Capítulo Final XXXX: El Final deseado.
AUDIO: Where's My Love
Diez y media de la noche marcaba el reloj que tenía Camilo en su muñeca, se encontraba corrigiendo ensayos de sus alumnos de la universidad, así es nuestro castaño escritor finalmente logró convertirse en escritor y profesor de la facultad de literatura en la universidad en el cual se formó. La mayoría sentía mucho vigor por ser educado por el profesor Harris, sabía que debía descansar se le notaba en sus ojos pero necesitaba terminar de corregir porque no le gustaba tener nada de trabajo los fines de semana porque sus hijos y esposo era la prioridad más importante que tenía en ese momento.
—Camilo, ven conmigo a la cama, mañana es viernes puedes terminarlo en la tarde—Habló Alan interrumpiendo aquel silencio de la habitación.
—Lo sé, pero solo dejare tres por corregir. Dar clases a tantos alumnos no es fácil y más si la mayoría se enreda escribiendo un simple poemario cariño—respondió con serenidad.
Se levantó de la dura silla aunque esta le provocaba dolores de espalda no decía nada para no preocupar a Alan, giró su cuello para que esta sonará y le diera un poco de relajamiento solo se quitó la franela que cargaba mostrando aquel pecho bien formado que tenía, Alan se dio vuelta para verlo y hablar sobre cualquier tema sabía que eso los haría dormirse al mismo tiempo, las ocurrencia de sus dos hijos era un tema relevante porque cada día tenía una ocurrencia diferente.
Eran dos gemelos de seis años una hembra y un varón que llevaban por nombre Santino y Alicia, haciendo honores a sus antecesores lo impresionante de los dos es que por cada travesura que planeaban les salía a la perfección incluso su abuelo Alexander los apoyaba mucho cuando se salían con la suya. Lo que ellos hicieron que le trataba de contar Alan a su esposo era que ingeniaron un plan donde una bomba pequeña de agua mojaría a la gata Atenea, habían creado un plano sobre cómo impactaría en la pared mientras él leía un reportaje escuchaba como sus hijos reían y fue así Atenea apareció en las piernas de su amo con los ojos bien abiertos por el susto que le fue provocado mientras dormía.
—Estos niños, tendré que hablar con los dos—río Camilo.
—Me sorprendió lo del plano, su inteligencia es sorprendente.
—Lo heredaron de nosotros—replicó Camilo con voz soñolienta para finalmente quedarse dormido.
—Descansa amor de mi vida—expresó Alan dándole un beso en la frente mientras se acomodaba en su regazo.
Ya la mañana comenzaba a opacar la noche el sol se fue haciendo presente iluminando un poco la ventana de la habitación de la pareja, ambos seguían completamente dormidos hasta que la alarma sonó despertando a Alan su cuerpo le pedía que durmiera más pero se levantó para tomar una ducha fría y terminar de despertarse para poder hacer sus labores en la cocina para dejarles el desayuno listo a sus hijos.
—Camilo levántate, apenas salga te metes a bañar para que me ayudes con los niños cariño—dijo Alan mientras tomaba la toalla de baño.
El castaño se quejó un poco pero seguía en la cama arropado hasta la cabeza, mientras Alan se bañaba los gemelos estaban despiertos y como sorpresa asustaron a su padre cayéndole encima de su pecho con risas desde el baño el pelinegro reía mientras se bañaba siempre le hacían eso al castaño para que despertara más rápido como acto de venganza se levantaba se quedaba en silencio para luego asustarlos y hacerles cosquillas hasta hacerlos llorar de risa, mientras bajaban Atenea maullaba y acercaba su pequeña cabeza a la pierna de Camilo la gata tenía hambre.
—Atenea, debes tener hambre. Ya te daré tu comida.
Al terminar de darle su alimento a su mascota fue a lavarse las manos para empezar a preparar el desayuno, por suerte venía bajando las escaleras Alan los niños corrieron ante él para darles los buenos días y abrazarlo no supo de dónde sacó fuerza pero alzó al par para sentarlos en las sillas. Camino hasta donde se encontraba su esposo y le dio un beso de buenos días, en tan solo minutos lograron preparar todo para comer en familia por suerte era sábado eso quería decir que saldrían un poco al centro comercial para comprarle algunas cosas a sus hijos.
