Digital Ancient War, el abuelo y como no aprender nada en el proceso

Era de noche aún, sus padres aún no volvían, el insomnio era insoportable, para pasar el rato vio algunos grimorios en dicha aplicación, la "Hunter Summoning Assistant", leyó un poco de lo que había en dichas entradas, nada fuera de lo común. Era un bestiario de un videojuego común y corriente en las primeras partes, había gárgolas, quimeras, hadas y una larga lista de seres mágicos.

Pero llegado a ciertas páginas llegó a leer de seres tan extraños como fascinantes, había seres como bestias que parecían sacadas de un relato de terror como eran las entradas de monstruos como Edimmor, Purzag y un ser conocido como Chernobog-04.

Por curiosidad y como una ayuda para matar el tiempo se puso a jugar dicho juego, eran las 10:45 p.m. "¿Quién estaría despierto a esta hora?" Pensó Adrián, esperó ver un juego vacío, aunque en realidad supuso que no sería así pues hay mejor internet en la noche que en el día. Encendida la computadora abrió el juego el cual primero lo recibió con una pantalla negra.

—Genial ahora el juego no carga, ¿ahora qué? —Pensó en apagar la computadora, no se sentía de buen humor por el cansancio, y el insomnio lo dejaba aún más malhumorado.

Cuando menos se lo espero una qué cinemática apareció, dibujada con un estilo parecido a un comic gótico, casi como si fuera una obra antigua del siglo pasado, pero de trazos tan limpios y con una atmosfera oscura y opresiva.

Después la pantalla mostró unas imágenes de unos científicos, uno de ellos empezó a atacar a uno de sus compañeros uno a uno con un matraz apuñalándolos de formas viscerales, luego la escena cambia a una computadora con símbolos sombríos y retorcidos. De aquel computador empiezan a salir garras casi cadavéricas cubiertas de sangre, para luego de mostrar rápidamente un rostro horrendo a medio camino de un cráneo con una mandíbula dislocada y en su ojo izquierdo salía un ser parecido a una larva espinada retorciéndose.

Volviendo de golpe a la escena del científico, toda la sala estaba cubierta de sangre, salieron monstruos de indecible fealdad en un parpadeo, sus eran cuerpos retorcidos, parecían las abyectas cruzas de un hombre y un insecto y otros solamente una creación que solo una mente enferma podría crear como un placer morboso y despiadado, matando tanto a guardias como al equipo de ciencia en su camino a la salida, las escenas si bien no enfocaban las muertes se dejaba ver la crueldad por varios detalles como los cadáveres en el suelo y las manchas de sangre.

Saliendo así a la superficie, reclamando la libertad y jurando corromper todo. Hasta llegar a infectar a las altas esferas desde dentro.

Pasando así al título cuyas letras eran de color dorado, pero las del subtitulo derramaban sangre pixelada:

DIGITAL ANCIENT WAR - Hunters in the Abyss of Earth.

Dándole al botón Enter salió una advertencia:

"Desde este momento eres un cazador de demonios.

Es tu misión es purgar a los herejes y a las abyectas abominaciones impías, logrando así restaurar la luz del Señor en el mundo.

Lo que veas aquí, lo que experimentes, determinará el futuro de la humanidad, anda con cuidado cazador y que las almas de los santos y de tus compañeros te guíen en tu Santa cruzada."

Para escenas así es porque el juego prometía, puso su nombre en el juego eligió llamarse WolfgangVonGhoulskillah. Algo largo, pero le encantaba lo rudo que sonaba al leerse en inglés, tras estar personalizando su personaje Adrián lo hizo asemejado a un soldado Tempestus de Warhammer que tenía en su escritorio, un regalo de que le dio su padre en su anterior cumpleaños.

Al final se le pidió que eligiera una clase o como se conocía en el juego "gremios", ninguno le convencía, no le llamaba la atención ser herrero, mago, inquisidor, ladrón, asesino, hechicero, profeta, sabio, cruzado, científico, fanático o incluso nigromante, en su lugar entre toda una larga lista de diversos gremios prefirió uno que era muy raro en su nombre, "Guardian ciego".

Tras leer de que era el personaje entendió que era como un invocador y protector de la justicia en el mundo, leyó una parte al final que lo convenció de elegir al personaje sonaba super heavy metal según él.

