Capítulo VIII: Cristina está de regreso
Han cumplido tres meses y los chicos tuvieron la oportunidad de conocerse un poco más, era importante que tomaran el tiempo necesario para poder compaginar lo suficiente. Finalmente la depresión abandono a Alan, solo faltaba ir donde estaba la persona que rogaba por su perdón, en las terapias siempre recalco que le costaba perdonar a su padre por todo lo que sucedió mientras se refugiaba en los brazos del alcohol. El terapeuta le recomendaba que ese sentimiento le impedía avanzar, finalmente poco a poco se fue liberando de tal resentimiento solo faltaba verlo para que las cosas pudieran marchar en paz.
Camilo le comentó que hace unos años atrás llegó a tener una relación con una chica llamada Cristina, lamentablemente esa relación no logró tener frutos porque ella era una chica muy posesiva y celosa. Cada vez que él salía ella lo perseguía para ver con quien se veía, el castaño solo soportó dos meses hasta ponerle fin a su relación, desatando un infierno realmente, jamás pensó que ella sería capaz de hacerle daño a los suyos, una noche ingresó a la casa de sus abuelos para hacerle daño a la pareja ya que ella no le agradaba los consejos que le daba Isabella sobre su nieto, la policía llegó justo a tiempo, la detuvieron por unas horas en la cárcel aunque ella seguía pensando que Camilo era de ella y de nadie más.
Tras un año sin tener noticias de la desquiciada chica, un amigo cercano a la familia les comento que había sido internada en un psiquiátrico para poder tratar su esquizofrenia y recuperarse para que algún pudiera reintegrarse a la sociedad sin ser un peligro para los demás.
En una ocasiones él llegó a pensar si Cristina regresaría aquello podría ser un problema, quizás podría desatar nuevos problemas donde no los hay. Nunca se lo comentó a Camilo para no agobiarlo con aquel loco pensamiento, aunque esa no era su mayor preocupación, hace una semana atrás envió una solicitud de pasantías al sanatorio donde podría tratar a pacientes con trastornos psicológicos. Se encontraba en su balcón observando el cielo, mientras que Clarisa y Camilo estaban dentro cantando a todo pulmón una canción, knees (de rodillas) de la cantante Bebe Rexha.
—¿Por qué tan pensativo?—pregunta Camilo tocando su hombro.
—Pensé que nunca terminarían, pues se debe a la solicitud de pasantías que envié—respondió.
—Clarisa siempre me gana es mejor cantante que yo. Ya verás, solo es cuestión de tener mente positiva de que te aceptaran.
La alarma de su celular lo despierta y ve a su alrededor, Clarisa en su cama aun dormida y Camilo en el sofácama que habían comprado los tres en línea. Arrimó el edredón de su cuerpo, se levantó y tomó una ducha muy fría tras varios minutos Camilo logra despertarse y se dirigió a la cocina a preparar el desayuno, mientras que Clarisa seguía en cama profundamente dormida. Alan encendió la luz para despertarla, varios quejidos salieron de su boca diciendo lo cómoda que estaba en la cama de su amigo.
—Levántate Clarisa, no podemos llegar tarde por tu culpa—hablaba Alan jalándola de sus pies.
—Recuérdame porque escogí el horario de la mañana—replicó la chica molesta.
—Porque no había cupo en ninguna de las asignaturas que tenías, además esto te servirá para que llegues temprano a tus clases.
—Te odio por no dejarme dormir unos cinco minutos más—musito en voz baja.
—Te escuche enana—respondió Alan desde el closet.
La mañana transcurrió rápido y cada uno se dirigió a su facultad correspondiente, prometieron verse a la hora del almuerzo para poder hablar un poco y distraerse. Por otro lado Alan necesitaba hablar con su rector, quería saber si su solicitud había sido aprobada o no. Mientras salía del salón, su celular sonaba y al ver la pantalla no aparecía el nombre de la persona dudaba en atender hasta que se arriesgó. Al escuchar la voz del rector sintió alivio, el hombre mayor le explicaba que recibió un sobre de parte del sanatorio. Su corazón se aceleró un poco al escuchar y le afirmó que se encontraba en la universidad que no tardaría mucho en llegar hasta su oficina.
Su oficina principal estaba en el último piso y no contaban con ascensor se le hizo un poco molesto, no estaba cansado porque siempre tuvo esa resistencia cuando corría en aquel parque frente a su departamento. Finalmente había llegado, empujó aquella gran puerta de vidrio para encontrarse a la secretaria del hombre.
—Buen día, ¿en que puedo ayudarte?—comunicó la pelinegra con una sonrisa cálida.
—Hola buenos días, el rector me espera en su oficina—respondió Alan.
—Enseguida le aviso—habló la chica.
Tras colgar el teléfono la muchacha le informa que siga adelante que lo estaban esperando, le pareció un poco extraño porque ella no le pidió nombre o apellido para informar. Quizás el rector sabía muy bien que era él, caminó por el pequeño pasillo para finalmente entrar al lugar de trabajo del señor, lo recibió con un apretón de manos le indicó que se sentara aunque Alan reflejaba tranquilidad por fuera en realidad por dentro estaba muerto de nervios.
