Capítulo 22: La verdad

Diciembre 19, 21:06 hrs.

Aquella noche de diciembre fue la más importante de todas.

El cumpleaños de Aila, donde toda mi pesadilla inició.

Todos los invitados hablaban entre sí, otros reían y felicitaban a mi amiga, la cual no paraba de sonreír desde que gritamos "sorpresa" cuando llegó.

Ella dijo que ya se lo esperaba desde hace semanas, porque el pueblo no es bueno guardando secretos y todos los años su madre hace lo mismo, una fiesta "sorpresa" ya claramente no tan sorpresa.

—¿Cómo estás? —le pregunté con una sonrisa.

—Feliz, me alegra que hayas podido venir a pesar de las circunstancias. Creí que no lo harías.

—Somos amigas, ¿no? En las buenas y en las malas —le recordé.

Ella sonrió hacia mí.

—Sí, lo somos.

La música de fondo era lenta, de una clásica, pasaba a una romántica, luego a una un poco más movida. A fin de cuentas, eran las favoritas de Aila.

En realidad, las favoritas de las que Kora aprobaba para ella.

Beau se acercó a nosotras llamando mi atención al aclarar su garganta.

—Aila, ¿serías tan amable de dejarme un rato a solas con Alaska?

Ella nos miró alzando las cejas hacia nosotros.

Ya se daba una idea de lo que ocurría, solo que yo seguía haciéndome la desentendida.

Se alejó con una mirada pícara, yo intenté disimular la sonrisa que quería salir a flote en cuanto Beau se acercó para tomar mi mano suavemente.

—¿Me estás evitando, Van Halsing? —preguntó en un susurro.

—No.

—¿Entonces por qué parece que sí?

—Son ideas tuyas.

—Ajá.

Me llevó fuera del salón, a un lugar donde hubiese menos gente y pudiéramos hablar tranquilos.

—Hay algo de lo que he querido hablarte antes —inició.

—¿Qué?

—Es... un poco complicado, ya que, no creí que llegaras a agradarme tanto.

—¡Oh! ¿te agrado? —pregunté con burla.

Eso le hizo sonreír.

—Más de lo que deberías.

—Interesante, cuéntame más.

Él rio ante mi comentario y acortó la distancia entre nosotros dejándome totalmente paralizada.

Sus labios presionaron los míos en un beso corto, una de sus manos subió a mi mejilla para acariciarla y yo no dejaba de pensar en que quizá todo esto estaba mal.

—¿Por si acaso? —pregunté refiriéndome a la excusa que dio para nuestro último beso.

—No, porque me gustas.

No supe qué responder a eso.

Porque justo en el momento que sentí que el sentimiento era mutuo, aquellas mariposas en el estómago empezaron a desaparecer, ya no se sentía igual.

Entonces entendí que quizá si era obsesión, solo estaba encaprichada con saber que se sentiría tenerlo y finalmente cuando es mío... aburre.

Él esperaba pacientemente una respuesta de mi parte, pero no supe qué decir.

Me agrada, me gusta esta amistad, pero... ¿quererlo como algo más? ya no estoy segura.

—Yo... no puedo, perdón.

Beau frunció el ceño.

—¿No puedes qué?

—Seguir con esto.

—Aska... no te entiendo.

—No me llames así, por favor. Es Alaska, no Aska o Aska bebé. Solo Alaska.

Por un momento parecía confundido, luego agotado de mis señales de humo.

—¿A qué ha venido todo esto? Tú me besaste aquella vez.

—Eso no significa que sienta algo por ti.

—Disculpa, pero en el mundo real si lo es, no vas por ahí besando a cualquiera que se te antoja sin sentir algo —respondió un tanto cabreado de la situación.

—Pues lo que hago o no, es mi problema.

—¿Por qué eres tan odiosa?

—Solo estoy siendo yo misma.

—No, no es así. Te conozco, Alaska.

—¿Seguro que me conoces bien? Por favor, solo llevamos tres meses de conocernos.

