Capítulo 13: Raven Melby
Octubre 31, 17:45 hrs.
Comisaría de Riverwood
— ¿Está insinuando que soy la culpable? ¿Qué le hace pensar que yo lo hice, oficial?
—Solo estoy haciendo mi trabajo, señorita.
—Pues yo no la maté.
—No he dicho lo contrario, solo me gustaría saber que estaba haciendo la noche en que mataron a su amiga.
—Ya se lo dije, estaba en casa viendo películas con mi hermanita, como todas los años.
— ¿Entonces no viste a Sharlene durante todo el día?
—La última vez que la vi, ella estaba con Slade.
— ¿A qué hora fue eso, más o menos?
—No lo sé, como a las seis de la tarde de ayer.
— ¿Dónde estaban?
—Tonteando por las calles del pueblo, salí a comprar el disfraz de halloween de mi hermana. Ella es muy exigente y me hizo recorrer todas las tiendas de Riverwood para conseguirle un disfraz de hada madrina.
—Entiendo... Ahora, cuénteme un poco sobre la relación que llevaba Sharlene con Slade, ¿se llevaban bien?
—La verdad es que Sharlene nunca fue fácil de tratar, raro sería que no tuviese una lista larga de sospechosos por su muerte. Casi todo el pueblo la odiaba.
— ¿Incluso Slade?
—Sobre todo ella. Estaba tan obsesivamente enamorada de Sharlene, que haría lo que fuera por conseguir lo que se le antoje. Estaba loca, seguro fue Slade quien la mató.
— ¿Por qué piensa eso? —él oficial frunció el ceño hacia Raven intrigado por su respuesta.
—Pues Slade se le declaró hace unos meses y Sharlene la humilló frente a todo el grupo diciéndole que jamás sería suficiente para ella, y Slade siempre se mantuvo firme con el «Si yo no la tengo, pues nadie lo hará».
—Un momento, no entiendo, ¿Beau no estaba saliendo con Sharlene? ¿Por qué entonces no hizo nada contra él?
—Todos sabíamos que Beau era la tapadera de Slade para que nadie notara que ellas andaban en algo. Sharlene seguía en el closet y sus padres son demasiado estrictos con eso. Además, Beau y Slade son familia.
Noviembre 29, 1:00 p.m.
El asunto de Leia pasó como accidente y a menudo todo el grupo iba al hospital para visitarla. Yo fui solo un par de veces, odio ese lugar, pero también debía asegurarme que n despertara un día pudiendo hablar y me delate fácilmente.
Sin embargo, Leia tenía quemaduras en todo el rostro y la mayoría del cuerpo, tardaría mucho en recuperarse, así que por ese lado, no estaba tan preocupada.
Aquella tarde de noviembre entré a su habitación con flores para visitarla, Aila se encontraba ahí desde la noche anterior, se había quedado dormida en el pequeño sofá y Leia estaba igual de dormida que ella.
Entré dejando las flores sobre la mesita donde se encontraba un vaso de agua y un sándwich a medio comer. Me agaché e intenté despertar a Aila con cuidado.
—Ela... despierta —susurré.
Ella me miró somnolienta tallándose los ojos como una niña pequeña.
— ¿Ya es de día?
—Ya es de tarde, amiga.
Ella suspiró.
—Es que estoy muy cansada, perdón.
— ¿A qué hora te dormiste?
—Estuve despierta toda la noche por si Leia necesitaba algo.
Rodé los ojos.
—Deberías ir a casa y descansar. Yo puedo quedarme a cuidarla.
— ¿En serio? —asentí con la cabeza.
—Si pasa algo, te avisaré, no te preocupes.
—Gracias, Alaska.
—No hay problema, ahora ve a dormir.
Ella me sonrió y salió de la habitación. Por mi parte, me giré hacia la paciente, caminé unos pasos hacia ella y la observé dormir tranquilamente.
Como si estuviera en un hermosísimo coma.