Cuando les dijeron que irían al centro comercial los dos dijeron que querían comer helado, sus padres se vieron cómplices porque sabían que si le darían ese gusto a los gemelos pero antes de ir para allá irían a la casa de Clarisa se enteraron que ella y Lancelot estaban esperando su segundo hijo.
Estaban llegando a la casa y los niños estaban ansiosos por jugar con su primo Jerome, estacionaron el auto en toda la entrada principal de la casa enseguida Lancelot se dio cuenta de que llegaron y los recibió en la puerta los niños lo saludaron y él le respondió de la misma manera, al encontrarse con su primo le decían así porque Alan consideró a su mejor amiga como una hermana y desde entonces los niños quisieron decirle tía por cariño.
—Aquí están mis niños—alegó Clarisa abrazándolos.
—!Tía Clarisa!—respondieron al unísono.
Jerome escuchó aquella bulla y le causó curiosidad por eso se fue acercando a la sala principal, al verlos corrió para saludarlos e invitarlos a jugar un poco con sus juguetes. Mientras tanto Camilo y Alan felicitaron a la pareja por el segundo integrante de la familia aún no sabían que sexo era el bebe pero Clarisa estaba segura de que vendría una niña, por eso tomo la decisión de que no fuera revelado el genero hasta que diera a luz.
—¿Te imaginas que sea un varón?—comentó Alan riendo.
—No empieces, mi intuición de mujer me lo dice así que yo nunca me equivoco—replicó desafiante.
—Vamos no te alteres, podría darte una menopausia—comunicó Lancelot.
—¿Disculpa? No quiero que me estés rogando cuando tengas ganas de hacer cosas indebidas conmigo, te conozco señor así que te aguantas.
Todos comenzaron a reírse por lo que ella respondió, el tiempo transcurrió rapido pero su amistad siempre se vio fortalecida y nunca cambió porque ese lazo que todos crearon se volvió mucho más fuerte. Notaron que ya se les hizo un poco tarde y comentan que deben retirarse ya que le darán un paseo a sus hijos para comprarles algo de ropa y otras cosas porque cada día que transcurría crecían muy rápido.
Se despidieron de todos y se montaron en el auto mientras iban en vía colocaron algo de música de la radio, les gustaba divertir a sus pequeños para que estuviesen rodeados de aquel amor paternal aunque ellos en algún momento se preguntarían quién era su madre biológica pero en su momento le explicarían cómo fue que ellos llegaron a su lado.
Ubicaron su auto en sitio no tan lejano para no caminar tanto, justamente llegaron a la sección de niños para comenzar a escoger lo que se iban a llevar fue una travesía porque eran muy inquietos al momento de probarse alguna ropa, finalmente lograron comprar lo necesario y fueron por el helado de los niños sus padres iban tomados de las manos algunas personas comenzaron a notarlo y otras solo criticaban en silencio para no ser escuchados. Hasta que una mujer decidió encararlos y reclamarles la educación que le estaban dando a los pequeños, que eso podría confundirlos cuando fueran adultos.
—¿Qué clase de educación le están dando a esos niños?—manifestó molesta.
—¿Disculpa?—contestó Alan tratando de no molestarse.
—Lo que escuchó, cómo pueden darle estabilidad a los dos niños. Si ni siquiera tienen una figura femenina en su entorno—gritó.
—Señora le voy a pedir que baje la voz, usted no es la persona apropiada para decirnos cómo debemos criar a nuestros hijos—señaló— Por lo menos sepa comportarse en un sitio público—le respondió Alan.
En vista de la situación incómoda Camilo decidió alejar a los niños de ese entorno tóxico que estaba apareciendo, la mujer seguía gritando cosas que no tenían sentido sobre la familia que dios no creó a dos hombres para que procrearan, ligo todo con la religión aquel argumento cada vez más estaba haciendo que el pelinegro fuera perdiendo la paciencia pero no quería actuar de una manera grosera delante de sus hijos por el cual optó por irse dejando hablando sola a la imprudente mujer.
