bien, cóbreme ese libro, un lote de primer año y otro de tercero.
-Y a mí lo demás-comentó Ginny buscando la cartera.
Su próxima parada fue Ollivander's, el lugar al que más deseaban ir los magos y brujas cuando comenzaban su educación mágica. Los estantes hasta el techo estaban llenos de cajas con referencias numéricas. Del fondo de la tienda asomo un hombre que estaba cerca de los treinta años.
-¿Puedo ayudaros en algo? -preguntó el mago.
-Estos niños entran este año en Hogwarts y necesitan unas varitas -comentó Ron señalando a Rose y Albus.
-Ya veo... déjenme buscar...
Un momento después apareció con dos cajas, las abrió y les ofreció una varita a cada uno.
-Agitadla.
Ambos movieron ligeramente la mano con nervios y el mago se apresuró a cogerlas sonriendo.
Siete minutos y doce varitas después ...
-¡Esta es!, madera de abeto con núcleo de pluma de fénix, 12 cm, razonablemente flexible. Fue la última varita que hizo mi abuelo. La madera de abeto produce varitas que exigen poder y fuerza de voluntad.
-¿Está seguro de que es esta la mía? -preguntó Albus dubitativo.
-La varita elige al dueño y esta te ha elegido a ti.
-¡Y ahora mi escoba! -exclamó James.
-Muy bien, pero cómo este año reciba otra carta de Minerva McGonagall confiscaré esa escoba hasta tu graduación.-Repuso su madre.
Tras comprar la escoba y una lechuza para Albus los Potter dieron por finalizado el día de compras.
El uno de Septiembre parecía traer consigo el otoño, el frío se comenzaba a notar en la calle. Los más jóvenes se encontraban bastante nerviosos por la inminente partida hacia la estación de King Cross. La ropa bordaba del baúl de Albus mientras este forcejeaba para cerrarlo y Porcupine, la lechuza de Albus ululaba pidiendo ser sacada de su jaula.
Miraba las paredes de su cuarto, viendo que sería la última vez que estarían así, pues al llegar de Hogwarts en vacaciones lo decoraría con los colores de su casa, eso lo hacía sentir feliz y a la vez inquietante, pues esperaba que los colores fueran rojo y dorado, los colores de Gryffindor, como sus padres y su hermano James.
Pero... ¿y si no era así?, no sabía si de caer en otra casa tendría el valor de decorar su cuarto con sus colores. Quería estar a gusto en una casa en la que ser aceptado, sabía que en Gryffindor lo sería, pues toda su familia había sido seleccionada en esa casa, temía ser la oveja negra, la deshonra para los demás, de no caer en la casa del Valor, quizá en Ravenclaw pero no era demasiado inteligente para caer en esa casa, dudaba que esa fuera la elección del sombrero, ¿Hufflepuff?, mmm... nunca nadie hablaba demasiado de Hufflepuff, pero sin duda era mejor decisión que Slythering, en la casa del tejón todos parecían apoyarse entre sí y luchar por sus objetivos, no era tampoco una mala casa, pero a la casa de la serpiente... nadie quería ir y él no era la excepción, la casa de los magos tenebrosos, había años que no se sabía de un mago tenebroso con tanto poder como Lord Voldemort, pero aún así Slythering seguía marcada, toda su familia detestaba esa casa, bueno... quizá su padre ya no.
Mientras divagaba en estas cosas estaba preparando el baúl. Dio un respingo cuando su madre se asomo por la puerta.
-¿Albus estás listo? ¿Aún estás así?, Lilly ya está esperando en el coche.
-Ya voy mamá-al coger el baúl este se abrió y su contenido se desperdigó por el suelo -¡maldita sea!
-¡Bauleo!-dijo Ginny apuntando primero a la ropa y luego al baúl con su varita, la ropa y los libros se elevaron en el aire, se doblaron y se colocaron en el baúl.
-Ojalá yo también pudiese hacer magia-suspiró.
