Ceremonia
Mirlaa regreso a su pueblo, siendo recibida por su marido y los muchachos ansiosos por qué cayera la noche de la ceremonia, por lo que, notando sus tareas completas, comenzaron a preparar la comida para recibir a los invitados al evento. Algunos cocinaban caldos y ensaladas, otros preparaban los puestos, unos pocos encendían las antorchas y la fogata, y los más hábiles practicaban con los instrumentos que habían aprendido a tocar durante los últimos dos años.
-Madre Mirlaa ¿Qué le pareció?- preguntó Herfa, quién lideraba el grupo de músicos.
-Hermoso, muchachos, bien hecho.
-Madre Mirlaa... ¿Cree que pueda cantar esa canción que nos cantaba cuando éramos pequeños?
-... No creo que sea apropiado... Ya que es una canción de cuna...
-Pero sí cantará con nosotros... No nos ha enseñado muchas canciones.
-... Hay una canción que recuerdo... Solía cantarsela al padre Grahim cuando estaba cansado, triste o molesto.
-¿Cree que pueda enseñarnosla?
-Está bien...
La tierra fresca al amanecer
Con senda del río de valle,
Por la cascada has de caer
Y en la laguna te esperare.
El cantar de las aves
Y el reír de los infantes,
Llenan de alegría mi ser
Al saber que vas a volver.
Tu voz llama mi nombre
Esperando mi despertar,
Pues el día que te veré
Mi vida volverá a brillar...
-Sigues teniendo una voz hermosa, querida...- la sorprende Grahim, abrazándola por la espalda -¿Qué hacen, muchachos?
-Madre Mirlaa nos enseñaba una canción para cantar en la ceremonia.
-Es que querían cantar la canción de cuna y pensé que esta se escucharía mejor para el momento, entre las canciones que les enseñé, claro.
-Es perfecta, pueden tocarla antes de entregar los orbes.
-Bueno, sigan practicando las canciones que ya les enseñé ¿De acuerdo?
Los firangeles siguieron preparando todo hasta que cayó la noche, los invitaron llegaron, Zelda y Link, que portaba la espada maestra, junto a algunos hylianos cercanos de Mirlaa, quien los recibió con un gran abrazo. Se hicieron presentes los líderes y gobernantes de distintas tribus y especies, así como los guardianes de los distintos territorios, junto a Vilan e Impa, quienes entregaron sus regalos para los 15 muchachos.
-Mirlaa es un gusto verte, has crecido mucho- dice el maestro Buhel, sosteniendo sus mejillas.
-Veo que te has cuidado bien, niña. No sabes lo orgulloso que Narisha esta de ti.
-Gracias, maestro Buhel, gracias, señor Ruperto. Espero que estén disfrutando de la fiesta.
-El guiso les quedó exquisito, envidio la receta.
-¡Mirlaa!- ella voltea, encontrándose a Impa, quien le dio un gran abrazo.
-Que bueno que pudieron llegar, ya me estaba preocupando.
-Vilan no encontraba la carreta.
-¡En mi defensa, estoy seguro de que algún Kiw lo movió!- dice Vilan de lejos, quien se encontraba con Grahim, Link y el rey Demise.
-¡Mirlaa, ya es hora!- dice Grahim.
Mirlaa y él se acercan a la fogata, donde todos se reunieron, Mirlaa tenía una canasta donde tenía las bolsas de los orbes, con sus respectivas plumas, los jóvenes se acercaron emocionados, incluidos el grupo de música. Todos los invitados buscaron un lugar cerca de la fogata, la chica tomó la palabra, entregando la cesta a su marido, mientra miraba a su pueblo y a sus amigos.
-¡Amigos! ¡Es un gusto recibirlos en esta pequeña ceremonia de velo amarillo! ¡Hoy, después de muchos años de espera en hibernación y otros más creciendo y formándose, haremos la entrega de los orbes ámbar!- Mirlaa le da la palabra a Grahim.
-¡Estos orbes contienen la historia de su pasado, su vida antes de volver a nacer en nuestro cuidado y este mundo! ¡Aún así serán conscientes de su presente, viviendo nuevas experiencias, recordando aquello que habían ocultado! ¡Así mismo, las decisiones que tomen estarán fuera de nuestro control, pero no olviden que siempre serán recibidos aquí!
Grahim y Mirlaa entregan las bolsas a cada joven correspondiente, entregándoles las últimas a Herfa y Tarbis, cuando tomaron los orbes, muchos de ellos se mostraron realizados y completos, otros pocos se mostraron preocupados, pero todos se pusieron de pie. Los muchachos se dieron vuelta hacía la fogata, tirando en ella las bolsas de tela y las dos plumas que las acompañaban, escuchando el aplauso del público y continuando la ceremonia. El chico de plumas amarillas y verdes no podía evitar sentirse extraño, pues había algo que Mirlaa y Grahim debían saber.
