Prólogo
Kinkajou miró al pequeño dragoncito híbrido que tenía delante en la cima de la montaña. No podía creer lo que acababa de hacer. Que este pequeño e inofensivo dragonet hubiera asesinado a la mitad del ejército de los Alas de Hielo. Por fin hice algo... algo que los dragones recordarán. ¡HAH! ¡Toma eso, Sr. Pantalones Monstruosos! Derribado por un pequeño Rainwing. ¿Quién es insignificante ahora?Miró a sus amigos. No, a sus nuevos mejores amigos. Todos le devolvieron la mirada, con expresiones de sorpresa. Oh no, ¿qué he hecho?"Kinkajou... ¿por qué es tan... multicolor? dijo Luna, señalando que el dragoncito tenía una pequeña gola y otras escamas multicolores bajo las alas. "Puedeaaa que lo haya hecho medio Rainwing. Lo siento, es que pensé que como le robó los Nightwings a la Reina Gloria, sería parte de uno de ellos. Irónico, ¿verdad?", dijo con una pequeña sonrisa. "Bueno, eso va a ser difícil de explicar al resto de la tribu..." dijo Foeslayer, la dragonet mordisqueando sus garras. Estaba mirando al dragonet que solía ser su hijo. "¿Cómo vamos a llamarlo?"Hmm... Talonlicker... Night-time... Hometaker... Gibbon... Shine... Kinkajou jr..."¿Qué tal Pacificador?" Dijo Luna, y todos asintieron. Bueno, no tan bueno como Kinkajou jr, pero Pacificador sigue siendo un buen nombre. Kinkajou asintió con la cabeza. Foeslayer sonrió y acercó a Peacemaker. "Pero espera, será difícil explicar tu nombre. Quizá tengamos que hacerte uno a ti también". dijo Qibli, con su rostro impasible. "No será necesario. Ya tengo uno en mente". dijo Foeslayer. "Hope. Me gusta cómo suena".Luna sonrió y miró a Kinkajou, como si fuera su héroe o algo así. "No puedo creer que hayas salvado a todos los dragones. Kinkajou, pequeño mono increíble. Eres una amiga de verdad..." miró a Peacemaker, que estaba jugando con una mariposa. "Al menos me dices la verdad". Si supieras...Kinkajou no había contado a sus amigos la última parte del encantamiento. Que cuando Peacemaker se completara, el alma de Darkstalker quedaría atrapada en su flor de hibisco. Cogió la flor suavemente de su bolsa, con la culpa recorriendo sus escamas. La guardó en su bolsa, asegurándose de que sus pétalos no sufrieran ningún daño. Por ahora un monstruo está contenido...
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