Capítulo 6: Sorpresa

¿Un pez? Yo veía cinco peces. ¿Qué acaso Ash no sabía contar o se había reproducido antes de que yo entrara al cuarto?

El cuarto de Ashton no era como alguien se imaginaria. Parecía el cuarto de un adolescente que se creía científico, usaba gafas cuadradas y gruesas, y se echaba un kilo de gel para el cabello.

Tenía una pecera de al menos un metro de largo sobre su cómoda, con luces de colores y cinco peces de distintos tipos. Su cama tenía un cobertor del universo, con una mesa de noche al lado, la que tenía una lámpara que iluminaba estrellas. Además, estaba pintada de color azul y estaba decorada con imágenes y posters de bosques y símbolos ecologistas.

—¿Aquí trae chicas? —me pregunté a mí misma.

Conocer el cuarto de Ash me dio curiosidad... ¿cómo era el cuarto de Gohan? Si Ash era todo un rarito, Gohan le ganaba la corona al más rarito y, por lo tanto, su cuarto debía ser aún más extraño.

Salí del cuarto y me dirigí al de enfrente, el cual era el de Gohan.

Era de color crema, tenía una pizarra de corcho colgada en una pared con distintas imágenes y post it escritos. Su cobertor era de la tabla periódica y había una repisa sobre la cabecera con plantas (entre ellas, una de marihuana). Además, había un telescopio que apuntaba a la ventana y sobre su cómoda había un microscopio.

—Que nerds...

Mi cuarto tenía algunos posters de famosos actores y mi cobertor tenía un estampado de flores... yo era demasiado normal comparada con ellos.

Volví a la sala para que no me encontraran husmeando en sus cuartos cuando llegaran y me senté en el sofá negro a ver televisión.

Tardaron al menos una hora y media, por lo que cuando llegaron, les pregunté qué había pasado:

—¿Por qué la demora?

—Fuimos a un local, pero daban pajillas plásticas —explicó Ash.

—¿Y...?

Ambos me quedaron mirando como si lo que había dicho fuera una abominación.

—¿Cómo que "y"? —preguntó Gohan espantado—. ¿Debemos mostrarte videos de como sufren las tortugas cuando una se les atasca una en la nariz?

En ese momento recordé un video que había visto alguna vez, en donde ayudaban a una pobre tortuga marina que tenía una pajilla atascada en la nariz, de la cual corría un hilo de sangre.

—Debe ser horrible...

—¿Quieres que te meta una pajilla por la nariz para que lo compruebes?

—Han, creo que ya entendió.

Gohan me miró con los ojos entrecerrados.

—Más le vale.

—¿Qué compraron? —pregunté, levantándome para ir a la cocina, donde Ash había dejado las bolsas de papel.

—Pasteles —dijo Ash—. No sabíamos cuál te gustaba, así que compramos varios.

—Oye —lo llamé—. ¿Cuándo era lo de tu amigo?

Ash sonrió.

—El martes. Nosotros iremos contigo.

—Gracias... —susurré, comenzando a abrir las bolsas.

[...]

—Al menos nadie sabrá que eres tú —me consoló Ash, mientras veíamos el cortometraje en su laptop.

—No lo hubiera hecho si no hubiera sido así —aseguré—. No quiero que todos sepan que participé en un corto donde había alienígenas, dinosaurios y un auto que hablaba.

—Y no olvides a los Teletubbies y Darth Vader.

—Quisiera poder olvidarlos...

Ash cerró su laptop cuando el cortometraje finalizó, justo a la vez que la puerta principal se abría.

—¡Hola! —saludó Gohan—. ¿Qué hay?

—Tenemos el corto —respondió Ash.

—Que bien, lo veré después. Ahora les tengo una muy buena noticia.

Gohan se sentó en el suelo, frente a nosotros y lo miramos con atención. Después de cinco segundos de silencio, Ash habló:

—Tienes que decirnos la noticia —le recordó.

—Lo siento, es que no siento mi celular en el bolsillo.

Gohan se paró de golpe y comenzó a buscar por los bolsillos, de sus jeans negros y los de su chaqueta, el aparato.

