Torneo

Un año después...

Mirlaa se encontraba volando por los alrededores de Neburia, queriendo ver si descubría algo nuevo antes del torneo celeste, en ese momento, escucha que la llaman, era el maestro Buhel desde uno de los muelles. La chica aterrizó en el lugar, acercándose al hombre quien se mostraba algo preocupado.

-Hola, Maestro Buhel ¿Sucede algo?

-Sí, sabrás que Link va a participar del torneo celeste de este año.

-Así es.

-Se me ha informado que su neburi no apareció esta mañana que iba a practicar.

-¿Qué?

-Así es, el maestro Asteus y Gaepora ya están informados, por lo que retrasaran el torneo un poco más para darle oportunidad al muchacho. Notarás que me preocupa que no lo encuentre a tiempo.

-Bueno, no he visto nada esta mañana, pero hay lugares que no he visitado todavía.

-Confío en que descubrirás algo, siempre lo haces.

-Esta bien. Nos vemos, maestro.

-Ve con cuidado, Mirlaa.

Mirlaa emprendió vuelo para empezar a buscar, por los alrededores de la isla, así mismo preguntando a algunos neburianos, estaba por ir a preguntar en el bazar cuando escucho la discusión cerca de la Torre de luz. Se encontró con Vilan y sus amigos siendo amenazados por Zelda para que dijeran la verdad y dejaran de molestar a Link, quien miraba con cierta incomodidad y desconfianza.

-¿Qué ocurre aquí?

-Vilan estaba molestando a Link de nuevo, como si no tuviéramos ya bastantes problemas- responde Zelda.

-¿Tuvieron suerte?

-No, pero sé que Vilan sabe algo- responde Link.

-Ya te lo he dicho, yo no tengo nada que ver con tu feo pájaro rojo. Incluso con él, no serías capaz de... ¡Ah!- grito al ver que la chica con alas se puso justo frente a él.

-¿Qué decías del neburi?- Vilan miró con temor -Lo diré una vez, Vilan, nunca le faltes el respeto a una especie tan maravillosa, poderosa y liberal como lo son los neburis. No me importa quien sea el jinete, pero sí me interesa la seguridad de esas bellas aves, por lo que yo haré la pregunta... ¿Dónde está?

-Mejor vámonos, jefe- dice Corvy nervioso.

-Ya lo dije, no lo sé. Incluso si aparece, ese flojo no me ganará, yo ganaré el torneo. Adiós, Zelda. Suerte, Link, aunque lo que necesitas es un milagro- el grupo salta por el muelle, llamando a sus neburis.

-Ahg, como me fastidia...

-Ya sé dónde está...- ambos miran a Mirlaa -Había un aroma que no es parte de él, pero sé de que parte de la isla es, vamos.

-Cierto, tienes ese olfato dotado.

-Eres buena rastreadora.

Los dos rubios siguieron a la chica alada hasta la entrada de una caverna cerca de la cascada, Zelda le recomendó a Link conseguir una espada, ya que ahí habían muchos peligros, avisando que ella y Mirlaa se asegurarían de que su neburi estaba bien. Así lo hicieron, las chicas ya se encontraban esperando junto a la cueva donde estaba el ave roja, cuando el chico salió por el paso oscuro, acercándose a su neburi y cortando las cuerdas que sostenían las maderas que lo encerraban, saliendo a saludar a su amigo y retirándose a los cielos.

Zelda y Link se fueron, no sin antes hablar un poco sobre el interés de ir más allá del mar de nubes, dejando a Mirlaa contemplar un poco la soledad antes de ir a la plaza, donde ya se encontraban los competidores de este año, a excepción de ella que no llevaba suficiente tiempo en Neburia como para hacerlo, además de tener una mayor ventaja que el resto. El maestro Asteus explicó la reglas, enviando su objetivo a los cielos y seguido a los estudiantes de esta edición del torneo celeste.

-Supongo que apoyas a Link- dice Buhel, interrumpiendo los pensamientos de la chica.

-Así es, Link es muy talentoso, a pesar de ser un dormilón.

-Tal vez el próximo año tengas la oportunidad.

-Lo dudo, hay mucho que debo aprender y mi ventaja no sería justa para el resto, pero gracias. Me ha ayudado mucho desde que Narisha me envió aquí.

-Para mi es un honor y placer- ambos miran a los competidores, notando algo extraño -Hm... Algo no anda bien.

-Es Vilan...- se levanta del suelo e iba a salir volando para detenerlo, pero Buhel la detiene.

-Sabes que no podemos interferir, además, como dijiste, Link es un muchacho talentoso, seguro puede arreglárselas solo.

-Esta bien... Solo espero que todo esté bien...

