Capítulo 52: Uno Es Soledad
Ashton
—¿Qué fue eso? ¿Por qué se besaban? —cuestionó mi amigo.
—Gohan, necesito que me escuches con atención... —le pedí—. Siéntate.
Me senté en la cama y golpeé con mi mano el espacio a mi lado.
—No me quiero sentar, quiero que me digas que pasa —dijo como una exigencia.
Gohan estaba muy alterado, aunque no se le notara a simple vista.
Yo conocía a mi amigo y el hecho de que su pie golpeara el piso repetidamente me dejaba en claro que estaba alterado.
—Quería tener sexo —mentí—. Solo eso. Nada del otro mundo.
Gohan me analizó un momento.
—No es cierto —dijo con seguridad—. Me estas mintiendo.
—No, claro que no.
—Lo haces de nuevo.
—Gohan...
Los ojos de Gohan se abrieron como si hubiera visto un fantasma.
—¿Te gusta? ¿Te gusta en serio?
—¿Qué? —pregunté asustado, poniéndome de pie frente a él.
No alcancé a negar sus suposiciones cuando volvió a hablar:
—Por eso has estado tan raro todo este tiempo. La miras a ella con un brillo en los ojos y cada vez que yo me acercaba a ti, te enfermabas —explicó, apuntándome con su índice—. Me estabas ocultando eso y la culpa te estaba carcomiendo...
En ese momento me di cuenta de que sería imposible seguir negando las cosas y, si lo hacía, solo empeoraría la ya muy complicada situación.
—Lo siento mucho —dije en voz baja, sin mirarlo a los ojos.
—¿Por qué lo hiciste?
Levanté mi mirada y respondí:
—No quería que te molestaras... tenía miedo de que la idea no te pareciera y te molestaras conmigo.
Gohan pareció decepcionado con esa respuesta. Su rostro había cambiado de golpe y ya no estaba tan acelerado como al principio.
—¿Creíste que yo era un maldito egoísta que se pondría a él mismo antes que tu felicidad? —preguntó sin ninguna expresión.
Cuando lo decía así, sonaba cómo si yo pensara que era el peor ser humano existente.
—No, Gohan, yo...
—¿Por qué otra razón sería? ¡¿Creíste qué realmente era tan egoísta como para no poder entender que te gustara una mujer?! —preguntó, subiendo la voz y alterándose nuevamente—. ¡Se supone que somos mejores amigos! ¡Se supone que confías en mí y que me conoces, pero se nota que no!
Yo comencé a negar sin saber que más decir. No era eso lo que había pensado.
—¡No confiaste en mí!
—Eres como un hermano para mí, Gohan, yo si confío en ti. Te amo y...
—¡Y creíste que yo a ti no y por eso no me dijiste la verdad!
—No es así, solo pensé que podrías reaccionar mal...
—¡Tal vez tú reaccionarias así, no yo! ¡Quizás tú eres un engreído egoísta que quiere ser el centro de atención de todo el mundo! ¡Yo no soy tú, Ashton! ¡Yo haría todo lo que pudiera por verte feliz, pero veo que tú no harías lo mismo por mí!
Eso me había dolido mil veces más que el mismo rechazo de mi familia.
Los ojos se me llenaron de lágrimas y cuando intenté acercarme a él, Gohan camino rápidamente a la puerta y se marchó.
Me quedé congelado un momento en mi lugar y luego corrí hacia la habitación de Gohan, donde él estaba sacando sus cosas del armario para meterlas a una maleta abierta sobre su cama.
—Gohan, detente —le pedí con la voz temblorosa.
—Déjame solo.
Me acerqué para tomarlo del brazo y hacer que me mirara, pero él soltó mi agarré, sin quitar la vista de su maleta.
—No hagas estupideces, ¿quieres?
Eso hizo que me mirara indignado.
—Al menos ser estúpido jamás me hizo destruir amistades, no como ser mentiroso —me dijo.
—¿De qué hablas, Gohan? Seguimos siendo amigos.
—No —me detuvo—. Dejamos de ser verdaderos amigos en el momento que creíste que yo era capaz de hacer algo tan infantil como eso... y quizás esto es infantil, pero bueno, ya no me importa lo que pienses de mí. Nunca me ha importado lo que piensan los demás de mí y nunca debió importarme lo que tú pensabas de mí.
—Yo no pienso que seas un egoísta, tú lo malinterpretaste...
—Ah, ¿no? ¿Y qué piensas entonces?
