Capítulo 13
EMMA
La mirada de Julie se endurece. Me quedo sin habla... Principalmente porque no tengo nada que decir, segundo porque no quiero dirigirle una sola palabra. Dejo que mi orgullo actúe en esta situación y espero que ella hable primero.
Pero también es obstinada, no le gusta tener que dar el primer paso. Se cruza de brazos sobre su pecho prominente.
Ella dijo que pensó que no me despertaría, ¿cuánto tiempo habría pasado? Lo suficiente, creo. Estudio la ropa de Julie, pero no puedo saber si realmente algo cambió como para que me diga si sólo han pasado horas o días, no había reparado en tener en cuenta eso al momento de ser capturada.
Aprieto mis manos como puños, preparándome para cualquier cosa, y mi vista jamás baja de los ojos de Jodida. Mis dedos arden de la presión que ejerzo, pero también pican como señal de no haberlos usado durante... un tiempo. Miro más allá de la egocéntrica pelinegra y me encuentro con metal, barras de metal. Es una celda. Las paredes parecen ser de cemento, pero la puerta de la habitación es definitivamente metálica, tiene barrotes en la parte más alta, a la altura de lo que puede ser la cabeza de alguien alto, lo demás está tapado con... metal que parece arder. ¡Estoy encerrada en una celda que parece estar hirviendo! Intento controlar toda la turbulencia de emociones y presiono mi labio inferior con mis dientes, a tal punto que creo que sentiré sangre.
Un sabor metálico atraviesa mi boca.
Necesito explicaciones. Al menos, un sermón de lo dolorosa que será mi muerte. Algo así... típico de Julie. Obtener cualquier tipo de información. Necesito creer que algo puede salvarme. Que puedo luchar. Sin que importe qué tan pronunciado es el margen de error, o qué tanto me estoy engañando a mí misma.
Necesito mentirme para que la realidad no me golpee. Y saber que eso es lo que quiero me enfurece más conmigo misma, con mi debilidad.
Ambas permanecemos así, mirándonos como si nuestras miradas tuvieran el poder de prendernos fuego mutuamente. Siento cómo me estudia, hasta que suspira, frustrada, y me dice.
—Llevas dos semanas así, pensé que tenía que quemar tu cuerpo o algo parecido. Pero despertaste. No sé si alegrarme o no —comenta, como desinteresada.
¡Dos semanas! ¡Dos jodidas semanas con Jodida!
—Ya, no entiendo cómo no se deshicieron de mí mientras estaba con la guardia baja —tal vez diciendo algo así pueda saber a qué me enfrento. Buscar información que ella piense que es irrelevante o usar la ironía... en una de esas puede que ayude de alguna forma.
—A Theodel le gusta jugar con su alimento —frunce sus hombros al decir eso—. Pero es mi turno de iniciarte en el asunto.
Mis recientes instintos adquiridos se ponen en alerta mientras la veo avanzar hacia mí.
Su cabello negro parece erizarse y sus ojos se tornan de un azul casi magnético.
Saber que necesito defenderme es inminente. Es natural el instinto de detectar la posible amenaza. En este caso, Julie. Tanto la forma que tiene de moverse, como la actitud en su mirada de detectar cada uno de mis movimientos, hace que el vello rubio de mis brazos se pare. Ella, quiera o no admitirlo, está realmente jodida... y me da miedo. Nunca me había percatado que sus movimientos pueden asemejarse con los de una pantera: salvajes, letales y sigilosos. Inclusive podría agregar la palabra hambrientos al grupo que los describe.
Ella parece deseosa de sufrimiento. Se contonea hacia mí.
—Owen iba a destruirte, yo estoy haciendo su trabajo, ¿entiendes? Es algo morboso que te enamores del mensajero de tu asesino, ¿no?
—Simplemente cállate la boca —le gruño.
—Nop, no me callare. Estoy jugando contigo y así pienso seguir hasta cansarme —comenta cantarina—. Mi pregunta es: ¿qué vio Owen en ti? Ni siquiera eres un demonio... Eres peor. No eres nada. Y eres lo suficientemente egoísta como para poner a Owen en riesgo al amarte. Qué lástima que tengas que morir y no poder ver cómo me quedo con tu amorcito —chilla como de felicidad—. ¡Estará seguro conmigo! ¡Sí, sí! —ahora ronronea—. Sabrá qué es bueno para él... Conmigo y lejos, muy lejos de ti.
—Ya es suficiente —cierro mis manos como puños, sintiendo una rabia en incremento dentro de mí.
—Nunca lo será, necesito que explotes, ¡demuéstrame tu poder! ¿O eres tan débil que siquiera puedes moverme un pelo? Creo que ya sé por qué Owen estaba contigo —sonríe perversamente—, ¡por lástima de tu maldita existencia!
—¡Déjame en paz! —le grito más alto— ¡Deja en paz a Owen! ¡Él no estaría contigo si sabe qué me has hecho!
—¡Owen estará conmigo!, ¡lo sé!, de hecho, estoy segura que me verá muy pronto —guiña el ojo—. Ahora... volvamos al hecho de que no eres nada. ¿Qué te pasaría si descubres que he mandado a matar a tu familia? ¿O que yo fui la que entregó a Josha?
