Capítulo 8: Ansiedad

Ashton y Gohan me miraron fastidiados al ver la camisa que tenía en mis manos.

—Ni de chiste —dijo Ash—. No me pondré una camisa de cuadritos... son para nerds o leñadores.

Lo decía como si él no fuera medianamente nerd.

—No tiene nada de malo...

—¿Qué no ves la aberración que tienes en tus manos? —preguntó Gohan, horrorizado.

—Es solo una camisa de cuadritos, Han.

—Es horrenda. ¿Acaso tus papás aman las cosas horrendas?

—No, pero no le gustan los chicos que andan en ropa interior o con chaquetas de cuero.

—¡¿Qué?! —Ashton me miró aterrado—. Primero, no es cuero, no soy un monstruo, y segundo, ¿No podré usar mi chaqueta cuando estén aquí?

—Pensaran que eres un delincuente satánico fracasado, en especial mi papá —le expliqué.

—¿Y qué te hace pensar que tenemos dinero para comprar ropa nueva? —preguntó Gohan.

Yo no era idiota. La manera en la que esos dos gastaban dinero me había dejado en claro que tenían una situación económica más que buena o al menos uno de ellos. Y me quedó aún más claro quién era cuando oí a Ashton hablando con su padre por teléfono sobre un cheque con un monto absurdo para alguien de clase media como yo.

—Tu papi te pagará las camisas —le dije a Ashton—. Tal como les paga su comida todos los días, ya que, ustedes no usan la cocina más que para poner el microondas, el refrigerador y algunos platos.

Como lo solían hacer, intercambiaron miradas entre ellos.

—Que quede claro que el dinero es una herencia de mi abuelo —Ashton me arrebató la camisa—. Mi papá la tiene porque cree que soy un comprador compulsivo y prefiere dármela de apoco.

—Lo eres —dijo Gohan.

—No, no lo soy.

—Sí, si lo eres.

—No hay tiempo para discutir ahora —dije—. ¿La vas a llevar?

—No, la voy a dejar donde estaba.

Ashton hizo precisamente eso y después me dio una sonrisa.

—Compraremos unas normales de colores lisos.

Yo bufé y seguí a Ashton junto con Gohan.

Estábamos en una tienda de ropa especializada en ropa más formal, la cual era un tanto cara, pero accesible. Había trajes, camisas, zapatos y corbatas.

Lo único que yo quería era comprar unas camisas que se vieran más formales que las que ellos usaban, ya que, mi papá se fijaba mucho en eso y no quería que la visita terminara mal. No quería ponerles un esmoquin o un traje, eso era demasiado.

Al final, terminaron comprando un par de camisas de colores lisos y poco llamativos, tal como Ashton había dicho.

—Vamos a tener que practicar sus modales —dije cuando salimos.

—¿En dónde se quedarán tus papás? —preguntó Gohan—. ¿Contigo o con nosotros?

—Ustedes son los que hicieron mi oportunidad posible, tienen que estar ahí y conocerlos.

—¿Quién los irá a buscar al aeropuerto?

Me encogí de hombros ante la pregunta de Ash.

—Supongo que tomarán un taxi hasta el departamento.

Íbamos caminando por la calle hacia la parada de autobuses.

—Iremos a buscarlos nosotros —dijo Ash.

Yo reí.

—¿En qué? ¿Volando?

—No, mi mamá tiene una camioneta grande —contó—. Se la pediré prestada.

—¿Seguro?

—Claro, así será más cómodo para tu familia.

—Gracias, Ash —dije, dándole una sonrisa sincera.

A veces pensaba que él era muy tierno y olvidaba lo neandertal que podía llegar a ser.

[...]

—No pongas los codos sobre la mesa —reprendí a Gohan.

Ashton era mucho más fácil de enseñar que Gohan, quizás porque en su familia le exigían modales. Por otro lado, Gohan siempre había estado acostumbrado a ser un desastre por lo que me habían contado ellos mismos.

—¿Por qué no?

—Porque es de mala educación.

—¿Quién lo dijo?

Esa pregunta me pilló desprevenida.

—T-todos...

—Sabes, los modales son reglas morales impuestas por la sociedad que, a mi parecer, no tienen mucho sentido —comentó—. ¿A quién lástima que ponga los codos en la mesa? ¿Qué tal si hubiera sido al revés y poner los codos en la mesa fuera lo correcto?

Yo lo quedé mirando perpleja. ¿Qué debía responder a eso?

—Ah... sólo hazlo mientras mi familia esté aquí. Después puedes violar todas tus reglas impuestas por la sociedad y hablar de tu filosofía anti-modales.

—¿Tienes vestidos?

—Sí —respondí extrañada.

—¿Puedo usarlos después de que se vaya tu familia?

—¿Para...?

—Violar las reglas y estereotipos impuestos por la sociedad... ya sabes, al estilo Harry Styles.

—No creo que te queden, pero puedes intentarlo.

