Capítulo 25

EMMA

—Emma, Emma... —siento unos leves toques sobre mi piel mientras escucho la voz de mi madre por última vez, vislumbrando su último recuerdo guardado allí, en la esfera de las memorias. Observo la mirada cristalizada de aquella chica de apariencia frágil, de ojos lapislázuli. Tiemblo al notar su que blanco vestido es, aparentemente, de novia, pero saber que minutos después fue llevada hacia los brazos de la muerte, los de Theodel, simplemente me enferma y aterra al mismo tiempo. 

Mi madre siendo sentenciada; culpada por su amor con Hunter.

Pierdo el último destello de ella, de su belleza atormentada, antes de darme cuenta. Emmanuel está a unos centímetros de mí, luciendo desesperado; suelta un suspiro cuando me ve abrir los ojos y frunce los labios. «Mala señal», me digo.

Emmanuel retrocede y lleva su mano al cuello. 

—Al fin despiertas Emma. Se me hizo eterno y creí...

—¿Cuánto tiempo...?

—Ocho horas, lo normal de una siesta humana. Ese no es el problema. 

¿Problema? ¿Hubo un problema? ¿Y si Theodel nos encontró? ¿O si sospecha de Emmanuel? ¿O si Owen...? ¡Oh, no! ¡Owen! 

Mi respiración comienza a agitarse mientras que mi garganta se seca, quedando como un desierto. 

—Emmanuel, dilo por favor. No me digas que...

—Owen mintió... No le creyeron, Emma. Nunca le creyeron.

Mi corazón se detiene. 

—Emmanuel...

—Dicen que lo entrevistará Theodel... Y no es bueno. Lo matarán,  no importa qué. Las entrevistas de Theodel siempre terminan en lo mismo, no importa quién sea.

—¡No puede ser! —grito levantándome de la cama— ¡Debemos hacer algo! ¡¿No puedes salvar a tu hermano?! No sé... ¡enviar a tus hombres a por su rescate y que él y yo nos fuguemos!

—Rescatar a Owen sería involucrarme a mí, y eso no ayudaría a la causa, sospecharían de mí... Emma...

—¡Él no puede morir, Emmanuel! ¡No puede morir! ¡Es tu hermano, haz algo! —le imploro con los ojos llorosos.

Emmanuel aprieta los labios. —Un rescate sería muy peligroso. La seguridad de los Vengadores no es nada a lo que acostumbras... 

—¡¡¡No importa qué peligroso sea, es tu hermano!!! ¡¡¡Lo matarán, joder!!! —mis gritos se hacen más fuertes cuanto más hablo. Comienzo a sentir una opresión en el pecho y un horrible dolor en el hombro izquierdo: la marca de los demonios. Y como tales, mis emociones comienzan a desbocarse, a descontrolarse: El miedo se convierte en enojo, el enojo en ira, la ira en sentimientos destructivos, acelerados: me siento culpable por haberlo dejado ir, enojada con Emmanuel por no querer hacer nada, furiosa con Owen por mentirme... ¡¿Con qué estúpido derecho pone en riesgo su vida?! ¡Está loco! 

—Emma, tu energía se está descontrolando. Me estás afectando a mí... Eso es... extraño. ¿Desde cuándo alguien interfiere en mi persona? —frunce el ceño mientras me analiza con la mirada, casi como si fuese un láser detector de metales, escarba en cada aspecto de mi adquirida personalidad descontrolada

A pesar del comentario de Emmanuel, me pierdo en mi mismísimo conflicto, sintiéndome cada vez más nerviosa, más temerosa, más cabreada. No sé en qué momento mis manos comienzan a brillar, a resplandecer como cuando Josha y Steven me habían capturado y creí que estaban dañando a Owen. 

—Eh, E-Emma... —balbucea Emmanuel—, estás... con luz. 

—Yo... —murmuro confundida. ¿Por qué cambió de tema? ¿Y qué es eso de "con luz"? 

—Eso no es energía, Emma. Eso es magia... Estás haciendo magia. 

—¿Magia? ¿Por qué? Si yo no sé hacer...

—Es natural en ti, no tienes que saber, simplemente llega un momento que lo haces; no pensé que ya pudieras, seguro fue por tu ataque de recién. A ver, dispara al techo con cuidado —dice con suma serenidad.

¡¿Cómo puede estar tranquilo en este momento?! ¿Y perder tiempo en esas cosas? ¡Owen morirá!

—¡¡Estábamos hablando de Owen!! —le reprocho.

—Emma, espera. Si compruebo esto podrías... Tendrías la posibilidad de  ir a buscar a Owen por ti misma y saldrían sanos y salvos. Juro que no tenía idea de que ya poseyeras la magia... Eso cambia todo. Mejora todo.

