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El color rojo de los claveles,crisantemos y rosas les recordaban mucho a su maestro,el color brillante de su cabello,el tacto de este,y sobre todo el aroma lo tiene muy bien guardado en su memoria,jamas podría olvidar así de fácil esa agradable sensación, ahora que esta completamente solo,sin él,era lo único que tenia.

Un recuerdo de Lugonis,antiguo caballero de piscis,su maestro,mentor,y aun màs que eso. Un padre para Albafica.

Siempre iba a visitarlo,pero esta vez era diferente,esa noche traía una ofrenda con el. Preguntándole a esa adorable niña de Rodorio el tipo de flor adecuada en esas fechas,ella le sugirió,que si era para alguien a quien respetara o atesorara,seria adecuado llevar claveles rojas puesto que significaban admiración y homenaje,las rosas que llevaba fueron especialmente cuidadas para aquella ocasión,pues representaba el amor fraternal que tenia por su maestro,y los crisantemos porque su imagen seria eterna en su mente y corazón,incluso cuando llegara el momento de partir.

Sentía sus manos frías,y una corriente de aire congelado pasar por su nuca,le corrió un escalofríos en todo el cuerpo,no sabría decir si eran sus propios nervios,tal vez paranoia,pero no se sentía solo del todo en el jardín. No completamente.

Cuando llego a la tumba de Lugonis,se arrodillo delante de esta para poner las flores en su lugar,toco la lapida guiándose por el nombre grabado en el.

¿Debía decir algo apropiado?.

 ━ Maestro Lugonis,espero que se encuentre bien donde sea que este. Yo...en estos últimos años he trabajado arduamente para ser un santo de piscis digno de sus enseñanzas,desde que se fue a la otra vida,no ha sido fácil para mi convivir con el silencio pero lo he superado. Comprendo que era mi destino,y estoy profundamente agradecido que el mundo me diese esta oportunidad,la oportunidad de ser educado por alguien como usted lo fue. Estoy sumamente agradecido por su dedicación conmigo,y su paciencia. No lo negare,me hace falta tenerlo cerca,pero es algo que debo enfrentar por mi cuenta. 

Apretó sus puños,no quería ponerse sentimental y llorar,aunque nadie le viera,había una energía allí,lo presentía.

Pero,la tristeza era un sentimiento difícil de contener,y llega un momento en que explota el llanto y no podrás callarte.

Ocurrió,las lagrimas se desbordaban de sus ojos,el pecho le oprimía de sobre manera,bajando la cabeza al piso para que su llanto mojase la tierra,no supone que lloraría delante de su tumba,sin embargo,era natural.

 ━ No era mi intención desplomarme,de esta manera tan humillante. -Se disculpo con aquella lapida,mientras con sus dedos limpiaba su hermoso rostro.

Entonces,escucho unas campanillas venir desde lejos,su vista nublada presencio manchas rojas balanceándose,cerro los ojos un instante,para sentir un aura cálida y reconfortante,una mano toco su cabeza con suavidad,le acaricio con ternura,podía sentir el aroma que su maestro desprendía estando vivo,tan dulce,tan confortante,tan nostálgico.

Realmente era Lugonis.

No quería abrir sus ojos,por que sabia que si lo hacia,se quebraría,y tenia que ser fuerte. 

━ Lo haces muy bien,Albafica. Tu eres mi mayor orgullo.

Oyó decir,esa voz tan serena.

Abriendo sus ojos de golpe,no hay nadie,¿aquello había sido una alucinación?. No,era imposible,lo había tocado,sintió su tacto inconfundible.

Calmo su corazón y mente,volviendo a ver las flores,algunos pétalos estaban esparcidos por la tumba,el había estado allí con el. 

 El sonrió,de repente aquella tristeza que lo carcomía se ha esfumado,y dio paso a un nuevo estado de animo. Paz interior.

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La perdida de Albafica le afecto de sobremanera,cuando se entero que la mayoría de caballeros habían perecido incluyéndolo a ese hombre solitario,no pudo creerlo,quería creer que eso era una pesadilla,la realidad le golpeo tan fuerte que no sabia en aquel entonces.

Aun tiene la imagen de Shion cargando a su amigo ya sin vida.

Los años repararon lentamente su corazón,ahora que era toda una mujer se dedicaba a ayudar a otros lo mas que podía y le hacia feliz saber que podia hacer una diferencia en las personas,aunque fuera curando un simple resfriado. Solo ver esas caras tan alegres le era suficiente.

