Capítulo 42: Plaga

Alaska

Después de que el padre de Ashton le entregara toda la herencia de su abuelo como no lo había hecho antes para evitar que comprara todo lo que veía, Ashton había decidido comparar un auto, ya que no podría volver a usar la camioneta de su madre nunca más.

Realmente, lo que Ashton quería era una nueva motocicleta, pero a había decidido que el auto era más útil para los tres, lo que me había parecido realmente tierno.

Ashton siempre pensaba en Gohan y en mí, aun cuando tal vez él quería otra cosa. Siempre era demasiado generoso. Si era sincera, era el hombre más dulce que había conocido en mi vida.

Estábamos en la automotora viendo los autos. Había unos muy bonitos, aunque demasiado caros para mi gusto y temía que alguien quisiera robarlos al verlos en la calle. Debido a que el edificio era muy antiguo, no tenía estacionamiento y debía dejar el auto estacionado en el callejón de al lado o frente a la acera.

—¿No has pensado en mudarte a un mejor edificio? —le pregunté, mientras mirábamos un bonito descapotable negro.

Él me miró con una sonrisa.

—¿Quieres que ya no sea tu vecino? —bromeó.

—No, eso es lo único que odiaría de que se fueran —confesé.

Estaba segura de que su Ashton y Gohan se marchaban, me sentiría muy sola.

—No me digas que es por eso por lo que no te has mudado...

Yo lo mire avergonzada. Obviamente había pensado en mudarme cuando me pagaron por la película, pero cuando pensé en lo que implicaría eso, me había retractado.

—Me sentiría muy sola —aseguré—. Me encantaría vivir en un departamento más grande y moderno, pero estaría sola con Twinkle...

—Quizás necesitas dos increíbles compañeros con los que compartir.

Yo lo miré con los ojos muy abiertos.

—¿Vivir juntos? ¿Los tres?

—Bueno, si no te gusta la idea, da...

—¿No gustarme? Paso más tiempo en su departamento que en el mío.

Ashton me miró con una sonrisa que me pareció muy bonita. En general, sus sonrisas siempre eran muy lindas.

—Bueno, Gohan tendría que opinar al respecto...

Justo en ese momento, Gohan apareció emocionado.

—¡Hay un auto blanco mejor que el del ex de Alie!

Yo rodé los ojos y solté una risita.

Luego de que Ashton le planteara la idea a Gohan de lo que habíamos hablado, lo primero que dijo él fue:

—¿Vivir con esa bestia peluda?

Yo lo miré ofendida.

—Disculpa, pero me depilo todos los meses con cera y si no fuera así, no te importaría...

—Me refiero a tu gato. Yo ya sé que te depilas hasta la entrepierna, ¿olvidas lo que pasó en Las Vegas y en Malibú?

—No, pero realmente quisiera poder hacerlo... y Twinkle no es una bestia —me quejé molesta.

—Mordió nuestros tomates.

—Son girasoles...

—Sí, pero se suponía que debían ser tomates. Ashton y yo decidimos llamarlos tomates.

—Es solo un gato —siguió Ashton—. Somos animalistas, no puedes odiar a un gato cuando sabes que él no sabe lo que hace.

Gohan se quedó pensado, seguramente estaba evaluando las ventajas y desventajas de la idea, hasta que terminó por asentir.

—Solo porque Alie viene con el gato incluido.

Yo lo miré con una sonrisa llena de emoción y le di un abrazo y beso en la mejilla, luego hice lo mismo con Ashton.

—Bueno, entonces el auto será después —dijo Ashton.

[...]

—Es muy linda, Ashton, pero hay un solo mínimo detalle.

—¿Qué?

—¡Cuesta casi dos millones de dólares!

—Oye, tus compañeros de trabajo se podrían comprar dos cada uno y aun les sobraría —argumentó.

—Es mucho, yo todavía no puedo pagarlo.

—El patrimonio de mi abuelo era de más de trecientos millones de dólares y el de mi abuela de cuatrocientos millones. Cuando mi padre dice: "la herencia de tu abuelo", olvida nombrar la de la abuela, que es más de la que dejó su esposo a cada uno.