—Gracias, Alie.

—Ahora, ¿cómo cortas la carne?

—Yo soy vegetariano.

Rodé los ojos.

—La carne vegetal —corregí.

Gohan suspiró y tomó el tenedor y cuchillo para fingir que cortaba carne en un plato vacío.

—Perfecto. No lo pinchas con el tenedor para comerlo como si fuera un helado de palito.

—Aburrido... —susurró.

Yo decidí ignorarlo. Comer no tenia que ser algo divertido, pero si él creía eso, pues era cosa suya.

—Ahora vamos a ver que te pondrás mañana —lo tomé de la muñeca y lo llevé hasta su cuarto.

Gohan no dijo nada, probablemente comprendía que yo estaba nerviosa y ansiosa, ya que, al día siguiente llegaba mi familia y mejor amiga.
Me senté en el borde de la cama de Gohan, mirando hacia el armario, el cual estaba pegado a la pared, mientras Gohan comenzó a buscar un conjunto de ropa que ponerse.

—¿Jeans rotos?

—No —negué.

—Bien... —tomó unas cosas y me las mostró.

Una camisa blanca con unos jeans claros sin ningún agujero en la parte de las rodillas.

—Se ve bien.

Gohan lo dejó sobre su cama y se volvió a buscar zapatos. Sacó unas zapatillas de vestir de color negro y me las mostró.

—Perfectas.

Yo no pedía que se vistieran de traje como para una gala, solo pedía ropa normal y que no se vieran como adolescentes despreocupados que no hacían nada por sus vidas.

—Ahora, ¿puedo estar en paz? —me preguntó.

—Sí, puedes relajarte.

Gohan se tiró en la cama, agotado. En la mañana, él y Ashton habían tenido que hacer una presentación para una de sus clases, por lo que mentalmente habían llegado agotados.

Aunque yo le había dicho a Ashton que no se preocupara por la camioneta para ir por mi familia, él había insistido en ir a casa de sus padres a buscarla, mientras Gohan había aceptado mis clases de modales.

—¿Vamos a la sala a ver televisión? —me preguntó.

—¿No quieres descansar?

—No estoy tan cansado, solo quiero evitar pensar demasiado —se levantó de la cama—. Y la televisión pudre la capacidad de pensar e imaginar.

—Está bien.

Me paré también y lo seguí hacia la sala para sentarnos en el sofá a ver alguna cosa en la televisión.

[...]

Ya eran las nueve de la noche y Ashton aún no aparecía por ahí.
Lo había llamado, pero no había contestado, por lo que supuse que estaba ocupado con su familia, aunque debía admitir que me preocupaba un poco que algo malo le hubiera pasado.

Gohan se había quedado dormido sobre mi hombro mientras veíamos una película y yo veía de vez en cuando que no me babeara mi blusa y revisaba si Ashton había respondido alguno de mis mensajes.

En ese momento, Gohan se acomodó en mi hombro y cuando giré mi cabeza para ver si estaba despertando, sentí como nuestras respiraciones chocaron y como mis labios rozaron los suyos.

Alejé un poco mi rostro y luego quedé petrificada.

Estaba esperando a que Gohan dijera algo o hiciera una señal, pero no pasó nada, lo que me dejó en claro que no se había percatado de lo que había pasado.

Giré mi cabeza hacia la televisión nuevamente.

No se dio cuenta, no se dio cuenta...

Gohan se quejó y volvió a acomodarse, dejando su cara metida en mi cuello. Sentía su aliento contra mi piel, lo que comenzó a provocarme un cosquilleo.

—Gohan... —susurré para despertarlo—. Deberías ir a tu cuarto...

—No, mami, aún es temprano —balbuceó.

—No soy tu mami... —dije más alto.
Sentí sus pestañas batirse contra mi cuello, por lo que supe que estaba despertando.

Gohan se separó, dio un bostezo y se estiró.

—Voy a mi departamento —avisé, nerviosa.

Me paré del sofá, pero perdí el equilibrio y mi cuerpo no encontró un mejor lugar para caer que sobre Gohan.

Gohan me sostuvo para que no cayera al suelo y yo me aferré a su cuello. Ambos quedamos congelados, mirándonos directo a los ojos.

Cómo si el universo estuviera en nuestra contra, Ashton entró al departamento con una sonrisa, la cual se borró al verme sobre las piernas de su amigo.

Gohan no lo dudo demasiado y me empujó al suelo, como si Ashton no nos hubiera visto ya.

—¿De qué me perdí?

—Y-yo me desequilibré —respondí, levantándome del suelo.

—¿Y caíste sobre él?

—Exacto, amigo —Gohan se acercó a él y dio palmadas en su hombro—. Qué bueno que entiendes.

Ashton lo miró para nada divertido, por lo que yo decidí huir de la incómoda situación.

—Ahora si me voy —avisé.

Sin esperar una respuesta, salí del departamento y fui hacia el mío.

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