Capítulo 20: La Mañana Después
Alaska
Cuando desperté, sentí un dolor de cabeza terrible, por lo que me quejé un momento y masajeé mi sien, intentando aliviarlo, a pesar de que no funcionaba realmente.
Después de varios segundos, me percaté de que estaba en la cama, desnuda, entre mis dos amigos.
De pronto, todos los recuerdos borrosos de la noche anterior habían llegado a mi cabeza de golpe y sentí unas ganas de morir de un tamaño monumental.
Había hecho un trío con dos hombres y, lo peor, era que lo había disfrutado... si mal no recordaba.
Podía recordar cómo se había sentido todo lo que me habían hecho y lo que yo les había hecho, y por eso comprendía un poco más por qué todas las chicas se morían por mis dos amigos, aunque eso no les quitaba el que fueran unos babuinos un poco más evolucionados.
Iba a pararme con cuidado de no hacer ruido, cuando Ashton me detuvo tomándome de un brazo, asustándome.
—Lo siento —se disculpó.
—Está bien...
Ashton me miró, con clara vergüenza, lo que me sorprendió un poco. ¿Cuándo él se había avergonzado de algo como eso?
—Siento lo de anoche... estaba muy ebrio, si no jamás lo hubiera hecho. Ni siquiera lo hubiera pensado —explicó.
¿Por qué me sentí decepcionada con eso?
—Lo sé, yo tampoco...
—Eres increíble —dijo de pronto—. Eres muy dulce, tierna y hermosa...
—¿Sigues ebrio? —pregunté sintiendo un creciente cosquilleo en mi estómago, mientras miraba de reojo los labios de Ashton.
Él me dio una sonrisa ladina.
—No, ni un poco —aseguró mirando fijamente mis labios.
«¿Qué demonios estoy haciendo?».
Estaba por inclinarme hacia él y besarlo, cuando Gohan interrumpió:
—Y haces un sexo oral increíble.
Me volteé de golpe a ver a Gohan y lo miré horrorizada.
Él solo se rio y se enderezó.
—Tranquila, es un cumplido.
—Me gustan más los de Ashton —comenté.
Sentí que Ashton rio y de pronto, dejó un tierno beso en mi hombro desnudo, provocando que me sorprendiera un poco. Suponía que Ashton era así con todas las chicas después de acostarse con ellas, por lo que simplemente decidí ignorarlo.
—Seguimos siendo amigos, ¿no? —pregunté algo insegura.
Aún recordaba lo que me había dicho la ex novia de Gohan sobre que usaban a las chicas para tener sexo simplemente y, aunque en ese tiempo me habían demostrado que eran mejores que eso, me sentía algo insegura.
—Si tú quieres ser nuestra amiga aun, entonces no hay nada más que decir —dijo Gohan.
—Han y yo hacemos esto muy seguido y seguimos siendo amigos —agregó Ash—. No te preocupes o avergüences, ¿sí?
—Y si te sientes incómoda con el asunto, haremos como que no paso —me dijo Gohan.
Ashton asintió con una sonrisa.
—No, está bien —dije.
Mucho mejor si Abby se enteraba.
—Bien, me daré un baño —dijo Ash.
—Yo pediré comida.
Ambos se bajaron de la cama para vestirse y hacer lo que querían, dejándome sola en la habitación.
Cuando creí que me sentiría avergonzada por lo que había pasado, me había equivocado, por alguna razón, me sentía bien y feliz... avergonzada también, pero más feliz. ¿Era una estúpida por eso?
Cuando iba a levantarme, sentí un poco de incomodidad en mi entrepierna. Hacía bastante que no tenía sexo, pues yo no era muy fan de acostarme con desconocidos o amigos, y el último novio que había tenido, había sido en los primeros años de universidad.
Suponía que me incomodaría un poco sentarme, pero no era algo terrible que no me hubiera pasado antes.
Cuando me senté en la orilla de la cama, me encontré con cinco condones usados en el suelo y me sentí asqueada.
—¡Gohan! —lo llamé.
Gohan no tardó en entrar con una bandeja con comida de ayer.
—¿Qué?
—Hay condones en el suelo.
—¿Y?
—¿Podrías levantarlos?
—No, iugh.
—Es tu semen.
—No todo y no me interesa tocar el de Ash.
—Pero si son amigos, se besan y tienen sexo... —argumenté.
—Momentito, preciosa. Ashton y yo no tenemos sexo entre nosotros, compartimos habitaciones y chicas y, a lo más, besos.
—Bastante apasionados, a mi parecer.
—Puede ser, pero nada más... Bueno, no te aseguraré nada, pero ahora estoy ocupado —argumentó—. Pediré comida que no esté rancia. Me muero de hambre.
Yo rodé los ojos y fui al baño pequeño para tomar bastante papel higiénico y luego recoger los condones y tirarlos al basurero, asqueada.
Luego de que Ashton terminara de ducharse, los tres tomamos desayuno, como siempre lo hacíamos en Los Ángeles, lo que me hizo sentir mucho más segura.
En vez de que tener sexo arruinara nuestra amistad, había hecho lo contrario, pues, por primera vez desde que Abby había aparecido, me sentía cómoda con ellos.
[...]
—Dulce y tranquilo hogar —dije, cuando entré al departamento de los chicos, de vuelta en Los Ángeles.
—Aburrido, querrás decir —me corrigió Gohan.