"Solo aquél capaz de soportar el martirio de la amarga y cruel verdad será quien traiga el equilibrio hasta la llegada de nuestros héroes, guía a los inocentes y líbralos de la oscuridad a cualquier costo."

Se escuchaba épica la presentación de dicha clase, así que sin pensarlo aceptó ese gremio y empezó a jugar, su personaje despertó en un lugar extraño, parecía las afueras de una ciudad, el cielo era amarillento los árboles eran retorcidos y sus hojas eran de un rojo marchito contrario a la belleza natural de un árbol normal.

Tras avanzar un poco en el juego se encontró con un tigre cubierto en llamas, el animal no se estaba quemando, sino que las controlaba y estás provenían de él, saltando dicha bestia a él, Adrián atacó con una estocada en el ojo de aquel animal, pero lejos de matarlo solo lo hirió. Dicho ser abalanzaría contra Adrián, tarándolo al suelo y lanzándole bolas de fuego con la mente. Una de ella lo hirió en el brazo y antes de poder seguir atacando intentó escapar, pero no podía ya que dicho animal levantó una barrera de fuego de un solo rugido.

Cuando se creyó perdido en dicho juego apareció un jugador ahí para ayudarle, su nombre era SacredRipper, su personaje era el de una sacerdotisa su armadura cubría parcialmente su túnica blanca, con un solo corte de su hoz bastó para matar a la fiera bestia de fuego, Adrián agradeció el gesto de haberle ayudado, dicho agradecimiento fue correspondido.

—Te debo una, bro. ¿Qué rayos era esa cosa? —Escribió en el chat, asombrado por la habilidad del otro jugador.

—¿Eso? Era un Gdon. No son tan difíciles, de hecho, para tu clase debió de ser un juego de niños. —Escribió SacredRipper a modo de broma.

—Es que es mi primer día.JPEG. —Respondió Adrián de vuelta, esperaba que quien fuera esa persona lo encontrara gracioso. Una referencia a los Simpson no es cosa fácil de ignorar según Adrián.

—Como sea. Sabes, me caes bien, te ayudaré a salir de aquí, puede que te adopte como mi nuevo compañero de logia, el anterior era un bastardo. —SacredRipper empezó a guiar por el lugar a Adrián, y de pasó le escribió en el chat algunas teclas que servían para usar sus poderes.

Así después de un rato y de matar a enemigos del juego, algunos como goblins, despojos o también conocidos como restos momificados y algunos cultistas iniciados, llegaron al jefe del nivel el cual era Rangda, un monstruo que emergió de entre la oscuridad misma.

Del suelo salieron unas manos oscuras con unas uñas tan largas y afiladas, y de forma una forma rápida el resto del cuerpo se materializó, un cuerpo tan aterrador como indescriptible y de un arcano y siniestro pasado cubierto por leyendas de escabrosos detalles.

Su piel era arrugada y pálida llena cortes y flagelada profundamente por su pelea contra Shiva, sus ojos eran profundamente oscuros llorosos y rotos hasta que quedaron rojos por la ira de encontrarse con más cazadores que deseaban adentrarse en sus nuevos dominios. Su cabello era largo y de un color blanco sucio y descuidado, al soplar el viento se movían sus mechones como si fueran cada uno una entidad pensante, como si de medusa se tratara.

Con una voz aguda y afónica amenazó a Adrián y SacredRipper diciendo:

"Hijos del Hombre, hacen mal en combatirme, su mundo está perdido y no queda nada de él, regresen por donde han venido o consumiré sus entrañas por toda la eternidad mientras están conscientes."


Entonces Adrián abrió el combate, con un tajo en la mano izquierda de Rangda, lo cual la hizo arder en cólera.

"¡Malditos mortales, los mataré y usaré sus huesos como adornos!"

Usando hechizos de invocación conjuró Adrián a un hada y a un troll, dentro del juego empezó una melodía trágica, en latín los coros versaban una historia de un héroe en desgracia y como su lucha sería casi eterna, una misión larga y abrasadora como las llamas del mismísimo Hades.

Entonces usando al troll como un señuelo y como un secuaz de gran poder lo envió a enfrentarse con Rangda, así de esta forma ayudaría a SacredRipper a distraer a dicha bruja. Cada golpe, cada corte y cada disparo todo contaba para intentar acabar con dicho ser, hasta que con un corte de sus uñas alcanzó a herir al troll. Con un rugido agudo paralizó a SacredRipper y bastó un golpe para arrojarle lejos.