Era apasionada con su trabajo,seguía cuidando de las plantas,en especial de la rosa que Albafica le había regalado,cierto,no duraban mucho tiempo sin cuidados especiales,y algún día iba a secarse pero ella se negaba que esa "pequeña parte" de el caballero se esfumara con el,espero y espero a que perdiera su color para luego lanzar los pétalos a un espacio de su jardín donde pudieran crecer,y así fue.

El 2 de noviembre,Agasha corto las mejores rosas rojas y blancas,cultivadas a parte,para hacer un hermoso arreglo y llevarlo al santuario.

Era claro que no la dejarían entrar,pero tenia a alguien que la respaldaba,teniendo la astucia suficiente para entrar sin ser detectado,lo llevaba haciendo unos siete años sin ningún percance,le pido a Celintha que por favor llevara algunas flores para el altar que se haría en el orfanato donde lleva plantas curativas a los niños y trabajadores. 

La puerta de su pequeña casa fue abierta,recibiendo a su acompañante con un cordial "buen día",solo se reunían esa fecha para velar al santo de Piscis y al resto de caballeros,pues mientras ella seguía en Atenas,la otra entrenaba violentamente en una isla conocida como Lesbo.

━¿Éstas lista?. -Le oyó decir.

━ Si,vayámonos. 

Como todos los años,usaron la misma vía inhabitada,su acompañante le ayudo en subir para no dañar las flores,y una vez que llegaron,fueron repartiendo las flores a cada santo que murió en la batalla,sin excepción alguna.

El corazón de la joven era tan grande,que no cualquiera lo comprendería.

Como era de esperarse,llegar a Piscis fue mas duro de lo que creyeron,pero valía la pena, pues ahí estaba el sepulcro de su amigo.

El jardín de Piscis,extrañamente conservaba las rosas de Albafica,pero han perdido su veneno,no había porque preocuparse de morir envenenada.

Albafica fue sepultado al lado de su maestro,también traían flores para el,Agasha las puso en su lugar correspondiente para después arrodillarse y rezar por los difuntos.

La muerte de un ser querido era dolorosa,algo que no se lo deseaba a nadie,pero era inevitable,todos algún día vamos a morir y ella debía ser consciente de eso,sin embargo eso no evita que se sintiera mal e irracionalmente impotente cuando eso ocurría,por eso se esforzaba tanto en sus remedios caseros,tal vez así le salvaría la vida a alguien. 

La vida es hermosa por si sola,y hay que aprovecharla pues no somos eternos,recordar a quienes nos dejaron demasiado pronto y aquellos que les llego su ahora en el momento justo o el menos imaginado,la vida humana era así y esta bien.

Recordó ese día lluvioso,la lluvia la asociaba con Albafica,a veces era distante y otras veces frías,al igual que le transmitía paz y serenidad,el rocío de ese día,cuando le dio su capa para que se protegiera,sintió algo inexplicable,un sentimiento de seguridad enorme.

Lo traía en su corazón hasta el ultimo día de su vida,cruzaría cielo,tierra y mar con tal de siempre venir y dejarle flores o mínimo ver el sitio donde se encontraron. 

Las personas no mueren si las tienes en tu memoria,si las recuerdas con cariño,si las extrañas,si de verdad las amas.
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Tenia la certeza de estar ahí antes,hace mucho pero mucho tiempo,recordaba ese bosque perfectamente,era su antiguo hogar,mucho antes de las guerras entre los dioses,cuando escapo y vivió los últimos tres años como una salvaje rodeada de seres fantásticos,¿como llego hasta ahí?.

Camino unos instantes mirando a los alrededores,buscando algo,pero no sabia lo que era,mas una ardiente llama en su pecho le decía "avanza,te están esperando" y al ser normal en ella guiarse por sus instintos,siguió caminando entre el pasto y yerba.

La calidez en su pecho era mas sofocante,eso quería decir que estaba cerca de su destino final,se sentía ansiosa,pues no sabia que era lo que le esperaba.

Sus ojos se abrieron en grande cuando reconoció esa figura tan familiar que no miraba hace tantos siglos,su cabello color rubio fresa,esa altura tan impresionante,sus músculos y sus ojos color miel,Odeth sabia de quien eran.

 ━¡Padre!.

