Capítulo 13: Planes
—¿Entonces te dio con una sartén? —preguntó Gohan.
Luego de llegar de urgencias, había acompañado a Ashton a su departamento y, por suerte, su amiga ya no estaba ahí.
Gohan estaba sentado en el sofá, mientras Ashton estaba sobre uno de los brazos del sofá y yo, estaba en la mesa de desayuno. Ashton estaba aplicándose algo frio en la nariz y, a falta de hielo y compresas frías, estaba usando una bolsa de arvejas congeladas vencida. Según Gohan, esa bolsa de arvejas debía tener una eternidad, ya que, ellos jamás cocinaban y tampoco limpiaban mucho el congelador.
—Sí —respondió Ash.
Gohan comenzó a reír a carcajadas y cuando terminó, se limpió las lágrimas de los ojos y dijo:
—Debieron haberlo grabado.
—Sí, claro, Han —dije con sarcasmo—. Iba a grabar la situación cuando pensé que me estaban intentado robar.
—¿Y por qué no usaste las llaves? —le preguntó Gohan a Ashton.
—No las pude encontrar, te lo dije.
—Ah... —Gohan pareció algo nervioso—. Yo las tengo —susurró.
Ashton lo miró furioso.
—¿Qué tu qué?
—Pensé que hablabas de otras llaves...
—¡¿De qué otras llaves iba a estar hablando?!
—¡No lo sé!
Ashton se puso de pie.
—¡Por tu culpa me duele la nariz y debo usar esta bolsa de asquerosas arvejas! ¡Sabes que no me gustan las arvejas!
—¡Yo no fui el que te dio el sartenazo! —Gohan también se puso de pie—. ¡Ni el que compró esas arvejas!
—¡A mí no me gustan! ¡Debiste ser tú!
Gohan lo pensó un momento y luego soltó una risita.
—Ya me acordé... Pensé que eran dulces... —yo lo miré extrañada—. Estaba drogado —explicó.
—Que sorpresa...
—¡Ese no es el punto! —volvió a hablar Ashton.
Ambos fruncieron sus ceños y se pusieron frente a frente, por lo que yo temí que comenzaran a pelear a golpes. Conociendo a esos dos, la única forma en la que resolvían sus problemas, las pocas veces que los tenían, era a golpes, no hablado.
Sin pensar en el riesgo que podía traerme, me puse de pie y me ubiqué entremedio de ambos, sin decir nada.
Mi plan era decirles que se tranquilizaran, pero estando entre los dos, me puse nerviosa y nada salió de mi boca.
Jamás me había sentido intimidada por Ashton y menos por Gohan, pero quizás era porque nunca los había visto molestos.
Noté que ambos me quedaron mirando extrañados.
—Ah... deberían tranquilizarse —dije, por fin.
Ambos se miraron y entrecerraron los ojos, como si se estuvieran amenazando telepáticamente.
—Bien —dijo Ashton, tirándose en el sofá y Gohan lo imitó.
Yo me quedé de pie, sin saber que hacer. ¿Debía quedarme o irme?
Estaba por irme, cuando sentí Ashton me tomó de una mano y me tiró hacia abajo, dejándome sentada entre ambos, como solía ser.
Una sonrisa se formó en mi rostro y estaba por decir algo, cuando alguien salió del cuarto de Ashton.
Pude sentir como todo mi ánimo se venía abajo cuando vi a la chica que me había quitado la atención de mis amigos justo ahí.
—¿Ya despertaste? —preguntó Gohan.
—No, Han, estoy caminado dormida —respondió ella con una risa.
—Que graciosa, Abby.
«Así que así se llama...».
La tal Abby fue y se sentó descaradamente sobre las piernas de Ashton. Él le dio una sonrisa y nuevamente mi sangre comenzó a hervir.
—Tengo que dormir —avisé, poniéndome de pie para ir a la puerta.
Cuando salí, cerré la puerta, pero esta volvió a abrirse de inmediato y Ashton apareció en el pasillo.
—¿Está todo bien?
—Sí, sólo estoy cansada.
Ashton pareció nada convencido, pero aun así asintió y volvió a entrar al departamento.
El hecho de que no insistiera me hizo sentir aún peor. De pronto, parecía que yo había pasado a segundo plano para mis dos únicos amigos ahí.
No pude evitar comenzar a llorar cuando entré a mi departamento.
Gracias a Gohan y Ashton jamás me había sentido sola en Los Ángeles, pero ahora, era gracias a ellos que me sentía más que sola y olvidada.
[...]