Quedo pasmada ante eso...
¿Qué?
Mi familia. Mi familia. Mi familia. Mi familia, repite una voz dentro de mí.
Mis ojos se humedecen muy pronto, y mi respiración comienza a fallar.
—Oh, sí. ¿Lo ves? Eres débil. Tienes muchas debilidades, muchos talones de Aquiles. De nada sirvió tu entrenamiento si no estás preparada.
—¡¿Qué le hiciste a mi familia?! ¡Vete a la mierda, Jodida! ¡Bien a la mierda!
—Todavía nada... Pero basta con que salga de aquí adentro y les diga a los ángeles vengadores que vayan a por ellos. Steven fue a visitarlos, ¿sabes? Nos dio la ubicación sin darse cuenta siquiera, el muy idiota. —Me observa y dice las siguientes palabras con aire de inocencia: —Al menos, si es que no quedas atrapada en la nada cuando te acabemos, porque no eres nadie, tal vez te los encuentres cuando estén muertos.
Y ahí es cuando ya no puedo escuchar más. Me aproximo hacia ella en apenas unas centésimas de segundos y le propino un golpe en su mandíbula. Julie se retuerce y casi puedo distinguir un destello de desesperación que luego, obviamente, cambia intentando demostrarse invulnerable, y comienza a reír. Yo me siento afectada al notar mi impulso repentino hacia la violencia, al mismo tiempo que una especie de energía invisible comienza a rodearme. Noto como la parte de atrás de uno de mis hombros comienza a arder y ahogo un grito, conteniéndome y mirándola con desprecio.
Mi parte de demonio está creciendo otra vez.
—¡Vaya, tienes los ojos ámbar! ¿Así que eres un intento de demonio, eh? Con razón tanta violencia... ¡Eres frustrante! ¡Siquiera sabes usar la energía! ¡Vamos, intenta algo más! ¡Háblame a la mente! ¡Pégame sin tocarme! ¡Haz algo mejor!
Entonces ahí me doy cuenta. Ella quiere hacer salir a flote mi parte demoníaca. Ella quiere que caiga en su juego; su juego es hacerme sufrir... Y ahora todo encaja. Está probándome... Y yo no debo dejarme influenciar. Inclusive puedo decir que ella quiere que pierda mi equilibrio... Está usándome para que yo sea mi peor enemiga.
Si lo hago, si caigo en su trampa, ella gana.
—No —susurro.
Julie frunce el ceño. —¿Qué dijiste?
Ahora levanto la voz. —¡No lo haré! ¿Entiendes? No te haré caso.
—Eres una desgraciada, ¡lucha conmigo!
—¡Lucha con tu culo!
Ella se acerca a mí y me pega una cachetada. —¡Eres una grosera!
Su mano impacta contra mi piel y me produce un ligero pero ardiente dolor que me hace retroceder. La miro con los ojos abiertos. Ella realmente quiere lograr su propósito. Bufo mientras ella sonríe con suficiencia.
—¡Me importa una mierda! ¡Estoy en mi derecho de serlo!
—Ya veo —levanta un poco la cara, para mirarme desde arriba. Puedo ver el creciente moretón que se le está formando en el lugar donde le pegué. No me gusta verlo, me da náuseas que saber yo le hice eso, lo merezca o no. —¡Y yo estoy en mi derecho de hacerte bailar si quiero! ¡Sé la demonio que eres en este momento! ¡Intenta derribarme! ¡Demuéstrate!
—No.
Mi voz sale cortante.
—Bien. Piénsalo bien por ahora, mira que cualquier error puede ser fatal para ti... o tu familia. Me voy para que muevas tus estúpidas neuronas —responde secamente, sin decir mucho más, coloca algo en una ranura de la puerta/jaula en la que estoy y sale rápidamente.
Antes de que cierre la puerta, intento alcanzarla, pero no llego a tiempo. Noto un hombro de hombre antes de quedar sumida en la soledad. ¿Será Theodel?, me pregunto. Mi mente vaga por recuerdos pasados hace mucho, hace poco... Por toda mi vida. ¿Quién sabe qué pasará después?
Observo la celda con más detenimiento. Hay una cama enfrentando a la puerta del código y el metal que parece arder. Una luz cuelga desde arriba... pero no tiene forma de lámpara. Parece como si una nube luminosa estuviera llenando el techo. Me acerco hacia el metal que parece enrojecido por el calor, y definitivamente al apoyar mi mano, soy quemada por él. No hay objetos para usar. Nada. Distingo un pequeño balde para hacer mis necesidades ahí. Ugh, lo que faltaba... Agradezco que no tengo ganas de eso. ¿Por qué no tengo hambre? ¿Por qué no simplemente nací normal?
Suspiro.
Esto es desconocido para mí.
Tengo que aprender a que habrán cosas que me sorprendan, y también a no sorprenderme por lo desconocido. Ahora todo puede ser.
¡Quiero que llegue el próximo capítulo ya!
¿Por qué? Ahmmm... No sabría decirles. (?)
¿Qué opinan de la odiosa Julie? ¿Del encierro de Emma?
Es algo pequeño el capítulo, iba a adelantar el que le sigue pero... Sería demasiada intensidad.
LOS AMOOOOO. :3
-Bri. :)
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