Cima

Link, Zelda, Gruyo y los firangeles fueron al templo de fuego, donde se encontraban los mogmas junto a los hylianos y algunos bokoblins sobrevivientes, Vilan, Grusi y Cocu fueron los primeros en recibirlos. La imagen que el muchacho de verde tenía frente a él lo dejó debastado, su gente atendiendo sus propias heridas en batalla, un sentimiento de arrepentimiento lo lleno, sabiendo que su hogar habría tenido ventaja si hubiera decidido quedarse.

-¡Zelda! ¡Link! Es un alivio verlos enteros... ¿Link?- cuestiona Cocu al ver que su compañero no reaccionaba.

-... Son muchos... Debí quedarme a pelear con ustedes...

-Hey, esta bien...- dice Zelda tratando de calmarlo -Hiciste lo que creías correcto.

-Créeme, Link. Incluso con tu espada, esas cosas eran demasiadas como para quedarse a seguir peleando. Nadie tiene culpa aquí- dice Cocu, viendo que Link no se notaba muy convencido por sus decisiones.

-Espero que esto no pase a mayores ahora que estoy aquí.

-¿Ya saben cómo detener a la oscuridad durmiente para siempre?

-Sí, pero debemos darle tiempo a Mirlaa para que use su poder en el cráter del volcán.

-¿Tiene poderes ahora?...- cuestiona Grusi -No sé porque me sorprendo sabiendo como sobreviven a la muerte...

-Esperen...- dice Vilan inquieto -¿Mirlaa esta llendo allá arriba?

-Sí, Mirlaa va a...

-Debemos salir y ayudarla ahora.

-No creo que sean capaces de seguirla hasta acá arriba- dice Grusi -Incluso lejos de la lava, hace mucho calor en este lugar. La única forma en que podrían llegar hasta ella es...

-... Volando...- contesta Gruyo, a lo que Cocu y Zelda reaccionan con preocupación.

-Los drumnes firangeles.

-... ¡Arqueros! ¡Vengan conmigo!- grita Zelda, saliendo del templo con un grupo de arqueros con flechas incendiarias, seguidos por Link y los otros. Viendo cómo el dragón trataba de evitar los dardos y flechas de los drumnes.

-Si le dan a Eldin con los dardos, caerán a la lava.

-¡Arqueros en posición!- Zelda indica, Grusi toma una antorcha del templo, encendiendo las flechas de los arqueros -¡Apunten!... ¡Fuego!

Los arqueros dispararon, algunas flechas pasaron de largo, pero varias dieron a los drumnes, dando oportunidad a Eldin de llegar al cráter para dejar al otro grupo. Por su parte, el dragón logró aterrizar en la cima, dejando que los viajeros bajen de su lomo y dirigiéndose al escondite donde se encontraban los huevos de cristal. Mirlaa se arrodilló en el suelo volcánico, con las manos sobre el suelo y preparándose para recitar la oración que su padre le había dicho que pronunciará.

-Mirlaa ¿Estás segura de que es la única manera?- preguntó Grahim inquieto e inseguro, Mirlaa lo miró comprensiva, extendiendo su mano hacía él, el demonio la toma sin duda -Tal vez tu padre había dejado otro mensaje o alguna pista en la carta que...

-Grahim... Esta es la única manera... Estoy segura de eso...

-Pero...

-Shshsh... Debe hacerse. Lo sé desde mi primera vida y es claro para mí ahora... Debo hacerlo.

-¿Madre Mirlaa?...- llama Tarbis algo nerviosa -Usted podrá hacerlo ¿Verdad?

-Haré todo lo posible para que la bendición alcance cada rincón y destruya todo rastro de burtak que exista.

-No... Me refiero a que...

-¿Usted podrá sobrevivir a la bendición, cierto?- termina Herfa, notando que su compañera no encontraba la fuerza para preguntar.

-Vengan...- los dos firangeles se acercan, sentándose a su lado -Sé que están preocupados, pero no es el momento de dudar. Si no lo hago ahora, puede que no haya otra oportunidad... Incluso si debo hacerlo y el destino define que no debo volver...

-No digas eso, por favor...- Grahim sostiene su rostro desesperado -No me torturas con esa idea... Sabiendo lo que tienes que hacer.

-Grahim, escúchame...- toma las manos en su rostro con calma -Incluso si es así, quiero que sepan y le hagan saber a los otros, que mi vida con ustedes ha sido maravillosa en todas las formas posibles, tanto en el pasado como ahora, apreciaré cada memoria que conservo de todos.

-Gracias, madre Mirlaa.

-Herfa...- Mirlaa toma la espada en su espalda -Necesito que cuides mi espada. Empuñala de ser necesario.