—Uf —dijo cuando lo encontró—. Ahora sí, procedo a contar la noticia.

—Procedemos a oírte —dije yo.

—Cada día que pasa te vuelves más una versión de nosotros en femenino —dijo orgulloso—. Le conseguí a Alaska una audición para un papel secundario en una película de Universal.

Me quedé en silencio, mirándolo, por varios segundos, pero ni siquiera se inmutó.

—No juegues conmigo...

—Jamás jugaría con eso —aseguró—. Puedo jugar con la tostadora, con el retrete...

—Con las chicas —interrumpió Ash.

—No me quieras dejar mal, Ashton Johnson —volvió a mirarme—. Pero jamás con esto.

Yo quedé en un trance.

No podía creer lo que mis oídos escuchaban. ¿Una película de Universal Pictures?

—¿Seguro de que era Universal Pictures y no una de esas productoras de aficionados?

—¿Qué no oyes bien? —Gohan frunció el ceño—. Hablo de Universal Pictures, los de Jurassic Park... Ya sabes, todas esas películas de dinosaurios que no tienen mucho sentido, pero divierten...

—¡Oh, por Dios! —dije entrecortado.

Podía sentir las lágrimas salir de mis ojos y mis manos temblar por la emoción.

—¡¿Cómo lo hiciste?!

Ashton y Gohan intercambiaron miradas.

—Hay algo que debemos decirte... —dijo Ashton, provocando qué me asustara.

—¿Es malo?

—No para ti —Gohan miró hacia distintas partes, nervioso—, pero es algo que no le decimos a cualquiera.

—¿Por qué?

—Porque entonces todos se nos acercarían por interés —respondió Ashton.

Gohan me miró serio y directamente a los ojos.

—Tienes que jurar que no se lo dirás a nadie.

—¿Por qué me lo van a decir? —era algo extraño—. Si no se lo dicen a nadie, ¿por qué a mí?

¿Qué podía tener yo de distinto que hiciera que me quisieran contar lo que parecía un asunto muy secreto?

Ashton y Gohan volvieron a intercambiar miradas. A veces pensaba seriamente que se leían las mentes.

—Bueno... —comenzó Ashton—. Nunca habíamos tenido una amiga.

Yo lo miré confundida.

—Están rodeados de chicas todo el tiempo.

—Sí, pero si no nos queremos acostar con ellas, pues ellas sí... ¿y por qué nos negaríamos? —dijo Gohan.

—Además, eres la única que no se acerca a nosotros porque somos lindos... ¿o sí?

—No, Ashton, no me acerqué a ustedes porque sean lindos —aseguré—. Para mí son como monos capuchinos con un poco más de cerebro.

—Me gustan los capuchinos... también el café capuchino —comentó Gohan.

—No te desvíes —advertí—. Ya cuéntenme su secreto.

—Tienes que jurar que seguiremos siendo amigos —me pidió Ash—. Si no lo cumples... acabaremos con tu carrera.

Yo reí.

—Lo prometo.

Gohan botó aire.

—Ashton y yo conocemos a un director cinematográfico que ahora está trabajando ahí... Es mi primo por parte de la familia de mi madre —explicó—. No tiene mucha experiencia porque apenas tiene treinta años, pero por ahora, su carrera parece ir despegando.

Sentí mi alma salir de mi cuerpo y lanzarse por el pequeño balcón.

Uno de mis amigos en Los Ángeles era primo de un director cinematográfico que tenía un proyecto con una de las cinco productoras más grandes de Hollywood.

—Además, un amigo de él y nuestro será el director de casting... así que es muy probable que consigas el papel —aseguró Ash—. No te lo dijimos antes porque necesitábamos estar seguros.

—Me voy a desmayar —susurré.

Ambos me miraron preocupados.

—Es solo un decir —dije para tranquilizarlos.

Ambos se relajaron y soltaron un suspiro.

—Bien, hora de comer... —Gohan se paró para ir a la cocina, seguido por Ash.

Jamás podría agradecerle a Gohan lo suficiente por conseguirme una oportunidad así, aún si no quedaba.

Quizás sería solo un papel secundario, pero algún día podría hacerme conocida a partir de él... Algún día.

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