-Al, pronto aprenderás a hacerla, en cuanto te des cuenta el tiempo habrá pasado y se te permitirá utilizarla fuera de Hogwarts
-Pero James podrá usarla antes y me estará molestando.
-James se comportará adecuadamente si no quiere probar el mocomurciélago.
-¿Estáis hablando de mí?-se escuchó la voz de James desde el pasillo- ¿el pequeño Al ya está llorando y echándome las culpas?
-¡Yo no dije nada y no estoy llorando!-protestó Albus.
-James deja en paz a tu hermano y vete al coche. ¡Locomotor baúl!
El baúl, ahora bien cerrado, pareció cobrar vida y se desplazó por si solo hacia el coche seguido por Ginny y su hijo.
En el automóvil Lilly cantaba la nueva canción de Lechuzas esponjosas, mientras James y Harry comentaban el partido que habían visto el día anterior, todos parecían bastante alegres por el viaje lo cual hizo que Albus se sintiese más nervioso por la anticipación.
El andén 9 3/4 estaba abarrotado de gente que se giraba a verlos, algo que sucedía a menudo cuando estaba Harry o alguno de los héroes de la segunda guerra, en días cómo ese en el que el trío de oro se encontraba al completo las miradas que se cruzaban con ellos eran casi de todas las personas que allí había.
Lilly y Hugo emocionados hablaban sobre en qué casa serían seleccionados cuando finalmente fueran a Hogwarts.
-Si no entras en Gryffindor, te desheredaremos, -dijo Ron- pero sin presiones.
-¡Ron! -le reprochó su esposa.
Lilly y Hugo rieron, pero Albus y Rose parecían preocupados.
-No lo dice en serio, -dijeron Hermione y Ginny, pero Ron ya no estaba prestando atención. Captando la atención de Harry, asintió hacia un punto a unos cincuenta metros de distancia en el cual tres personas parecían apartadas del gentío.
-Mira quién está ahí.
Draco Malfoy estaba allí de pie con su esposa e hijo, con un abrigo oscuro abotonado hasta la garganta. Su pelo estaba peinado hacia atrás de tal forma que enfatizada la barbilla puntiaguda. El nuevo chico se parecía a Draco tanto como Albus se parecía a Harry. Draco captó un vistazo de Harry, Ron, Hermione y Ginny mirándole, asintió cortésmente, y se alejó.
-Así que ese es el pequeño Scorpius, -dijo Ron por la bajo-. Asegúrate de superarlo en cada examen, Rosie. Gracias a Merlín heredaste el cerebro de tu madre.
-Ron, por amor de Dios, -dijo Hermione medio severa, medio divertida-. ¡No intentes volverlos uno contra otro antes de que empiecen siquiera la escuela!
-Tienes razón, lo siento, -dijo Ron, pero incapaz de contenerse, añadió-. No seas muy amigable con él, Rosie. El abuelo Weasley nunca te perdonaría que te casaras con un sangre pura.
-¡Ey!
James apareció corriendo entre la multitud, se había librado a sí mismo de su baúl, lechuza y carrito, y evidentemente estaba que explotaba con nuevas noticias.
-Teddy está aquí, -dijo sin respiración. -¡Acabo de verle! Y adivinad que está haciendo. ¡Morreándose con Victoire!
Fulminó con la mirada a los adultos, evidentemente decepcionado por su falta de reacción.
-¡Nuestro Teddy! ¡Teddy Lupin! ¡Morreándose con nuestra Victoire! ¿Nuestra prima? Y le pregunté a Teddy que estaba haciendo...
-¿Les interrumpiste? -dijo Ginny- Te pareces tanto a Ron...
-... ¡y dijo que había venido a verla! Y después me dijo que me largara. ¡La estaba morreando! -Añadió James como preocupado de no haber sido lo bastante claro.
