-Alas Rotas-

🎃Notas🎃

Los personajes no son míos, son propiedad de Shirai e ilustrados por Demizu.
🎃Esta historia está participando para el concurso de YNH2020 para el especial de Halloween.

✒Portada y separadores hechos por su servidora.
❤Ships
REN y un poco de RayAnna.

La fría brisa otoñal comenzaba a enfriar su piel bronceada, los cabellos espesos y azabaches se enterraban en sus pequeños ojos somnolientos. Con fastidio, los retiraba de su rostro para volver una vez más a la realidad. Él y ella ya no estaban más a su lado.

Pero, ¿Cuánto tiempo ha pasado desde su partida? Quizá son 6 meses próximos a los siete. El tiempo le era irrelevante, sin embargo, el dolor de su pecho se iba agravando. Si no fuera por su psicóloga quién sabe dónde estaría en estos momentos.

Las terapias eran buenas, pero no del todo para adivinar que su depresión estaría a la vuelta de la esquina.

Tomó sus cuadernos de dibujo y lapiceros a sabiendas de que nuevamente la soledad lo estaría aguardando en casa.

Pero, ¿por qué?, ¿Qué fue lo que pasó aquel día para que se haya mortificado tanto?

Simple, había perdido al hombre y a la mujer de su vida, a quienes los amo con tanto deseo y locura.

No era para nadie secreto que, Norman, Emma y Ray tenían una relación un tanto particular, aun así, sus amigos más cercanos los apoyaban. Los tres se habían criado en un orfanato llamado GRACE FIELD, entre risas, juegos, llantos y pequeñas peleas habían descubierto el amor en su máxima pureza. Nunca fueron adoptados y una vez cumplidos los 18 años, sabían que su nueva vida entre los tres estaba a punto de comenzar. Fueron 5 maravillosos años que disfrutaron de su matrimonio poli amoroso. Pero un día todo cambio cruelmente, Emma y Norman fueron asesinados a sangre fría en su propia casa.
Al regresar del trabajo, ver el cuerpo de sus esposos descuartizados y torturados lo había dejado atónito.

- ¡Emma, Norman! Gritaba desesperadamente, sus manos puras se habían manchado de sangre de las personas que más amaba. ¡porqué! ¡porqué! ¿Cuál maldito hijo de perra lo hizo!

Llamó a la policía y lo primero que hicieron fue culparlo por asesinato en segundo grado. Lloraba, suplicaba, maldecía su vida, él era inocente, jamás haría algo tan cruel.
Pasó un buen tiempo en la cárcel hasta que finalmente se dio con el asesino; Lewis era el jodido bastardo de mierda que los había asesinado solo por mero placer y morbo. Pero lo que más le dolía fue al enterarse que su esposa estaba embarazada.

-¡Por qué los asesinaste, hijo de perra, respóndeme!- exigía explicaciones a lo que este simplemente respondió:

- Lo hice solo por diversión.

Al escuchar esas malditas palabras, sus puños comenzaron apretarse y de un solo golpe logró  romperle la nariz. 

Había disfrutado tanto de aquel golpe que al final terminó riéndose de aquella "victoria".  Aun así, su estabilidad mental como laboral dependían de un hilo, faltaba poco para caer en el fascinante mundo de la locura.

Ahora, la soledad y la muerte eran su nueva compañía.

-FLASH BACK-

- ¡Estoy en casa!

-Bienvenido Ray, la cena está servida.

-Creo que lo mejor será pedir comida a domicilio, Emma.

- Rayyyyy, no digas eso. ¡Sabes que he mejorado en mis habilidades culinarias!

- Lo sé, solo bromeo, pero... ¿me das un beso?

- está bien, pero cuando venga Norman se lo daremos también.

- No podría estar más de acuerdo.

-FIN FLASH BACK-

Cerró sus ojos, esperando que lo tibios labios de su amada correspondieran su llamado, pero no era así. La locura lo había hecho imaginar cosas que no debía.

Miró al frente suyo, y observó los cadáveres de Emma y Norman. Su locura lo había llevado al extremo como para llegar a profanar sus cuerpos del cementerio, los había embalsamado el mismo. Recordaba la primera vez que saqueó sus tumbas, podía observar como la carne putrefacta de ellos era devorada por gusanos, no le importo mucho menos el olor, los abrazo con cierta devoción y los llevó a casa. Una vez "limpios" y arreglados los vistió con sus respectivos trajes de matrimonio. Aún así, no se sentía satisfecho.

- No sirve, esta mierda no sirve ¡no son ellos!

Una vez más, procedió a autolesionarse para calmar su dolor y soledad.
Aunque muy en el fondo, sabía que Norman y Emma jamás le perdonarían por lastimarse, busco a Anna, una psicóloga cuya dirección la encontró en su viejo directorio. Ray estaba solo, confundido, y totalmente roto.      

De carácter reacio y dominante fue a donde Anna, la hermosa rubia que escuchaba atenta a cada uno de sus malestares y pesares. Siendo exactos, han sido un total de 15 veces que el azabache ha estado junto con ella, pero, su locura lo ha limitado a pensar con claridad.

-Ana, creo que son 9 veces que estoy aquí y no siento mejora alguna. O es que yo estoy al borde de la locura o usted es pésima psicóloga.