Adrián entonces con ayuda del hada sanó al Troll con un hechizo que, aunque algo tardado de conjurar logró sanar parcialmente las heridas de aquel ser enorme, era el momento de atacar, era ahora o nunca.

Contando con su espada y una glock, además de la fuerza del Troll, mandó a hacer una carga en contra de aquella bruja, golpe tras golpe, Rangda oponía resistencia feroz, el corte de sus manos era doloroso por el veneno que, aunque no era mortal ardía horrible como ácido concentrado. Sin pociones o magia para debilitar a Rangda siguió atacando y repartiendo estocadas y tajos a pesar de que su personaje estuviera a un cuarto de vida.

De repente cuando iba atravesar el ojo de Rangda dicha bruja lo agarró de su brazo derecho y lo alzó.

—Miles de años, esperaba ya algo de entretenimiento, pero ustedes han sido solo una molestia, tal vez si te arranco los brazos pueda relajarme un poco. —Entonces aquella bruja bestial agarró ambos brazos del personaje y clavando sus uñas los empezó jalar, tomó su tiempo, deseaba matarlo lentamente.

De un solo corte uno de los brazos de Rangda se partió en dos, fue gracias a SacredRipper que aquella bruja lo soltara, así que ambos casi en sintonía cortaron las piernas de aquel ser, y fue Adrián que dio el golpe final clavando su espada en la cabeza de la bestia. Después de una larga batalla en el juego Adrián celebró con notorio jubilo ya que su celebración fue tal que casi despierta a los vecinos.

Tras lo que pensó él que era una larga partida del juego se despidió de SacredRipper, ambos se despidieron amablemente y fue Adrián quien se desconectó primero, aquel que estuviera detrás de ese personaje era muy amable, se preguntó quién podría ser, aunque desechó ese pensamiento pues al ser un juego online se dijo que podía ser cualquier persona del mundo, o casi ya que hablaba bien el español.

Ya apagado su computador se acostó pensando que eran las 11:45 p.m. al ver que eran las 12:23 se asombró bastante, nunca había dormido tan tarde. Se echó a la cama y se dispuso a dormir, era lo más normal para él reponer sea como sea su error.

Amarga memoria dentro del sueño:

Soñaste entonces con ese dolor, volviste a verla, Adrián. ¿Qué se siente saber tu alma está ligada a ella? Su voz te sonó familiar, mucho más que ayer en la noche.

No ves nada aún, tus ojos están bien cerrados, y es la luz del sol aún tan caliente y pura, tan bello el día de ayer como el de hoy y mañana, pero también soñaste de nuevo con ese pasado tan ideal que solo tu corazón puede conservar, ¿Qué pasó con tu abuelo?

Soñaste. De nuevo sentiste tu mundo hecho un revés, pues ahora su rostro era claro, ¿Evelyn era la chica de tus sueños? Es confuso pensaste, viste en tus sueños ese mundo de nuevo tan surreal, tan cambiante, pero ahora todo estaba en silencio.

Soñaste el alma de un ser querido, te animó con seguir adelante, sus palabras eran sabias, escucha lo que dice, pues la sabiduría no se hereda, se gana con los años. Se gana atraves del dolor y del tiempo que corre adelante sin importarle que es de nosotros.

"Vive hijo mío, deja que tu alma sea libre, deja que tu corazón lata por alguien, pues es el amor lo que nos hace humanos, triste es el alma que abandona tan bello sentir por algo tan simple como la lógica."

Fin de Amarga memoria I.

Después de aquel sueño tan raro la mañana se sintió larga y pesada, sabía él que no debía dormir tan tarde e incluso se preguntó porque rayos se quedó jugando hasta las doce. Pero bueno, con una taza de café todo quedaría solucionado se sirvió una sola taza, no acostumbraba beber más. "Sabes que, mejor tomo otra." Comentó después de tomarse como agua la primera, y también se bebió la segunda taza de café como agua.

En el desayuno con su familia sintió algo más que un silencio habitual, era de esperarse, ayer su abuelo fue ingresado en el hospital y eso no es cualquier cosa, podría haber sido desde una caída hasta un desmayo, o algo peor como un ataque, y por ello es que podrían estar todos en silencio.