—Y eso para mi es más que suficiente.

Suspiré. No quería seguir con esta conversación.

—No sigas —giré sobre mis talones dispuesta a darla por finalizada.

Pero me detuvo.

—No, no te vas a ir sin darme una explicación sincera.

—Vale, ¿quieres sinceridad? Bien. Me aburres, ¿vale? Eres demasiado bueno para mi y por más que haya algo entre nosotros, no es suficiente.

—¿Te aburro porque te trato bien? Se le llama decencia humana.

—Algo que no tenías cuando nos conocimos.

—¿Y por eso te atraía? Porque te trataba de la patada.

—Ya no siento la misma atracción, las personas como yo no podemos sentirnos de esa forma por alguien. Y no, no necesito otra marioneta.

—Entonces eso fue lo que fui para ti todo este tiempo, ¿no? Un títere.

—No lo eras cuando teníamos nuestras diferencias, ahora es distinto.

—Realmente no te entiendo, creí que querías estar conmigo.

—No así, solo... respeta mi decisión y vete.

—¿Entonces mi amistad también te valió una mierda? Te ayudé con ese maldito psicópata, con los mensajes anónimos, te escuché cuando estabas aterrada, recibí una maldita bala por tu culpa ¿y ahora me dices que me vaya?

—Me agradas, y aprecio muchísimo lo que has hecho por mi, pero no seremos nada más que amigos.

—Debiste haberlo dejado claro antes de dejar que me enamorara de ti.

—Beau...

—No, déjalo así.

Entró nuevamente al salón y noté como se acercaba a Nate, pude haberme sentido mal esa noche por tratarlo de esa manera, pero en realidad, me hizo sentir mal el saber que el decirle esas cosas no me hacía sentir absolutamente nada.

No estaba arrepentida ni un poco.

Soy una mierda de persona.

Pero sabía que era lo justo y necesario, no podía seguir con esto, claro que, eso ayudó a no seguirle dando esperanzas porque luego de eso, jamás imaginé que terminaría justo donde todo inició.


LEIA

—¿Está segura de su declaración, señorita Paradis?

—Completamente, oficial. Y como habrá notado, no soy la única que ha declarado, estoy segura de que mi declaración coincide con otras tres. Así que creo que será suficiente para que realice su respectiva investigación y atrapen al culpable.

—Muchas gracias, puede retirarse.

Salí de la comisaría satisfecha con la situación, de ahora en adelante, todo regresaría a su lugar. Ya yo había hecho mi parte.

Al encender el auto recibí la llamada que tanto estaba esperando desde que me dieron de alta.


—Rowan Mason, muchas gracias por tu visita, nunca llegó.

—¿Qué has hecho, Leia?

—Lo que tú no pudiste hacer, voy a acabar con esto.

—Te dije que esperaras un poco más.

—Ya tuviste tu tiempo para atormentarla, es mi turno de ponerle fin. No moriré antes de alejarla de este pueblo de una vez por todas.


Finalice la llamada y abrí la guantera de mi auto.

Suspiré aliviada de verla allí todavía.

El arma que acabaría con muchas vidas después de todo.

Vale, ya entramos al final y solo puedo decir... ¿teorías?

La verdad me molesta mucho las estupideces de Alaska, es como, dude, deja de ser una bebé, me estresas.

Por otro lado, ¿Qué opinamos de Leia y Rowan? ¿Se lo veían venir?

Eso tiene bastante explicación, ya pronto la conoceremos.

ADELANTOOOOO

-Al parecer si quedó algo pendiente entre Beau y Alaska.

-Dos visitas realmente peligrosas han llegado a... ¿arruinar el cumple de Aila? :((

-Finalmente arrestan al culpable... ¿O a los dos?

-El karma siempre llega tarde o temprano. 

-Sharlene una vez dijo «Antes de tirarme al lago, al menos asegurate que esté realmente muerta» y yo dije amén.

Ahí se las dejo.

Besos,

Paola Velásquez

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