Capítulo 10: Pantalones
Después de la incómoda "fiesta", Ashton y Gohan se fueron a su departamento y yo acomodé a mi familia en el mío.
Ya que, uno de los cuartos no tenía cama, había inflado unos colchones que había comprado y Anna con mi hermana se habían instalado ahí; mientras mi padre y mi madre habían instalado en mi habitación.
Luego de que todos fueran a sus cuartos, yo me senté en el sofá con un par de mantas y mi pijama en la mano para acomodarme a dormir, pero antes revisé mi celular.
Sorpresivamente tenía un mensaje de Ashton que decía: "Cuando termines, ven".
Suspiré y me levanté para ir al departamento de al lado.
Cómo siempre, la puerta estaba sin seguro, por lo que sólo giré la perilla y entré.
Ashton y Gohan estaban sentados en su sofá, mirando la televisión. Gohan estaba sin camisa y Ashton, por suerte aún seguía con casi toda la ropa, menos sus zapatos.
—¿Por qué querían que viniera?
—Pedimos waffles —dijo Ashton.
Yo miré la pantalla de mi celular.
—Pero si son casi las doce.
—¿Y? —preguntó Gohan—. No sé si en Alaska se dormían temprano porque anochecía antes, pero hay lugares como Los Ángeles y Nueva York en donde la gente funciona hasta tarde.
—Y hay otros como Las Vegas donde de día se duerme y se quita la resaca, mientras de noche se bebe, se apuesta y se tiene sexo —agregó Ashton.
Yo suspiré y fui a sentarme entremedio de los dos.
—Jamás fue mi sueño ir a Las Vegas —comenté—. Debe ser horrible.
Ambos giraron sus cabezas para verme.
—¿Qué? —preguntaron al unísono.
—Ya saben... el ambiente debe ser... —me quedé pensando en las palabras correctas—. No de mi gusto —terminé por decir.
—¿Por qué? —volvieron a preguntar al unísono.
—Bueno porque...
No estaba muy segura porque, pero Las Vegas me asustaba. Quizás yo exageraba y era una ciudad normal como las demás, pero había tantas películas y series donde la gente iban a Las Vegas y todo salía mal. Yo, como actriz, sabía que las películas exageraban las situaciones para que fueran divertidas de ver, pero no significaba que Las Vegas fuera un increíble lugar.
—¿Han visto The Hangover?
Ambos comenzaron a reír.
No sabía si había dicho algo chistoso, pero en mi cabeza, no era así.
—Es una película, Alie.
—Sí, no todos terminan así en Las Vegas —siguió Gohan—. ¿Hay prostitutas? Sí, pero las hay en todas partes. ¿Hay casinos? Claro, pero eso no tiene nada de malo. ¿Qué si hay alcohol? Dime un lugar donde no lo haya.
—Ya entendí —dije, algo molesta, cruzándome de brazos—. Además, ¿ustedes que saben? ¿Han ido?
Hubo un silencio.
—Les hice una pregunta.
—Alie, hay cosas de las que no nos gusta hablar —dijo Ashton—. Esta es una.
—¿Por qué?
—¿Oíste eso, Ash? —preguntó Gohan—. Suena como la moto del repartidor.
—Sí, cierto.
Ambos se pararon de golpe y fueron a la puerta corriendo.
—¡Recuerda el pez! —dijo Ash, antes de que ambos salieran.
Luego de unos segundos, volvieron a entrar para buscar la ropa que les faltaba, en silencio.
Cuando terminaron de vestirse, volvieron a salir disparados.
—Idiotas...
[...]
Cuando desperté por la mañana, no estaba en mi departamento, lo que me asustó un poco.
Inmediatamente reconocí el cuarto de Ashton, por la pecera luminosa y las pegatinas de estrellas en el techo.
Me di cuenta de que incluso estaba cubierta con la ropa de cama y no tenía pantalones, ¿Cómo había llegado ahí y donde estaban los otros dos?
Me levanté lentamente, dándome cuenta de que mis pantalones estaban doblados encima de la cómoda. Decidí dejarlos ahí, no tenía ganas de ponerme jeans tan temprano en la mañana, y fui hacia afuera.
No había rastro de los chicos ni en la sala, ni en la cocina, por lo que fui hacia el cuarto de Gohan y entreabrí la puerta para mirar por entremedio.
Cuando vi que ambos estaban ahí, fumando marihuana, abrí la puerta de golpe.
—¿No que no fumaban?