Sin escuchar mucho más que "posibilidad de buscar a Owen", en mi desesperación, llevo mi mano en alto y, de alguna manera, libero aquella extraña magia de mí, esperando que rebote en el techo y me ataque, como pasó cuando Julie me ordenó que hiciera lo mismo con energía. Pero me sorprendo. 

La magia atraviesa la energía. Rompe el techo.

Emmanuel suelta una exclamación. —¡Cielos, Emma! —Sonríe— ¡Lo has hecho! No sé qué me pasa, creo que estoy... que estoy feliz y... Ahora sí tenemos un plan: tú —habla rápidamente mientras regenera el techo.

—¿Qué plan? —pregunto con cautela con mi respiración bastante agitada.

—¿Te animas a cumplir tu primera misión contra los Ángeles Vengadores? Te infiltrarás en el cuartel. Yo te enseño cómo. 

***

Recuerdo cuando me enfrenté a Oracles, el conocimiento acerca de los Ángeles Caídos me ayudó a vencerlo, fue fácil, un horrible pestañeo. Sin embargo esto no tiene nada que ver. Es mucho peor por varios motivos: porque no está Owen, porque estaré sola, porque no solo habrá un ángel sino que serán muchos, porque me encontraré en su madriguera, porque no tengo idea de qué haré.

Puedo nombrar muchos porqués negativos. Incluso miles, supongo. 

Pero no puedo ir para atrás, no está en mis posibilidades: alguien que amo está en riesgo de morir. Punto final.  No discutiré mis porqués ni probabilidades, sino que ayudaré a Owen a salir de esa. Y luego lo retaré por mentiroso. Claro que lo haré. 

—Intenta dispararme, Emma —dicta el gemelo de Owen—. Piensa en dormirme mientras lo haces, sé que puedes. Y si lo logras, intenta despertarme luego —invita.

—¡Pero te puedo lastimar! —me muerdo el labio mientras pienso que Emmanuel perdió el juicio.

—No me harás daño, lo prometo. La magia no es como la energía Emma, puedes lastimar solo si te lo propones.

—Pero me arremeteré contra ti... No sé controlar mis poderes y...

—Recién estabas influyéndome, me estabas haciendo sentir, me contagiabas de tus emociones. ¿Sabes por qué? Los demonios pueden influir en los demás; y tú sin proponerlo, lo estás haciendo conmigo. Esa es una gran prueba.

—Entonces aléjate de mí si te hago mal, no quiero que pierdas tu objetividad y yo... 

 —Emma —Emmanuel camina unos pasos hacia mí, encogiendo el pequeño dormitorio—, tú puedes lograr todo lo que te propongas. Puedes luchar o rendirte, puedes actuar por el bien o por el mal, puedes salvar a Owen... —sus pies se detienen enfrente de los míos, con su mano derecha guía mi mentón, haciendo que mire hacia sus ojos—. Tú tienes el control de tus acciones sin importar los factores externos. Tú eliges, Emma. Está en tus manos.

—¿Y si podemos arriesgarnos por qué no usar a tus hombres, Emmanuel?

—Es diferente.  Yo quiero que Theodel caiga, y no podremos si se entera que hay un infiltrado de Arcángel. Menos si se entera que no soy el único... Si uso a mis hombres lo sabrá, y difícilmente vamos a poder vencerle. ¿Sabes? Lo haría si no dependiera el resultado de mis pasos —suspira—. Y si puedes dormirme y cuentas con las clases de lucha de mi hermano, podrás hacerlo con ellos; será fácil para ti Emma. Y podrán escapar sin ser detectados.

—No quiero probar contigo, Emmanuel. ¿Si sale mal...?

—Es mi hermano, Emma. Tú misma lo dijiste. Puedo arriesgar eso por él; esa es mi decisión.  ¿Cuál es la tuya? —Me quita un mechón de cabello de la cara, colocándolo detrás de la oreja—. Te espero en el salón principal, Honey.

Me muerdo el labio antes de hablar. —Lo haré.

—Sabía que lo harías —sonríe mientras pasa su brazo por mi hombro—. Ahora acompáñame...

 —¡Espera, no me toques así! —le reprocho riéndome del nerviosismo. Demasiados gestos íntimos juntos. Mala señal. 

—¿Qué pasa? —pregunta—. Vi que muchos humanos hacen así...

—Sí, humanos que salen juntos.

Emmanuel frunce el ceño. —¿Salir juntos? Me refiero, a una plaza, a la calle. Bueno, estamos saliendo del cuarto, ¿no? —parece confundido

—Me refiero a salir como pareja, a... Olvídalo. Es un gesto muy íntimo, por eso.

—¡Lo siento! —dice soltándome de inmediato— ¡Yo te quiero pero como amigos! —agrega rápidamente.

Y yo solo puedo soltar una genuina sonrisa y respirar, intentando llenar mis pulmones y fallando por la sensación de vértigo.


The end is comming... Falta poco...

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