Poodle se despertó con mucho sueño, el ruido que hacían los humanos con sus maquinas era molesto. Miró a su alrededor e instantáneamente supo lo que tenía que hacer; desplegar las alas y mudarse otra vez más. cuando iba a levantarse y volar a un nuevo hogar, lo sorprendió ver que en su ala derecha, había una flor recién caída, estiró la cabeza para ver si podía alcanzarla pero no lo logró, así que salió volando decepcionado.

Hace unas semanas, vivía con su mejor amigo y sus padres en un acogedor árbol, pero una manada de lobos (en especial sus cachorros) los obligaron a dispersarse por el extenso bosque. Poodle logro establecerse en una pequeña rama de árbol por 2 semanas, pero los demás animales siempre buscaban que atacar, así que tuvo que irse.

al ver una pequeña cueva en una montaña decidió entrar, no era tan oscuro y el ambiente era perfecto para él, Poodle vio una pequeña figura aleteando en una esquina.

-hola!- La criatura era una polilla de gran tamaño y un abdomen largo, con una especie de antenas en forma de x por detrás.

-Quién eres?- dijo Poodle temblando.

-soy Creatonotos, ¿y tú? ¡Pareces una abeja de lo pequeño y suave que eres!- dijo Creatonotos, mirándolo fijamente a sus alas.

-soy Poodle, mucho gusto.- contestó brevemente -¿Tú vives acá?- preguntó.

-Sí, es un lugar tranquilo, pero extraño mucho a mis amigos y a mi familia, los humanos me obligaron a dejar mi hogar.

-comprendo, yo también estoy acá por lo mismo.- respondió Poodle.

-¿Tienes hambre?- Preguntó Creatonotos. Poodle negó.

Empezaron a hablar de sus vidas, contando como habían llegado acá.