-¿Qué? No, no puedo...- se aparta -Esta mal, es su espada. No soy digno de tomar el mango de un arma que tiene dueño, no lo haré.

-Herfa...- Grahim lo llama, haciendo que lo mire inquieto -Esta bien, confío en ti.

-Pero...

-No... Yo no puedo hacerlo y Mirlaa tampoco podrá. Si quieres que tengamos éxito en esta misión, debes tomar la espada y protegerla.

-... Esta bien...- Herfa toma la espada, empuñando su mango y sosteniendola con firmeza -Se la entregaré cuando esto terminé.

-Ahora... Necesito espacio, no quiero arriesgarme a que hayan heridos por mi causa- los tres se apartaron de Mirlaa, ella colocó las manos sobre el suelo y miró a los cielos -"Fiora, tú que en mi encomendaste tu bendición, dame la fuerza para luchar en tu nombre y en el de mis antepasados... Con la luz de tu sol y el calor de tus llamas, soy la protectora de Primuria y guerrera tuya..."

Una intensa luz rodeo a Mirlaa, un rayo blanco se extendió hasta el cielo, la voz de la joven se hacía cada vez más baja y los rugidos de la oscuridad durmiente se hizo presente. Los hylianos fueron testigos de la entrada del templo, como varios monstruos comenzaban a aventurarse entre los cálidos senderos, algunos solumnes quemándose por los caminos más cercanos a los ríos de lava, aunque los drumnes resistían más las temperaturas por sus armaduras, tratando de subir por todas las rutas posibles.

-Están subiendo ¿Cómo es que están soportando el calor?- dice Vilan, Fay sale de la espada.

-Amo, detectó un aumento en la resistencia de las armaduras de los drumnes. Los uztaks parecen moverse en masas más pequeñas para trepar y evitar los ríos de lava.

-¿Eso es bueno?- preguntó Grusi confundida.

-Al reducir su tamaño, su debilidad al fuego a aumentado, son más rápidos, pero también se quemaran con facilidad. Así mismo, los solumnes han tomado un comportamiento distractivo o de carnada.

-Bien. Zelda, ve con los arqueros, busquen puntos altos del volcán. Tiren a todos los drumnes firangeles que puedan.

-Podemos ayudar a los arqueros a combatir a los voladores, tal vez incluso salvar las cenizas- sugiere Mirku.

-Bien, pero tengan cuidado. Prioricen el detenerlos lo suficiente, si no pueden retenerlos, destruyanlos. Suban a los arqueros a los puntos más estables del volcán- Zelda y los arqueros tomaron posición con ayuda de los firangeles.

-¿Qué hay de nosotros?- cuestiona Cocu.

-Desde la falda del volcán, hay dos caminos para llegar a la cima y uno para llegar al cráter. Por las altas temperaturas, solo yo, los bokoblins y Eldin podemos entrar por ahí, pero los drumnes podrían resistir lo suficiente para llegar al cuarto del dragón y contaminar los huevos.

-¿Cuál es el plan?

-Cocu y Grusi, vayan a la entrada oculta a la izquierda del templo, bloqueen la corriente, lanzar rocas grandes bastará.

-¿Qué tan grandes?

-Del tamaño de Vilan, lleva a algunos bokoblins contigo. Lo bloquearon una vez y podrán hacerlo de nuevo. Vilan, yo y el resto estaremos aquí, llama a los demás guerreros del Rey Demise en el volcan, conocen este lugar tanto como yo. Y que los hylianos más fuertes estén con ustedes.

-¿Pará qué?- preguntó Cocu.

-Al igual que tú, tirar rocas.

-Debes estar bromeando- dice Grusi sorprendida.

-Créeme, es más efectivo de lo que aparenta. Más teniendo florbombas para lanzar. Gruyo, busca a los mejores lanzadores, enfoquense en los uztaks, si nos alcanzan, estamos condenados.

-Esta bien, Link.

-Un grupo de lanzadores se quedará aquí. Cocu, hablen con los mogmas para que los ayuden a resguardar la zona izquierda del templo, conocen bien el uso de las florbombas en lugares estrechos y lo necesitarán.

-Link ¿No habrá problema que me quede con los heridos o sí?- cuestiona Pelka algo avergonzada.

-Claro que no, necesitamos guerreros capacitados dentro cuidando de los seres del volcán y a los heridos. Encierrence en el templo y adentrense más de ser necesario.

-Gracias, Link. Que la luz de Fiora los proteja...- se va dentro del templo.

-¿Todos sabemos que hacer?- Link cuestiona, todos los presentes asienten -Bien, vayan con cuidado y suerte.

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