—¿Puedo preguntar cuanto te dieron o...?

—No hay problema —dijo con poca importancia—. Mi abuelo me dejó quince millones y la abuela veinte.

—¿Y que les dejaron a los demás?

Los hermanos de Ashton seguían viviendo en la casa de Beverly Hills con sus padres, lo que me parecía tonto si le habían dejado tanto dinero a cada uno.

—Bueno, a mí me dieron unos millones más por ser el menor y consentido —aclaró—, pero mis hermanos tienen las mismas cantidades entre ellos, mientras la casa de Beverly Hills es de mi padre, la de Malibu está repartida entre todos y no podemos venderla por lo que dice en su testamento, y tiene otras casas que dejó para mi padre en Miami, Canadá y Francia... Ah, y el jet privado también es de papá.

Yo había buscado en internet información de la familia Johnson y había encontrado cosas bastante interesantes al respecto. Además de encontrar cada lío en que estaba Ashton, también había conocido las películas en que salían sus abuelos. Su abuela además era un increíble modelo, había sido el rostro de un montón de productos finos y tenía sentido porque había incluso ganado más dinero que el abuelo.

Me sorprendía que de dos grandes artistas hubieran salido casi dos generaciones de profesionales cuadrados, incluso Ashton, quien quizás no estudiaba una carrera tan exigente como medicina o derecho, había escogido una carrera científica.

—Me gusta esta casa —insistió Ashton, haciendo un puchero—. Si voy a comprar un auto ya no importa estar en el centro de la ciudad...

Me parecía tierno que estuviera casi pidiéndome permiso cuando él iba a pagar la mayoría.

Por alguna razón, me quedé mirándolo más tiempo del que era normal y cuando él se percató, me miró asustado.

—¿Tengo algo en la cara?

—No, no —me apresuré a negar acudiendo la cabeza—. Bien, veamos la casa y luego decidimos.

Me puse de pie del sofá y me despedí. Tenía que cambiar el agua y arena de Twinkle ese día, por lo que fui a mi departamento y cuando abrí la puerta, no pude evitar pegar un grito.

En uno segundos, Ashton llegó a mi lado en el pasillo y también quedó con la boca abierta.

Había un grupo de ratones corriendo por mi departamento, mientras Twinkle corría tras ellos, pero no podía atrapar ninguno, pues eran muchos y muy rápidos.

Podía apostar que llevaban tiempo ahí, pues si se burlaban de Twinkle de esa manera, debía ser porque ya sabían que existía y no les importaba.

Estaban robando comida de mi lacena y tomando agua del plato de Twinkle... parecía una ciudad de ratones.

—Definitivamente debemos mudarnos rápido —dijo Ashton asqueado.

[...]

La compañía anti-plagas llegó a mi departamento rápidamente, pero sinceramente me sentía mal de tener que eliminar a esos ratones, también lo parecían Ashton y Gohan, quien miraban a los hombres con trajes especiales apenados.

—Irán al cielo de los ratones —se recordó Gohan—. Serán felices ahí.

Entonces, miró a Twinkle con el ceño fruncido.

—Tú pudiste evitar esto, ¿Por qué no eres un gato decente y espantas ratones?

—Eran muchos —lo excusé—. Habrían podido tirar a Twinkle por la ventana su hubieran querido.

Los cuatro entramos al departamento de los chicos, con las pocas cosas que pude sacar y me senté en el sofá, dejando a Twinkle en el suelo.

—¿Cómo no me percaté de que andaban por ahí?

—Es un quinto piso y pasas muy poco tiempo ahí —argumentó Ashton—. Nadie piensa que habría plaga de ratones que llegarían hasta acá.

Obviamente, tenían que revisar los demás departamentos también, pues para llegar al mío, debieron subir por algún lado.

—Mañana iremos a ver la casa —nos tranquilizó Ashton—. Y nos mudaremos cuanto antes.

Yo asentí con algo de ánimo.

Esa noche tendría que pasarla en la habitación de Ashton y estaba segura de que tendría pesadillas por culpa de esas ratas.  

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