Capítulo 5: ¿Qué les Gusta?

—¡Actuaras!
 
—¡En un cortometraje bizarro!

Ash rodó los ojos y fue hacia el refrigerador.

—Querías aparecer en algo, pues ahí está.

—Me deberé vestir como un oso y tendré que atacar a una pareja de alienígenas en un picnic... ¿Qué diablos consume tu amigo?

—Pues hierba, pero no es ese el punto.

Ash me había conseguido un papel en un cortometraje de un amigo de él que había estudiado cinematografía. El problema era que el cortometraje no tenía sentido y debería hacer el ridículo vestida de oso, lo que era casi tan malo como lo de la salsa de tomate. Lo positivo era que gracias al traje no se vería mi cara, ¿valdría la pena aceptar?

Gohan salió de su cuarto en boxers y yo lo quedé mirando con los ojos más abiertos que nunca.

—¿Qué miras? —me preguntó.

—Son las tres de la tarde, ¿acabas de despertar?

—No, fui a la universidad temprano, di un examen, luego volví y quedé en coma sobre mi cama.

—¿Y por qué Ash esta despierto?

—Porque tomé diez tazas de café antes del examen, así que no tengo sueño y voy al baño cada veinte minutos —explicó Ash.

Gohan dio un bostezo y se tiró sobre el sofá.

—¿Y por qué discuten?

Ash tomó agua de una botella de agua y la volvió a meter en el refrigerador. Si seguía tomando líquidos de esa manera ya veía que se orinaría.

—Porque una señorita es demasiado exigente y no puede actuar como un oso que ataca a una pareja de alienígenas provenientes de Saturno que están teniendo un picnic aquí en la Tierra.

—¡Es ridículo! —me quejé.

—Uh, ¿es el nuevo corto de André?

—Precisamente.

—Se oye genial.

¿Cuál era el concepto de genial que tenía Gohan?

—¿Te gustaría vestirte de oso?

—¡Claro!

—¡Pues que pena, tú no eres actor! —caminé al sillón y me senté con los brazos cruzados.

—No seas dramática, Alie.

—Déjame en paz, Ashton.

Ashton iba a volver a hablar cuando alguien tocó la puerta.

—¿Ta vas a vestir o no te importa? —le preguntó a Gohan.

—No preguntes tonterías.

Ash puso los ojos en blanco unos segundos y luego fue hacia la puerta para abrirla. Una chica castaña y muy bonita, a mis ojos, estaba parada al otro lado con una expresión de molestia.

—¡Sarah! —Ashton sonaba nervioso.

—Hazte a un lado, Ashton.

—Gohan no está.

—Veo el sofá desde aquí.

—Oh, cierto.

Ashton se hizo a un lado con una sonrisa avergonzada.

—Gohan, tienes visitas —avisó cuando la chica ya estaba entrando.

Gohan, quien estaba muy concentrado en su celular como para ver a la chica antes, levantó su vista y dio un salto.

—¡Sarah!

—Nada de Sarah, maldito infeliz.

La chica se le acercó y le dio una cachetada sin pensarlo demasiado.

—¡Te dije que te mataría cuando estuviera mejor! —exclamó—, pero como es ilegal, solo te haré pasar un mal rato.

Su vista se posó en mí.

—Ella es una amiga —dijo Ash, antes de que la chica hablara.

—Amiga, sí, claro... mejor dicho próxima víctima.

No entendía porque era la segunda persona que insinuaba que Ashton y Gohan querían acostarse conmigo. Sí, los chicos eran unos mujeriegos, pero a mí ni siquiera se me había insinuado de broma uno.

—Soy Alaska —saludé.

—Pronto desearas estar allá y no aquí.

—¿Por qué...?

—¡No! —exclamaron Gohan y Ashton al unísono.

—¡Yo te diré por qué! —la chica se puso roja—. Estos idiotas te hacen creer que les importas, pero cuando consiguen lo que quieren de ti, te desechan como desechan su basura.

—Espera —la detuvo Ashton—. Nosotros reciclamos la mayoría de las cosas, casi no tenemos basura.