Durante casi dos meses, las cosas habían estado algo extrañas entre los chicos y yo.
Yo había estado evitándolos lo más posible, excusándome con el trabajo y el cansancio, pero desde ese entonces ya no podría más porque yo ya había terminado mi parte.
Yo ya había grabado todas mis escenas, las cuales no eran más de cinco y ya no tendría que ir más al set de grabación. El rodaje de la película terminaría oficialmente en un mes más, pero los que tendrían que grabar escenas eran los protagonistas y unos cuantos extras.
Cuando terminé de vestirme en la mañana, fui hacia el departamento de Ashton y Gohan.
Cuando entré, noté que ambos estaban plantando unas semillas en unas masetas rectangulares.
—¿Qué hacen?
—Plantamos tomates —dijo Ashton—. ¿Ya estás libre?
—Sí, oficialmente no tendré que ir al set, a menos de que tengan algún problema.
—Genial, no puedo esperar para ver la película.
—Pues tendrás que aguardar al menos medio año —dije.
Gohan me miró confundido.
—¿Tanto?
—Sí, después de grabar deben editar.
—¿Las películas de personas se editan? ¿Por qué?
Ashton miró a Gohan y suspiró.
—¿Por qué no mejor te ocupas de plantar las semillas, Han?
Gohan arrugó la nariz, molesto, y volvió su vista de mala gana al masetero.
Yo fui hacia el refrigerador para sacar una soda, cuando vi la laptop de Ashton abierta sobre la mesa de desayuno.
En la pantalla se encontraba abierta la página de un hotel de Las Vegas, lo que no pude pasar por alto.
—¿Por qué ves un hotel en Las Vegas? —pregunté sin pensarlo.
Ashton levantó la mirada.
—Ah, con Gohan y Abby iremos de viaje a Las Vegas por un fin de semana —explicó.
Sentí que mi corazón se estrujó. ¿Irían de viaje con Abby y no conmigo? ¿Y ni siquiera me lo habían dicho?
¿Qué tenía Abby que no tenía yo? Era una pelirroja teñida con unas cuantas pecas y unos ojos color avellana que nunca traía pantalones cuando me la encontraba... no era la gran cosa.
—Ah... —dije sin poder ocultar mi tono de decepción.
—¿A caso quieres ir? Tú dijiste que Las Vegas no te gusta...
—Sí quiero —me adelanté—. No puedo juzgar una ciudad que no conozco.
Gohan y Ashton se miraron confundidos y luego se voltearon a verme.
—Hay casinos —dijo Gohan.
—Por supuesto, eso hace que Las Vegas sea Las Vegas.
—Y prostitutas —siguió Ashton.
—Hay en todas partes, como el alcohol y las drogas.
Gohan entrecerró los ojos y me miró durante varios segundos.
—Quizás es un robot como Terminator que vino a remplazar a Alie.
Yo fingí una risita.
—No, soy yo, solo qué... si lo pienso bien, ir a la ciudad del pecado no suena tan mal...
Sonaba pésimo, aún más cuando la llamaba "la ciudad del pecado", pero no podía dejar que los dos viajaran solos con Abby y se divirtieran sin mí... No, yo no lo permitiría en ninguna circunstancia.
—Bueno, en ese caso... —comenzó Ashton, no muy seguro—. Nos iremos el próximo viernes y volvemos el lunes en la mañana... iremos en la camionera de mi madre.
—Bueno, cuenten conmigo...
Después de decir eso, pensé en el dinero, ¿de dónde sacaría dinero para una habitación de hotel?
Tosí para llamar la atención de los chicos.
—¿Y c-cuánto dinero cuesta una habitación?
—No te preocupes por eso, Alie —me dijo Ashton—. Yo invitaré.
—Oh..., no me parece correc...
—Ay, Alaska, no seas orgullosa —se quejó Gohan—. Cuando te conviertas en estrella de Hollywood podrás devolvernos todo presentándonos a tus amigas actrices y dejándonos vivir en tu mansión.
No pude evitar reír. No creía que eso llegara a pasar realmente, pero al menos Gohan parecía tenerme fe y eso me hacía sentir esperanzas.
—Ah, ¿y podrías ganar un Oscar? Siempre he querido tocar uno —agregó Ashton.
—Lo intentaré.
Fui hacia el sofá y me senté a ver como plantaban sus semillas. Tomé el sobre que habían comprado de la mesa de centro y quedé algo confundida, ¿debía decirles que estaban plantando girasoles? ¿O debía dejar que siguieran con su fantasía de los tomates?
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