-... No puedo creer lo mucho que han cambiado, incluso cuando no han envejecido nada- dice Zelda con gracia.
-Oye, Impa me contó... Espero no olviden enviarnos invitación.
-¿Invitación?- Grahim cuestiona confundido.
-Te hago saber, Grahim, voy a necesitar un padrino...- el demonio se muestra sorprendido, pero su expresión cambia al ver a Herfa -¿No te alegra, Grahim?
-¿Qué ocurre, amor?- cuestiona Mirlaa.
-Algo le pasa a Herfa...- ambos lo miran -¿Crees que fue por las memorias?
-Es posible... Discúlpenos, debemos atender esto.
-No te preocupes, vayan tranquilos- Mirlaa y Grahim se alejaron del par, dirigiéndose al muchacho de alas verdes y amarillas, quien al verlos se levantó exaltado.
-Madre Mirlaa, padre Grahim.
-Herfa ¿Ocurre algo? Te notamos algo diferente.
-... Hay algo que debo decirles, pero no es un buen momento, ni el lugar.
-¿Es algo sobre tus memorias?
-Es algo mucho más que eso, princesa... Perdón, madre Mirlaa...
-¿Princesa?...- Mirlaa dejo notar confusión.
-Herfa, debemos saber que tan grave es la situación...- contesta Grahim -Si es de vida o muerte es imperativo que nos digas ahora.
-... Siganme...
Ambos siguieron a Herfa a su hogar, un poco más apartado de la fogata, Grahim se notaba muy inquieto ante lo que podría mostrarles tuviera algo que pudiera afectar lo que tanto habían tardado en construir. Entraron en la casa del muchacho, quien rebusco en unos cuadernos, sacando uno en especial, con cobertura de corteza de árbol, dejando ver cosas que había escrito.
-He estado escribiendo mis sueños desde que nos dijeron que nuestros recuerdos se guardaban en los orbes, con la esperanza de que fueran útiles para el momento que recordará... Entre esos sueños, siempre hay algo que me despierta, una sombra que destruye todo a su paso, convirtiéndolos en seres de pesadilla... Ahora sé que tiene un nombre... La oscuridad durmiente...- Grahim reacciona al nombre, sintiéndose aterrado.
-Pero... La oscuridad durmiente fue derrotada por el rey de los demonios hace años atrás...
-Nuestro reino pensó lo mismo por generaciones, pero el día de la coronación, la oscuridad durmiente atacó, tomando el alma de varios de nuestros guerreros y de sus padres, convirtiéndolos en solumnes, muñecos vacíos que se infectaban de burtak y atacan sin piedad.
-¿La coronación?- cuestiona Mirlaa con algo de extrañeza.
-Usted es nuestra princesa...
-¿Qué?
-El día que atacó la oscuridad durmiente, corrompiendo a sus padres, usted nos guió a mí y a otros 14 chicos al bosque del este. Nos envió a la hibernación, pero dejándome un mensaje... "Nos encontraremos de nuevo, ustedes despertarán en un tiempo diferente al que conocemos, incluso con nuevos seres habitando nuestro mundo. Pero la oscuridad durmiente también estará esperando, siempre ha atacado en tiempos de paz y no será diferente cuando vuelvan a despertar"... Luego me puso en hibernación, sellando nuestro escondite que, para nuestra dicha, fue encontrado nuevamente por las manos correctas...
-... ¿Porqué no recuerdo esto?
-... Fue mi culpa... Yo era el guardián, junto a mi padre, pero cuando escapamos, su bolsa estaba rota. Parte importante de sus recuerdos se habían perdido por una bolsa que debía reemplazar... Madre Mirlaa, padre Grahim, no soy digno de haber despertado ahora, pero juro como guerrero y guardián de las memorias, que la muerte de nuestros reyes no habrá sido en vano, destruire al ejército de la oscuridad durmiente a como de lugar, sin importar que me cueste- Herfa iba a salir, pero Grahim lo detiene.
-Alto ahí, muchacho. Estas muy equivocado si crees que Mirlaa y yo te dejaremos enfrentar a ese mal corrupto solo.
-Pero, padre Grahim...
-Él tiene razón, nisiquiera sabes como destruir a la oscuridad durmiente y nuestro pueblo pereció pensando que lo habían logrado. No dejaré que te arriesgues así cuando es mi deber protegerlos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top