°•°Capitulo 25°•°
Despertar en mi cama después de pensar que ni siquiera tendría otro día de vida es maravilloso. Respiro profundo mientras me estiraestira y ruedo por la cama. Abrazo mis sábanas y cierro los ojos cinco minutos y me quedo dormida nuevamente.
-¡Ailena! -siento como mueven mi cuerpo-Ailena.
-¿Qué quieres?-murmullo, girando mi cabeza hacia el otro lado.
-Te has quedado dormida, llegarás tarde a la escuela -identifico la voz de Margaret.
Me levanto bruscamente buscando mi celular.
-Las ocho de la mañana - miro a Margaret por unos segundos y corro hacia el baño.
-Ayer llegaste tarde -dice, -dice, con un tono de voz algo cansado-No te vi en todo el día, estoy preocupada por ti -continua detrás del marco de la puerta.
-No te preocupes, estoy perfectamente -trato de sonar- Un poco retrasada pero en perfecto estado.
Salgo rápidamente del baño cogiendo mi uniforme.
¡Maldición! No planche la camisa, pues ni modo me iré estrujada.
-¿Piensas irte así?-me pregunta algo confusa.
-No tengo opción, ya voy demasiado tarde-me acercóacercó a ella y le besó-Nos vemos luego.
-Ailena -pronuncia y me giro de forma rápida - En la tarde hablaremos.
Asiento y vuelvo a correr, literalmente.
Agradezco a todos los santos y demonios que mi primera clase era con "Eflucir".
-Ailena--pronuncia al verme parada en la puerta-Llegas tarde.
-Lo siento -me disculpo-¿Podría pasar?
-Adelante, que no se repita. -Podría jurar que ha sonreído. Me. Me adentro a mi asiento.
La clase terminó en unos pocos minutos; llegué demasiado tarde.
-Ailena, quédate -indica mi padre.
Suena extraño mencionarlo de esa forma. Nunca antes había tenido que hacerlo de forma directa. Me gusta poder decir que tengo un padre realmente, porque Federico es excelente y siempre está cuando lo necesito, pero nunca ha llenado ese lugar porque siempre he sabido queque no era mi verdadero padre.
-Adriel me dijo que querías hablar conmigo. -Me acerco a él.
-Siéntate -me indica, él hace lo mismo- ¿Cómo te sientes?
-Perfecta.-sonrío.
-No tienes que meterme,meterme, Ailena, no puedes estar perfecta después de ser secuestrada y parte de una gran batalla entre demonios -me dice y dejo salir un suspiro.
-La verdad estoy algo agradecida;; pensé que no saldría con vida,vida, ya que en ningún momento iba a hacer lo que ellos querían. Me libero y suelto todo lo que tenía guardado. guardado- Pero a la vez estoy agradecida con ustedes; no me dejaron.
-Nunca lo haremos, ahora somos tu familia,familia, Ailena -dice mirándome fijamente.
-¿Alguna vez te has enamorado?-la pregunta lo tomó por sorpresa.
-Sí -comenta secamente y sonríe, aunque puedo jurar que hay algo de dolor en esa sonrisa.
-¿Cómo fue? -niega.
-No fue -dice bajando la mirada. -Algunas veces no se puede aunque ames y te amén con todas sus fuerzas -me mira y continúa. - Se llama Angélica.
-¿Tu amor?-pregunto curiosa.
-El amor de mi vida y tu madre -me toma por sorpresa y no sé qué decir, así que dejo que continúe. -Es una mujer hermosísima, se parece algo a tí, excepto por el cabello -ríe. -Parece que llevas el infierno en él.
-¿Él sabe dónde estoy?-no podía evitar hacer esa pregunta. Él asiente. -¿Entonces por qué nunca me ha visitado?
Pregunto, pero mi cabeza se llena de muchas respuestas y preguntas.
No le importó.
-Ella te cuida como nadie.-susurra. -Simplemente tiene prohibido bajar a la tierra.
-¿Prohibido?
-Tener una relación y una hora con Lucifer, con el rey del inframundo, no está bien visto que digamos -me comenta. -Es cierto todo lo que dicen de mí; soy el mal, el pecado y todo lo que puedan imaginar, pero realmente la amaba y nos alejaron.
-¿Quién?
-Son muchas tus preguntas, hija mía -me mira y puedo notar tristeza en su mirada.
-¿Entonces realmente nosotros podemos llegar a enamorarnos, como pusiste identificar que era amor?-él sonríe.
-Él realmente te quiere, Ailena, pero es muy pronto para que entienda que tanto -se levanta. - Tú y él son muy parecidos, incluso en la forma de sentir, y creeme que los dos sienten mucho, solo que los demonios tenemos formas diferentes.
-A eso me refiero -menciono levantándome también. -¿Cómo puedo saber cuándo lo estoy amando?
-No hay forma de que yo te pueda explicar eso, solo lo sentirás en el momento adecuado. Me resigno y dejo el tema, es muy complicado.
-¿Mi madre, algún día podré verla? -él asiente.
-En algún momento, -me sonríe. -Y ahora cuéntame porque Ailena llegó tan tarde y con ese aspecto.
-Ni hables de eso. -Me paso la mano por la cara y sonrío.
(...)
El resto del día transcurrió normal, alguna que otra burla de Lía por andar como si hubiera acabado de salir de un pomo de penicilina. Samael, al igual que Lía, ha estado jodiendo a la hora de almuerzo. Y Adriel no ha venido hoy. Le he preguntado a Samuel un por qué, pero solo niega saber nada al respecto.
El camino a casa fue tranquilo; es tranquilizador no sentir que me están persiguiendo o sentirme observada.
Al llegar a casa me despedí de Lía como ya era de costumbre. Al entrar voy directo a la cocina. Ahí está Margaret, pero antes vi a Federico en el comedor.
-¿Te regañaron? -Niego.
-Por suerte era el profesor de literatura, nuestro vecino -ella se gira.
-Ese señor no me acaba de encajar.-comenta. -No he hablado con él; pero seriamente me gustaría saber qué tipo de persona es.
-Es bueno, no te preocupes tanto por mí.
-Mo lo entiendes, claro que tengo que preocuparme. Estás rara desde que ellos llegaron y ni creas que no sé qué tienes una relación con alguno de ellos -suelta de golpe y no sé qué contestar. - Y no trates de negarlo porque te he escuchado conversar varias noches en tu habitación.
-Es complicado...
-Pues no me interesa, pensé que te había dado la confianza para que pudieras contarme todo, pero ya veo que no. Su tono de voz disminuye. - ¿Cuál de los dos hermanos es?
-Adriel, el mayor -digo la verdad; no puedo seguir mintiendo.
-Bien, te comento que los he enviado a cenar, sube y bañate; deben estar al llegar -dice sin mirarme.
Ai, no, los Dagger, Belia y el propio Lucifer junto a mis padres adoptivos. No puedo ni imaginarmelo, mejor voy a alistarme.
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