—Valenzuela, aquí está el sobre, nunca me tomé el atrevimiento de abrirlo porque no me correspondía a mí, así que es mejor que lo hagas aquí con tranquilidad muchacho—manifestó estirando la mano hacia él.
Recibió el sobre y comenzó abrirlo sus manos le temblaban un poco, tomo el papel y en este decía lo siguiente:—"Distinguido Alan Valenzuela, hemos visto su solicitud de pasantía y nos tomamos el atrevimiento de hablar con el rector, preguntándole sobre su desempeño en la universidad. Sabemos que sus calificaciones son excelentes, por eso nos place decirle que usted fue aceptado como pasante en nuestras instalaciones, felicidades y lo esperamos el miércoles a primera hora para formalizar papeleo" Sanatorio Mendez.
Al leer aquella carta su cara mostraba emoción, le comunicaba a su rector que la solicitud fue aprobada y le daba las gracias por hablarles bien sobre su desempeño como estudiante, muchas veces le fue otorgada una beca pero no la aceptaba explicaba que alguien mejor la debía tener. No por ser de una posición económica alta quería sentirse mejor que los demás,aquello daba entender lo empático que era con los demás, se despidió del hombre mientras caminaba a la salida no paraba de sonreír aunque era muy extraño verlo sonreir por tanto tiempo eso justificaba una excepción, un logro importante para su carrera y quizás para su vida profesional.
Bajaba muy rápido las escaleras la emoción no la contenía, quería decirles a Camilo y Clarisa, vio su reloj y aún falta unos diez minutos para que fuera mediodía. Sin darse cuenta tropezó con un chico ligeramente algo, con tatuaje de una ave en su cuello, cabello negro, semblante muy serio. Su objetivo era insultar, justo cuando Alan se dio la vuelta se quedó sin palabras pareciera que lo conociera pero su silencio era evidente algo estaba ocultando, solo observaba mientras que el chico de ojos azules le daba una disculpa sincera pero no escucho nada de lo que decía, solo quedo hipnotizado por sus oceánicos ojos. Como no hubo respuesta de su parte, se marchó dejándolo en sus más profundos pensamientos.
—Que tipo más extraño—hablo mientras bajaba las escaleras.
—J'étais au paradis pendant quelques secondes—expreso en su idioma nativo el chico.
Ya los tres estaban juntos finalmente, estaban muy alegres por el logro de Alan que ese mismo día irían a un bar conocido de la ciudad, mientras tanto que ellos hablaban una chica de cabello corto de ojos verdes con mirada desafiante se dirigía donde estaban sentados, logró llamar la atención de algunos muchachos que estaban comiendo y hablando con sus amigos. La mayoría hizo señas sobre ella, aquello le encantaba y ese labial rojo que habitada en sus labios le resaltaba mucho incluyendo el maquillaje un tanto equilibrado.
—Así que aquí estudias, Camilo Harris—Habló con una sonrisa en sus labios.
Los tres se habían quedado sin palabras, Alan la observaba incluso ella también lo hizo causando un cierta incomodidad. Acarició el mentón de Camilo suavemente acercándose justamente a su rostro, tomó rumbo hacia su oído para decir lo siguiente:—¿Me extrañaste?—sin duda aquello despertó unos celos incontrolables en el chico, trataba de ocultarlos pero su mirada era muy evidente aunque lo negara. Clarisa por otro lado intentaba decir algo pero Camilo la detuvo, realmente ella llegó para cambiar todo y sin duda recuperar lo que ella siempre consideró suyo.
—Sería un honor que me dieras un tour, además recuperar tiempo perdido ¿no crees?—comunicó mientras se veía las uñas.
—¿Tiempo perdido? Cristina, no quiero sonar grosero, pero nunca llegamos a tener nada—replicó Camilo con cara seria.
—Nunca lo aceptaras, supongo que te preguntarás cómo logré salir del psiquiátrico, fácil me ayudaron con mis crisis, y ahora tomo pastillas para controlar mi esquizofrenia, así que tranquilo no soy un peligro para nadie—respondió viendo hacia Alan.
—¿Se te perdió algo con mi amigo?—respondió Clarisa.
—Tranquila niña, solo observaba esos potentes ojos, por la manera de observar siento que quieren destruirme.
El ambiente cada vez se hacia mas pesado causando desconfianza por parte de los tres, sin insistir más se retiró diciendo que era una pena recorrer sola la universidad sin ningún guía. Se dio vuelta y se marchó, aunque ese era su objetivo causar desagrado en ellos tres. No era la primera vez que los veía siempre se mantuvo observándolos desde lejos, sin que ellos se dieran cuenta por eso decidió hacer aparición para causar impresión en Camilo, su objetivo principal solo era uno, hacerle la vida un infierno a Camilo y a todos los que estuviesen en su entorno.
TRADUCCIÓN :J'étais au paradis pendant quelques secondes
"Estuve en el cielo por unos segundos"
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