Esa vez había llevado a Twinkle conmigo, para vigilar que el viaje no le hubiera afectado, aunque él se veía bastante tranquilo, tanto, que no tardo en dormirse sobre el sofá.
—Los Ángeles no es aburrido, Alaska lo es —aseguré.
—Mi imagino —dijo Ashton con una risa, buscando algo en el refrigerador—. Tengo que hacer compras, ¿quién me acompaña?
—A Alie le gusta Los Ángeles, llévala a ella.
Yo asentí.
—Yo iré.
Gohan suspiró aliviado.
—Compren helado y chocolate, tengo antojos.
Ashton rodó los ojos con una sonrisa y asintió.
—Está bien. Vamos, Alie.
Me levanté del sofá y seguí a Ashton fuera del departamento, cerrando la puerta al salir.
Los dos fuimos caminando hacia el supermercado que no quedaba a más de diez minutos a pie. Ashton llevaba las bolsas reutilizables para llevar las compras y yo iba jugando con las lleves de su departamento, para llenar el silencio del ambiente.
No sabía si debía empezar una conversación, pues él parecía cómodo, pero yo me sentía algo extraña.
No era la primera vez que acompañaba a Ashton a hacer las compras, pero si era la primera desde que habíamos tenido relaciones sexuales y suponía que eso me causaba problemas.
Durante todo el viaje solo habíamos cruzado unas cuantas palabras. Normalmente era Gohan el que hablaba y hacia comentarios que llevaban a una conversación, pero ya haciendo las compras, el ambiente se relajó.
—¿Leche de almendras? —pregunté cuando vi que Ashton metió eso al carrito—. ¿Desde cuándo ustedes son veganos?
—A mí me gusta —respondió—. No soy vegano, pero la leche normal me desagrada —explicó.
—No lo sabía...
Jamás me había fijado en la leche que compraban, pues tampoco tenían siempre. A decir verdad, su refrigerador solía estar bastante vacío.
—¿Quieres comer algo en especial? —me preguntó mientras avanzábamos por el pasillo.
—De hecho, yo tengo que comprar unas cosas también, así que no te preocupes.
—Bien, pero además de las cosas que necesitas, ¿no quieres algo más?
Yo lo miré curiosa, pero él estaba muy concentrado en los chocolates.
—¿Algo como qué?
Se encogió de hombros.
—Algo que quieras, yo te lo regalo.
Me sentí algo avergonzada por el ofrecimiento, pero no era nada tan raro. Ashton siempre era muy amable y generoso con sus amigos, a Gohan siempre lo consentía e incluso a mí me compraba cosas de vez en cuando, sin contar que había pagado mi cena por dos meses.
—No, no te preocupes —rechacé su ofrecimiento—. Muchas gracias, de todas maneras.
Él asintió y me dio una sonrisa amable.
—Bien, vamos.
Seguimos avanzando por el pasillo cuando choqué con alguien, tirando al suelo las compras que tenía en sus brazos.
—Oh, no, lo siento mucho —me disculpé—. Yo...
Cerré la boca cuando vi el rostro del hombre, quien parecía querer alegarme, pues se veía molesto, pero entonces su rostro cambió y me dio una sonrisa llena de emoción.
—¡¿Alaska White?! —preguntó con emoción.
—Brian... Brian Baker —dije perpleja.
Ni siquiera me había percatado de que Ashton se había detenido, no hasta que oí que carraspeó.
Brian y yo volteamos a verlo y entonces yo dije:
—Oh, sí... Ashton, él es Brian —lo presente, aún con sorpresa—. Un amigo.
—Muy buen amigo —agregó Brian.
Yo reí nerviosa, pues sabía a qué se refería.
Brian había sido mi último novio. Él también había estudiado actuación, en la misma universidad que yo, pero él era tres años mayor, por lo que terminamos cuando debió mudarse de estado.
Yo no tenía la menor idea de que se había mudado a Los Ángeles, aunque debí haberlo sospechado, pues era la ciudad donde los actores podían conseguir mayores oportunidades.
—Hola —lo saludó Ashton, algo serio, tendiéndole la mano.
—Ashton es mi vecino y amigo —expliqué.
—Un gusto —le dijo Brian, respondiendo su salido para luego volver a mirarme—. No sabía que te habías mudado.
Yo me encogí de hombros y sonreí.
—En Alaska es difícil surgir —comenté.
—Así es... Yo estuve en Nueva York durante más de dos años, haciendo un papel secundario en una serie, hasta que decidí venir para acá hace dos semanas.
Yo abrí la boca con sorpresa. Eso significaba que él llevaba menos tiempo ahí que yo.
—Oh, llevas muy poco tiempo aquí.
Él asintió.
—Quizás, si no te molesta... podrías mostrarme algo de la ciudad —dijo, algo avergonzado.
—C-Claro, me encantaría.
—Bien, dame tú número —me pidió, sacando su celular.
Intercambiamos números y luego nos despedimos con un beso en la mejilla.
Brian se quedó recogiendo los productos que había tirado al suelo y yo fui con Ashton a buscar lo que nos faltaba, para luego ir a la caja para pagar.
—No habías hablado jamás de él —dijo Ashton, de pronto.
—Bueno, no hay mucho que decir.
—¿Aunque fueron muy buenos amigos alguna vez? —preguntó, enarcando una ceja.
Yo sonreí, intentando cubrirme el rostro con el cabello para que no notara mi sonrojo.
—Bueno, quizás podría contarte cuando lleguemos a casa.
Ashton asintió convencido.
—Bien.
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