Capítulo 33: ¡La Pelirroja!

Alaska

La primera vez que Brian había terminado conmigo había sido muy triste, pero esa vez, aun cuando no habíamos vuelto a nada serio, se sentía mucho peor.

—¡Abby! —me quejé—. ¡La pelirroja estúpida de Abby!

Si el hecho de que te fueran infiel se sentía humillante, el que lo hubieran hecho con alguien que hacía que me sintiera como la persona más insegura del mundo, lo hacía mucho peor en todo sentido posible.

Ashton me había hecho un té y me había llevado mis bombones para que me sintiera algo más animada, pero nada de lo que él y Gohan hicieran podía hacerme sentir menos miserable.

—¿Qué es lo que tiene Abby que la hace irresistible? —pregunté, con mi voz temblorosa, mientras intentaba beber un sorbo de té de la taza floreada.

Ambos se quedaron pensando en mi pregunta un momento.

—Abby no tiene nada que tú no tengas —aseguró Ashton.

—Sí... Abby sólo es una chica común y corriente —siguió Gohan.

—Yo también —le recordé.

—No para nosotros —dijo Ashton—. Para nosotros eres la más especial de todas.

Gohan asintió ante lo que dijo Ashton y cuando creí que nada podía hacerme sentí bien, eso lo había hecho un poco.

—Gracias por ser mis amigos —le dije con sinceridad.

Ambos habían sido muy buenos conmigo todo el tiempo desde que los había conocido, me habían ayudado y me habían hecho sentir cómoda en una ciudad totalmente diferente a lo que conocía. Además, me habían logrado animar en todas las situaciones complicadas que había pasado en esos meses, fuera por trabajo o por vida amorosa.

—No tienes nada que agradecer, tontita —me dijo Ash, pasando su brazo por alrededor de mi cintura.

—Y anímate un poco —me dijo Gohan—. En menos de dos días será otro año y aunque esas tonterías del tiempo son una creación del ser humano, quizás pueda ser un nuevo comienzo...

Le di una pequeña sonrisa a Gohan.

Tenía razón, no quería empezar un nuevo año llorando por un tonto que no valía nada y que lo único rescatable de él era su auto.

Limpié mis lágrimas con el dorso de mi mano y tomé aire.

—¿Puedo usar otra habitación? —le pregunté a Ashton, un tanto insegura.

—Claro, hay varias más. Puedes elegir el que quieras.

—Gracias... voy a cambiar mis cosas.

—Te ayudamos —me dijo Ashton, poniéndose de pie.

Yo sonreí como pude y los tres subimos al tercer piso para mover mis cosas del cuarto en que había estado con Brian los días anteriores.

Cuando vi la lámpara que le había lanzado a Brian, en una clase de ataque de ira, rota en el piso, me sentí apenada.

Había estado tan furiosa que ni siquiera me importó romper un objeto que no era mío.

—Lo siento tanto —le dije a Ashton, agachándome para recoger los trozos del objeto.

Ashton se agachó a mi lado y me detuvo.

—Tranquila, te puedes cortar, yo me encargo —me dijo—. Y no te preocupes por romperla, valió la pena.

Una sonrisa se asomó en su rostro, lo que hizo que me tranquilizara un poco más.

—Tenías razón —dije al cabo de unos segundos—. Sí es un egocéntrico y jamás iba a ser su prioridad... debí dejarlo cuando pude.

—No es tu culpa, cuando alguien nos gusta tendemos a pasar por alto algunos de sus defectos e incluso los justificamos con lo que podemos —explicó—. Solo se necesita un poco de tiempo para saber si es un defecto que puedes sobrellevar o uno que solo te hará daño.

—En ese caso, agradezco que esto pasara o quizás me habría tomado mucho más tiempo darme cuenta como era Brian ahora —concluí.

Yo me había quedado con la imagen de él en la universidad, cuando no tenia auto y no había participado en ninguna serie de televisión grabada en una gran e importante ciudad como lo era Nueva York. Obviamente, ese Brian ya casi no estaba y no había querido darme cuenta.