—Ay, chiquita... piensa mejor antes de amenazarme la próxima vez. Ojalá no despiertes nunca, y si en algún momento dices alguna palabra sobre esto o insinúas algo sobre mi hermana... te mataré sin pensarlo dos veces —hablé en un susurro.
Acomodé su cabello con cuidado para no despertarla y le miré detenidamente.
—Aska...
Pegué un brinco del susto al escuchar la voz de Beau detrás de mí.
— ¿Qué haces, idiota? ¡Casi me causas un infarto!
Él muy imbécil se rio de mí descaradamente
— ¿Qué hacías?
—Nada, ¿Cuánto hace que estás aquí?
—Acabo de entrar.
¿Habrá escuchado algo de lo que dije?
—Bueno, entonces ya que estás aquí, puedo irme. Odio estos lugares.
— ¿Y para qué viniste?
— ¿No viste a Aila? Parece muerta, no ha podido descansar la pobre.
— ¿Y tú?
Lo miré confundida.
— ¿Yo qué?
— ¿Sigues con esas pesadillas?
Su pregunta me tomó desprevenida.
—Ya no son tan constantes —me limité a decir.
Él asintió con la cabeza tranquilo.
— ¿Qué hay de los mensajes?
— ¿Eh?
—Las amenazas, Aska. ¿Has recibido algún otro mensaje últimamente?
—No te preocupes por eso, esa persona no volverá a molestar —le aseguré.
Miré por un momento hacia Leia, ella se encontraba ida en un profundo sueño, y por un instante me sentí aliviada.
Luego de un rato en silencio entre nosotros, decidí preguntar:
— ¿Has sabido algo sobre Sharlene? ¿La policía no ha dicho nada?
—Pues saben que un suicidio no fue, por los momentos están investigando sobre la desaparición de Slade, con nuestras declaraciones piensan que tuvo algo que ver, sin embargo, también están sospechando de cada uno de nosotros.
—Era de esperarse.
Tomé mis cosas con intención de salir de allí, ya había pasado mucho tiempo en ese lugar y el olor a hospital comenzaba a darme náuseas.
—Creo que iré a tomar aire por ahí, estoy un poco fatigada.
—No pegaste un ojo en toda la noche, ¿cierto?
—No...
—Yo tampoco, todo lo que sucedió con Leia me ha dejado en shock.
—A mí igual... —respondí por lo bajo.
— ¿Quieres que te lleve a casa?
—No hace falta, pero muchas gracias.
—Anda, déjame llevarte.
Lo miré unos segundos con una batalla mental entre aceptar su propuesta pero al mismo tiempo no querer tenerlo cerca por lo que empezaba a sentir por ese idiota.
—De acuerdo.
Ambos salimos del hospital directo al estacionamiento, su auto estaba estacionado un poco alejado de la entrada, por lo que cuando llegamos sumidos en un total silencio, este encendió el auto y finalmente terminó por soltar la pregunta a la que sabía tendría que enfrentarme tarde o temprano.
— ¿Por qué no te saliste de todo este problema cuando tuviste la oportunidad de hacerlo? ¿Por qué hundirte con nosotros hasta el final?
Suspiré pensando bien lo que iba a responder.
—No lo sé... simplemente, no lo pensé, tenía miedo.
— ¿Miedo de qué? Has dicho que no tuviste nada que ver con todo esto, ¿no?
—No maté a Sharlene, ni tuve que ver con la desaparición de Slade... o el accidente de Leia —agregué—, pero estuve en cada uno de esos momentos con ustedes, y tenía miedo que me tomaran como sospechosa de todas formas.
—Pues déjame decirte que no ha sido tu movimiento más inteligente.
—Lo sé...
Salimos del hospital y durante el camino nos sumimos en un silencio tranquilo nuevamente. Era increíble como no se sentía un ambiente incómodo con él.
Cuando se detuvo en un semáforo, decidí preguntar:
— ¿Qué hubieses hecho tú en mi lugar?
—Pues primero y principal, no entrar a una iglesia abandonada por la madrugada. Empecemos por ahí —bromeó.
Reí golpeando suavemente su brazo.