-¡Oh, sería adorable que se casaran! -murmuró Lilly soñadoramente-. ¡Entonces Teddy sería realmente parte de la familia!
-Ya viene a casa a cenar casi todos los días -dijo Harry- podríamos invitarlo a vivir con nosotros.
-¡Sí! -dijo James entusiasmado-. No me importaría compartir cuarto con Al... Teddy podría quedarse mi habitación.
-No, -dijo Harry firmemente-. Al y tú os estaríais peleando a cada rato y no quiero que la casa acabe demolida.
-Son casi las once, será mejor que subáis.
-¡No olvides darle recuerdos a Neville! -dijo Ginny a James y le abrazó.
-¡Mamá! No puedo hacer eso con un profesor.
-Pero conoces a Neville...
James puso los ojos en blanco.
-Fuera sí, pero en la escuela es el Profesor Longbottom, ¿verdad? No puedo entrar en Herbología y darle recuerdos...
Sacudiendo la cabeza ante las tonterías de su madre, se apresuró a adelantarse para golpear a Albus.
-Luego te veo, Al. Vigila a los Thestrals.
-Creía que eran invisibles. Dijiste que eran invisibles.
Pero James simplemente se rió, permitió que su madre le besara, dio un abrazo rápido a su padre, después saltó rápidamente al tren. Le vieron avanzar, después alejarse vagón arriba hacia sus amigos.
-Los Thestrals no son nada de qué preocuparse, -dijo Harry a Albus-. Son criaturas gentiles, no hay nada que asuste en ellos. De todos modos, vosotros no vais a llegar a la escuela en los carruajes, iréis en botes.
Ginny se despidió de Albus.
-Te veremos en Navidad.
-Adiós, Al, -dijo Harry mientras su hijo le abrazaba-. No olvides que Hagrid te ha invitado a tomar el té el próximo viernes. No te metas en líos con Peeves. Nada de duelos con nadie hasta que hayas aprendido como hacerlo. Y no dejes que James se meta contigo.
-¿Y si acabo en Slytherin?
El susurro era solo para su padre, y Harry sabía que solo el momento de la partida podría haber obligado a Albus a revelar lo grande y sincero que era su temor.
Harry se agachó para que la cara de Albus estuviera ligeramente por encima de la suya.
-Albus Severus, -dijo Harry quedamente, para que nadie más que Ginny pudiera oírle, y ella tenía suficiente tacto como para fingir que estaba escuchando a Rose, que se despedía de sus padres-, te pusimos ese nombre por dos directores de Hogwarts. Uno de ellos era de Slytherin y fue probablemente el hombre más valiente que nunca haya conocido.
-Pero y si...
-... entonces la Casa Slytherin habrá ganado un excelente estudiante, ¿verdad? A nosotros no nos importa, Al. Pero si a ti te importa tanto, podrás elegir Gryffindor en vez de Slytherin. El Sombrero Seleccionador toma en cuenta tu elección.
-¿¡De veras!?
-Conmigo lo hizo-dijo Harry.
Nunca antes había contado eso a sus hijos, y vio la maravilla en la cara de Albus cuando lo dijo. Pero las puertas ya se estaban cerrando a lo largo de todo el tren escarlata, y los sonidos señalaban el momento de partir para los últimos rezagados.
Albus saltó al vagón en el que lo esperaba Rose y Ginny cerró la puerta tras él. Los estudiantes colgaban de las ventanas que tenían más cerca.
-Hora de comenzar nuestra vida Al -le sonrió Rose.
Albus le devolvió la sonrisa y se encaminó junto a ella a buscar un compartimento.
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Harry Potter y la mayoría de personajes que aparecen en esta historia son propiedad de J.K Rowling.
Hola, este es mi primer fanfic, bueno... si no contamos los "mini fanfics" que realicé cuando tenía diez años y que eran capítulos de un párrafo... un desastre, esos no cuentan.
Espero sus opiniones y consejos, me gustaría aprender de los errores para mejorar :)
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