-En realidad señor Ray, son 15 sesiones en las que hemos trabajado juntos. Respondió mientras lo observaba acostado en el sillón. La doctora no comprendía como aquel bello moreno pudo haber sufrido tanto o, mejor dicho, el dolor que le causaba en su pecho era porque se había enamorado de su paciente. Ana ya sabía el típico discurso de falta de ética profesional en contra suya, pero, en asuntos del corazón nadie podría juzgarla.

-Entonces, permítame decirle que: ¡esto no sirve! pero como no tengo nada mejor que hacer, me quedaré aquí porque al llegar a casa, no encuentro a mi esposo ni a mi mujer. Mataré el tiempo junto con usted, y quién sabe algún día pueda terminar con esta miserable vida que tengo.

- ¡No es necesario que haga tal cosa! Gritó la mujer- La vida se hizo para disfrutarla y vivirla, a lo menos usted que es un hombre joven con un futuro por delante, pueda que en estos momentos no sea capaz de encontrar el amor y felicidad, pero la vida guarda sorpresas, así que solo espere. Ray, su vida es valiosa.

-Tengo 27 años, soy viudo y mi trabajo es inestable ¿usted cree que con eso hallaré la felicidad algún día?

-Lo hará, porque, aunque no lo parezca yo también pase casi por lo mismo, no soy viuda pero sí separada, no hallaba trabajo luego del divorcio, sin embargo, pude lograrlo y ahora estoy junto usted, escuchándolo.

-Bueno, suerte de las rubias será. Respondió resignado. Ana veía cada detalle de la piel expuesta de su cuello, para aquel entonces su paciente habido con camisa de tela blanca, dejando observar un pequeño tatuaje en aquella zona.

- ¿Puede decirme que significa REN?

-Oh, vaya lo ha notado. Contestó mientras se tocaba el cuello.

-Sí, de hecho, es la primera vez. Por lo general usted solía vestir buzos de cuello alto o su bufanda azul.

-Creo que el sentido de moda ha regresado gracias a esta terapia ¿quizá? Bueno como sea respondiendo a la pregunta que me acaba de hacer, son las iniciales de mi nombre junto con las de mi esposo y esposa.

-Con que de eso se trata, Emma y Norman ¿no es así?

-No puedo creerlo, se ha memorizado sus nombres. Canturreó sarcástico.

-Es parte de mi trabajo, además se trata de sus ex esposos.

- ¿Ex esposos? Son mis esposos jamás fueron "exs" además muy pronto me reencontraré con ellos.
-No pienso permitirlo- Ana se levantó de su escritorio y fue directamente hacia él, lo tomó de las manos y respondió:

-¡Jamás dejaré que mueras, la muerte no es una opción, me oíste!
Los hermosos orbes negros del hombre se habían posado en los ojos azules de la rubia, un pequeño brillo se podía observar entre ambos, sin embargo, eso no fue suficiente.

Con su actitud altanera, se separó de ella y replicó:

- ¿por qué no quiere que muera? ¿será porque ya no obtendría paga de mi parte?

- No es eso. ¡No quiero que muera porque usted es mi... paciente, alguien muy especial!.

- ¿eh? ¿especial? Supongo que tendré que conformarme con ello. Si me disculpa es hora de retirarme.

- ¡aún no terminamos la sesión! Retó la mujer.

- Yo ya lo hice, respondió. Se levantó, tomó su abrigo y cuando estaba a punto de abrir la puerta del consultorio, ella lo abrazó.

-No quiero que mueras, no quiero que tu vida perezca porque... yo... me he enamorado de ti. Es patético, y poco profesional lo que acabo de decir pero mi corazón ya no aguantaba más.
¡RAY NO MUERAS, NO TE HUNDAS MÁS EN LA SOLEDAD! DÉJAME SER TU LUZ Y ABRIGO.

Ray se quedó quieto con el contacto de Anna, se dio la vuelta y pudo observar como sus ojos derramaban lágrimas, aquella expresión era tan similar a la de Norman cuando este se deprimía, así que, nuevamente su mente lo traicionó. Cerró sus ojos y se acercó a la rubia para besarla, aquel beso era tan agridulce y deseado por ambos, pero muy en el fondo sabían que era mentira. Se separaron y Ray abrió sus ojos desilusionado por lo que acababa de hacer.

-Me he confundido, lo siento debo irme.

-Prométeme... prométeme que vendrás mañana, sollozó Anna.

-Así lo haré, adiós. Tomó su abrigo y abandono la habitación, el jamás regreso.

Al llegar a casa y encontrarse nuevamente con sus "esposos" sabía que no estaba bien. Finalmente, comprendió el propósito de su vida, sin Emma ni Norman él no era nadie.
Tomó su celular y vio como aquel fondo de pantalla era adornado por su foto de matrimonio, se dirigió a su habitación y se colocó su traje de bodas, se roseó un poco de colonia en su cuello y fue a la sala a despedirse por última vez.

-Finalmente, nos volveremos a ver, Emma, Norman.

Tomó gasolina y la regó por toda la casa y antes de prender un fósforo, puso su canción favorita en su celular, se acurrucó entre sus esposos y prendió fuego a su propia casa.

-Perdónenme Emma, Norman he maldecido mi vida durante todo este tiempo, sin embargo, ustedes han sido mi único rayo de luz en este mundo, nos volveremos a encontrar algún día, en otra vida cuando mis alas no estén rotas. Los amo y siempre los amaré.

Aquel día, fue el último en que Anna pudo ver a Ray, como preciado y único recuerdo del azabache fue aquel beso agridulce, uno que jamás volverá a repetirse, ahora quién tenía sus alas rotas, era ella.

-fin-

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