—Qué eres increíble, divertido y extremadamente bueno. Además de ser la persona más importante de mi vida y a quien necesito a mi lado —respondí con sinceridad—. No puedes irte así y decir que ya no somos amigos...
—Puedo hacerlo y verás como lo hago —me desafió.
Cerró la maleta de golpe y tomó su celular.
—¿A dónde vas a ir?
—No le digo a mis padres lo que hago y te lo voy a decir a ti —dijo con ironía.
—Gohan, basta.
—¡No me hables como si tuviera cinco años! ¡Déjame en paz! —me exigió, dándome una mirada llena de furia.
Tomó su maleta y comenzó a salir de la habitación, conmigo siguiéndolo.
—Al menos dime a dónde vas, por favor.
—No.
Bajamos las escaleras rápidamente y Gohan se dirigió a la entrada para luego abrir la puerta principal y voltearse a verme una última vez.
—Y ni se te ocurra llamarme o seguirme o te demandaré por acoso —amenazó, saliendo al patio delante y cerrando la puerta.
Decidí no seguirlo, pero me asomé por el ventanal para ver que hacía. Había un taxi en la acera, al que subió su maleta y luego subió él.
En menos de diez segundos, el taxi había desaparecido y casi de inmediato comencé a sentir un vacío en el estómago que me asustaba.
Estaba tan absorto en mis pensamientos que no me di cuenta de cuando Alie había llegado a mi lado.
—Lo siento mucho —se disculpó, abrazándome con delicadeza—. Realmente lo siento.
—No es tu culpa... —dije cuando nos separamos—, yo debí decirle que...
Me quedé en silencio al recordar que Alie todavía no sabía lo que me pasaba con ella.
—Que sentías cosas por mí...
Yo la miré confundido.
—Hablan un poco fuerte —explicó.
Yo la miré avergonzado, pero ella solo sonrió y dejó un pequeño beso en mis labios.
—Yo también te quiero de esa forma..., pero no creo que esto vaya a funcionar.
Esa era la segunda vez que me rompían en el corazón en menos de dos horas, ¿Dios me quería asesinar? Después de lo del accidente en bicicleta y el secuestro, tenía la sospecha. En ese momento estaba seguro.
—¿Qué? —pregunté sin entender porque lo decía.
—Tienes que arreglar las cosas con Gohan... preocúpate de eso —respondió dándome una sonrisa que no parecía realmente feliz.
De pronto, me fijé en que había dos maletas ahí atrás, las que sabía que eran de Alaska, junto a las jaula de Twinkle con él dentro.
—No, no ahora... —rogué sintiendo mi garganta apretarse.
—Lo siento mucho..., pero no creo que debamos seguir viviendo juntos después de esto. Además, si Gohan decide volver, dudo que me quiera aquí —explicó con tristeza—. Adiós, Ash.
Alaska se lanzó a abrazarme con fuerza y luego fue por sus maletas sin mirarme ni una sola vez más.
Cuando salió de la casa, mi tristeza se transformó en enojo, en enojo contra las dos personas que más quería en mi vida y que en ese preciso momento me habían abandonado.
Me habían dejado solo en una casa de tres pisos días después de una operación provocada por dos disparos de unos criminales que me secuestraron... ¿no pudo ser antes o veinte años después? Aunque si lo pensaba, en veinte años mi vida podía estar incluso más destruida.
Me tiré el sillón a maldecirme a mí mismo. Si hubiera abierto la boca antes, todo eso no hubiera pasado. Quizás yo estaría tomado de la mano de Alaska mientras paseábamos por Los Ángeles, cuidado que Gohan no fuera a cruzar la calle en luz roja..., pero eso solo era una fantasía.
En momentos como ese hubiera querido fumar hierba hasta no sentir nada, pero eso solo me recordaría más a Gohan.
Podía superar a Alaska y podía vivir con el dolor y la molestia de jamás haber llegado a algo con ella aún cuando ambos sentíamos cosas el uno por el otro, pero sin Gohan mi vida sería una verdadera miseria.
Sin Gohan yo no tendría un hogar, ni una familia verdadera... y me odiaba por eso. Me odiaba por haber sido tan inseguro y no haber contemplado la posibilidad de que Gohan me entendiera.
Quizás Han tenía razón y yo era el problema.
Subí mis pies al sofá y abracé mis piernas apoyando mi frente en mis rodillas, llorando más fuerte que antes.
Eso solo era mi culpa. Yo y mis tontas inseguridades nos habíamos encargado de alejar a las dos personas más importantes de mi vida en ese momento, y no me quedaría de otra que aceptarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top