-Seguro lo estará...- ambos pusieron su vista en los cielos nuevamente, Vilan se notaba bastante cerca, pero Link logró alcanzarlo y pasarlo. Extendiendo su mano hacía el neburi amarillo y alcanzando la estatuilla, poniendo fin al torneo.

-Lo logró... ¡Lo logró, maestro!- dice emocionada, abrazando al hombre, para luego separarse avergonzada -Lo siento.

-No te disculpes, también estoy feliz por el muchacho...

-¿Qué pasará ahora?

-Zelda y Link irán a la estatua de la Diosa para terminar oficialmente el torneo y hacer la entrega del premio- ambos ven el neburi rojo volar en la dirección mencionada -¿Quieres ir a tomar un poco de té?

-Gracias, pero... Creo que iré a volar un rato, tengo la extraña necesidad de ir.

-Siempre has mostrado el alma de un espíritu libre. Ve tranquila, podemos tomar té más tarde.

-Está bien, nos vemos.

Mirlaa salió del muelle, emprendiendo vuelo a la isla calabaza para tomar un poco y llevarles a Link y Zelda por la victoria de hoy. Saludo a Ruperto y a su hija, pidiendo las sopas y saliendo otra vez en dirección a Neburia, viendo en su camino a los dos rubios y acercándose a ellos, pero en ese momento, un remolino negro se hizo presente. Zelda cayó de su neburi, por lo que Link iba a salvarla, pero un golpe lo derribó a él también, siendo auxiliado por su ave roja, por lo que Mirlaa iba a ir en su lugar, pero el mar de nubes se cerró, evitando cualquier contacto con la tierra bajo ellos.

Se adelantó al neburi rojo para buscar ayuda para cuando llegarán al muelle, siendo auxiliados prácticamente al tocar el suelo, llevaron a Link a su cuarto y ella fue con Asteus para revisar el ave. Mirlaa notó que el ave estaba en buenas condiciones, por lo que con el permiso del maestro, fue a hablar con Gaepora sobre lo que ocurrió, siendo que su información podría ser de utilidad.

-... Intenté alcanzarla, pero el mar de nubes se cerró, como si nunca se hubiera abierto. Lo lamento, señor.

-Hiciste lo que pudiste, Mirlaa, al menos lograste poner a Link a salvo.

-En realidad, fue su neburi. Espero que Zelda y su neburi estén bien.

-Es cierto que este evento fue aterrador, pero no tenemos que perder la esperanza.

En ese momento, Link despierta, tratando de mantenerlo tranquilo, Gaepora le preguntó al muchacho sobre su versión de la historia, quien habla sobre la superficie, notó cierta incredulidad ante la posibilidad de que haya relación. Mirlaa se fue a su habitación después de Gaepora, cuando una silueta apareció en el pasillo, Link salió de la habitación, encontrándose con ella y ambos comenzaron a seguir la figura hasta entrar en la estatua de la Diosa.

-He esperado largo tiempo para conocer a la persona elegida por quien me creó. Me llamo Fay... Ese es el nombre que se me ha conferido. Fui creada en el albor de los tiempos con el único propósito de servir al elegido para este grandioso destino. Tal es el motivo de mi existencia y de mi aparición hoy aquí. Que Link, la persona elegida por quien me creó, tome en sus manos esta espada... Sueños de significado confuso, mi repentina entrada en escena, la ansiedad por desconocer el paradero de un ser querido... Dadas las circunstancias de nuestro encuentro, la reacción del elegido entra dentro de lo esperable. Si no hay inconveniente, procedo a emitir mi informe... No obstante, es más que probable que dicha información provoque notables alteraciones en el estado de ánimo del elegido y la joven a su lado. La vida de la persona a la que busca, Zelda, no se ha extinguido.

-... Esta viva...- dice Mirlaa con emoción, cayendo de rodilla, Link deja salir un suspiro de alivio.

-La sacerdotisa... Zelda, tiene ante sí el mismo destino grandioso que el elegido. Si desea reencontrarse con ella, sólo tiene que empuñar esta espada con sus manos... ¿Se han producido las alteraciones previstas en el estado de ánimo?...- Link se acerca a ella con rapidez, la llamada Fay levita un poco arriba de sus cabezas -Sí, se diría que no es necesario añadir nada más. Ruego al elegido que, siguiendo los designios de quien me creó, empuñe esta espada y apunte con su filo hacia los cielos- Link obedeció, empuñando la espada y alzandola, dejando que un intenso brillo la ilumine.

-... Reconocimiento completado... Amo... Mi amo, Link...

-¡Link!... ¡Mirlaa!- ambos voltean, viendo a Gaepora entra en la habitación -Quién iba a pensar que fueses a ser tú, Link... El joven que, según la profecía, había de llegar hasta la sala de espada sagrada.

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