Octubre 31, 16:00 hrs.

Comisaría de Riverwood

— ¿Shalley?

Ella miró al oficial nuevamente sin decir alguna palabra. Estaba nerviosa, pero intentó ocultarlo lo más que pudo, si algo salía mal, ella sería arrastrada a una celda junto a todos nosotros.

El oficial Cooper suspiró pasando una mano por su rostro intentando sacarle información a la chica. Shalley se removió en su silla nerviosa.

—Necesito que cooperes, ¿Dónde estabas la noche en que Sharlene murió? —preguntó nuevamente.

—Ya se lo he dicho, yo no estaba con ella.

— ¿Y que hay de Slade? ¿Estabas con ella antes de que desapareciera?

Ella negó con la cabeza.

—Aila y yo estábamos juntas esa noche, solíamos pasar la madrugada del 31 de octubre en mi casa viendo películas hasta tarde, pero esa noche fue distinto.

— ¿Por qué?

—Aila se fue temprano de mi casa diciendo que Slade la necesitaba, eso es todo lo que sé.

— ¿Entonces Aila estuvo con Slade esa noche?

Ella asintió con la cabeza.

—Sí, Aila fue la última en estar con Slade. Estoy segura de que ella tuvo algo que ver con su desaparición.

Noviembre 16, 9:00 p.m.

No entiendo que le ven los adolescentes a los bailes escolares, realmente no lo entiendo. Tengo unos tacones que me están matando los pies, un maquillaje que de nada se puede correr, un vestido que no me deja respirar y un ambiente que me estresa porque ni música buena saben colocar, además de que ni siquiera permiten pasar alcohol.

¿Qué onda con los estudiantes de hoy en día? ¿No saben divertirse?

Todos andan de parejita y yo realmente me siento como un mal tercio aquí, pero es el baile de otoño de Riverwood High y Aila insistió en que la acompañase.

Acepté venir porque pareció una buena idea para despejarme un poco de aquellos pensamientos que no me dejaban tranquila, desde hace días no recibía esos mensajes anónimos y no sabía que me preocupaba más, que me llegaran o que no lo hicieran.

―Iré por algo de beber, ¿ustedes quieren algo? ―Aila se levantó de la mesa mirandonos a Beau y a mí esperando una respuesta.

Ambos negamos con la cabeza.

Ella se alejó de nosotros para buscar su bebida. Sentí la mirada de Beau sobre mí, no habíamos hablado desde aquella noche que fui a su casa y le hablé sobre los mensajes que había estado recibiendo.

― ¿Estás bien? ―me preguntó.

Me encogí de hombros haciendo una mueca antes de mirarlo.

― ¿Por qué no lo estaría?

Beau no siguió preguntando porque una chica apareció en nuestra mesa, era alta, de cabello oscuro y facciones finas, su cabello caía por sus hombros en unas ondas que le hacían lucir bastante fresca y dulce, además, vestía de rojo, un vestido ajustado en su pecho y cintura que le llegaba un poco por encima de las rodillas.

Ella llegó hasta nosotros con una sonrisa, no tan hacia mí, sino más al chico a mi lado que parecía cansado de su presencia.

―Creí que no vendrías, no eres un chico que asiste a los bailes de la preparatoria ―comentó ella después de darme una repasada de pies a cabeza.

Ella no me hacía sentir insegura, es decir, si, ella era alta y yo baja, ella era castaña y yo rubia, pero cada quien tiene lo suyo, no necesito que me digan que soy linda para sentirme así, nunca tuve problemas con mi físico porque siempre amé mi cuerpo y se podría decir que el que me mire de esa manera me hace sentir como la puta ama, porque si me mira con desprecio es porque me siente como una amenaza.

Además, es obvio que a ella le gusta Beau y pelear por un chico no me interesa.

―Siempre hay una primera vez para todo, ¿no? ―respondió él.

― ¿Quién es ella? Nunca la vi por aquí.

Intenté maquinar una respuesta que no dejara espacio para más preguntas, pero cuando iba a decirle que era una vieja amiga de Aila que vivía en otro pueblo y estaba de visita, Beau se me adelantó tomando mi mano entre la suya por encima de la mesa.

―Ella es Alaska, mi novia.

Miré de reojo a Beau sin saber como responder más que seguirle la corriente, después de todo, yo no tenía a nadie aquí y no debía cagarla para que terceros se pusieran a indagar mi pasado.

La chica bajó su mirada a nuestras manos entrelazadas y pasó su mirada despectiva hacia mí.

― ¿De verdad? Llevo años de amistad con Beau y nunca te mencionó.

―Esto es algo reciente ―respondí con simpleza.

―Pues debo admitir que me sorprende un poco.

― ¿Qué cosa?

—Que estés en una relación con Beau, a él nunca le llamó la atención las rubias, nunca fueron su tipo.

—Como dijo él, siempre hay una primera vez, ¿no? —respondí con una sonrisa.

—Aska, bebé, ¿Quieres bailar? —propuso Beau.

Miré a la chica frente a mí y luego a mi novio falso. Asentí con la cabeza levantándome de la mesa sin soltar su mano.

—Fue un gusto conocerte...

—Darla.

—Eso. Un gusto conocerte, Carla.

— ¡Es Darla!

Rodé los ojos siguiendo a Beau.

—Eso mismo.

Llegamos a la pista de baile, había una canción lenta y romántica, un tanto aburrida para mí gusto.

Rodeé su cuello con mis brazos y sus manos descansaron en mi cintura mientras nos movíamos al ritmo de la música lenta.

—A veces eres muy odiosa con las personas, Aska.

— ¿Lo dices por la chica? —rodé los ojos fastidiada—, se lo merecía, se nota que muere por ti.

— ¿Estás celosa?