—Dios tenga misericordia de ustedes—le habló mientras se persignaba.
—Que tenga de usted porque lo que tiene en su cabeza, está todo podrido—le respondió Camilo pasando por un lado con los gemelos.
Las personas que estaban cerca de allí le aplaudieron por tan excelente respuesta, haciendo quedar en ridículo a la fémina mientras que ella tenía el rostro rojo lleno de rabia porque su objetivo de humillarlos no se llevó a cabo. Tranquilamente ellos ordenaron lo que era para sus hijos, para luego marcharse tranquilamente a su casa. No quería expresar su molestia delante de los niños pero Camilo si la notaba, pero sabía que luego ya estaría bien porque nada de eso no le iba a permitir a criar a los pequeños.
Llegaron a casa ya estaba anocheciendo porque hacía un poco de frío el invierno se avecinaba poco a poco, los niños subieron a su habitación dejando a la pareja solos Camilo aprovechó para acercarse a su esposo dándole besos en el cuello. Alan se estremeció al momento aunque le preocupaba que los niños los vieran haciendo ese tipo de afectos tan fuertes, cedió y lo beso en los labios cada vez la situación se hacía más intensa porque Camilo tomaba de la cintura a Alan acercándolo mucho hacía él. Ambos se extrañaban y querían demostrarse el amor que sentían uno por el otro, las risas de los gemelos provocó que se detuvieran y actuaran como si nada estuviese pasando solo que Alan tenía sus mejillas muy ruborizadas por todo lo que estaban haciendo anteriormente.
—Usted y yo tenemos un asunto pendiente señor Valenzuela—le dijo al oído sutilmente.
—Sabes donde esperar señor Harris—respondió con una sonrisa picara.
Yacían en la cama desnudos viéndose como si fuera la primera vez, aquel brillo que Alan era el mismo cuando era un poco más joven recordaban cada faceta de su noviazgo excluyendo los amargos momentos que vivieron.
—Nunca te pregunté si cuando nos conocimos por primera vez, si fue intencional que te sentaras en mis libros—le comenta Camilo mientras acariciaba su cabello.
—Bueno si fue intencional, me pareciste atractivo pero no aceptaba que tuve una atracción muy fuerte hacía a ti—respondió el pelinegro.
Aquellas palabras le llegaron al corazón y le pareció muy lindo de su parte, pero si se lo hubiese al Alan de hace siete años atrás le diría otra cosa pero con el tiempo se supieron amar y conocer cada faceta que tenían ocultas, disfrutaban de ese momento a solas porque era algo íntimo entre ellos aunque sus trabajos los estuviesen alejando ellos buscaban la manera de disfrutar todo momento en familia porque así es el amor que sientes por esa persona sin importar su sexo, color, clase social o nacionalidad. Cuando se tiene la oportunidad de amar se debe hacer, si te han lastimado pudiste aprender de esa experiencia siempre y cuando esa persona no se cierre a reflejar lo que siente porque al fin y al cabo somos seres humanos.
La felicidad no se compró ellos lucharon por cada minuto en ser felices, solo falta que la humanidad sea más empática y deje a un lado aquellos prejuicios que les fueron implantados en el pasado, si llegas a ver una pareja homosexual tomoda de las manos no interfieras en su felicidad no están molestando a nadie, solo quieren ser felices sin afectar a nadie solo deberíamos permitir vivir su vida como ellos quieren.
No se tiene que ser tolerante como dicen algunos solo debes respetar a las personas, así como lo exigen la mayoría que respeten ellos deben tener respeto por la vida ajena y no criticar como si supieran mucho sobre el tema. Por eso está bien informarse sobre lo que no sabes y no esparcir odio e ignorancia delante de otras solo para poder quedar como un homofóbico, se puede ser una persona de bien siempre y cuando no se erradique odio alrededor de las personas porque siempre se termina infectado de esa emoción.
Esos eran los pensamientos de Alan mientras observaba a Camilo, ya era completamente feliz con su familia y personas allegadas a él aunque había una pregunta que lo acechaba por eso se levantó de la cama y se dirigió al espejo para preguntarle aquella persona que leía las últimas líneas de su historia:—¿Estas contento con lo que tienes?
FIN.
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