°•°Capitulo 44°•°
Teníamos un plan. Claramente sabíamos que ella no era Ailena; nada que hiciera Lena podría hacerme creer lo contrario; por eso mismo fingimos que usaríamos la confianza que tiene en ella misma en su contra.
No sé qué le hizo creer que podría engañarnos, y más a mí; tengo una conexión con Ailena; claramente iba a darme cuenta. Al parecer, muy inteligente no es.
Lucifer dijo que esto podría pasar, y claramente ya le había advertido a Ailena, y supimos armar un gran plan. Ahora él no está aquí, eso le hicimos creer a ella. Él junto a mí madre y mi hermano están en el inframundo, ¿por qué? Porque sabíamos que ella iba a querer tenerlo acá; acá no tiene todo su escuadrón y también sabíamos que su Dios iba a mandar a que ataquen a los demás demonios.
Ella ha llegado, puedo sentirlo. Con Belia solo estamos sentados, esperando a que ingrese. Esta me da una mirada cómplice a la cual correspondo.
La puerta es abierta y por ella ingresa Lena. Alzo apenas la cabeza con una sonrisa.
—Cariño, estábamos esperándote —le digo y ella frunce el seno.
Decide ignorarnos y sigue su camino hasta la oficina.
—¿Cuánto tiempo tenemos? —pregunta Belia.
—No lo sé exactamente, sólo hay que distraerla —asiente.
—¿Dónde está?—viene a paso apresurado.
—¿Quién?—me hago el confundido.
—Sabes de quién hablo, ¿dónde está tu líder?
—No lo sé —alzó los hombros. —Belia, ¿tienes idea?
—No, parece que salió, tenía asuntos por resolver.
Lena me mira amenazadora y yo me limito a sonreír.
—Me engañaste, claro que lo hiciste.
—No sería el primero en hacerlo, ¿no? Tú líder vive engañándote y tú vives creyéndole. No te importa que a raíz de esto muera tu madre, no te importa que a raíz de esto llegue la destrucción del mundo.
—Ustedes son la destrucción de este mundo.—niego.
—Somos el equilibrio, el mal y el bien coexisten desde hace mucho y eso hace el equilibrio en el mundo. Como el yin y el yang, unidos somos fuertes; si uno de nosotros deja de existir, la humanidad también —veo desconcertes en su mirada.
—No tienes idea de lo que hablas.
—Sé de que te hablo, porque a diferencia de ti, a nosotros nuestro líder sí nos guía y cada paso que da nos explica el por qué. Jamás nos dejaría cometer este tipo de locura.
Ella nos mira para después salir apresuradamente por la puerta.
—¿Eso fue bastante tiempo?
—No lo sé, pero espero que sí, vamos, tenemos que ir a ayudar —asiente y salimos rumbo al inframundo.
Allí hay una guerra, ángeles contra demonios, vamos mal. Hay más ángeles en pie, veo hacia todos lados y no veo rastros de ninguno de los tres, pero puedo sentir que Lena está aquí.
Ibamos a comenzar nuestro camino hacia el templo de Lucifer; pero una luz nos cegó.
Al poder abrir los ojos, veo que se trata de Angélica.
—¿Qué haces aquí?—preguntó confundido.
—Ayudar. Lo que está haciendo Dios es una equivocación—asiento.
—Vamos, deben estar en el templo.
Angélica y yo abrimos nuestras alas, así sería más rápido. Tuve que llevar a Belia, esto de que no tenga unas es todo un lío.
Y como deducimos, ella estaba allí, Samael y Lilith están con sus alas abiertas, Lucifer solo está sentado en su trono, y Lena está frente a ellos con la daga en mano.
Vemos entrar ángeles, a Lilith y Samael no les queda otra opción que luchar; Belia saca sus dagas y me mira.
—¿Cómo en los viejos tiempos?—sonrío.
—Como en los viejos tiempos.
Ángeles se acercaban a nosotros y debíamos luchar, espalda contra espalda, así ninguno quedaba en desventaja. Sabemos que suelen atacar por las espaldas, ella con sus dagas y yo con mis cristales.
—Se terminó, demonios, tengo a su líder —todos nos obligamos a frenar la lucha.
¿En serio, así de fácil va a agarrarlo? No luchó nada.
Mi hermano me da una mirada; sé que está pensando exactamente lo mismo, ¿qué le pasa?
—Baja esa daga, Lena, tú no quieres esto —todos dirigimos la mirada hacia la voz, incluida ella.