Grito,y el hombre giro a ella,se miraba sorprendido,pero al ver esa cabellera tan rebelde y rostro,supo que era su preciada y primer hija. Aquella que a los tiernos cinco años huyo de casa,ella que le rompió el corazón,y aun así,la amo y la siguió amando.

 ━¡Mephisto,hija mía!.

Ella corrió a sus brazos,el los extendió para recibirla,cuando la tomo en brazos le abrazo tan fuerte que creyó que la rompería,pero eso a Odeth no le importaba en lo mas mínimo,sólo su padre tenía el derecho de decirle asi,pues era su verdadero nombre y estaba orgullosa de el,abrazo con lágrima en sus ojos a Otelo,su padre,su primer maestro,el ser a quién más amo en el mundo.

── Padre,padre. Te he echado de menos estos últimos años. -Hablo casi en llanto aferrándose más y más a él.

── Y yo a ti,todos estos siglos he esperado por ti,mirate. Ya eres toda una mujer.

Las lágrimas de felicidad de Otelo eran demasiadas,provocaban un vuelco en el corazón de Odeth,era la culpa.

── Me he convertido en el hijo que siempre quisiste, ahora soy un caballero. ¿No estás feliz,Padre?. Por fin soy digna de llevar el apellido de la familia.

Su llanto era casi incontrolable,habían tantas cosas que le quería decir a su padre,y las palabras no le salían apropiadamente provocando que se quedaran en su garganta ansiasosas por salir.

El hombre la tomó de los hombros suavemente,con una mano acarició el rostro de su niña bañado en lágrimas.

── Oh,Mephisto. Yo siempre te quise sin importar lo que hicieras,para mi desde que tú naciste,ya eras el orgullo de nuestro apellido. -Su sonrisa llena de compasión cambio a una mueca de dolor.-  ── Vi desde los cielos todo el dolor que has tenido que soportar,desde tu injusta ejecución hasta la actualidad. Siento que no hice lo suficiente para protegerte de tu propia madre.

── Hiciste cuánto pudiste,era ella quién no dejaba de atormentarme. -La rabia se apodero e ella un minuto,ocultó su rostro en el pecho de su padre,acurrucandose en él, feliz,tranquila y sobretodo en plenitud.-  ── Conocí gente maravillosa en estos años. Pero sin duda,verte de nuevo hace que mi corazón salté de alegría.

Odeth se sentía cuando era una niña y esperaba a su padre con ansias de entrenar,de jugar juntos,ensuciarse juntos,el simple hecho de tenerlo devuelta la hizo recuperar esa felicidad que perdió hace ya mucho tiempo.

Se disculpó por haberse ido sin siquiera despedirse,pues ese acto tan cobarde para ella,le era imperdonable,no midió las consecuencias de lo que ella provocaría lejos de casa,pero ya no podía seguir en las garras venenosas de su madre,la estaba matando su espíritu lentamente,Otelo le dijo que no era su culpa,jamás le guardó rencor alguno por su decisión, en cambio,no negó que sufrió cuando se dio cuenta que su tesoro,ya no lo esperaba en casa.

Ahora que al fin estaban reunidos,tenían tanto por conversar que la emoción...

La hizo despertar.

Todo fue un sueño,un agradable y triste sueño,miró a los lados,estaba en el octavo templo,el cielo aún seguía oscuro con un montón de estrellas iluminado esa penumbre,a su lado,descansaba el caballero Kardia.

Ya lo recordaba,en esas fechas la nostalgia se apoderaba de sus pensamientos y no lograba atrapar el sueño, entonces se quedaba a dormir con Kardia para así no tener sueños malos,se miró las manos,eran pequeñas pero en su sueño una la traía vendada y su tamaño era considerable.

Observó como Kardia se removía en las sábanas, sentía los ojos pesados,fue despertándose lentamente y para sorpresa de él, miró como aquella niña que le trajo tantos problemas,lloraba sin consuelo alguno delante de él.

Kardia le preguntó que le pasaba,pero no tuvo respuesta más que un fuerte golpe con la almohada,le iba a reclamar por tan irrespetuoso acto,pero fue detenido por los pequeños brazos que rodearon su cuello y se aferraron a él.

── No me abandones,otra vez.

Al principio no comprendió lo que decía, pero al verla en tan de prora le estado,supuso que sólo se trataba de una pesadilla,no hizo más que seguirle la corriente y así calmarla.

── Descuida,estoy aquí.

Esa noche,Odeth se abrazó fuertemente del guerrero para nunca más soltarlo.

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Feliz Día de Muertos.
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