—Para nada, yo no celo a personas que dicen ser mi pareja sin mi consentimiento.

Él asintió con la cabeza riendo suavemente al entender mi punto.

—Lo siento, es solo que no sabía cómo quitármela de encima.

—Me di cuenta, y por favor no vuelvas a llamarme «bebé». Sé esconder cuerpos.

—Vale, espero que lo hayas aprendido del asunto de Sharlene y no vengas con experiencia.

—Digamos que me gusta leer libros de misterio y asesinatos, también suelo ver muchos documentales.

—Pues cuando quieras puedes ir a mi casa una noche y maratonear conmigo algunos documentales paranormales.

—Lo tomaré en cuenta.

Cuando la canción terminó, nosotros volvimos a la mesa. Darla todavía nos miraba de reojo, así que Beau entrelazó sus dedos con los míos el resto de la noche.

—No creí que este baile fuese tan aburrido —comentó Shalley llegando a nuestra mesa junto con Aila.

Esta última observó nuestras manos entrelazadas con confusión.

—No preguntes —se adelantó a responder Beau de mala gana.

Las chicas empezaron a hablar sobre la fiesta de recaudación que está organizando la mamá de Aila para recursos y medicamentos por el hospital del pueblo. Lo cierto es que yo en mi mente solo pensaba en una excusa para no asistir.

Beau seguía acariciando mi mano inconscientemente con sus dedos aún entrelazados con los míos, él revisaba su móvil y yo miraba a mi alrededor sin prestar atención realmente.

Mis pensamientos iban a mil por minuto.

Nate llegó a la mesa para sacar a bailar a Shalley y Aila llamó mi atención levantándose también.

— ¿Alaska, me acompañas al baño?

Observé a Beau.

—Claro.

—Aska bebé, no tardes mucho. Darla puede regresar en cualquier momento —comentó Beau con una sonrisa divertida.

Yo lo fulmine con la mirada antes de golpearlo suavemente en el brazo y luego levantarme e ir detrás de Aila. Él simplemente soltó una carcajada.

Cuando entramos a los pasillos de su instituto ella se detuvo.

— ¿Qué sucede? —pregunté.

—Dime la verdad, creí que empezábamos a ser amigas —inició ella.

— ¿Eh? ¿Cuál verdad?

—Tú y yo sabemos perfectamente de cuál verdad te estoy hablando, Alaska.

Palidecí.

¿Se habrá enterado sobre los mensajes anónimos?

Intenté responder con naturalidad a pesar de mi nerviosismo.

—No sé de cuál verdad me estás hablando, Aila. Deberías ser más específica.

— ¿Qué sucede entre tú y Beau? ¿Son novios o algo así? Porque ustedes dos no se soportaban y ahora...

La interrumpí antes de que siguiera diciendo estupideces.

—Beau y yo no somos nada, ¿vale? Solo le ayudaba a librarse de una chica que es bastante insoportable.

—Ah, ¿entonces no son nada?

— ¡Joder, no!

— ¿Y si llegan a serlo seré la primera en enterarme?

—No, porque jamás habrá algo entre el idiota y yo.

Ella no pudo evitar reír.

—Vale, pero... ¿Aska bebé? ¿En serio? —se burló ella.

Rodé los ojos.

—Lo sé, estuve a punto de golpearle la entrepierna por eso.

Aila soltó una carcajada.

Caminamos devuelta al gimnasio dónde era el baile, pero me detuve cuando recibí un mensaje a mi móvil.

—Ve tú, yo ahorita te alcanzo —le avisé.

No vi el mensaje sino hasta después de quedar sola en los pasillos pensando que era otro de los chantajes anónimos.

Pero sentí escalofríos por mi cuerpo y mi corazón acelerarse al abrir el mensaje y ver la imagen adjunta.

Beau se encontraba inconsciente y golpeado, su nariz sangraba y reconocí claramente el lugar donde se encontraba. Era el bosque frente al lago donde fuimos a tirar el cuerpo de Sharlene aquella noche.

Tus problemas no se resolverán escondiendo tus sucios secretos en un lago, debes hacer mucho más que eso para no ahogarte en tus mentiras, Alaska.

Esto es un aviso, para que sigas involucrando a personas que te ayuden a dar conmigo. Deberás hacer mucho más que eso para encontrarme, pero créeme, volverás a saber de mí.

Pd: no olvides que la única salida para ganar mi juego es la muerte. Por si todavía quieres añadir a otro jugador.

Tuve que leer el mensaje dos veces para procesar todo, Beau estaba así por mi culpa, por pedirle ayuda. Pero... ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? ¡¿En qué momento?! 

Hace unos minutos estaba conmigo y ahora, ¿ya no?

Corrí devuelta al gimnasio para asegurarme de que no era una foto vieja como pasó con el video de Slade, pero él ya no estaba aquí.

Sin darme cuenta todo iba complicándose aún más con el pasar de los días, porque ya no estaba solo yo involucrada en un problema que quizá me llevaría a la cárcel tarde o temprano.

También estaba Slade, la chica que apareció días después para arruinar nuestro plan de salir de la lista de sospechosos.

Volvimossss!!

Ya empezamos con la lista de sospechosos y sus declaraciones en cada capítulo. La verdad me está gustando como se va desarrollando la historia, sin embargo, la cosa no se pone buena sino hasta que interrogan a nuestra protagonista Alaska. Están avisados.

Por ahora solo estamos tanteando el terreno para entrar en el verdadero drama, la verdadera locura, así que prepárense pq se viene mucho misterio y toneladas de plot twist :))

- ¿Qué opinan de este shipp Baska? ¿O prefieren Naska? 

Ahora sí, eso es todo por hoy.

Besos, 

Paola Velásquez