La chica lo miró con el ceño fruncido, pero luego se relajó un poco.

—Tienes razón, Ashton.

—Ah, ¿sí?

—Sí —admitió—. Ustedes son muy buenos reciclando.

—Bueno, a las chicas no las reciclamos, en realidad.

La tal Sarah volvió a molestarse.

—Ah, ¿no? ¡Pregúntale a tu amigo!

—Ay, Gohan, ¿qué hiciste? —preguntó Ashton, agarrando el puente de su nariz con sus dedos.

—¡Nada ilegal!

—Pero si inmoral, maldita rata inmunda —Sarah volvió a darle un golpe a Gohan.

—¡Yo te dije que no quería volver a nada serio!

—¡No lo dijiste!

—¡Si lo hice!

—¡Tengo que orinar! —Ashton corrió al baño y cerró la puerta detrás de él.

La chica volteó a verme nuevamente.

—Siento pena por ti, niñita. Tan inocente y dulce que te ves... Estos dos deben estar locos por pervertirte.

Yo no sabía que responder. Yo no quería nada con ninguno de los dos y mientras así fuera, nada lograrían conmigo.

—¿Gracias por el dato?

La chica me miró con desagrado, pero no me dijo nada más, luego se volteó a ver a Gohan y le sonrió cínicamente.

—Espero que algún día Ash y tú aprendan la lección y dejen de ser unos idiotas —le dijo—. Adiós.

La chica fue hacia la puerta y salió del departamento con la frente en alto, al mismo tiempo que Ash salió del baño.

—¿De qué me perdí?

Gohan se encogió de hombros.

—Algo de una lección.

—¿Qué lección?

—¿Qué voy a saber yo? No me preguntes.

Ash le restó importancia y se sentó junto a Gohan, quien seguía en ropa interior, sobando su mejilla enrojecida por el golpe.

Me quedé mirándolos y preguntándome: ¿Qué les veían las chicas a esos dos animales salvajes?

Tener sexo con ellos o ser su novia debía sentirse como adoptar un babuino que sabía hablar.

Suponía que la apariencia que tenían les daba varios puntos a favor (si es que no era lo único que les daba puntos). Nunca había visto a uno sin camisa, pero supuse que estaban bien trabajados, sabia que iban al gimnasio los días de semana, y en ese momento, viendo por primera vez a Gohan casi desnudo, me daba cuenta de que mi hipótesis era correcta.

—¡Uh, comida! ¡Déjalo! —le pidió Gohan a Ash, quien estaba cambiando la televisión.

—¿Para qué? Jamás has hecho alguna receta de estas, Han.

—Es para descifrar que se me antoja hoy.

Ash soltó el control remoto y ambos fijaron su vista en la televisión.

—¿Qué les gusta a las chicas de ustedes? —pregunté de pronto.

—Tendríamos que bajarnos los pantalones para que entendieras —dijo Ashton sin quitar la vista de la televisión.

—No quiero eso.

—Entonces nunca lo sabrás.

—¡Tarta de chocolate! —exclamó Gohan.

—Vístete entonces.

Gohan corrió hacia su cuarto y Ashton se levantó del sofá para revisar su billetera, la cual tenía metida en el bolsillo trasero de su pantalón.

Gohan llegó a la sala subiendo sus pantalones y cuando lo hizo, se arregló un poco el cabello.

—Listo.

Ash me apuntó con su índice.

—Quedas a cargo, Alie.

—¿No quieren que salga?

—¿Para qué? Vives al frente y nuestra puerta está siempre sin seguro, si quisieras robarnos ya lo habrías hecho.

Ash abrió la puerta y Gohan salió.

—Y recuerda alimentar al pez.

—¿Qué pez? —pregunté confundida.

—Hay uno en mi cuarto...

—No te vas por más de una hora.

—¡No puedes ver el futuro! ¡Ahora eres su tutora legal, hazte cargo! —al decir eso, salió y cerró la puerta.

¿En serio tenía un pez o solo jugaba conmigo?... Tendría que descubrirlo.

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