—Puede ser —me dio una sonrisa y luego dejó un tierno beso sobre mi frente—. Voy por la escoba —avisó.

Gohan y yo seguimos moviendo las cosas hacia el nuevo cuarto que ocuparía de ahí hasta cuando nos fuéramos en cinco días.

Mientras Gohan me ayudaba en el otro cuarto, aproveché de preguntarle algo:

—¿Estás triste?

Él me miró confundido.

—¿Por qué lo estaría?

—Bueno..., tú invitaste a Abby y supuse que tu estabas interesado en ella —expliqué con un tono de inseguridad.

Gohan pareció quedar anonadado y después de varios segundos habló:

—¿Yo? ¿Interesado en Abby? —negó repetidas veces con la cabeza—. Yo la invité porque alguien más aquí estaba interesado en ella.

—¿Ashton?

—¿A caso lo estabas tú?

—¡No, claro que no! —dije, asqueada.

—¿Para qué preguntas entonces?

Recién en ese momento procese que Ashton estaba interesado en la irritante pelirroja y tan solo dos horas atrás la había visto con otro hombre en una clara situación de clara connotación sexual.

—¿Estará triste? —pregunté con preocupación.

No había notado nada extraño en la actitud de Ashton, pero eso quizás era porque sabía ocultar bien sus emociones.

—Pensaba hablar con él más tarde, pero ya que te revelé su secreto, quizás podríamos hacerlo ambos —propuso—. No le molestara.

Yo asentí y cuando volvimos al cuarto, donde Ashton estaba sacando las sábanas de la cama con notorio desagrado, Gohan y yo intercambiamos una mirada.

—¿Estás bien? —preguntó Gohan—. Con lo que hizo Abby.

Ashton lo miró confundido, hasta que pareció comprender.

—Ah... sí, son cosas que pasan —dijo, volviendo su atención a las sábanas.

Gohan y yo volvimos a mirarnos. Suponía que a él también le sorprendía un poco que Ash se tomara todo con tanta calma.

—Sí te sientes mal, no es nada malo —aseguré yo.

—Estoy bien. Solo era una chica —se excusó—. No es el fin del mundo.

—Bueno, creo que esto es mejor para todos —concluyó Gohan—. Después de todo, Abby y Brian sólo perturbaban nuestra amistad y comodidad.

—Así es —concordó Ashton—. Ahora, meteré esto en la lavadora...

Ashton salió de la habitación intentando tocar las sábanas lo menos posible y alejándolas de su rostro.

—Bien, iré a preparar el almuerzo —anuncié.

—Yo separaré los desechos para reciclarlos —informó Gohan.

Debido a que ahí no había basureros de reciclaje como en el departamento de los chicos, tenían que separar las cosas en las bolsas biodegradables que compraban para la basura.

Cuando entré a la cocina estilo americana, sentí que mi corazón de nuevo se apretaba. Estar sola me hacía pensar en cosas que definitivamente no quería, por lo que decidí concentrarme en la comida y ahuyentar los pensamientos negativos.

En eso, se me ocurrió una pésima idea para pasar la tristeza.

Cuando Ashton apareció en la cocina para tomar algo, me volteé a verlo.

—¿Trajiste hierba? —pregunté, haciendo que me mirara con sorpresa—. ¿Trajiste o no? —insistí.

Yo ya había visto a Gohan fumando, pero mi pregunta en realidad era para saber si estaban dispuestos a compartirla.

—Sí... Gohan y yo llevamos bastante hierba con nosotros siempre, en especial los días de fiesta... ¿por qué?

—Quiero fumar —respondí con seguridad—. Y también beber.

Ashton pareció un tanto preocupado.

—Bien, pero al menos espera a la noche... es algo temprano para comenzar —argumentó—. Además, debemos comer antes o uno terminará en el hospital.

—¿Ustedes también lo harán?

—Claro que sí —dijo con obviedad—. Sí uno se droga, nos drogamos todos.

—Increíble... —dije, volviendo a prestarle atención a la comida en el horno con una sonrisa en el rostro.

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