Él rio también.
—Tú también estabas ahí, pero haciendo algo más estúpido, jugando verdad o consecuencia.
—En mi defensa, es el lugar quizá no más adecuado, pero sí lo suficientemente solitario para hacer lo que se te antoje, desde orgías hasta jugar a la ouija y saber si esos rumores son reales.
— ¡Es una iglesia! ¿Cómo puedes pensar esas cosas?
—Pues ya iglesia, iglesia, no es.
Le miré divertida.
Puso el auto en marcha nuevamente cuando la luz cambió a verde.
—No me digas que no te gustaría vivir la adrenalina de estar en situaciones paranormales —agregó.
—La verdad no, tengo malas experiencias con espíritus, así que no me gusta para nada vivir cosas paranormales.
— ¿Ves espíritus?
—Sí, desde muy pequeña, en el pueblo donde nací había una bruja que siempre solía invocar espíritus y trabajar a diferentes personas. Así que siempre había distintas entidades rondando por mi vecindario.
— ¿Y eran sombras o como?
—No, parecía real. Tanto que no sabía distinguir si estaba muerto o vivo.
— ¿Entonces eres médium?
—No me considero médium, simplemente los veía y ya, nunca me hablaron ni nada por el estilo.
— ¿Y cómo te dabas cuenta que no eran reales?
—Por como me miraban, por cómo desaparecían entre la gente de la nada, en como se volvía solo una simple silueta en la pared. Muchas cosas.
—Pues ya entiendo por qué tanto pánico.
Reí por lo bajo.
— ¿Crees que Leia se recuperará pronto? —decidí preguntar.
—Pues pronto, pronto, no lo creo. Aunque despierte, tardaría mucho en recuperarse, tiene quemaduras en todo el cuerpo, mayormente en el rostro, si no podrá hablar las primeras semanas, mucho menos caminar. Una lastima que todo haya ocurrido de esta manera, ella no merecía pasar por esto, es una buena chica.
— ¿Te gusta?
—No, simplemente me agrada. ¿Por qué? ¿Celosa, Van Halsing?
—No.
—Bien.
Detuvo el auto frente a la casa de Aila, yo por mi parte me quité el cinturón de seguridad, y antes de bajarme, lo miré.
—Bueno, gracias por traerme.
Él por su parte solo me regaló una sonrisa en respuesta.
Cuando bajé del auto y vi su auto alejarse de mí, decidí entrar a la casa de Aila, ella se encontraba dormida en su habitación, así que me dirigí a la cocina y saqué un vaso del gabinete para beber un poco de agua.
Luego me senté en el comedor con mi móvil y me puse a revisar las redes sociales de Beau.
Este chico me estaba llamando un poco la atención, pero quizá solo era una pequeña obsesión mía, no era la primera vez que me obsesionaba con alguien.
Los primeros días saqué toda la información posible sobre él, al principio era para engañarme a mi misma con la frase "ten a tus amigos cerca y a tus enemigos más cerca", pero después de su baile escolar, no pude evitar sentirme un poco atraída hacia él.
Lo peor de todo este asunto no era el hecho de que sintiera una pequeña obsesión por Beau, ni el accidente de Leia, las pesadillas con Charlotte o incluso las apariciones de Sharlene.
No.
Lo peor de todo esto es que creí que al tener a Leia en el hospital acabaría todo este chantaje porque era ella quien me enviaba los mensajes anónimos.
Pero fui demasiado impulsiva, actué sin pensar y luego de recibir el último mensaje, me di cuenta que me había equivocado de objetivo.
Y es que era cierto, no me di la oportunidad de ver si realmente era ella la de esos mensajes.
Abrí con dedos temblorosos aquella notificación que apareció en la pantalla de mi móvil.
Es tan divertido ver como te equivocas de objetivo, pero también lo es saber el poder que tengo sobre ti al ver lo que eres capaz de hacer por mantener tu mentira intacta.
Tus días de libertad están contados, pequeña mentirosa.
Solo es cuestión de tiempo...
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