Los dos dieron un salto e intentaron esconder los cigarrillos detrás de ellos.
—Es medicinal —dijo Gohan, botando el humo y comenzando a toser.
—Sí, claro. ¿Qué problema tienen?
—Ah... —Ashton se quedó pensando—. ¡Ay, mis ovarios! —dijo, agarrando su estómago y retorciéndose.
—¡¿Qué ovarios?! ¡Tú no tienes!
Era obvio que estaban bastante drogados, ya que, ambos tenían los ojos rojos y parecían algo torpes.
—Bueno... ¿y tú qué sabes? ¿Me los has visto?
—¡Precisamente no!
Gohan volvió a toser.
—No le digas a la policía, por favor.
Yo podía parecer alguien muy correcta, pero no era soplona y menos por una estupidez como un poco de marihuana para consumo personal. Además, en el estado de California no era ilegal consumir, o sea, mientras no traficaran en grandes cantidades, todo estaba bien.
—Jamás haría eso —aseguré—. Sólo... ¿no les hace daño?
Ambos hicieron un sonido de ternura.
—¿Te preocupas por nosotros? —preguntó Ashton—. Eres tan dulce.
—Pero tranquila, nada puede hacernos más daño del que ya nos hemos hecho —aseguró Gohan.
¿Si eso me tranquilizaba? No, para nada, pero no podía hacer nada al respecto.
—Bueno, ahora... ¿Cómo llegué hasta tu cuarto? —le pregunté a Ashton.
Ambos seguían fumando, pero notaba que no les quedaba mucho de sus cigarrillos.
—Cuando volvimos con los wafles, veinte minutos después, estabas dormida en el sofá.
—Sí y tu departamento estaba lleno... así que nos sacrificamos y dormimos juntos —terminó Gohan.
¿Sacrificio? Estaba segura de que ellos dormían juntos sin necesidad de que yo ocupara una de las habitaciones.
—Gracias por eso.
—De nada —dijeron al unísono.
—¿Y por qué tardaron veinte minutos en subir con los wafles?
—Bueno... —comenzó Ashton—. Era repartidora...
Yo rodé los ojos con una sonrisa.
—Bien, ya entendí.
En ese momento, ambos apagaron los cigarrillos en un cenicero.
—Bien, hora de desayunar —dijo Ashton—. Iré a comprar los cafés.
—Trae medias lunas —le pidió Gohan.
—¿Tú que quieres, Alie?
—Eh... lo que sea...
—¿Donas? —asentí—. Bien, vuelvo en un rato.
Ashton salió de la habitación y fue hacia la puerta de salida para ir a comprar. Yo me quedé en el marco de la puerta mirando a Gohan.
—¿Necesitas algo? —preguntó, incómodo.
—¿Seguro de que no eres gay o al menos bisexual?
Gohan rodó los ojos.
—¿Cuántas veces debemos decírtelo? —preguntó, mientras salía para ir a la cocina, conmigo siguiéndolo—. No nos gustan los hombres, solo no tenemos una masculinidad frágil.
—¿Ah? —no había entendido a lo que se refería.
—Yo puedo dormir en ropa interior con Ashton en la misma cama y me da igual... lo he visto en situaciones peores —agregó—. Por ejemplo, desnudo, teniendo un orgasmo.
No sabía que responder exactamente a eso.
—Entonces... imagino que no te molestaría besarlo...
Gohan pareció pensarlo y luego negó.
—Eso solo reforzaría nuestra amistad... si es que se puede reforzar más.
Yo sonreí picaronamente.
—Entonces...
—¿Quieres que nos besemos? ¿Eres así de degenerada?
—¿Eres tan cobarde?
Él me miró desafiante.
Yo conocía bastante a Gohan, sabía que desafiarlo a hacer algo solo lo incitaba a llevar la acción acabo.
—Bien..., lo haré algún día, pronto.
—Bien... Voy a ver a mi familia y vuelvo a desayunar.
Salí del departamento con una sonrisa y entré al mío, encontrándome con todos despiertos, ya desayunado.
Todos quedaron boquiabiertos, pero yo no entendí porque, hasta que recordé mis pantalones.
—¿Qué no te habías acostado con los vecinos? —preguntó mi padre, con desaprobación.
Grandioso. Si mi padre ya pensaba mal de mi antes, en ese momento debía pensar cosas aún peores y con razón. ¿Cómo podría aclarar esa maldita confusión? ¿Siquiera había una explicación coherente para llegar a mi departamento sin pantalones?
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