—Mamá, papá. ¿Cómo esta el abuelo? ¿Qué le pasó ayer? —Preguntó Adrián esperando romper el silencio incomodo en el comedor.

—Qué bien que preguntas hijo, tu madre y yo estábamos hablando de eso hace rato, pensando en como decírtelo. —Comentó su padre. Un hombre comúnmente relajado y algo terco, de una estatura algo alta, pero de robusta complexión.

—¡¿Se encuentra mal?! —Preguntó Adrián asustado, al punto que se quedó sudando frío.

—¡No! Gracias al cielo, no. Pero escucha, ayer en la mañana por su presión tuvo un desmayo, todavía los médicos están viendo que lo suyo no llegue a más. Es lo poco que sabemos hasta el momento, pero mientras estate tranquilo. —Comentó su madre intentando calmar a Adrián. Ella era una mujer noble y sabia, pero a veces algo alarmista en momentos así, no lo hacía de maldad, solo no sabía como explicarse bien ante cosas tan delicadas. 

Adrián, aunque más tranquilo, aún se sentía preocupado por su abuelo, pensó por un momento en si ir a la escuela o no. No podía dejar que sus promedios bajasen, era egoísta no ir a visitar al abuelo en el hospital, pero jamás había faltado a la universidad. Pensó que era mejor avisar a la escuela de su falta justificando que un familiar estaba en el hospital y que se le dificultaría ir hoy. Por fortuna y por sus altos promedios le aceptaron la justificación.

Ya habiendo terminado de desayunar y de vestirse para salir fue a ver a su abuelo. El camión no tardó en llegar llegó al hospital en un rato, casi una hora por el tránsito de un martes en la mañana. Al entrar al hospital pudo sentir el frio del aire acondicionado que contrastado con el calor del exterior más que placentero parecía como estar en una cámara criogénica, fue tanto el frío que no pudo evitar pensar en que era más probable que lo pusieran así de bajo para que tránsito tuvieran más pacientes que atender.

Preguntó a la recepcionista donde se encontraba se encontraba el señor Ricalde Cruz, al ser horario de visita lo atendieron rápido, solo llenó unos papeles que lo identificaban como su nieto:

Nombre(s): Adrián Daniel.

Apellido: Ricalde Castañeda.

Fecha: 15 de agosto del 202X

Se puso a leer cada parte del documento para así saber que estaba firmando, era un documento de las reglas del hospital en las que indicaba cada una de las normas que había que seguir en el momento de la visita, pero era casi interminable y eran dos hojas, cada una más extraña y a veces inentendible del porque estaba dicha directiva, se preguntó cuál podría ser el contexto de "No patinar mientras la consulta se esté dando".

Terminó de leer y al no haber nada raro firmó con seguridad, le pidieron que se quedara en la sala de espera mientras preparaban todo para la visita, le pidieron que esperara un poco, si acaso unos treinta o cuarenta minutos, al principio los primeros diez se le hicieron eternos, ni siquiera el grimorio le podía ayudar a pasar el rato según la aplicación se debía a una actualización de último minuto.

Genial, ahora no había nada que hacer, solo ver el techo blanco y una luz led de cinco watts que alumbraba fuertemente, empezó a pensar, en varias tonterías hasta disociarse por cosa de dos minutos, pensó en si debió de haberse puesto su camisa roja de calavera del Jolly Roger de Jack Rackam siendo empalada por una guadaña, o debía de ponerse la del androide Killer en la escena donde mata a una mafia con una katana, aquel era un personaje de aquel libro de Jack. Entonces en su cerebro se abrió el debate de si la camisa de killer era mejor que la que se puso que era de Cerberos devorando a un zombi.

Era tanto el aburrimiento que cada vez eran más excéntricos sus pensamientos, por ejemplo, se preguntó de que animal descienden los ornitorrincos evolutivamente, luego se puso a pensar que pasaría si se hubiera lavado la cara antes de los dientes a pesar de que solo cambió el orden de su rutina diaria, y por último antes de agarrar el celular se puso a pensar cuando Alestorm llegaría a Mérida para dar un concierto.

Ese último si le terminó por interesar al punto que de verdad se preguntó cuando llegaría un concierto de Alestorm a Mérida.

