Madrugadas de hamacas


Hace muchos, muchos años, las plazas de Quilmes tenían hermosos juegos de materiales nobles.

 A mediados de los 80, yo terminaba de trabajar a las seis de la mañana y corría hacia la plaza de la Cruz, ubicada a unas 4 cuadras del Hospital,  para poder subir a las hamacas que tenían eslabones capaces de sostener un edificio. Sin embargo, el cuidador, que llegaba a las siete en punto, me corría con el célebre:

— "Los juegos son para los chicos"

 Para colmo de males, cuando  me retrasaba en salir del trabajo  tenía menos tiempo para poder disfrutar unas vueltas robándole el aire a los pájaros.

¡ Cómo verán adoro las hamacas!


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