—¿Tú? Increíble que sigas traicionandonos.
—Oyeme, nada es como te lo pintaron, nada va a solucionarse, nada.
—Cállate, acabar con él va a ser el comienzo de un nuevo mundo. Angélica niega.
—Aliena, sé que me escuchas —mi cuerpo se eriza; hemos estado evitando nombrarla. —Hija, tú tienes el poder, sé que puedes luchar contra Lena y ganar, sé que puedes recuperar tu cuerpo, sólo lucha.
—¡Cállate! —alza la voz y afirma más la daga en el cuello de Lucifer. — El circo se terminó, ella no va a oírte, y él va a morir.
Estaba a punto de clavar la daga hasta que se detuvo, haciendo una mueca. Sé que es ella intentando salir, pero Lena se resiste.
La daga cae al suelo y ella lleva sus manos a la cabeza. Lucifer aprovecha el momento para escapar, pero ángeles se lo impiden y vuelven a sentarlo dónde estaba.
Ella levanta la cabeza y su mirada se cruza con la mía; hay dolor y amor; sé que es Ailena, está sufriendo.
Me acerco a Angélica y la tomo del brazo.
—Has que paré —ella me mira confundida. —Está sufriendo, has que parar.
—No funciona así, si quieres volver a tenerla, deja que sufra lo que tiene que sufrir.
Suspiro y vuelvo mi mirada al frente; sé que su lucha es con ella misma; Lucifer ha quedado en un plano secundario. Lena logra tomar la daga nuevamente, se acerca a Lucifer e intenta apuñalar, pero vuelve a alejarse.
Esta vez se acerca y le sonríe, para después acariciar su rostro.
—Uno por la familia debe hacer hasta lo imposible, eso me enseñaste—. Está la mira un tanto confundida y a la misma vez le sonríe.
—Sí, cariño, hasta lo imposible —veo un par de lágrimas cayendo por las mejillas de ella.
—No me queda mucho tiempo, ella también está luchando y debo hacerlo antes de que vuelva a tener el control —el frunce el señor. —Gracias, papá.—deja un beso en su mejilla.
Su mirada vuelve al frente y busca la mía. Avanzo un paso.
Ella me sonríe entre lágrimas.
—Sigues igual de ardiente cariño —le sonrío. —Te amo, Adriel —frunzo el seño.
—¿Qué pasa, Ailena?—niega.
—Gracias por enseñarme a amar, me diste todo en tan poco, espero que sepas perdonar.
No entiendo a qué se refiere hasta que saca la daga de atrás y me mira con los ojos empañados. Puedo ver en sus labios como susurra un "te amo".
Niego y Lucifer también se dan cuenta de sus intenciones; lucha por soltarse y yo por llegar a ella; en cuanto ambos logramos estar libre, ya es tarde; la daga había quedado en su corazón, desprendiendo así una luz.
Corro hasta llegar a ella y la tomo en mis brazos; aún está despierta; me regala una sonrisa.
—Estás llorando.
—No cierres los ojos, por favor, mantente despierta.
Veo como estar despierta se vuelve una dificultad para ella.
—A-adriel —me llama.
—No hables, solo aguanta —acarició su mejilla.
—Siempre me gustó que invadieras mi habitación —dice con dificultad.
—Y voy a seguir haciéndolo —ella sonríe y comienza a cerrar los ojos. —Ailena, abre los ojos, háblame, cuéntame que más te gusta, por favor.
Miro a Lucifer y este mira a Angélica.
—Haz algo, joder —le gritó.
—Déjala ir —me dice ella.
—¿Estás jugando conmigo? Salvala.
Vuelvo mi vista a Ailena; ella tiene los ojos cerrados y ya no respira.
Palmeo su mejilla y la muevo, pero nada funciona.
—No, por favor, no. Haz algo; hagan algo.
—Saquenlo —menciona Angélica y luego siento las manos de Samael en mis brazos.
—No voy a dejarla.
—Vamos, Adriel, ellos saben qué hacen.
Lo miro a él, para después mirarla a ella, dejo un beso en su mejilla y sigo a Samael, dejando así el cuerpo de Ailena, y dejando con ella mi alma.
Holaa mis bomboncitos dejo esta noticia para decirles que Alas grises ha llegado a su final jsjsjsj naaa no se asusten aún falta un capítulo ❤️. Pero si ya está acabando y eso me pone triste.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top