Apenas habían pasado cinco minutos cuando revisó la hora en su celular, disociarse no funcionó parece ser que el pobre Adrián sería presa del monstruo más maligno, cruel y despiadado del mundo, el aburrimiento.

O eso pensó, pues se encontró con Evelyn que se sentó a su lado mientras él estaba en su estado "zombificado".

—Creí que irías a clases hoy, ¿pasa algo? —Preguntó ella viendo cómo se empezó a sentar bien a toda prisa para parecer alguien normal.

—¡Claro, sí! ¡Todo bien, no estoy aquí acostado viendo la luz del techo te lo juro! —Adrián se asustó de que ella llegara, así como así por sorpresa al punto de que mejoró su postura y se sentó derecho en la silla en lugar de quedarse desparramado como costal de papas vacío.

—Bueno, no me has dicho porque estás aquí. ¿Pasó algo?

—Sí, es por mi abuelo, ayer en la tarde mi abuelo sufrió un desmayo por su presión y aún están viendo algunas cosas acerca de él, apenas llegué me dijeron un poco de él como de que aún se está buscando de que bajen un poco más sus niveles de presión y no sé qué más. Es una locura ya que mis padres saben más al respecto de tanto que estuvieron ayer en que ingresaron a mi abuelo.

—Wow, que detallado para no saber mucho de lo que le pasa a tu abuelo. —Adrián no sabía si ella estaba siendo sarcástica o no así que desvió la conversación hacia ella.

—Bueno sí, puede. ¿Y qué hay de ti? ¿Por qué viniste al hospital? —Preguntó Adrián con el propósito de no verse raro para ella ya que no se le ocurría como actuar decente, ya que ella se veía tan bien con un vestido verde musgo y un chaleco mostaza mientras que él parecía un retrato por llevar casi siempre una camiseta negra cambiando solo el dibujo de esta y tampoco se ponía otros pantalones que no fueran de mezclilla y unas botas.

En definitiva, el pobre no cambiaba ni su forma de vestir al igual que tampoco dejaba su rutina diaria.

—Bueno ya que quieres saber necesito unos medicamentos que aquí en México no se encuentran fácilmente y necesito unos que sean su equivalente. —Adrián sintió curiosidad al respecto.

—¿Medicamentos de que son? —Evelyn tardó un poco en responder, pero le contó al respecto.

—Pues mira uso unos medicamentos para controlar mi estrés, hay una marca allá en España que me ayuda mucho pero no sé si se vende aquí. —Adrián no se preguntó mucho al respecto, y eso fue algo malo ya que después hubo un pequeño silencio incomodo.

Estuvo un minuto buscando que decirle hasta que ella se puso sus audífonos, en un intento de volver a un perfil bajo solo volteó a ver el suelo en una muestra de dejar de molestar, aunque no pudo evitar ver la canción, el nombre era raro, "Bohemian Polkas". Debía de ser una canción nueva de algún cantante de pop que recién empezaba, así que con un buen acopio de valentía preguntó quién cantaba la canción.

—¿Qué pasó? —Preguntó ella quitándose los audífonos.

—¿A quién escuchas? Se ve interesante el nombre de la canción. —Adrián se mostró interesado en escuchar un poco de la canción, solo que Evelyn se sonrojó de pena, ya que nadie se había interesado en lo que a ella le gustaba.

—Puede que no te guste, ¿estás seguro? —Evelyn se veía algo nerviosa, Adrián se preguntó de que podría tratar la canción para que ella estuviera tan tensa.

—Tranquila, puedo entenderlo, al final de cuentas me gusta Toxic Holocaust, casi todos han salido huyendo cuando los escuchan. —Bromeó al respecto Adrián de una forma en que no lo había hecho antes. Por fin hablaba un poco más formal con alguien que no fueran sus amigos o sus padres.

—Bueno, aquí tienes, espero te guste.

La canción empezó a sonar era idéntica a Bohemian Rhapsody de Queen en el coro solo que, con una voz diferente, parecía un remix o algo por decirlo de algún modo, entonces comenzando la canción estaba sonaba muy diferente, pero era agradable, era en efecto polka.

A medida que avanzaba la canción empezó a amar la melodía que empezó a cantar al mismo ritmo que el cantante, Evelyn empezó a reír al ver como Adrián disfrutaba de cómo casi se ponía bailar por el ritmo pegajoso.

Cuando terminó la canción se preguntó por qué alguien no entendería una canción tan divertida al punto de ser bailable y tan divertida.

—¿De verdad te gustó? —Preguntó Evelyn, en serio asombrada viendo como aún seguía cantando la canción con emoción.

—Sí, fue divertida. ¿Quién es el cantante?

—Se llama Weird Al, tengo unas canciones más de él si quieres oírlas. —Dijo Evelyn animada de ver que alguien más amara escuchar a Weird Al como a ella.

—Pon una más, estuvo buena la canción. —Tras poner la canción Polka Power empezaron a cantar ambos al mismo tiempo como si nada, el resto de personas los veía con confusión pues no es algo de todos los días que una pareja anduviese cantando en un lugar donde se supone por respeto debe haber silencio.

El doctor se acercó con paso firme y una mirada seria en el rostro, Adrián y Evelyn se encontraban tan concentrados en las canciones de Weird Al que cuando el doctor se paró cerca de ellos se asustaron, él no parecía muy contento al ver como no seguían las reglas del hospital. Tenía un aspecto tan amenazante como extraño. 

—Señor Adrián Ricalde, su abuelo está esperando su visita, en cuanto a su amiga, sería mejor que le bajara al volumen de su voz, algunos pacientes y médicos necesitan silencio.

—Oh si, perdónenos, no volverá a pasar. —Comentó Adrián apenado al no haber seguido las reglas como aseguró que haría al momento de firmar. Por lo general llegaba a sentirse mal solo por romper la más mínima regla así que ya se imaginaran como se encontraba por dentro.

Caminaron por los largos pasillos bien iluminados y limpios, los pasos firmes del doctor eran más rápidos que los de Adrián que se esforzaba en seguirle a la misma velocidad. El doctor le recitó de memoria cada una de las reglas tanto del hospital como las reglas al momento de las visitas. El porte imponente del doctor eclipsaba al pobre Adrián haciéndolo parecer como si fuera una futura victima para un experimento de película de terror.

Era tanta la presión que daba el médico con su voz fuerte como un trueno, que era como si le hablara a un prisionero próximo a ser ejecutado, su semblante serio e inexpresivo eran como el de un veterano de guerra, y es que según él estar en un hospital lo era en cierta medida. Entre tantas consultas, falta de personal en diversas ocasiones, pacientes cuyos familiares eran negligentes como para echarle la culpa a los médicos y horas casi infinitas de trabajo habían hecho mancilla de aquel médico que en realidad deseaba que algún día llegase un paciente que por una vez tuviera un poco de maldito sentido común.

Tras pasar un rato largo caminando se detuvieron en la habitación treinta y cuatro, en la que se encontraba el abuelo de Adrián, sin más dilación Adrián entró a la habitación en silencio y tranquilo para no molestar al doctor y tener que estar cerca de él de nuevo.

—¡Mira nada más! ¡¿Como está mi muchacho?! —El abuelo se emocionó al ver que su nieto fue a visitarlo.

—Señor Ricalde, no haga ruido y guarde la calma. —Sugirió el doctor con un semblante sombrío al abuelo.

—Tranquilo Doc, si sobreviví al ataque de japoneses en la segunda guerra mundial puedo con cualquier cosa, además ya viene siendo mi hora, si usted me entiende. —La picardía era lo primero que caracterizaba al abuelo de Adrián, también su testarudez.

Adrián tomó asiento, no sin antes darle un abrazo. El abuelo de Adrián era un viejo algo excéntrico en su forma de ser, siempre tan feliz, y tan agradable. Era un hombre de una actitud festiva, pero con el tiempo aprendió a dar ciertos consejos que al día de hoy han perdurado en sus hijos y nietos.

Ver a su nieto tan callado y pensativo en lugar de hablarle de sus juegos y cosas nerds era cuanto menos preocupante por lo que creyó que alguien le andaba haciendo bullying que cuando era niño.

—Oye chamaco te veo muy callado, ¿pasa algo? Recuerda que a tu abuelo lo llamaron el puño de oro por buenas razones, solo dime el nombre del cabr*n que te esta molestando para partirle su m*dr*.

—No es eso abuelo, es solo que estoy confundido, eso es todo. Perdón si no estoy muy conversador hoy. —Comentó Adrián con su cara larga pensando en Evelyn y en lo mucho que se divirtió cantando con ella, pero también sintiéndose culpable por haberla metido en problemas.

—Vamos Adrián, dime que te pasa. No vas a dejar a tu abuelo con la duda ¿o sí?

Adrián no le quedó de otra que responder, pero temía que su abuelo se riera de él y como seguía aferrado en seguir la reglas al pie de la letra y en seguir siempre toda lógica y protocolo.

—Es que últimamente conocí a una chica y todo cuanto hago, toda mi vida se ha vuelto rara, ya no quiero seguir mi rutina y tampoco estoy siguiendo al pie de la letra las reglas. De hecho, me puse a cantar con ella y la metí en problemas. Creo que hice mal en conocerla.

El abuelo se puso a carcajear como loco al escuchar a su nieto y como su problema tan simple le parecía algo tan malo y destructivo. Adrián se sintió mal al ver como su abuelo se reía de su problema, pero pronto comprendería porqué.

—Eso es amor, chico. A Todos los hombres de la familia nos ha pasado lo mismo, siempre tan rectos, callados, y todo para luego conocer a la indicada. Solo mírate, campeón. Eres como tu padre, tan noble y caballeroso, y lo sé porque al contrario de mí, tú si tu viste educación y no te pusieron a chambear desde chamaco, tampoco fui un idiota solo mira que le enseñé modales a tu padre para que no hiciera las idioteces que hice en mi adolescencia. —Para alguien que se sufrió un desmayo por su presión se veía muy energético y lleno de vida.

—Como sea. No sé si deba de enamorarme aún, es que por lógica yo... —Su abuelo lo interrumpió drásticamente.

—Cállate con eso de la lógica, hijo. Eres más que eso, eres un humano, Dios te creo para usar tu corazón y tu cerebro, cuando eres pequeño es válido tener miedo de seguir las reglas y el qué dirán los mayores y tus jefes o lo que sea, tú ya eres un hombre casi. Te lo digo porque en la vida te tocará enfrentarte con cosas que estarán fuera de tus manos y que te harán sentir miedo e insignificante y si ahora con solo sentir amor te me estás achicopalando ¿Cómo será el día que te toque enfrentarte a alguien más fuerte que tú?

—Pero abuelo yo... —El abuelo lo volvió a interrumpir por su propio bien.

—Se valiente hijo, mira a tu abuelo, yo sé lo que te digo sobre todo porque yo lo viví, y también viví cosas que me marcaron. Yo viví la segunda guerra, y te sabes la historia de inicio a fin, de cómo fui parte del escuadrón de los tigres voladores, si yo que era más cobarde que tú en mis tiempos pude derribar a unos nazis japoneses y ser llamado Caudillo del mal por ellos ¿Qué te hace sentir miedo de solo dejar que el amor entre a tu vida?

—Nada. —Dijo Adrián apenado.

—Vamos, no te pongas así. Te daré un consejo, chamaco y más te vale seguirlo al pie de la letra.

Adrián asintió con la cabeza, esperando el consejo de su abuelo y casi al borde de su asiento.

—Primero que nada, usa tu corazón, deja que él hable, sonará a broma, pero el cerebro déjalo para situaciones de emergencia, trátala bien y con respeto, y sobre todo se interesante, no sé baila, dibuja, toca la guitarra o rómpete un brazo mientras estás chambeando en una obra, así conocí a tu abuela y mira que mal no nos fue. Solo ten carisma y valentía de ser tú mismo, y ya, tampoco te vas a morir por dejar de hacer tus tontas rutinas.

Adrián entonces lo comprendió a la mala, aun cuando su abuelo se lo dijo amablemente pero con fuerza y sin adornos, esto le hizo pensar, tal vez era lo mejor para él, ya era tiempo de madurar y dejar atrás esas costumbres, es cierto, no hay que dejar de ser responsable ni educado, pero para el caso de él, le hacía falta una buena sacudida pues quería comprender ya si era cierto que lo que sentía era el amor floreciendo, su abuelo nunca se equivocaba en estos detalles pero, siempre hay una primeras vez.

Tal vez, lo mejor era simplemente dejar que el tiempo lo ayudara a decidir. 

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